Revista: Atlante. Cuadernos de Educación y Desarrollo
ISSN: 1989-4155


FUNDAMENTOS TEÓRICOS DE LA RELACIÓN ENTRE PROMOCIÓN ARTÍSTICA Y FORMACIÓN DE VALORES EN LOS ESCOLARES

Autores e infomación del artículo

Meylin Pérez Guzmán*

Carlos Rafael Fernández Medina**

Universidad Agraria de la Habana “Fructuoso Rodríguez Pérez”, Cuba

Email: cmedina@unah.edu.cu


Resumen:
Fomentar el amor al arte, comprender la belleza de los valores, apreciar la creación de los otros y de uno mismo, no es otra cosa que promoción artística, una vía para formar valores estéticos. La investigación propone una revisión de los fundamentos teóricos que permiten establecer relaciones entre la promoción artística y la formación de valores en los escolares. Se parte de los presupuestos de que la escuela primaria, se un espacio para el fortalecimiento de la promoción artística favorable a la formación de valores estéticos en los niños. Desde ésta, el niño podrá tener una mayor interacción con las artes, las cuales contribuirán a despertar y formar en él valores estéticos. El arte trae consigo la capacidad de transformar al hombre en un ser más sensible, lo que potencia en el individuo, el ser creativos, reflexivos, aptos para insertarse en la dinámica de la vida y transformarla.

Palabras clave: promoción artística, formación de valores, estética.

Abstract:
To promote the love of art, to understand the beauty of values, to appreciate the creation of others and of oneself, is nothing other than artistic promotion, a way to form aesthetic values. The research proposes a revision of the theoretical foundations that allow establishing relationships between artistic promotion and the formation of values ​​in schoolchildren. It is part of the assumptions that the primary school, a space for the strengthening of the artistic promotion favorable to the formation of aesthetic values ​​in children. From this, the child can have a greater interaction with the arts, which will help to awaken and form aesthetic values ​​in him. Art brings with it the ability to transform man into a more sensitive being, what empowers the individual, to be creative, reflective, able to insert themselves in the dynamics of life and transform it.

Keywords: artistic promotion, values ​​formation, aesthetics


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Meylin Pérez Guzmán y Carlos Rafael Fernández Medina (2019): “Fundamentos teóricos de la relación entre promoción artística y formación de valores en los escolares”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (junio 2019). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2019/06/formacion-valores-escolares.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1906formacion-valores-escolares


Introducción

“La cultura es parte integrante de la vida y de la actividad consciente, así como de los parámetros inconscientes de los individuos y de las colectividades; representa la suma viviente de las obras pasadas y presentes a través de las cuales se ha ido creando, a lo largo de los siglos, un sistema de valores, de tradiciones y de gustos que definen el genio propio de un pueblo; marca pues necesariamente su impronta sobre el esfuerzo económico de los hombres y define las ventajas y los inconvenientes del proceso de producción de una sociedad.”
                                                                                 Federico Mayor Zaragoza
                                                                    Director General de la UNESCO (1988)

Cultura, cuanta riqueza encierra que definirla exactamente sería arrebatarle su amplitud, su grandeza, Edward B. Tylor dijo:

“Cultura o civilización, tomadas en su sentido etnológico más extenso, es todo complejo que comprende el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres y las otras capacidades o hábitos adquiridos por el hombre en tanto miembro de la sociedad” (1871, p.1)

Como él diversos autores han debatido el término desde diferentes disciplinas, como la antropología, la sociología, la psicología, entre otras. El vocablo en sus inicios se refería al dominio del espíritu y solo era comprendido en un sentido elitista y restringido, por investigadores franceses en el siglo XIX, solo se relacionaba con “civilización”. La realización del hombre ya sea en su manifestación objetiva o subjetiva, como parte del proceso de sus interrelaciones para la producción y la reproducción social, sus modos de vida, costumbres, tradiciones, lenguaje, todo ello engloba la Cultura.

A diario los seres humanos tratan de solucionar sus problemas, buscar alternativas para engrandecerse ya sea en distintas épocas y lugares, lo hacen a través de la cultura. El término controvertido ha sido una alternativa para lograr transformaciones desde los individuos que, a su vez, provocan un cambio en sí mismos.

“La cultura es elemento integrante de la nacionalidad, se nutre y sostiene de las raíces populares de que ésta se ha formado y que le van a imprimir un carácter propio. Cada pueblo es protagonista de su cultura, por lo tanto, la cultura representa para los pueblos su más completa y entrañable manifestación”. (Rodríguez, 2009)

Sin embargo, la política propone operar en la cultura desde la forma de pensar, de ser y actuar tipificadas como nacionales, para ello se crean ministerios e instituciones, con el objetivo de mantener, proteger y promover la cultura nacional. La idea nace con la estrategia cultural definida en 1961 en “Palabras a los Intelectuales” donde desarrollar el arte y la cultura serían el propósito fundamental de la Revolución para que estas sean patrimonio del pueblo. Es por eso que unos años más tarde, en 1976 se crea el Ministerio de Cultura, que trajo aparejado la creación de las diez instituciones culturales básicas en cada municipio del país, tratando que la mayor parte de la nación reciba los beneficios del desarrollo cultural.
Para ello es necesaria la puesta en práctica de mecanismos que permitan el acceso de estos programas culturales a los asentamientos alejados de los municipios, el trabajo de extensión, acompañado de la promoción y la animación.

La promoción cultural de que hablamos es, por naturaleza, una manera de relacionar a la población y a la cultura orientada hacia su crecimiento sostenido; cada una de estas acciones implica un modo de relacionar a la población con la cultura; por esto, la entendemos como un proceso comunicativo y de participación, asumiendo esta última no sólo en los límites que ofrece la satisfacción de necesidades de acceso definidos por una élite, sino incorporando también, en igual magnitud y relevancia, las expresiones culturales generadas por un accionar desde todos y por todos, que estimule, reconozca y potencie las facultades creadoras y la capacidad de aporte, latentes o manifiestas en cada individuo y en cada grupo. Por ello, el grado y modo de participación estará condicionado por las particularidades de contextos y formas culturales; los cuales son en última instancia, los determinantes, lo que ratifica la necesidad de conocimiento cabal de la realidad y el dominio del área cultural donde se concreta nuestra misión. (Deriche, 1998, p. 4)

La animación sociocultural es un proceso complejo, inserto en el desarrollo cultural de las comunidades, asociaciones, instituciones, sectores, grupos, dirigido al logro de la real participación de la sociedad en la cultura. En ese proceso, la animación sociocultural descubre las formas prácticas de facilitar la incorporación al desarrollo cultural, no sólo la memoria histórica, las tradiciones, costumbres, sino también las nuevas propuestas de alternativas para la conservación, defensa, y desarrollo del patrimonio cultural, la identidad y la cultura. (Martínez, 1998, p1.)

