Revista: Atlante. Cuadernos de Educación y Desarrollo
ISSN: 1989-4155


LA FORMACIÓN MARTIANA DEL ESTUDIANTE: ORIGEN Y DESARROLLO DEL CONCEPTO

Autores e infomación del artículo

José Rolando Vázquez Labrada *

Magdalena Moreno Martínez **

Armando Ernesto Cruz García ***

Universidad de la Isla de la Juventud, Cuba

jrvazquezl@uij.edu.cu

RESUMEN
El trabajo en cuestión es el resultado de largos años de investigación en torno al pensamiento y la obra de José Martí y su lugar en la formación de las nuevas generaciones, que, a partir de los métodos teóricos de investigación: lo histórico-lógico y el analítico-sintético, entre otros, ha permitido corroborar que, en el transcurso de la Historia de la nación cubana, José Martí ha sido fuente fundamental de la que han bebido las principales figuras del movimiento revolucionario cubano del siglo XX hasta hoy. Asimismo, ya en la Revolución, se han identificado tres etapas en el abordaje de la obra martiana: años 60 en que José Martí fue presencia cotidiana en la escuela; años 70 a los 80: centró la atención en el estudio e investigación del pensamiento, la vida y la obra del Héroe Nacional; y la otra que se inicia en 1988 hasta el presente en que, además de lo anterior, se dirige a lograr la sistematización teórico- pedagógica y didáctica del tratamiento a la obra del Apóstol en función de lograr la formación martiana de las nuevas generaciones y, con ello, fortalecer su formación integral. Como resultado, se realiza un recorrido por la labor investigativa desarrollada y se desentraña el camino seguido para arribar en la actualidad al concepto, en desarrollo, de formación martiana del estudiante.
PALABRAS CLAVES: pensamiento y obra de José Martí-formación profesional pedagógica martiana-formación martiana del estudiante-enfoque martiano.
ABSTRACT:
The work in question is the result of long years of research around the thought and work of José Martí and his place in the formation of the new generations, which, based on the theoretical methods of research: the historical-logical and the analytical-synthetic, among others, has allowed to corroborate that, in the course of the History of the Cuban nation, José Martí has ​​been a fundamental source from which the main figures of the Cuban revolutionary movement of the 20th century have been drinking until today. Also, already in the Revolution, three stages have been identified in the approach of the Marti work: 60s in which José Martí was a daily presence in the school; 70's to 80's: focused attention on the study and investigation of the thought, life and work of the National Hero; and the other that began in 1988 up to the present in which, in addition to the above, is aimed at achieving the theoretical-pedagogical and didactic systematization of the treatment of the work of the Apostle in order to achieve the Martian formation of the new generations and, with it, strengthen their integral formation. As a result, a tour of the research work carried out is carried out and the path followed is unraveled to arrive at present at the concept, in development, of the Martian formation of the student.
KEYWORDS: thought and work of José Martí-Marti pedagogical professional training-Martian student training-Martian approach.


Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

José Rolando Vázquez Labrada, Magdalena Moreno Martínez y Armando Ernesto Cruz García (2018): “La formación martiana del estudiante: origen y desarrollo del concepto”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (febrero 2018). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2018/02/formacion-martiana-estudiante.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1802formacion-martiana-estudiante


  1. INTRODUCCIÓN

El magisterio cubano posee un rico historial en cuanto a la formación martiana de sus educandos. De sus manos salieron personalidades que, inspirados en el ideario y el ejemplo de José Martí, dedicaron su vida a la lucha patriótica por hacer realidad sus sueños de una República cordial, justa, con todos y para el bien de todos, así como al enfrentamiento a las apetencias imperialistas respecto a Cuba, la región latinoamericana y el mundo. Las principales figuras del proceso revolucionario cubano, desde Julio Antonio Mella a Fidel Castro, son una demostración fehaciente de ello.
El maestro cubano de hoy tiene la enorme responsabilidad de lograr esa formación en sus estudiantes. De su conquista depende en gran medida la emergencia del sujeto histórico que dará continuidad a la Revolución cubana, lo cual exige reflexionar en torno al concepto, sus orígenes, desarrollo y vías de consecución.

