Revista: Atlante. Cuadernos de Educación y Desarrollo
ISSN: 1989-4155


FUNDAMENTOS EPISTEMOLÓGICOS DEL AMOR A LA PROFESIÓN EN EL ESTUDIANTE DE MEDICINA

Autores e infomación del artículo

Damaris Cuscó González*

Universidad de Ciencias Médicas, Las Tunas, Cuba

damarisc@ltu.sld.cu


RESUMEN
En la actualidad es necesario formar un médico que se identifique con su profesión, cargado de afecto, preocupación por el otro, conciencia del otro, dedicado a su profesión, solidario, con un alto nivel de compromiso profesional, por lo que la formación del amor a la profesión constituye un tema de gran importancia y vigencia, sin embargo, aún no se alcanzan los niveles de sistematización necesarios en el trabajo con este contenido. Por ello, el propósito del presente artículo es ofrecer una fundamentación epistemológica de la formación del amor a la profesión, que revela la necesidad que presentan los docentes, de profundizar en el estudio de dicho proceso formativo, así como de su integración en todos los espacios formativos del médico.
PALABRAS CLAVE: formación, amor a la profesión, identidad profesional médica.
ABSTRACT
Currently it is necessary to train a doctor who identifies with his profession, full of affection, concern for the other, awareness of the other, dedicated to his profession, supportive, with a high level of professional commitment, so the formation of love The profession is a topic of great importance and validity, however, the levels of systematization necessary in the work with this content have not yet been achieved. Therefore, the purpose of this article is to provide an epistemological foundation of the formation of love for the profession, which reveals the need for teachers to deepen the study of this training process, as well as its integration in all areas formative of the doctor.
KEY WORDS: training, love of the profession, medical professional identity.

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Damaris Cuscó González (2019): “Fundamentos epistemológicos del amor a la profesión en el estudiante de medicina”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (octubre 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2019/10/amor-profesion-medicina.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1910amor-profesion-medicina



Introducción
En 1975 se celebra el Primer Congreso del PC en Cuba, en cuanto a la política social, respecto a la salud plantea que se prestará la debida atención a la preparación de los futuros médicos y del personal paramédico, para él se perfeccionarán los planes, programas de estudio, los libros de textos, y se desarrollarán en los estudiantes de medicina hábitos y habilidades necesarios en las diferentes especialidades.
Por lo que en los fundamentos de la política de salud encontramos los principios siguientes: Cobertura universal, Gratuidad al usuario, Derecho de todo el pueblo, centralización y descentralización. La salud es responsabilidad del Estado, Integralidad de los servicios ofrecidos a la población, perfeccionamiento permanente de todos los recursos, la participación popular, vinculación de los avances científicos técnicos a la práctica, colaboración entre el modelo que se logró articular en Cuba países”. (Capote Mir, 1998:11) citado por Macías Llanes.
También en la actualización de los Lineamientos para el período 2016-2021, sobre la Política Social, en el 130 respecto a la salud, plantea “Garantizar la formación, desarrollo y estabilidad de los especialistas médicos para dar respuesta a las necesidades del país, incluido el desarrollo de la atención de pacientes extranjeros en Cuba, y a las que se generen por los compromisos internacionales”. (Lineamientos para el período 2016-2021:29)
Para lograr lo anteriormente expuesto respecto a la formación del médico, el trabajo que debe desplegar la universidad como José Martí señalo: “hombres vivos, hombres directos, hombres independientes, hombres amantes, eso han de hacer nuestras escuelas”. (J. Chávez 2005) porque el acto educativo es de infinito amor.
Por lo que en la actualidad se hace necesario formar un médico cargado de amor, de afecto, cariño, que se identifique con su profesión, preocupado por el otro, conciencia del otro, dedicado a su profesión, al paciente, que concientice que es una profesión que requiere de dar mucho amor, donde debe lograr un vínculo afectivo con el paciente, buen trato; además de estar interesado en descubrir cosas nuevas.
Hay que garantizar que en su formación se apropien de cualidades personales, sentimientos, normas que justifiquen la formación humanista, que dominen la ciencia, mejor uso de la tecnología, mejor relación médico paciente, y preparado en brindar sus servicios en Cuba y otros pueblos.
Al lograr que el estudiante de Medicina se identifique y concientice con su profesión, llega a ser mejor profesional, mejor persona, logra una adecuada comunicación en sus relaciones sociales, esencialmente la que establece con los pacientes, y es el contexto del aula el escenario principal, a través del contenido de las disciplinas y asignaturas, y de la interrelación profesor-estudiante, que se hace posible sembrar ideas, trasmitir emociones, formar conceptos, sentimientos y valores. En ello, la práctica ha demostrado la necesidad de atender de forma sistemática la labor educativa con este estudiante.
La sociedad necesita un profesional formado de manera íntegra, profesionalmente competente, con preparación científica para aceptar los retos de la sociedad moderna y con un amplio desarrollo humanístico para vivir en la sociedad de esta época y servirla con sencillez y modestia, con los valores y sentimientos como el amor a la profesión como pilares fundamentales de su formación.
Es por ello que una importante cualidad en las concepciones actuales de la universidad como institución social, es la formación integral de los estudiantes que piense, sienta, valore, cree, haga y sobre todo ame, por lo que la formación de valores y sentimientos les permitirán comprender la necesidad de poner su preparación al servicio de la sociedad, en lugar de utilizarlos solo para su beneficio personal.
En el Modelo del Profesional de la Carrera de Medicina, aprobada por la Comisión Nacional Carrera de Medicina, de la Universidad de Ciencias Médicas de la Habana (2010), se plantea como aspiración, la formación del estudiante, desde un enfoque axiológico, que le permita desarrollarse eficientemente en su perfil laboral, y que redunde en una mejor calidad humana, profesional y científica.