Esta promoción y animación toma protagonismo en la propia comunidad, que resulta ser su escenario, dándole cumplimiento a los problemas existentes satisfaciendo así las necesidades de sus habitantes. Se basa también en su adecuada programación que permite el acceso a los individuos teniendo en cuenta los principios generales de la política cultural de nuestro país. Esta programación está encaminada a la defensa de la identidad y la mejor cultura nacional y universal para la población.

El portal de la cultura matancera, en su artículo “Acercamiento al rol social del promotor cultural comunitario” se refiere a la comunidad como un espacio de interacción sociocultural, donde se asientan, se mezclan y se unen los diferentes segmentos del mapa social, en ella se establecen los principios de relaciones de los individuos, grupos, familias e instituciones. Un proceso imprescindible en la sociedad, es el que ha determinado para su fortaleza la aparición del promotor cultural, quien tiene dentro de sus acciones la de transmitir y difundir informaciones, conocimientos y valores; promoviendo la participación, el protagonismo, la creatividad y el compromiso personal o colectivo, viabiliza la integración del trabajo entre especialistas e instituciones de diverso perfil, programa y organiza actividades culturales proyectándolas a partir de determinadas técnicas.

La promoción es desatar potencialidades de los individuos, que continuarán desarrollando por si solos. Es el accionar de forma coherente para alcanzar metas necesarias hacia el crecimiento espiritual de la comunidad. Es un concepto que integra diversos actores sociales, poniéndolo en un lugar complejo, pero integrador para lograr un desarrollo cultural en la población.

Dado lo anterior se plantea como Objetivo: Fundamentar teóricamente la relación que se establece entre promoción artística y formación de valores en los escolares.

Desarrollo

  1. La promoción artística: 

 

Promover es algo más que provocar con un accionar puntual un efecto y una respuesta de público a corto plazo ante un hecho determinado, de esta manera el efecto formativo y de adquisición de nuevos valores pierden posible alcance y no se convierte en un eslabón del conocimiento, enriquecedor y transformador (Martín, 2006, p.2).

La promoción debe tener una visión de futuro, conocimiento del contexto para asegurar la correcta recepción del fenómeno con que se trabaja buscando la asimilación del proceso creativo a desarrollar. A su vez tener en cuenta la participación de sus actores como fuente principal del objetivo en cuestión.

Las acciones que trae consigo la promoción son una manera de relacionar la población con la cultura, al mismo tiempo la promoción es capaz de vincular en su proceso a diversos actores, especialistas en el tema a promover, beneficiarios internos y externos, por lo que se concibe como un proceso comunicativo.

Concebir entonces la Promoción desde un modelo comunicacional implica ajustar cada acción cultural a las necesidades, demandas y posibilidades de cada contexto para la formación de públicos activos y en un sentido más general, contribuir al desarrollo cultural de individuos, grupos, instituciones y la sociedad en general. (Deriche, 1998, p.2).
Se pretende provocar respuestas, activar mecanismos de reacciones de acercamiento, recreo, valoración y aprendizaje. La comunicación resulta una evaluación en el proceso de promoción, del modo en que se dan las acciones instauradas.

Cuando hablamos de cultura nos referimos también al término promoción por lo tanto constituye una parte importante en el desarrollo de la misma. Promover sin duda alguna debe tener en cuenta, ante todo, la problemática presente en individuos, comunidad o institución, sus gustos, intereses, necesidades, sus potencialidades, sus recursos y valores patrimoniales, no podemos promover sin antes captar dichos elementos que constituyen las herramientas para engrandecer su cultura.

En este sentido, interviene el promotor cultural que “(…) se caracteriza, no solo por ser un facilitador de la vida cultural de los territorios, sino por ser un agente de cambio, que propicia y dinamiza las potencialidades de los centros escolares y comunidades, fortaleciendo de este modo el sentido de pertenencia, la identidad local y nacional”. (Martín, 2010, p.72)

La promoción con el fin de apreciar el arte es una bella tarea del promotor que tiene como fin contribuir con la formación estética de los niños y jóvenes principalmente. Para ello el promotor debe nutrirse de información en cuanto a la metodología para la investigación sociocultural, la aplicación de técnicas y herramientas indispensables para la realización de las acciones proyectadas, respondiendo a la necesidad de la comunidad.

Sin embargo  Rodríguez (2011) plantea que “La promoción es tarea de todos, no únicamente de aquella persona que ocupa el rol de promotor cultural; producto de que le corresponde a todos aquellos que están inmersos en el proceso de desarrollo cultural del contexto en el que conviven, ya sea desde las instituciones u organizaciones donde se desempeñan profesionalmente, o desde el propio barrio, la implementación de acciones que contribuyan, primero, a sentirse como verdaderos promotores de la cultura y, segundo, a un modo globalizador y valedero, para interpretar y concebir eficazmente la realidad de la cultura”. 

En este sentido el autor se refiere al hecho de que, en el proceso de promoción, la tarea no se encierra solo en el promotor cultural, es fundamental hacer partícipe a la población, que se sientan protagonistas, creativos en su propia realidad para cubrir sus necesidades. En nuestra investigación se pretende con el trabajo en la institución escolar el vínculo y desarrollo de la comunidad.

Siendo la participación un término tan mencionado en cuanto a promoción González, González (2003, p.71) dicen al respecto: “Existen numerosas consideraciones acerca de los principios que rigen la promoción cultural, y sobre esto hoy día se discute mucho en los medios académicos, pero a nuestro entender al menos dos sintetizan los paradigmas esenciales que la sustentan: la identidad y la participación”. Para ello es preciso conocer brevemente los términos mencionados.

La identidad es entendida como el sentido de pertenencia que tiene el individuo con los grupos que interactúa y su contexto, que le permite ajustarse a patrones que lo hace diferenciarse de los demás. Al decir De La Torre (2008 p.26) “(…) son procesos que nos permiten suponer que una cosa, en un momento y contexto determinados, es ella misma y no otra (igualdad relativa consigo misma y diferencia - también relativa- con relación a otros significativos), que es posible su identificación e inclusión en categorías   y que tiene una continuidad (también relativa) en el tiempo”.

La participación es relacionarse, compartir, informarse, opinar, comunicarse con individuos o comunidad y lograr su intervención en aras de beneficiar su grupo o colectividad. Es ser escuchado para cumplir un objetivo que nace de necesidades o problemáticas pertinentes. La participación como principio de la promoción supone una postura y una acción dirigida a un fin, y su puesta en marcha imbrica determinados procesos psicológicos y sociales en los que las necesidades significativas ocupan un lugar jerárquico. Como proceso social, su evolución y formas de manifestación están influenciadas y determinadas por un grupo de factores económicos, político-sociales, históricos y culturales. (González, González, 2003, p.74)
Luego de conocer términos que intervienen o influyen a la hora de concebir el accionar que trae consigo la promoción, deviene meritoriamente aterrizar en la propia promoción artística, expresión que está muy sujetada a la promoción cultural, pero debemos establecer una diferenciación pues son términos diferentes.