  1. DESARROLLO

Durante los años 60 del siglo XX era evidente la presencia del ideario martiano en la enseñanza-aprendizaje en todos los centros docentes del país. Además, abocados al proceso de construcción del socialismo, se necesitaba tener en cuenta la experiencia de aquellos países que habían iniciado ese camino con anterioridad. Eso es martiano, pues, como señala el Héroe Nacional cubano (1992), saber lo que otros hombres conocen, lejos de dañar el pensamiento original, lo fortifica.
Sin embargo, durante los años 70 y el primer lustro de los 80, se impuso el modelo soviético en la enseñanza y aprendizaje en las escuelas, lo que condujo a ignorar todo pensamiento ajeno al marxismo ortodoxo soviético, incluido el pensamiento revolucionario cubano.
Por tal razón, el trabajo con la obra martiana fue, durante esos años, prácticamente irrealizado en la escuela cubana y, menos aún, conceptualizado y sistematizado. Los autores coinciden con Rivas Toll (2008), quien considera que ello se debe a que en esa época existió la tendencia de reconocer el valor de un pensamiento en la medida en que se adecuaba a las exigencias de la filosofía marxista de entonces, la soviética, posición que -dice con razón la autora-, obedecía al dogmatismo y la descontextualización que la caracterizó.
Esa situación era tremendamente contradictoria con las posiciones del máximo líder de la Revolución cubana, quien, según Díaz Sosa (2006), en más de una ocasión, criticó al dogmatismo, al mimetismo en la teoría, al manualismo y al servilismo de la opinión y llamó a preservar y perseverar en un camino propio en correspondencia con la historia de la nación, sus necesidades e intereses.
Además, no se correspondía con el esfuerzo que hacía la sociedad cubana por estimular el estudio, promoción e investigación del pensamiento martiano. El Seminario Juvenil Martiano (1972) y el Centro de Estudios Martianos (1977) son instituciones destinadas a ese fin.
El problema señalado tampoco era congruente con los resultados de la obra de distinguidas personalidades e investigadores que han enfatizado en la importancia de que las nuevas generaciones conozcan la vida y la obra del Héroe Nacional y, a través de él, no solo se informen, sino que, además, se formen.
Marinello Vidaurreta (1980), por ejemplo, señala que “Martí es una figura histórica que ha de ser cercana, entrañable, consustancial a todo cubano sinceramente interesado en el bien de su tierra” (p. 89). Castro Ruz (2010), por su parte, considera que la formación ideológica, política y comunista de las nuevas generaciones exige del conocimiento de los admirables aportes de José Martí al pensamiento revolucionario de su tiempo.
A partir de la segunda mitad de la década del 80, se inicia en Cuba el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas, incluida la concepción con que, teórica y filosóficamente, se pretendió formar a las nuevas generaciones. Como parte del mencionado proceso, Hart Dávalos (1989) consideró un deber prioritario demostrar, en la evolución cultural y social de la nación, que las raíces del socialismo cubano están en José Martí con quien entronca el Marxismo-leninismo.
En correspondencia con las posiciones aludidas, los ministerios de educación y educación superior, mediante la Resolución 604/88 y 178/92 respectivamente, orientan la creación de las Cátedras y Aulas Martianas en los centros docentes, con el objetivo de estimular, entre los maestros y estudiantes, el estudio y la promoción del pensamiento del Héroe Nacional. Ello propició, además, el desarrollo de la investigación en aras de lograr la sistematización teórico-pedagógica y didáctica dirigida a convertir el pensamiento y la obra martiana en instrumento para la formación de las nuevas generaciones.
En la década del 90 esa labor se profundiza. Se dinamiza el movimiento dirigido a rescatar el trabajo con el pensamiento y la obra martiana en la escuela, en tanto instrumento insustituible del proceso formativo. Se han aprobado, además, tesis de doctorado orientadas a la sistematización del pensamiento martiano en el proceso de enseñanza-aprendizaje de distintas disciplinas y asignaturas.
Un decisivo hito en el proceso de conformación del concepto formación martiana del estudiante lo constituyen las reflexiones de Vitier Bolaños (1994), quien realiza un llamado a experimentar una formación martiana que vaya desde el círculo infantil hasta la universidad que solo finalice con la muerte y plantea su aspiración a que todos los cubanos sean martianos de razón y corazón.
En sintonía con lo anterior, en 1995 la educación cubana acoge la propuesta del mencionado autor en torno a los Cuadernos Martianos, se dota a las escuelas de los mismos y se brindan orientaciones precisas sobre su uso. En su “Guía para los maestros de las aulas martianas” (1995), dicho autor alude a la progresiva información y formación martiana que debe alcanzar el estudiante como resultado del trabajo con la obra de José Martí.
En su tesis de Maestría, Velázquez, A. (1998) destaca que, en Las Tunas, una regularidad en la formación profesional, para fines del siglo XX, era la insuficiente formación martiana de los docentes lo que se refleja, a su vez, en la débil formación martiana de los estudiantes. 