Se precisa, además, que es el encargado de brindar con excelencia los servicios médicos que exige la sociedad, dirigidos a la promoción y prevención de salud, desde una perspectiva dinámica e integrada, centrada en la actividad práctica en los escenarios de la atención primaria y secundaria de salud.
En la formación del amor a la profesión como componente de la identidad profesional médica, no basta solo con la preparación y el ejemplo del profesor, sino con la integración conjunta de todos los agentes y agencias que intervienen directa o indirectamente en el proceso de formación inicial médica: profesores y demás trabajadores, organizaciones políticas y de masa, medios de difusión masiva, entorno social, y fundamentalmente, la familia.
Aunque en la actualidad, la formación del estudiante de Medicina en función del desarrollo de la personalidad, se adscribe a criterios en los que se fusionan los conocimientos científicos más avanzados, con la conciencia humanista, integral, basada en sólidos valores morales y sentimientos, de modo tal que pueda desarrollar su labor con alto rigor y brindar lo mejor de sí, hoy se observan actitudes que distan de esas aspiraciones.

Fundamentos teóricos que sustentan la formación del amor a la profesión en la identidad en el estudiante de Medicina
Para la formación del amor a la profesión me sustento en la Filosofía de la Educación  ya que proporciona elementos teóricos, tales como el por qué y para qué se educa al hombre, que el fin de la educación es la formación del hombre y la cultura, que la educación a la que se aspire tiene que ser integral, un hombre que piense, sienta, valore, cree, haga y sobre todo ame, estos elementos responden a las funciones de la Filosofía de la Educación: antropológica, axiológica, epistemológica, ideológica y teleológica.
L R. López (2006:262), comentó “…dijo Honorato de Balzac que las grandes cosas sociales no se hacen sino por el poder de los sentimientos”. De este autor tomamos que los sentimientos morales pueden ser comprendidos como el aspecto emocional de la actividad espiritual del individuo, que caracteriza, conjuntamente con las convicciones, su posición moral subjetiva. De ahí determina que los sentimientos como el amor, el patriotismo, el optimismo y otros, se fijan en la conciencia de los hombres no solo en forma racional, sino también en forma emocional que todo valor viene dado en un sentimiento y validado por un juicio. Sin sentimiento el valor más preciado no es nada, esta idea es esencial para asumir por la autora el amor a la profesión como un sentimiento, ya que es asumido por otros autores como un valor, o como una cualidad humana.
Es importante señalar que los sentimientos también se educan, es posible enseñar a tener buenos o malos sentimientos, no basta con tener buenos sentimientos lo que importa es actuar de acuerdo con ellos hay un sin número de sentimientos que difícilmente se producirán si no se enseñan, ni pueden aprenderse; estos se conforman por la influencia de la sociedad, en que viven y el sistema de sus instituciones sociales, por lo que desempeñan un papel significativo en el comportamiento y en la actividad práctica  y cognoscitiva de las personas.
Por lo que se debe analizar además la categoría hombre como protagonista de la vida humana y la categoría actividad para el análisis de la actividad social de ese hombre, con énfasis en la de tipo práctica ya que su núcleo es el trabajo y ella existe como trabajo.
Estas categorías son definidas por el filósofo cubano R. Pupo (2006), el que expresa que hombre es la realidad humana en su expresión genérica, abstracción que refiere a un ser racional que construye instrumentos y anticipa los resultados, porque posee conciencia y se concreta en la relación sujeto-objeto y sujeto-sujeto. La actividad es una categoría filosófica que designa el modo de existencia, cambio y transformación de la realidad social. Deviene como relación sujeto-objeto y está determinada por leyes objetivas. R. Pupo (1970:75), y sus formas son la actividad practica, cognoscitiva, valorativa y la comunicación.
El amor a la profesión se sustenta en las tres funciones de la práctica descrita en la teoría marxista leninista; La práctica como fundamento del conocimiento, fin del conocimiento y criterio objetivo de su veracidad, ya que el estudiante de medicina al interrelacionarse con la actividad práctica y con los profesionales de la salud en las diferentes áreas de trabajo del contexto educativo, conoce sobre la profesión, se sensibiliza con ella, se identifica, comienza a sentir interés por esta, a través de sus vivencias afectivas, fortalece el amor por su trabajo, por su paciente, y se siente comprometido con la escuela y la sociedad.
El Diccionario soviético de filosofía (1965:11), define el amor al trabajo como el hábito moral, cualidad moral del trabajador, “El amor al trabajo significa preocupación constante del hombre por el crecimiento y el perfeccionamiento de su maestría profesional, asimilación de los métodos avanzados de trabajo, iniciativa para aprovechar los recursos técnicos, para organizar la producción. El amor al trabajo, a la propia profesión, es inseparable del afán de poseer conocimientos científicos y técnicos; sin ello, no puede haber trabajo creador, no puede superarse la diferencia esencial entre trabajo intelectual y trabajo físico. Educar en el sentido de fomentar el amor al trabajo. Contribuye a convertir este último en la primera necesidad vital del hombre.
En esta definición se aprecia el amor al trabajo relacionado con el amor a la profesión, es decir quien siente amor al trabajo, debe sentir amor por su profesión, aunque considero que hay personas que no sienten amor por su profesión, pero les gusta trabajar, pero cuando se ama la profesión, el trabajo se hace con más placer.
Coincido con la definición anterior de que el amor al trabajo, a la propia profesión, es inseparable de poseer conocimientos científicos y técnicos, y en el caso del médico, es vital ya que el primer rasgo del amor a la profesión médica es poseer sólidos conocimientos médicos, para poder resolver los problemas de salud que se presenten en la comunidad, o en cualquier lugar donde se desempeñen.