Al hablar de promoción artística nos referimos a las manifestaciones del arte como música, baile, literatura, artes plásticas, teatro y cine, formas de expresar ideas, sentimientos. “Se asocia a la idea de dar a conocer, de exponer pública y palpablemente, los resultados de la producción artística en toda su pluralidad, riqueza, y complejidad de símbolos y significados”. (Martín, 2010, p.59)

Es entregar al público la producción del creador, mostrar cuan es capaz de hacer en materia del arte, al mismo tiempo conocer hasta qué punto los receptores han captado sus mensajes, que interpretación han recibido de la obra, de este modo constatan si cumplieron su objetivo, en cuanto a valores, sentimientos, pensamientos que transmiten a través de la creación.

La promoción artística se vincula con la creación y también con el público, que interpreta y de hecho influye y se integra en el proceso creativo del artista. Se reconoce que el proceso de producción cultural culmina cuando aquellos destinatarios de hechos y productos culturales, recepcionan, evalúan, interpretan, aprehenden contenidos y sedimentan mensajes. (Martín, 2006, p.1)

La promoción artística refiriéndose a la creación del hombre, a su peculiaridad, manera de manifestarse ante el arte y el diálogo que propone en ellas con el público, lo que transmite su producción cultural, debe tener presente y dejar esclarecido la intención de la obra, independientemente que cada individuo asimile a partir de sus vivencias.

Igualmente resulta fundamental plantear que es el hombre receptor y heredero de todo quehacer cultural universal y local, hacedor, transformador y creador de valores. El ser humano se encuentra justamente en el centro del desarrollo cultural. Es para su beneficio que se diseñan todas aquellas acciones que pueden contribuir con su progreso como ente sensible, capaz de procesar informaciones diversas y de crear productos innovadores de la realidad contextual y representan avances valiosos en cada momento histórico. (Martín, 2010, p.60)

Existen diversas necesidades humanas que muchas veces son desconocidas de sus propios portadores, he aquí donde la promoción artística interviene para hacerlos creadores de sus sentimientos, que aprendan a apreciar el arte, cómo crear sus productos. El tema en cuestión, basado siempre en ese accionar en aras de transformar ya sea para crear o fortalecer asuntos meritorios de la población se refiere a “(…) actividades, prácticas y técnicas  se dirigen a estimular y dinamizar las iniciativas y la participación activa de individuos y grupos para desarrollar sus potencialidades de creación y expresión cultural, por lo que se encarga de poner en movimiento un proceso a través del cual se crean condiciones para que los grupos y las comunidades encuentren sus propias respuestas y expresen su sentido de identidad”. (González, González, 2003, p.70)

La promoción artística pretende hacer llegar a los individuos el gusto a la creación del arte, desde las distintas manifestaciones y a través de esta poder satisfacer necesidades siendo portadora de valores y conocimientos que propician el desarrollo cultural de la sociedad. Es un proceso porque entendida la promoción, no como divulgación, sino como todo el accionar que encierra no se sitúa estática.

Resulta fundamental el saber seleccionar la información que se va a transmitir, por su valor, por su posible alcance, por la influencia que puede ejercer sobre diferentes segmentos de la población. De ello se deriva su incidencia educativa, y es precisamente una de las responsabilidades de la labor de promover, el prever los posibles resultados al ejecutar acciones en espacios diversos y dirigidas hacia grupos o sectores en especial. La promoción carente de una visión de futuro y de un conocimiento de contextos no asegura un fenómeno de recepción que se corresponda adecuadamente con la intención o propósito del proceso creativo y de los mensajes que el mismo lleva implícitos. (Martín, 2006, p.2).
El arte esta mediado por las emociones y experiencias del creador, por tanto, es primordial escoger en ese cúmulo de información almacenada qué se va a transmitir cuando se promueve, asegurando provocar en la población aquellos valores carentes, educarlos, como también en el proceso de creación artística se trata de enseñar a apreciar el arte, como creación del hombre.

El arte es una forma de la conciencia social que no sólo refleja la realidad objetiva, sino que la crea y la transforma en dependencia de las necesidades sociales y exigencias de su tiempo.
Si bien la promoción del arte tiene como su propósito fundamental fomentar el gusto y el interés por las obras creadas y hacernos a todos partícipes directos del desarrollo cultural, sabemos que existen diferentes niveles de compromiso y de participación, que van desde la simple percepción a través de los sentidos, hasta una real influencia en la toma de decisiones en el proceso creador, en la programación, en el manejo de la información ofrecida a través de los medios tradicionales u otras vías promocionales tales como el contacto directo e Internet. (Martín, 2006, p.4)

La promoción artística educa al hombre en cuanto esta puede brindarle la capacidad de percepción y apreciación desde el punto de vista estético. Pero no solo se enmarcará en el contexto de expresiones artísticas, sino que permite instruir elementos que se adecuan al fortalecimiento de relaciones humanas, con la naturaleza y consigo mismo.

En Cuba, las políticas culturales siempre han sido proyectadas hacia una cultura al alcance de toda la población, que cumpla con sus intereses, creando las condiciones necesarias para ello.
“El propósito cardinal de la red de instituciones de diverso alcance en el país, es brindar una amplia y diversificada programación cultural que resulte lo suficientemente atractiva para los diferentes segmentos de la población que pueden acercarse a cada opción propuesta (…)”. (Martín, 2010, p.62)

En nuestro país se han impartido cursos, talleres, entrenamientos de postgrado, con temas referidos a la Promoción Cultural y la Promoción Artística en estrecha relación, en coordinación con la UNEAC y el Centro Nacional de Superación para la Cultura. La televisión educativa con su programa “Punto de Partida” en septiembre de 2002, donde se impartió conocimiento respecto al tema en cuestión. Sin duda alguna nuestro país se ha encontrado inmerso a la tarea de la creación del promotor para su posterior trabajo, que no es otro que formar valores estéticos y éticos, sobre todo en niños, que son el futuro para transformar su entorno. Cabe mencionar eventos donde la promoción artística constituye su esencia, como la Bienal de la Habana, Salón de Premiados, Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, Festival de ballet, Feria Internacional del Libro, Cubadisco, Romerías de mayo, Festival del Teatro en La Habana, FIART, Festival del Caribe en Santiago de Cuba, la Fiesta de la Cultura Iberoamericana en Holguín, Festivales de Jazz, Festival de Cine pobre de Gibara, Jornada Cucalambeana de Las Tunas, donde cada individuo es capaz de proyectarse para lograr el propio desarrollo de su comunidad.

Existen también en nuestro país publicaciones de renombre como la revista Arte Cubano, Casa de las Américas, Cine Cubano, Temas, la Jiribilla, Clave, Revolución y Cultura, entre otras, que permiten mostrar la creación artística desde diversos territorios de la Nación.