Resulta válido también para la investigación, el criterio de R. Pupo (2003) sobre los valores, específicamente sobre la identidad a la que designa como un sistema de rasgos comunes que definen a un grupo social, comunidad o pueblo, devenido determinación fundamental de ser esencial y fuente auténtica de creación social. Es una unidad, que, fijando la comunidad, presupone la diversidad, la diferencia y sus vínculos recíprocos, como modo dinámico de constante enriquecimiento y proyección hacia la universidad, ya que la identidad profesional médica tiene rasgos comunes que la definen y a la vez la diferencia de otras identidades profesionales.
Desde otro punto de vista, (J. Chávez 2005) plantea que el hombre es poseedor de una estructura intrínseca para ser educado, para auto educarse y para educar a los demás y cita a Luz y Caballero del siglo XIX cuando expresa: ¨ La educación empieza en la cuna y acaba en la tumba”.
Podemos decir que la educación comienza desde que el niño nace hasta que muere, de aquí que el autor antes mencionado considera que el hombre puede ser educado, además, que las condiciones naturales y sociales en las que el hombre se inserta tienen amplias posibilidades para educarle, a esto es lo que se llama educatividad, y que en la propia naturaleza del hombre existen condiciones, predisposiciones-potencialidades- para ese fin y para su auto-educación. De ahí su educabilidad.
“Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo al nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo por debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote: es preparar al hombre para la vida. José Martí (1975:281, T8).   
Plantea además que la educación a la que se aspire tiene que ser integral, con diferentes aristas a desarrollar como dijera Martí: Hombres vivos, hombres directos, hombres independientes, hombres amantes eso han de hacer las escuelas. “el acto educativo es una obra de infinito AMOR”. Debemos formar al estudiante de medicina en el amor, el respeto a sí mismo y a los demás, enseñarles a amar su profesión, a actuar con ternura, paciencia, tolerancia.
G. Labarrere (1991) refiere que, en la educación de la conciencia, hemos de tener en cuenta dos planos fundamentales: lo sensorial y lo racional, se logran mejores resultados cuando incluimos tanto en la razón como en los sentimientos. Tan erróneo resulta educar al margen de la razón como educar al margen de los sentimientos.
El estudiante, necesita apreciar objetivamente las cualidades que debemos formar en ellos, la modestia, sencillez, la disciplina, el amor al estudio, al trabajo, la cortesía, la puntualidad, estas cualidades se manifiestan en la vida cotidiana, en las relaciones en el marco familiar, escolar y social.
Álvarez de Zayas, (1993: 13) la educación como el proceso y el resultado cuya función es la de formar al hombre para la vida, de “templar el alma para la vida”, plantea que la “la formación es el proceso y el resultado cuya función es la de preparar al hombre en todos los aspectos de su personalidad “.
Criterio que se comparte ya que para que un individuo se considere preparado es necesario que se haya apropiado de una parte de la cultura que lo ha precedido y consecuentemente conozca su profesión, que sea instruido. Un hombre es instruido cuando puede resolver los problemas presentes en su actividad cotidiana, es decir, cuando domina su profesión.
Otra idea valiosa es la de preparar al hombre para la vida y como condición de ella para el trabajo, que constituye una vía para el logro de un fin más amplio: la formación.
La formación, como categoría, ha sido estudiada por la pedagogía y la psicología, entre otras ciencia, y es en la actualidad, objeto de estudio e  investigación por diferentes autores entre los que se destacan C.M. Álvarez de Zayas, (1993, 1999), E. Baxter (2003),  J. Chávez, (2005), P. Hurruitiner, (2006), y formación del médico M. Amechazurra (2014); M. León (2012); I. M. Hernández(2015) estos investigadores aportan definiciones y permiten penetrar en la esencia de este proceso, en la comprensión de sus categorías y de sus principios, que posibilitan  el accionar y desempeño de los profesores desde una posición científica.
De lo anteriormente expuesto podemos asumir que el proceso de formación es un proceso totalizador cuyo objetivo es prepara al hombre como ser social, que agrupa en una unidad dialéctica, los procesos educativos, desarrollador e instructivo.
P. Horruitiner (2006) plantea que una importante cualidad en las concepciones actuales de la universidad como institución social es la de formación integral. El término según el autor en síntesis expresa la pretensión de centrar el quehacer de las universidades en la formación de valores y sentimientos en los profesionales de forma más plena, dotándolos de cualidades de alto significado humano, capaces de comprender la necesidad de poner sus conocimientos al servicio de la sociedad en lugar de utilizarlos sólo para su beneficio personal, aspecto importante que debe tener en cuenta el médico hoy en día.
El vínculo entre el estudio y el trabajo. Es esa una de las dos ideas rectoras en las que se sustenta el modelo de formación de la educación superior cubana. Si ese vínculo no se establece, el estudiante no es capaz de comprender adecuadamente el porqué de cada una de las materias estudiadas durante su carrera, asimilándolas entonces desde una perspectiva teórica, sin relación con la actividad laboral. Ello, a la larga, deviene falta de motivación con su formación profesional, e impide que el estudiante se convierta en un agente activo y consciente de ese proceso.
Considero que, en este vínculo entre el estudio y el trabajo, que en el estudiante de medicina se realiza desde el primer año durante la educación en el trabajo, es donde el estudiante de medicina se motiva por su profesión, se crea un vinculo afectivo con los pacientes, la comunidad, los profesionales de la salud, y se logra que se sienta comprometido con la escuela, la profesión y la sociedad.
Tomamos de E.Baxter (2003), que la categoría formación también guarda relación con la educación que reciben los estudiantes en el aula; ya cuando el maestro dirige su acción no solo al proceso de aprendizaje de determinados conocimientos, si no al desarrollo de habilidades y capacidades, también logra que sus estudiantes experimenten, se emocionen, interesen y motiven, los está educando y formando integralmente su personalidad.
El actuar de esta forma afirma la autora antes citada permite penetrar en las mentes y en los corazones de los estudiantes, lograr una interrelación dialéctica entre lo cognitivo y lo afectivo necesaria para un aprendizaje desarrollador, lo que servirá para desarrollar sentimientos de pertenencia e identificación con lo que realizan, entre ellas el estudio, y en el resto de las actividades en las que participen todos.
Varios son los autores de artículos, libros, tesis de maestría y doctorales, entre los que se encuentran: J. R Fabelo (1989, 1995, 1996, 1998, 2011); E. Báxter (1994, 2001, 2002, 2007); Caballero Hernández, H Ignacio. (2013), N. Chacón (1996,1999, 2002, 2015); M. Acebo (2005, 2011, 2016,); aportan sus concepciones acerca de la naturaleza de los valores y sobre el proceso de su formación en niños, adolescentes y jóvenes.
Es necesario destacar los criterios de N. Chacón (2002: 169), quien considera que: “La formación de valores se refiere a un enfoque pedagógico, cuyo proceso tiene como objeto la formación integral y armónica de personalidad.
Sobre la formación de valores se asume de M. Acebo, (2005: 32) que es el proceso histórico y socio-psicopedagógico que se desarrolla en cada adolescente, en estrecha interacción con otros miembros de la sociedad en que vive, desde el contexto identitario, en el que se produce la configuración del valor y el inicio y seguimiento de la construcción consciente de este, con el objetivo de alcanzar y potenciar su proyecto de vida social.
Varios son los autores que han abordado el amor desde lo pedagógico, Lidia Turner (1994: 5), en su folleto Acerca de la educación en el patriotismo, declara como uno de sus componentes al amor al trabajo, y dentro de sus rasgos la actitud ante el trabajo, y la disposición para el esfuerzo y el sacrificio.
El amor a la escuela A. Morales Vázquez (2009) lo define como el sentimiento intenso que crea el individuo desde las edades más temprana hacia una institución pública dedicada a la enseñanza, que tiene como encargo social preparar al escolar para que pueda enfrentar objetiva y conscientemente los retos de la sociedad en que vive.
E. Báxter, (2007: 19) define al amor como el principio que crea y sustenta las relaciones humanas con dignidad y profundidad, es el catalizador para el cambio, el desarrollo y los logros. El amor no es simplemente un deseo, una pasión, un sentimiento intenso hacia una persona u objeto, sino una conciencia que a la vez es desinteresada y satisface al propio ser. El amor basado en la sabiduría es un verdadero amor, no es un amor a ciegas. Descubrir los secretos del amor es observar cómo se revelan los secretos de la vida. 
K. Regueira Batista (2008) incorpora el amor y la ternura al arsenal de recursos pedagógicos, para contrarrestar la violencia escolar y argumenta que este implica una conducta de aprecio y respeto, es ir a la relación con los demás desde una estima adecuada que presupone concebir dicha relación como un fin en sí mismo y no como medio o instrumento para la consecución de otros propósitos.
Que el amor se expresa como magnanimidad cuando se ofrece por el placer que produce su entrega, sin esperar nada a cambio, desinteresadamente, que permite el crecimiento personal en la misma medida en que se practica tal comportamiento. La consecución de semejante peldaño de desarrollo humano debe constituir el faro orientador.
El amor se articula en modos de cooperación con los demás que parten del reconocimiento del carácter relacional de las personas, o lo que es lo mismo, su esencia social y, por ende, fraternal. D. Cusco (2009) aborda el amor al trabajo como un componente del patriotismo, como sentimiento que expresa la satisfacción del individuo, en la realización de la actividad laboral y que se manifiesta en su actitud, disciplina y toma de conciencia hacia la misma.
Fuentes González, Homero (2009) plantea que dentro de las cualidades humanas está el amor, y lo considera una de las cualidades esenciales del sujeto; como cualidad humana suprema.
Todas estas definiciones de amor, y otras que se han citado fueron de gran utilidad para la investigación ya que aportan ideas importantes que se tuvieron en cuenta al definir el amor a la profesión y sus rasgos, pero se asume la de D. Cusco (2009), sobre el amor al trabajo como un componente del patriotismo.
Desde los referentes sociológicos la autora asume la socialización de A. Amador (en Compendio de pedagogía, García Batista. G) “como el conjunto de procesos sociológicos, pedagógicos, y psicológicos por los cuales el individuo, en la asimilación de la experiencia social, se incorpora a diferentes actividades, participa con otros, se implica en su aplicación, establece relaciones y se comunica”. (2003:155).
Toda sociedad cumple una función educativa, socializadora, pero es importante que exista un vínculo efectivo entre la escuela, la familia y la comunidad, de modo que cada uno de estos agentes socializadores contribuya a la formación y desarrollo de la personalidad.
Es importante destacar la labor educativa que realiza la familia, como se ha afirmado es el nido de amor. En una familia unida, saturada de amor, creativa y llena de ejemplos constructivos se encuentra una base ideal de un correcto proceso educativo. Dar amor a los hijos es el primer deber de cada padre.la mejor forma de educar es mediante el amor, sin que sea sinónimo de sobreprotección y de tolerancia.
Desde los referentes psicológicos la autora asume de F. González Rey (2001:52), define la personalidad: Un sistema de formaciones psicológicas de distinto grado de complejidad que constituye el nivel regulador superior de la actividad humana. (en Psicología para educadores, V. González y otros 2004).
La personalidad se manifiesta en el proceso de la actividad a través de los procesos cognitivos, afectivos y volitivos, que se relacionan con la voluntad del hombre con la actuación consciente y orientada, nosotros a través de ellos sentimos y actuamos respectivamente.
Así mismo V. González y otros (2004) le atribuyen a la comunicación gran importancia ya que la interpretan como el intercambio de pensamientos, sentimientos, emociones. La comunicación es muy importante en el estudiante de medicina, ya que propicia una interrelación de conocimientos, emociones, que las expresa en su actuar profesional, relación médico-paciente, el diagnóstico, en situaciones de salud comunitario.