Estas publicaciones y eventos, se han visto afectadas, desde el segundo semestre de 1989, cuando se producen cambios económicos en el país, tras el derrumbe del campo socialista y el bloqueo impuesto por los Estados Unidos se modificaron muchas de estas proyecciones.

Actualmente con los nuevos lineamientos de la política económica y social propuestos en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, en el ámbito cultural, se debe continuar desarrollando la educación artística, la creación, el arte, la defensa de la identidad, conservación del patrimonio cultural, racionalizar la enseñanza artística y la formación de instructores de arte. De este modo es importante fortalecer valores transmitidos a través del arte, que resulta imprescindible para crecernos sensiblemente, siendo esto objetivo de nuestra investigación.

 

2. Formación de valores estéticos

Primeramente, debemos entender qué es el valor. Capacidad de una cosa para lograr un objetivo. Surgen en la relación practico-objetual. Hecho de la conciencia colectiva. Determinadas propiedades naturales o creadas por el trabajo humano, que satisfacen determinadas necesidades. Propiedades de los objetos o fenómenos que tienen determinada significación social. A través de ellos el hombre expresa sus intereses en forma ideológica. Constituyen un bien, un saber.

Los valores existen en la subjetividad no como simples reproducciones de significados (reflejo cognitivo) ni tampoco como motivos aislados de actuación (reflejo afectivo), sino que constituyen complejas unidades funcionales cognitivo-afectivas a través de las cuales se produce la regulación de la actuación. Ello significa que para que un valor regule la actuación no basta con que el sujeto conozca el contenido del valor, sino que es necesario además que el sujeto sienta la necesidad de actuar en correspondencia con el referido valor. (Rouco, S/F, p.5)

El valor no es algo que se produce o se refleja sencillamente con solo conocer que existe, el ser humano debe sentir su manera de actuar de la forma más correcta para entonces atribuirle valor, lo mismo ocurre con los objetos que se relaciona, es el individuo quien le otorga determinado valor a partir de sus necesidades y su contexto.

Guían al hombre en su conducta, sentimientos y sentido de lo correcto, que son característicos únicamente de su especie. Juegan un papel importante en la vida práctica ya que aportan soluciones que se aplican a los problemas más inmediatos de la cotidianidad, constituyendo un principio de conducta a una forma de ser y hacer. Es un patrón, una guía que nos muestra un camino; y van con nosotros, pero no sustituyen lo que debemos hacer.

El reino de los valores lógicos, éticos y estéticos es trascendente, eterno, de significación universal y diferente del cambiante mundo empírico que es donde se ubican el sujeto y el objeto. Es ese mundo supraempírico el que guía la historia humana, el que señala "lo que debe ser" y le da una dirección al progreso. (Fabelo, 2000, p.4)

En la práctica, donde ocurren relaciones de todo tipo ya sea con la sociedad o con los objetos es donde se conocen los valores, pero su esencia es mucho más rica que la desarrollada por los individuos, ya que son los valores quienes guían nuestro camino. Para el ser humano siempre han existido cosas valiosas como: el bien, la belleza, la verdad, la virtud, la felicidad; sin embargo, los valores están determinados según los contextos de la sociedad, a lo largo de la historia ocurren transformaciones y estas influyen en nuestra manera de valorar, por lo que un valor puede cambiar o desaparecer, de ahí el significado social que en literaturas se le atribuye al valor.

Este carácter cambiante de los valores está asociado al hecho de que la propia sociedad, por la cual, y para la cual ellos existen, constantemente se desarrollan. El factor determinante en el movimiento ascendente de la sociedad viene dado por el proceso objetivo de producción material, por su ritmo de desarrollo, por el nivel de madurez alcanzado por las fuerzas productivas que en él intervienen. Pero esta producción de bienes materiales y espirituales no se realiza por sí misma; es siempre efectuada por el hombre, poseedor de fines, impulsado por necesidades y que actúa en correspondencia con los primeros y las segundas. (Fabelo, 1989, p.3)

Desde diversas concepciones se ha tratado de definir características de los valores como: durabilidad, flexibilidad, integralidad, jerarquía entre otras; del mismo modo se ha señalado clasificaciones para los valores en: morales, éticos, espirituales, religiosos, intelectuales, estéticos, tratando de buscar siempre una aceptada explicación y argumento a tan indagado tema desde las diversas disciplinas que lo abordan, sobre todo en Ciencias Sociales, con sus disímiles enfoques.

 

En nuestra investigación nos enmarcamos en la formación de valores estéticos, pues como diría González (2002) “La belleza, el arte, es una forma del amor y debe estar al servicio de la virtud.” De este modo los valores son relacionados y vistos también en la estética que puede abarcar diversas esferas hacia el humanismo, la ética y la moral.

La estética nace como disciplina independiente en el siglo XVIII, aunque desde la prehistoria se encuentran testimonios que demuestran indicios relacionados con el término. Existen cuatro importantes generaciones con reflexiones de los filósofos clásicos, ellas son, la estética de los pitagóricos, la de los sofistas y Sócrates, la de Platón y la de Aristóteles y Plotino.

La primera escuela tenía como idea filosófica la armonía y las matemáticas. Los pitagóricos en su teoría de la catarsis, purifican el alma con la música. Para ellos la poesía y la música interviene en la moralidad, esas artes tienen un valor moral, que engendra sentimientos de armonía y orden.

La segunda generación con logros estéticos, los sofistas, comprenden la belleza que produce placer al oído y la vista, por lo que se enmarcan más en sus investigaciones al arte, la creación y la influencia. Sócrates señala el concepto de lo ético-estético, vincula lo bello y el bien y sueña con un arte moralizador.

Platón no da a conocer en sus escritos lo estético, como valor autónomo, pero relaciona de manera incomprensible que lo bello y lo bueno se identifican. El arte para él debía ser útil, debía formar valores, carácter. “Platón traza un camino para alcanzar la belleza donde el hombre poseído por eros (el amor) conoce bellezas parciales que van desde la belleza corporal, la vélelas intelectual, de las instituciones, las leyes, las ciencias, hasta llegar a la belleza en sí misma, de las Ideas (…)”. (Colectivo de autores, 2008, p.10)

En Aristóteles, la belleza asume significados, físicos, éticos, ontológicos y lo bello coincide con el bien moral. En Plotino el arte tiene por fin la belleza, la realización esplendorosa del ideal.
Su objeto de estudio es la relación sujeto-objeto, estudia las categorías de lo bello, lo trágico, lo cómico, lo feo y lo sublime, justifica el orden existente y orienta al artista en su relación con la obra y el momento histórico.