Otra categoría es valores, Para F. González Rey, (1995), Los valores representan una categoría esencial en la comprensión de la contradicción entre intención y realidad, que se va articulando simultáneamente en cada momento del devenir histórico.
Sin dudas, en el plano psicológico los valores representan una parte importante de la vida espiritual e ideológica de la sociedad y del mundo interno de los individuos, concuerdo que resultan un producto del desarrollo de la conciencia social o individual de los hombres, constituyendo un componente esencial en la formación de la personalidad.
S.L. Rubinstein (1979), V.A. Kutestski (1989),(en psicología para educadores 2001) que plantean el sentimiento puede existir sin que sea consciente; que la realidad de su existencia y de su eficiencia radica en su participación efectiva en la regulación de la conducta, las acciones y de los actos del hombre, son verdaderos o sea reales cuando regulan la conducta, las acciones y los actos de los hombres, es decir que se ha tomado conciencia de las cosas, sentimientos superiores, y sentimientos profundos, los primeros se originan en el hombre como producto de satisfacción o insatisfacción de sus supremas necesidades morales; dentro de estos se encuentran los sentimientos morales, intelectuales y estéticos.
V.A. Krutestsk (1978), S.L. Rubinstein(1979), V. González(2004) ,(en psicología para educadores 2004), argumentan los sentimientos como un fenómeno afectivo que contribuye a formar las orientaciones de la personalidad hacia diversas esferas de actividad y de este modo organizan la actuación del sujeto, que puede existir sin que sea consciente; la realidad de su existencia y de su eficiencia, radica en la regulación de la conducta, de las acciones y de los actos del hombre,  ellos incitan al hombre a obrar, ayudan a superar dificultades en los estudios, el trabajo, determinan con frecuencia el comportamiento del hombre, y que influyen en la formulación de diferentes metas.
Estos autores asumen que los sentimientos son vivencias afectivas de paulatina aparición, que organizan la actuación del sujeto, existen por un período relativamente prolongado y tienen un carácter generalizador, y enfatizan en los sentimientos de amor al trabajo, la patria, a los hijos, a la ciencia; y el odio a la discriminación racial, a la deshonestidad. Los sentimientos aparecen más tardíamente que los afectos y las emociones y surgen en gran medida sobre la base de estos últimos.
Los sentimientos se forman durante la vida del individuo en consonancia con las condiciones en las que transcurre su existencia, pero también puede modificarse cuantitativamente y cualitativamente, llegando incluso a desaparecer por diversas causas objetivas y subjetivas.
Al ser los sentimientos más estables y no ser situacionales guardan una conexión estrecha con la personalidad. Los sentimientos se forman sobre la base de las emociones, si se fortalecen las relaciones emocionales con determinado objeto, esto puede conducir a su cristalización en un sentimiento. Los sentimientos encuentran en las emociones una vía de expresión. El sentimiento amor es entre todas las emociones la más humana y la más compleja.
Otra categoría importante es zona de desarrollo próximo, considerada “como el espacio de interacción con el otro, pero el papel de este mas que apoyo, es relación y fundación, quiere esto decir que la ayuda debe ser para que el alumno aprenda a auto ayudarse como zona de colaboración y autoconstrucción”. A.M. Fernández (2002:89), citada por D. Cuscó (2009).
Importante también para la investigación es la motivación la cual constituye un subsistema de regulación psíquico del sistema integral, que es la personalidad. V. González (1997). Este enfoque de la motivación es abordado de por autores como: F. González (1995), V. González (1997), y D. González (1995, 2008). D. González (2008: 52) considera la motivación: al conjunto concatenado de procesos psíquicos (...) que van dirigidos a satisfacer las necesidades del hombre, y, en consecuencia, regulan la dirección y la intensidad del comportamiento, manifestándose como actividad motivada”.
La formación de valores y sentimientos en la personalidad de un estudiante tiene su propia dinámica, diferente a la de dominar un concepto o apropiarse de una ley. En primer lugar, es un problema que atañe no sólo a la universidad, sino a toda la sociedad. El estudiante va conformando su sistema de valores y sentimientos en su quehacer diario, en ello influye la familia, la escuela y en general, toda la sociedad.
La formación de valores y sentimientos, tiene asociado un modo de actuación a cada uno de ellos, Modo de actuación profesional pedagógico es un “proceso estable, dinámico, personológico y sistémico de aprehensión de contenidos profesionales, caracterizados por la comprensión del rol y el pensamiento crítico y estratégico para aprender, educar y desarrollarse, expresados mediante una actuación reflexiva, comprometida y consecuente con su identidad profesional y actitud pedagógica, que se concretan a partir de la utilización de métodos de trabajo pedagógico, vinculados al encargo social de la profesión.”  J. F. Parra (2007: 25).
También se tiene en cuenta las características psicológicas de los estudiantes de medicina en la edad juvenil las cuales fueron sintetizadas por M. León (2012) de la siguiente manera.
-Los sentimientos se hacen más estables, profundos, variados y duraderos, por lo que regulan mejor sus estados afectivos: emociones, alegrías, tristezas y otros.
-Alcanzan mayor nivel de autoconciencia que influye en el desarrollo de su autorregulación, autodeterminación y proyección hacia el futuro.
-Presentan mayor nivel de madurez psicológica y social, lo que contribuye a la formación de convicciones morales internas que les permiten ser más independientes, enjuiciar mejor a los demás, a sí mismos y participar en la transformación de su propio contexto educativo.
-Se caracterizan por desarrollar un pensamiento más abstracto y generalizado, de teórico-reflexivo y emocional-personal, se perfecciona convirtiéndose en crítico-valorativo.
-Alcanzan mayor capacidad de autodeterminación, lo que contribuye a elevar los niveles de protagonismo estudiantil.