Si bien, la axiología propiamente dicha, es posterior en un siglo a la aparición de la Estética como saber moderno, en la misma medida en que aseguramos que existió una producción de reflexiones estéticas previas a su oficialización por Baumgarten; que los textos históricos se han remontado a lo más profundo de la antigüedad para hallarlas y clasificarlas; podemos identificar entre ellas todo de un conjunto de criterios, juicios y normas, que contienen de suyo una sustancia estimativa indiscutible y pueden considerarse también como antecedentes de una axiología estética.(Sánchez, S/F, p.1)

Algunos autores han pretendido sustituirla por otra denominación: calología, que atendiendo a su etimología significa ciencia de lo bello. Kant la toma en un sentido más bien etimológico, para él la Estética significó la teoría de la percepción, o bien teoría de la sensibilidad como facultad para tener percepciones; sin embargo, es común entender la Estética como la teoría del arte y la belleza.

En Baumgarten encontramos que “considera la estética con la teoría de la percepción sensible, la belleza como la percepción sensible y el arte como la expresión más elevada de la belleza”. (Colectivo de autores, 2008, p.34).

No obstante, la sociedad, con sus grupos de clases, produce tendencias antisociales en la persona que está dada al no poder satisfacer necesidades que ella misma engendra al producir sus bienes de consumo, de ahí que se deban fortalecer o formar valores en el individuo.
Para ello Marx comenta sobre la contradicción existente entre el burgués y el obrero y se refiere, “el hombre abrumado de inquietudes, necesitado, no tiene sentidos para el más bello espectáculo”. (Marx, 1965, p.103)

 

Por lo que es necesario brindarle atención a la formación de valores estéticos, teniendo en cuenta que el término de valor estético, es una cualidad añadida por el hombre al objeto, por lo que no es propio del mismo y no se determina por sus características físicas o naturales. El valor estético existe cuando el hombre y el objeto entran en una relación peculiar.

“(…) para hacer referencia al valor estético es necesario abordarlo en su relación con el gusto estético y el ideal estético. Lo que recibe la influencia directa de la educación es la conciencia estética, porque se actúa sobre los sentimientos, los valores y los ideales que son sus componentes estructurales sobre la base de la comprensión dialéctico-materialista de que la relación, hombre-mundo sólo es posible a través de la actividad y a partir de la práctica como el núcleo a través del cual se estructuran todas las posibles manifestaciones de la vida humana”. (Herrera, 2011)

El gusto estético no es más que la capacidad para apreciar la belleza, Apreciaciones, se manifiesta en forma de valoraciones directas, las motivaciones subjetivas y los rasgos individuales del carácter desempeñan un papel muy importante en las apreciaciones del gusto. El ideal estético es el objeto generalizado de la actividad estética del individuo, su clase o de la sociedad. Está condicionado histórica y socialmente, es el anhelo de perfección en las relaciones estéticas del individuo con la realidad.

El valor estético entra en juego en nuestra práctica a través de ambas concepciones, donde la conciencia estética actúa sobre las revelaciones de la vida. Se trata de relacionar siempre el valor estético con el arte, por ser este último transmisor de mensajes a través de su creación que incorpora innatamente en el individuo su capacidad de valorar estéticamente una vez que aprecie la obra y se cuestione el sistema de categorías que trae consigo la estética.
Los valores estéticos se expresan en la comunicación y objetivación, a través de aspectos tales como la belleza, la gracia, la elegancia, la exquisitez, la distinción, el encanto, el refinamiento, el estilo, el arte y la perspectiva. (Herrera, 2011).

Los valores estéticos cobran vida a partir del contexto en que se sitúen, es la sociedad quien impera ciertos valores que generaliza porque satisface sus necesidades. Permiten a la humanidad comunicarse partiendo de la sensibilidad que pueda provocar, y no se debe tan solo al carácter significativo material que aporta, sino que provoca en el hombre sensibilidad.
El carácter histórico-social de los valores estéticos es un hecho estatuido ya que éstos satisfacen las necesidades de expresión, comunicación, materialización objetivación de la humanidad entera, que no puede identificarse con una significación material, aunque se asocie a ella, sino con la revelación del desarrollo y las singularidades de la espiritualidad del hombre, y de su sensibilidad. (Lafita, 2009)

El nivel de enriquecimiento espiritual que pueda provocar una obra, más allá de las categorías estéticas, el grado de humanización que pueda provocar está determinado también a valores estéticos. Mediante el valor estético, el arte actúa sobre la postura emocional y volitiva del hombre frente al mundo, interviniendo directamente como regulador básico del comportamiento y del pensamiento. (Pérez, 2010, p.3)

Pero resulta que en ocasiones no todo lo que crea el artista cumple con esa función, aunque haya sido su intención. Puede tener determinado valor para el creador, pero si no se sitúa en su medio social no lo cumplirá. Para que un objeto sea portador de valor estético ha de funcionar precisamente como tal, lo cual presupone la presencia y participación de otros sujetos que así lo perciban y un contexto social que favorezca esa percepción. (Colectivo de autores, 2008, p. 134)

Los valores estéticos, ha quedado esclarecido, que diversos autores al respecto se basan en el momento histórico-social que se cree el objeto o situación de la vida, respondiendo así a los intereses de clases, mediado por el conocimiento que presente cada individuo, sus vivencias, sus ideales. El arte es la esfera por excelencia del valor estético, el mismo determina el placer estético y se mide a partir de las normas estéticas, se reflejan como propiedades únicas e irrepetibles.

Para Tomas de Aquino, el juicio es criterio estético de valor, ya que los objetos gustan o no, debido a una sensación visual; la vista es para él, el sentido estético por excelencia, la cual junto al oído produce impresiones estéticas. Manifiesta que el arte es virtud, y lo importante es su utilidad como obra artística y como creación divina; lo bello es atributo de la verdad y del valor moral. Reconoce lo subjetivo en la apreciación de lo bello, al expresar como ciertos objetos nos agradan y otros no, ya que esta sensación, causada por determinados objetos tienen su explicación en determinadas facultades del individuo (Marrero, 2005, p.18)

Por lo que entonces los valores estéticos no deben quedarse solo en el plano de lo artístico, aunque sea la esfera por excelencia de manifestación del mismo, dado que hasta las propias relaciones humanas pueden ser valoradas estéticamente desde su belleza, como se refiere anteriormente de cuanta moralidad refleja.

Para ello Lafita (2009) se refiere que “son valores espirituales cuya significación social está dada en que, siendo subjetivos por su existencia, son objetivos por su determinación y proyección social. Ellos se sintetizan en los ideales y teorías de clases, grupos y personas, y a su vez en la medida en que estos ideales se corresponden con las tendencias del desarrollo social se convierten en valores de un contenido más rico y profundo”.

Los valores estéticos no se reflejan en el alcance de una obra por la cantidad de personas que la aprecien, esto identificaría al valor estético con superficialidad, entretenimiento, se tomaría solo por su aceptación sociológica, como también no debe quedarse en lo que críticos de arte o especialistas propongan al observar una obra, por lo que entonces el valor estético está dado por el enriquecimiento espiritual que genera en quien lo aprecia, el crecimiento cultural y grado de humanización que promueve.

Los valores forman parte de la conciencia estética como componente, esta última corresponde con sentimientos, gustos, ideales, entre otros elementos adyacentes importante para en el proceso de formación de valores estéticos. “El ser humano trae una dotación innata que permite la formación de los valores, que la contiene como una posibilidad, pero esta posibilidad sólo se convierte en realidad en virtud del aprendizaje en el medio social. Los valores del individuo constituyen un reflejo de su medio social, pero un reflejo construido por el individuo de una forma activa y creadora”. (González, 2002, p.16)

Es por ello que el tema de los valores persigue un seguimiento en diversos autores, en cuanto a su fortalecimiento, su adaptación a situaciones históricas-sociales, lo que le aporta a dicha cuestión un fabuloso interés. Es la sociedad quien despierta en el hombre su capacidad de aprender y de otorgar ciertos valores al medio con el que interactúa.

Es que el problema de la formación del ser humano ha estado presente desde los propios orígenes de la sociedad, en tanto supone el planteamiento de la capacidad de éste para su transformación y la de los demás, lo cual siempre ha estado condicionado por los logros, las conquistas del pensamiento y la acción de los hombres que se han ido realizando históricamente y que han constituido su producción cultural. (Mendoza, S/F, p.7)

Es por ello que la formación intelectual del individuo debe estar enriquecida con la formación de valores y fundamentarse con la práctica, de ahí que el estudiante tiene como eslabón fundamental dentro del conjunto de influencias, la escuela. Se educa estéticamente para lograr una personalidad activa, transformadora y creativa en todas las facetas de su actividad, se da la educación estética en la medida en que esté presente el objetivo de alcanzar un ideal de belleza o perfección y se realicen a través de una función empática del sujeto con el objeto de la actividad. (Herrera, 2011)

La institución docente siempre ha sido formadora de valores. Cumple la función de transmitir información además de formación, pero hoy en día siendo la información más accesible a los individuos, debe la escuela entonces dirigirse al desarrollo de habilidades, competencias comunicativas para procesar información y a la formación de conciencias críticas.

 

El desarrollo de los conocimientos y de la inteligencia repercute positivamente sobre la formación de valores. Además, en el mismo proceso de formación de valores es necesario esclarecer los valores en un plano cognoscitivo, persuadir sobre la ventaja de cumplir con ellos y desarrollar el juicio moral como una vía importante para formar valores. (González, 2002, p.17)

Es necesario formar valores estéticos en la actividad extradocente donde tienen un importante rol los estímulos que traen experiencias afectivas, porque estos serán los que predominarán en el individuo a raíz de sus satisfacciones.

Luego del triunfo revolucionario se inició el proceso de democratización de la cultura y de institucionalización en el que se sucedieron un conjunto de actividades culturales. Se funda en 1959 el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, la Escuela Nacional del Arte y del Coro Nacional, de la Casa de las Américas; la creación del Conjunto de Danza Nacional de Cuba y el Conjunto Folclórico Nacional; en 1960 la Orquesta Sinfónica Nacional ; en 1962 la creación de la UNEAC, la creación de la Escuela de Técnicas de Bibliotecas, la Editorial Nacional de Cuba, la creación del Instituto Cubano de Radiodifusión, la Constitución de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos, estas y otros movimientos se realizaron en los primeros años de revolución, garantizando un ambiente cultural en la sociedad.

"Ser cultos es la única manera de ser libres", dijo Martí y nuestra Nación no se ha alejado ni un momento de la afirmación es por eso que nuestras políticas culturales se basan en el fortalecimiento de la enseñanza artística, movimiento encaminado a propiciar la participación de la población en su desarrollo cultural desde sus comunidades, hasta eventos de mayor alcance, su objetivo primordial formar una cultura general integral.

3. La formación de valores estéticos desde la promoción artística en la edad escolar.

¿Cómo formar o fortalecer valores a través de la promoción artística en los niños en edad escolar sin antes consultar qué ocurre en esta etapa del desarrollo psíquico de la personalidad del escolar? Para ello abordaremos el tema referido en algunos aspectos importantes para la investigación.

3.1. Edad escolar

En la situación social del desarrollo, intervienen una serie de etapas del desarrollo psíquico, por las que el individuo va transitando en la vida con una actividad rectora en cada una de ellas.
Para nuestra investigación ha sido necesario abordar la edad escolar o segunda infancia, que son los niños de seis a doce años de edad y la influencia que, desde el estudio, como actividad rectora, ejerce la institución escolar en la formación de valores estéticos.

El ingreso del niño en la escuela provoca un vuelco en su vida en relación con la etapa preescolar. Aparece la actividad de estudio como núcleo del régimen escolar. Esta actividad seria, socialmente importante y obligatoria, tiene por objetivo fundamental la asimilación por parte del niño de un sistema de conocimientos como etapa inicial de su preparación para la vida adulta. (Colectivo de autores, 2003, p.112)

El niño comienza asimilar conocimiento que recibe en la docencia, pero no tanto es un régimen de estudio donde solo aprende conocimientos necesarios para su vida adulta, tal parece que exista la llamada educación bancaria, sería de este modo una reducción total de lo que realmente constituye el ingresar a la escuela, porque fuera de la docencia, el niño se desempeña a partir de sus aptitudes.

El escolar empieza a ser partícipe de diferentes actividades: culturales, deportivas, políticas, entre otras. También continúa el juego de roles (actividad rectora en la edad preescolar), pero aparece el juego de reglas, donde el niño aprende a jugar por reglas, normas, como el parchís, las damas, las cartas, los escondidos, donde influye su moral, al aceptar y cumplir las medidas establecidas en el juego.

 

La formación de sentimientos y cualidades morales está presente en todas las actividades y procesos en que participa el niño en la edad escolar, por lo que la forma de actuar con ellos, la sensibilidad y el tacto que se tenga para tratarlos determinan en gran medida su buen desarrollo. No basta que el niño sepa por qué debe ser de una manera determinada, es indispensable enseñarle cómo actuar para ser así, por lo que es necesario ofrecerles fuertes vivencias, que le hagan sentir la necesidad y el deseo de actuar como se le ha enseñado. (Herrera, 2011)

Colectivo de autores cita a Sorín (2003, p.123) “a través de un experimento formativo que incluyó la utilización de narraciones, el teatro, los juegos escénicos, actividades de creaciones individuales y colectivas, etc., logró en niños cubanos el desarrollo de actitudes patrióticas, humanistas e internacionalistas”.

De ahí que la promoción artística es una alternativa para fortalecer los valores estéticos en los escolares, porque logrando motivarlos hacia el arte permitirá el desarrollo cultural de cada uno de ellos una vez que aprendan apreciar el arte y los valores estéticos que les aporta, siendo esta la intención de nuestra investigación, que permite también crear un ambiente en la comunidad, necesario.