“El tema de la identidad supone examinar su multidimensionalidad, puesto que es un término que abarca aspectos psicológicos, sociales, culturales y biológicos, implica la forma en que cada ser humano se concibe en diferentes ámbitos, por tanto, se asume que la identidad es dinámica y progresiva Erikson (1968), Marcia (1980), Tajfel (1981), (Turner (1982). (Citado por Rubalcaba, J, 2011).
El concepto de identidad incorporado a los procesos explicativos del desarrollo humano hizo su aparición en 1968 por Erik Erikson. Berzonsky (1992). Levine considera que la identidad puede ser entendida como la orientación hacia los procesos psicosociales, en la cual, las características del sí mismo son internacionalizadas, jerarquizadas, valuadas y organizadas. (citado por Rubalcaba,J, 2011). C. de la Torre (2001) y J.R. Fabelo (2003) en sus investigaciones hacen referencia a las múltiples identidades que porta el sujeto individual y colectivo. Podemos decir también que existen las identidades específicas como: la cultural, la de género, la nacional y otras.
Mulone, M.V, (2016), plantea que Epstein (1978), Billet (2001), Bolivar (2009), O Balduzzi y Egle (2010:67), definen a la identidad profesional como un proceso de carácter dinámico, mediante el cual, el sujeto se define a sí mismo en relación con un espacio de trabajo y un grupo o colectivo profesional, es decir en términos de una ocupación, oficio, o profesión, respeto a aquellos que la ejercen.
Otros autores como Jimenez  y ovejero (1999), Gojman de Millán y Millán (2004), y Billet y Somerville (2004),(citados por Rubalcaba, J, 2011) la definen como el proceso identidad en un contexto socio laboral, otros plantean que existen diferentes identidades profesionales que habitan en nosotros, que esta es una combinación de tus talentos y de tus intereses, que te predispone para ciertos tipos de trabajo en particular, que como durante nuestras vidas van cambiando nuestras habilidades e intereses, la identidad profesional no es  una propiedad innata, sino que puede ir variando con el tiempo.
M. Acebo (2005) aporta las fases de identificación y concientización identitarias por las que transita el sujeto, las cuales son asumidas por M. León (2012), para definir la identidad profesional médica como una de las identidades específicas que portan los estudiantes de medicina y la define como “la identificación y concientización de significados positivos que realiza el estudiante de medicina como resultado de las vivencias adquiridas en la Atención Primaria y Secundaria de Salud durante el proceso de enseñanza-aprendizaje en la Carrera de Medicina que sirven de guía y objetivo para su proyecto de vida profesional.
De todo lo anteriormente expuesto podemos decir que el estudiante de medicina, es portador de múltiples identidades y dentro de estas está la identidad profesional, que se comienza a formar desde que comienza el primer año de la carrera, estos inician sus estudios con algunas ideas y expectativas de cómo es el desempeño de la profesión, y es en la medida en que avanzan en ellos, que esta imagen de la identidad profesional se va cuestionando y transformando, y es donde unos comienzan a afianzarse en el mundo de la profesión que escogieron, y  otros que alimentaban una imagen idealizada de la profesión, al no cumplir con sus expectativas, consideran un cambio de carrera, o incluso abandonar los estudios.
También ingresan a la universidad con representaciones de la identidad profesional médica que provienen de estereotipos mantenidos a nivel social o cultural y formados externamente de la profesión, esta imagen se va ajustando y adaptando como consecuencia del contacto con los profesores de la carrera y profesionales graduados, así como por la interiorización con los contenidos, las actividades académicas, y las experiencias en el campo profesional previas y posteriores a la graduación.
La  formación de la identidad profesional médica se inicia durante la formación académica Y toma forma desde el primer año de la carrera, con la vinculación a la práctica, y la educación en el trabajo, en la relación médico-paciente-familia y comunidad, en las áreas de trabajo, consultorio médico de la familia, policlínicos, hospitales, es decir en la atención primaria y secundaria de salud, donde se van a formar además sentimientos de amor a la profesión, así como la sensibilidad ante los problemas de salud de la comunidad.
La identidad profesional médica, es necesario jerarquizarla en todas las disciplinas de la carrera, en la educación en el trabajo, las actividades docentes y extradocentes que realizan los estudiantes durante todos los años de la Carrera para que se sientan protagonistas del proceso de promoción de salud y prevención de enfermedades en la comunidad.
En el Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano Montaner y Simón, se plantea que en la filosofía, sobre el concepto de amor, hay casi tantas definiciones del mismo como filósofos han existido, suele reducirse por algunas  personas a una sensación o un sentimiento que da placer; pero el amor debería ser el impulso más poderoso que existe en el ser humano; además, uno de los aspectos más importantes en nuestra vida que está presente casi en todo lo que nos rodea, por lo que considero tomando lo dicho por este autor que debe ser un sentimiento presente en todos los momentos de la vida del médico.
Philia es el amor de la amistad, o sea amar al otro por el bien del otro, es el amor al prójimo a todos aquellos que no nos hacen falta, ni que no hacen bien, que no son nuestros amigos, ni quienes estamos enamorados; pero que están allí y tenemos que amarlos sin pedirles nada a cambio, aunque sean nuestros enemigos. Por qué no pudiera ser así el amor que debe de sentir el médico por su paciente, o un estudiante por otro compañero.
F. Manes (2014), hace referencia que el cerebro es el que dicta toda nuestra actividad mental, derriba ideas falsas sobre el cerebro. “Es un mito que se ama con el corazón. Será una linda metáfora, pero no es real. El origen de nuestros sentimientos y emociones esta en nuestro cerebro”.
Esencia misma del amor plantea este autor es trabajar por algo y hacer crecer, se ama aquello por lo que se trabaja y se trabaja por lo que se ama, si los estudiantes de medicina sintieran amor por el estudio, por su profesión, por el trabajo, entonces se desempeñarían con amor.