3.2. La promoción artística y la formación de valores estéticos.

El Arte influye en los sentimientos del hombre a través de la imagen artística, despierta en él fuertes vivencias y facilita la formación de diversas sensaciones. Al subrayar la importancia de los sentimientos en la percepción estética, V. I. Lenin decía, que sin actitud emocional hacia la realidad no hay una verdadera comprensión de lo bello, sino solamente especulación y opiniones de moda. (Vasilievich, 1978, p. 253)

El arte desde filósofos antiguos consistía en complacer y ser útil, desde los atenienses se pensó que fuera una forma de enseñar, dar buenos ejemplos y elevar la moralidad, era valioso y debía ser cultivado. Como expresión creativa del ser humano y como principio forjador de la conciencia, la cultura responde a los valores que dan fundamento a la sociedad y cauce operativo al desarrollo humanístico del ser humano y, en tal virtud, su realización postula cuanto concebimos, apreciamos, sentimos y hacemos en términos intelectuales, morales, estéticos y espirituales. Corresponde a los individuos, a las instituciones y al gobierno sostenerla, impulsarla y potenciarla, ya que, como expresión creativa de un individuo, una comunidad o de un país, no puede contemplarse como una creación de un sector privilegiado de la sociedad sino como una expresión social que envuelve a la comunidad por cuanto nace de ella y a ella vuelve. (Candelier, 2000)

La cultura en tanto inmiscuye a los valores, se le concede a ésta la responsabilidad de transmitirlos, provocarlos, a partir de diferentes caminos. Por cuanto siendo la promoción y el arte elementos dentro de ella, serán también portadores de valores y aún más relacionados con la rama artística, los valores estéticos. 

El surgimiento y desarrollo de los valores parte de la familia, la escuela, organismos, instituciones, centros en los cuales establecemos relaciones y que nos ponen en función de valorar a raíz de nuestros contextos y necesidades. En ocasiones nos cuestionamos cuán cultural puede ser una escuela y según Rodríguez, (2009) “(...) la escuela es una institución cultural porque tiene el encargo social de formar y desarrollar intelectual, moral, estéticamente, ideológica y físicamente a todos los sujetos que intervienen en el proceso educativo y particularmente en el proceso de enseñanza-aprendizaje, cuyo contenido es precisamente la cultura (…)”.

La escuela constituye un eslabón imprescindible para el desarrollo cultural, que está determinado, en todo su contenido, por la formación de valores. Ahora bien, lograr ese desarrollo desde el propio proceso creativo personal o comunitario sería un logro donde se conjugan e interactúan categorías y conceptos en un permanente diálogo a favor del mencionado desarrollo.

La escuela cubana tiene como fin supremo la formación integral y humanista de los escolares. Para ello es importante fomentar en este período crucial de la vida, los procesos de apreciación y valoración del arte, mediante el cual se expresa la cultura en su concepto más amplio, así como la creatividad del escolar a través de variadas vías pedagógicas y culturales. De esta manera, se logra formar en los niños y adolescentes una personalidad enriquecida por valores éticos y estéticos.

El maestro confiesa en reiteradas ocasiones el no poder introducir en sus clases elementos de connotación estética, por su confesado desconocimiento del arte. Pero, aunque es cierto que la esfera en la gira la estética es el arte, no debemos obviar que se manifiesta lo artístico de disimiles formas, donde existan soportes, nociones respecto al orden, la regularidad y la medida.

Los escolares de primaria tienen la propiedad muy pronunciada de sentir y registrar vivencias relacionadas con lo bello. Por ello, cuando se trabaja con escolares es preciso aprovechar toda posibilidad de tratar cuestiones de arte para descubrir a los niños lo bello de la vida, enriquecer su personalidad espiritual, incitarlos a la actividad social, a la lucha contra aquello que obstaculiza la confirmación de los mejores ideales de la vida. (Vasilievich, 1978, p. 253) 

Las instituciones docentes tienen gran importancia para el desarrollo artístico, por eso se concibe como el centro cultural más importante de la comunidad, integrando a su quehacer a todas las instituciones del municipio y convirtiendo a profesores y alumnos en promotores artísticos, portadores de la formación de valores estéticos, que se nos atañe en la investigación.

Las denominadas escuelas rurales “(…) tienen exigencias sociales en la formación y desarrollo de una personalidad, que emane un individuo culto, con capacidad para respuestas rápidas y eficaces ante las situaciones que le plantea el desarrollo social y económico del mundo cada vez más versátil y dividido”. (Núñez, 2012)

Es la encargada de formalizar cambios, para lograr un mejor desarrollo de sus individuos y de la comunidad donde se encuentra situada, ya que tiene las herramientas y medios, lo hace precisamente desde los distintos saberes que le proporciona la cultura e identidad de cada lugar. El sentimiento estético, el empleo de la literatura y el arte, la labor del maestro para hacer ver el contenido estético de la materia que imparte es una vía magnífica para hacer coincidir la belleza, el amor y la felicidad personal. El maestro debe ser un "artista", un organizador de actividades artísticas, un intérprete del sentido estético de su asignatura y conmover a sus alumnos. (González, 2002)

Estas actividades, naciendo de las escuelas pueden y deben incorporar a todos los estudiantes, trabajadores, padres y vecinos aficionados al arte, ahora en mejores condiciones porque cuentan en el centro con el trabajo profesional de los Instructores de Arte.
Lograr una vinculación cada vez mayor de integrantes de la comunidad, es el mejor avance a obtener donde la formación de valores desde la promoción artística trascienda el espacio escolar.

En la educación del niño se aprovecha la gran sensibilidad emocional de estas edades, por lo que las actividades deben dejar siempre una vivencia afectiva perdurable para lograr el efecto deseado. A los niños hay que enseñarlos a amar y respetar a otras personas, ellos necesitan saber que hay alguien que se interesa por ellos, que le prevé todo lo que necesitan, los abrazos, las caricias; que sientan el afecto para ellos poder darlo también; que amen la naturaleza, plantas y animales; conozcan con profundidad el sentido de la amistad; el respeto hacia las heroicas hazañas de los combatientes, hacia el recuerdo de los caídos; el amor hacia otros pueblos; la comprensión de la importancia de la ayuda entre los distintos países, los sentimientos internacionalistas hacia los trabajadores. (Herrera,2011)

El niño debe sentirse a gusto en la actividad a desempeñar para que deje en ellos huellas perdurables sobre el objetivo con que fue concebida. Captar sus aptitudes ante el arte y dejarlos crear artísticamente, sobre sus propios intereses, preferencias, será la vía para que paso a paso conozcan apreciar el arte, y de formar valores estéticos.
La promoción artística es una vía de gran importancia para el logro de una formación de valores estéticos en los niños por la forma agradable en que lleva el mensaje y sus contenidos a través de la música, las artes plásticas, el teatro, la literatura y la danza. Forma aptitudes y actitudes, desarrolla capacidades, conocimientos, habilidades y hábitos para comprender el arte en sus variadas manifestaciones y condiciones históricas y sociales.

El arte que trae consigo valores encaminados a la felicidad, disfrute y satisfacción al ser humano es bueno. Pero el arte que produce un mensaje moral negativo, es contraproducente para el desarrollo moral. Igualmente, el arte que lleva un buen mensaje, pero que no es atractivo para el público, ni placentero, resulta negativo para la formación de valores.

Si tenemos en cuenta que la conciencia estética es el reflejo de la relación entre el hombre y el medio, a través de la cual éste adquiere un conocimiento sensible y valorativo de la realidad y que esta conciencia se formó como una necesidad de la práctica social y humana, valoraremos entonces la importancia de preservarla y desarrollarla. (Rodríguez, 2009).

Sobre todo, cuando en nuestros días se propone lograr una cultura general integral, se debe seleccionar qué conocimiento, información, producción debemos promover en la población y cómo fomentarla.  Una opción por tanto es la formación de valores estéticos desde la promoción artística, en una etapa de la vida donde creamos paso a paso nuestra personalidad.
“La apreciación de las artes hay que entenderla no como un adorno de la personalidad o un refinamiento espiritual, sino como un poderoso medio instructivo- educativo, de tal manera, se imponen estas reflexiones para contribuir a la formación de la conciencia estética de los escolares (…)” (Nuñez, 2012)

El arte ocupa un lugar importante en la formación del niño en la edad escolar porque trae consigo la capacidad de desarrollar al hombre en un ser más sensible, lo que potencia al individuo en ser creativos, reflexivos, aptos para insertarse en la dinámica de la vida y transformarla. Está claro que es una alternativa para lograr transformaciones dadas las problemáticas existentes en la comunidad y las deficiencias en el centro escolar.

Las actividades artísticas fomentan las capacidades de los escolares, tanto intelectuales como espirituales, sentimientos y gustos estéticos, logrando formarlos multilateralmente, desde la cual aprecie la belleza tanto en las relaciones sociales como en la naturaleza y en el arte mismo (Herrera, 2011). La promoción artística se realiza por personas que, sin ser profesionales, necesitan y pueden expresarse en el lenguaje propio en las diferentes manifestaciones artísticas ya sea a través del teatro, la danza, la música o las artes plásticas, buscando satisfacer sus necesidades, desarrollar su cultura, del mismo modo transmitir conocimiento que puede ser novedoso para las personas promovidas.

Es la forma fundamental de formar valores estéticos, pues contribuye con la fomentación del amor al arte, a comprender la belleza de los valores que el mismo puede poseer. También permitirá formar en los escolares su apreciación no solo al arte, sino a la creación que cada cual pueda realizar, integrando un sistema de artista, obra y público.

En nuestro país existen diversos proyectos con los niños encaminados a fomentar valores humanos a través de la creación artística, integrar a niños/niñas y adolescentes con necesidades educativas especiales, al disfrute del arte, para así buscar su crecimiento personal. Muestra de ello ha sido La Colmenita, de gran envergadura a nivel Nacional e Internacional. En el municipio San José de las Lajas nació el 16 de diciembre de 1997 en la escuela primaria Raquel Pérez de la comunidad Pedro Pí, “Los pequeños príncipes y princesas”.

Al respecto su directora Tania Perdomo, en entrevista, nos comentó cuán importante ha sido el arte para trabajar con los niños, “ha servido de instrumento para llegar no solo a ellos sino también a la familia, el objetivo no es precisamente crear artistas, el objetivo es que las personas conozcan qué es el arte, que las personas vivan en colectivo”, donde intervienen la formación de valores al mismo tiempo que aprendan apreciar el arte, aunque no se tenga talento para ejercerlo.
Se dan casos en medio del grupo donde existen niños que llegan al proyecto siendo egoístas, egocéntricos y enmarcándose todos en la misma misión de aprender arte, se erradica dicho problema; también se encuentran niños tímidos que el encuentro con las manifestaciones artísticas y el colectivo los hace irradiar.

Así van desarrollando diversas actividades que les permite un mayor desarrollo intelectual, hasta en el proceso cognitivo interviene el arte, a la hora de memorizar guiones, interviene la familia en lograr el aprendizaje y en estar al tanto de elementos necesarios para su proyección ante las manifestaciones artísticas.

Por otra parte, en 1998 se pone en práctica el Programa para el Perfeccionamiento de la Educación Estética que tiene como objetivo general contribuir a la formación y desarrollo de la personalidad de niñas, niños, adolescentes y jóvenes mediante la apropiación, elaboración y manifestación de los valores éticos y estéticos, contenidos en la herencia cultural y en las relaciones sociales, con vistas a construir su propia imagen como individuos y grupos, participar en el progreso de la nación y comprender mejor las relaciones con otros pueblos.

En la década de los 80 Carlos R. Rodríguez planteaba que la apertura de horizontes tenía las condiciones creadas incluso desde las aulas primarias. “No es preciso esforzarse mucho para comprender que no es solo en las costumbres formales de convivencia donde hemos perdido terreno. Esa juventud de admirable y con frecuencia heroica conducta política y de una formación técnica más seria cada día es en la que advertimos, sin embargo, a veces, un deplorable comportamiento formal pues adolece, como sustento de la chabacanería que nos disgusta y nos preocupa, de una visión culto-estética, que es el mejor antídoto contra la vulgaridad. Lo que nos proponemos no es fácil, pero tampoco inalcanzable.”

 

Conclusiones

A modo de síntesis conclusiva se puede reconocer la pertinencia de la promoción artística como vía para el logro de una formación de valores estéticos en los niños, por la forma agradable en que lleva el mensaje y sus contenidos a través de la música, las artes plásticas, el teatro, la literatura y la danza. Forma aptitudes y actitudes, desarrolla capacidades, conocimientos, habilidades y hábitos para comprender el arte en sus variadas manifestaciones y condiciones históricas y sociales.

La promoción con el fin de apreciar el arte es una bella tarea del promotor que tiene como fin contribuir con la formación estética de los niños y jóvenes principalmente. Para ello el promotor debe nutrirse de información en cuanto a la metodología para la investigación sociocultural, la aplicación de técnicas y herramientas indispensables para la realización de las acciones proyectadas, respondiendo a la necesidad de la comunidad.

En el proceso de promoción, la tarea no se encierra solo en el promotor cultural, es fundamental hacer partícipe a la población, que se sientan protagonistas, creativos en su propia realidad para cubrir sus necesidades. En nuestra investigación se pretende con el trabajo en la institución escolar el vínculo y desarrollo de la comunidad.

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*Lic. Meylin Pérez Guzmán Radio Mariel meylinperezguzman@gmail.com
**MSc. Carlos Rafael Fernández Medina Universidad Agraria de la Habana “Fructuoso Rodríguez Pérez” cmedina@unah.edu.cu

Recibido: 15/03/2019 Aceptado: 17/06/2019 Publicado: Junio de 2019

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