Por la complejidad de este sentimiento, y por su universal aplicación a todas las relaciones de la vida, necesita ser determinada y precisada su naturaleza específica por medio del objeto a que se consagra directamente; así se distingue en el amor, sin que con tales distinciones se agote su realidad y eficacia, el amor propio o de sí mismo, el amor conyugal o amor de la familia, el amor de nuestros semejantes o a la humanidad, el amor de la naturaleza, el amor a la patria y el amor a Dios.
En el ser humano, el amor es un sentimiento real. Por otro lado, el amor puede ser fruto de un duro trabajo, esfuerzo y pericia, por construir y desarrollar un objetivo, sintiendo verdadera plenitud y felicidad al ver conseguido lo que se ha anhelado y trabajado durante tanto tiempo. Este tipo de amor es el que siente un padre hacia un hijo cuando lo ve ya crecido y capaz de afrontar la vida con plena madurez, imitando al padre en aquellas cosas que le ha transmitido por sabiduría práctica. En este caso, el amor se dirige hacia los principios que han fundamentado el trabajo y han guiado el esfuerzo, es la corroboración de que las creencias por las cuales uno ha luchado, han tenido su recompensa: Lo esperado se ha obtenido.
El Diccionario soviético de filosofía (1965:11), define el amor al trabajo como el hábito moral, cualidad moral del trabajador “El amor al trabajo significa preocupación constante del hombre por el crecimiento y el perfeccionamiento de su maestría profesional, asimilación de los métodos avanzados de trabajo, iniciativa para aprovechar los recursos técnicos, para organizar la producción.
El amor al trabajo, a la propia profesión, es inseparable del afán de poseer conocimientos científicos y técnicos; sin ello, no puede haber trabajo creador, no puede superarse la diferencia esencial entre trabajo intelectual y trabajo físico. Educar en el sentido de fomentar el amor al trabajo. Contribuye a convertir este último en la primera necesidad vital del hombre.
En esta definición se aprecia el amor al trabajo relacionado con el amor a la profesión, es decir quien siente amor al trabajo, debe sentir amor por su profesión, aunque considero que hay personas que no sienten amor por su profesión, pero les gusta trabajar, pero cuando se ama la profesión, el trabajo se hace con más placer.
Coincido con la definición anterior de que el amor por el trabajo, a la propia profesión, es inseparable de poseer conocimientos científicos y técnicos, y en el caso del médico, es vital, ya que constantemente deben investigar, y buscar solución a los problemas de salud, a las enfermedades, y al uso de la tecnología en beneficio de la humanidad, aunque hay médicos con mucho conocimiento, pero les falta amor, y maltratan a los pacientes.
J. Watson (2008), (citado por Sarita Caro 2009) plantea un enfoque filosófico que permite al profesional de Enfermería entender al ser humano como el sujeto de estudio, al cual debe considerar en sus sentimientos, afectos, emociones, humanismo, para que junto a los conocimientos que posee, logre el bienestar y la excelencia en su compromiso con el ser social. Considero que estas ideas no solo son válidas para la Enfermería sino también para la medicina ya que el médico debe tener en cuenta en el paciente sus sentimientos, emociones y lograr su bienestar, además el médico y la enfermera comparten un objetivo común, currar y cuidar la vida del ser humano.
Se comparte la idea de la citada autora que invita a cambiar la actuación frente al paciente para volver a las raíces del cuidado, que es delicado y frágil; a ser creativos; a tener amor a la profesión; a vivir el momento del cuidado transpersonal. Integrar cuidado y amor, dos elementos tan importantes que deben de estar presentes en la relación enfermera-paciente, y médico paciente. Ideas valiosas de gran utilidad para los estudiantes de la Carrera de Medicina que como otros autores han dicho respecto a otras profesiones, es una sublime profesión de amor.
Sin embargo E. Fromm (1982), plantea que el amor es dar, no recibir, aunque pienso que el amor es dar y recibir, el que da amor recibirá amor, no es que el médico o el estudiante de medicina de a cambio de recibir algo material, es darle al paciente su alegría, su preocupación, interés, su comprensión, conocimiento, porque no su tristeza, es decir de de todo lo que está vivo en el al dar algo de su vida, enriquece a la otra persona, a su compañero, al paciente, le trasmite más confianza, mas esperanza de vida, porque la cura con amor es más eficaz.
L.C Sánchez (2007), considera el amor como un conjunto de comportamientos y actitudes, incondicionales y desinteresadas, que se manifiestan entre seres capaces de desarrollar inteligencia emocional o emocionalidad, el amor no se registra como un sentimiento tal y como lo hace el odio o la alegría, si no como una necesidad, es decir, se presenta de manera muy similar en el cerebro como lo hace el hambre.
R.J. Sternberg (2016) en su teoría triangular del amor, lo caracteriza en una relación interpersonal según tres componentes diferentes: intimidad, pasión y compromiso, A. Fromme (1986), J.Rattner (1991), ,Cowan y Melvyn (1991), R. Cavalcanti (1992), (citado por l. Fernández Rius (2003), aportan definiciones sobre el amor en estas definiciones están presentes de un modo u otro la noción vincular de unión de relación entre dos, para referirse al amor, el carácter personalizado del mismo, su fuerte naturaleza afectiva, su relación con los elementos de la comunicación interpersonal como la tolerancia, la comprensión del otro, el conocimiento
El amor es elección libre, es una expresión de la individualidad, supone simpatía y unión afectiva, sentir con el otro, conciencia del otro, este sentimiento no sobreviene de manera repentina, sino que deriva de una unión compleja, de un proceso lento de conformación del vínculo, no exento de escollos y vicisitudes” l. Fernández (2003).
De aquí podemos tomar elementos importantes para el amor a la profesión del estudiante de medicina como: supone simpatía y unión afectiva, sentir con el otro, conciencia del otro, interés y preocupación por el otro, la necesidad de aproximación, de comunicación, de entrega e identificación entre otros.
J. Martí (T5:21) expresó: “La única verdad de esta vida, y la única fuerza es el amor”. Para el maestro el amor era un sentimiento verdadero y así lo consideran otros autores.
E. Caballero Delgado (2004:105), argumenta que el origen de la palabra profesión, la primera consideración que cabe hacer es que toda profesión, es trabajo, pero no a la inversa, que en el diccionario de la Lengua Española de la Real Academia (1984:1108), se define profesión en una de sus acepciones como “empleo, facultad de oficio que una persona tiene y ejerce con derecho a retribución”.
El termino profesión tiene diversos significados y se manifiesta cierta imposibilidad de entender el concepto de profesión de modo universal, por ejemplo, países de Inglaterra y Francia no distinguen profesión de oficios.
La profesión, refiere la citada autora no consiste tanto en  una lista precisa de rasgos que cumple un trabajo de forma fija e inmutable, sino un proceso continuo “La  profesión  es  entendida  como  el  conjunto  sistemático  de acciones del hombre con un objetivo específico,  sobre un objeto  o sistema  de  objetos  en movimiento  que  pueden tener  carácter concreto o ideal y cuyas acciones se realizan a  través de la toma  de decisiones basadas en la representación de un modelo  teórico del proceso base de dicho movimiento”. Citado por Quintana Torres J.L. (en soporte digital).
Por lo anteriormente dicho debemos tener en cuenta lo planteado por A. Fellinger (2007) amar nuestra profesión es la única y mejor manera para una buena vida profesional, dedicarse de lleno y creer en lo que hacemos y proponemos, por elección propia y con gran satisfacción. Si no conocemos este sentimiento no hay carrera profesional que valga.
I.Mendoza (2013) plantea que el amor a la profesión despierta nuestros dones ocultos, el sentir entusiasmo por lo que hacemos, interés por saber que hay más sobre ella, cierto placer al ejercerla y plenitud por cubrir nuestras expectativas, nos llena de alegría, nos emociona y nos satisface, puesto que hacemos lo que amamos y amamos lo que hacemos.
Concluye este autor diciendo que el secreto de disfrutar y amar tu trabajo no está en cambiar de puesto sino de actitud; si tienes que trabajar lo mejor es disfrutarlo, lo que resultará en un desempeño sano y proyectos de calidad.
G. García (2015), en el artículo Medico cubano: lo principal es amar a la profesión, les aconseja a los jóvenes galenos “Lo principal es amar la profesión que escogieron y entregarse por entero a eso, porque se trata de salvar vidas, la vida de tu vecino, de tu familia, la vida de tu prójimo…”. (León García, Giusette 2015).
Aporta valiosas ideas que son de gran utilidad para esta investigación, como ser amable, amor a lo que haces, entrega, a lo que se le agregaría superarse constantemente, tener conocimientos científicos y técnicos, y utilizarlos en beneficio del paciente, responsabilidad, identificarse con su profesión, con el paciente, preocuparse por él, sentir por él entre otros.
De ahí que L. Mendoza comentara (2009:28) “Cultivar el amor, como sentimiento más profundo, esencia misma del valor, para lograr el compromiso que presupone una actitud y una actuación practica”. Esto se resume en la idea según la autora de que solo se admira y solo se está comprometido con lo que se ama, solo así se alcanza la identidad entre pensamiento, sentimiento y actuación.
Al tener en cuenta estas ideas pudiéramos decir que, si el estudiante de medicina siente amor a la profesión, logra sentirse comprometido e identificado con ella, así actuaría en correspondencia con las exigencias de la escuela y la sociedad.
La autora antes citada argumenta, que, en las prácticas profesionales, donde hay un encuentro entre estudiantes, docentes y comunidad, es el momento que los profesionales deben aprovechar para formar al estudiante en la cultura del amor, la sensibilidad, la comprensión de la persona, de manera que las integre a su crecimiento personal, estas ideas se consideran importantes a tener en cuenta en la formación del médico.
Por lo anteriormente expuesto, es necesario que el amor a la profesión sea formado como un sentimiento que debe identificar al estudiante de medicina, el cual debe sentir satisfacción al ejercer la carrera elegida, motivado para dar el máximo y ser excelentes en su profesión. Implica descubrir ¿quién soy?, ¿qué quiero aportar?, ¿hacia dónde quiero ir?
El amor a la profesión se demuestra, y es en el modo de actuar que el estudiante de medicina lo hace, al hacer el bien, hacer lo correcto, al cumplir con las exigencias de la escuela y la sociedad, al demostrar sensibilidad ante los problemas, buscar la manera de resolverlos y poner todo su empeño en curar al enfermo.

Conclusiones
- El médico debe caracterizarse por su espíritu de abnegación y sacrificio, sensibilidad ante el dolor ajeno, elevado sentido de la responsabilidad, sencillez, desinterés, comprometido con su profesión, humanista, con mucho afecto y amor para dar a sus pacientes, compañeros, familiares y a todo el que lo rodea, para ser mejores personas, y mejores profesionales.
- La Universidad Cubana actual tiene la misión de la formación integral de los futuros profesionales de la salud de Cuba y otras nacionalidades, aportando la cultura general integral, académica y revolucionaria que permita satisfacer las necesidades de salud de nuestro pueblo y mantener nuestros compromisos solidarios con otros pueblos del mundo, por lo que es necesario formar en ellos el amor a la profesión, como un elemento esencial de la identidad profesional médica.

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*Profesora Asistente de la Universidad de Ciencias Médicas, Las Tunas, Cuba damarisc@ltu.sld.cu

Recibido: 09/07/2019 Aceptado: 29/10/2019 Publicado: Octubre de 2019

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