Por tal razón se precisa de maestros profundamente martianos. Teresita Miranda Lena (2001) destaca la necesidad de que el futuro maestro posea una sólida preparación político-ideológica martiana, marxista-leninista, fidelista y científica.
Castro Ruz (2001) resalta que el maestro no solo debe instruir sino fundamentalmente educar, que debe poseer conocimientos profundos y la capacidad de trasmitirlos. Tal concepto, señala, implica revolucionar métodos y programas.
El Ministerio de Educación (2002) considera que en su actuación diaria el maestro debe revelar los valores que deben caracterizar al cubano martiano, marxista-leninista y fidelista, razón por la cual debe reforzar el estudio de la vida y obra de José Martí estudiándolo por  sus textos. El objetivo debe ser informarse sobre él y a través de él, lo cual permitirá la asunción de los valores presentes en su vida y en su obra, es decir, no solo informarse en torno a él y mediante sus textos, sino, esencialmente, a través de él, formarse y formar a sus estudiantes.
Sin embargo, para inicios del presente siglo, sostiene Arteaga, F. (2002), perduran insuficiencias didácticas en el trabajo con la obra martiana en el tratamiento de los contenidos de las asignaturas que dejan una huella negativa en la formación del modo de actuación profesional del futuro maestro a partir del insuficiente  protagonismo del estudiante.   
El dominio de la obra martiana le permitirá al educador identificar los sistemas de conocimientos que son esenciales para la preparación cultural y científico-técnica del estudiante y los valores consustanciales a la profesión para la que se forma, así como las adecuaciones necesarias en los programas de estudio. Un gran número de investigadores ha desarrollado su obra tendente a desbrozar el camino que favorezca la labor del maestro en la dirección de alcanzar la ansiada formación martiana de las nuevas generaciones.
Moya González (2005) desarrolló en su tesis de Maestría “una propuesta metodológica para la formación martiana de los estudiantes de formación pedagógica de enseñanza preuniversitaria desde la micro universidad”. Wilfredo R. Mesa Ortega (2007) presentó en el evento Internacional Pedagogía 2007 el trabajo titulado “El  taller de apreciación y creación teatral en segundo ciclo de primaria: un espacio para la formación martiana de los alumnos” orientado a incidir en la preparación de instructores de arte y maestros para garantizar la presencia de Martí en los talleres de teatro de quinto y sexto grados como vía para fortalecer la educación integral de los alumnos.
En el evento Internacional Pedagogía 2009 aparece, en algunas ocasiones, el término  formación martiana. Padrón Ramírez y otros, identifican cómo inciden los programas de disciplina y asignaturas en la formación martiana de los estudiantes de la carrera de Lengua Inglesa en el antiguo Instituto Superior Pedagógico de Camagüey y Cruz Hernández (2009) señala, entre los objetivos del Programa Nacional Martiano, favorecer la formación martiana en las actividades extradocentes y extraescolares.
Un momento decisivo en el desarrollo del concepto fue el I Encuentro Nacional de Cátedras Martianas de la Educación Superior celebrado en Las Tunas (2010). Jañez Reyes y otros (2010) señalan que el estudio del pensamiento y la obra de José Martí es una prioridad del Ministerio de Educación Superior dada su importancia para la formación del estudiante ya que en él existe un caudal de ideas que contribuyen a su preparación integral desde el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Goulbourne Eversley (2010) destaca que el estudio de la obra martiana favorece el crecimiento espiritual y es un servicio que cada uno se puede prestar y puede prestar a la educación y formación martiana de los demás.
Pilar fundamental en la conformación del concepto es la definición que brinda Chacón Arteaga (2010) en que resalta que la formación martiana del individuo es la aprehensión de las ideas y los valores que aportó José Martí en su pensamiento revolucionario, que adquieren una significación trascendente para la persona que entra en contacto con ellas al asumirlas en sus esencias a la luz de la cultura de la época, lo que le posibilita orientar su vida cotidiana sobre la base de una visión ético-moral, de los valores y de la convivencia armónica de los seres humanos entre sí y con el medio ambiente, a la vez que contribuye al progreso de la integridad e identidad nacional y cultural de la patria en la continuidad histórica de la Revolución.
Dicha investigadora destaca tres aspectos para su consecución: conocer a Martí por Martí; revelar la continuidad de sus ideas en las sucesivas generaciones de cubanos, sus influencias y convergencias de pensamiento con otras figuras progresistas, tanto de la nación como de otras partes del mundo e interpretar y contextualizar el pensamiento martiano en la vida diaria, en la comprensión de la realidad de Cuba y del mundo en que vivimos, además de asumir sus valores.
La mencionada autora concibe a la formación martiana como un desafío que es parte de la formación integral de la persona e incluye el conocimiento de la concepción filosófica de José Martí: la relación hombre-naturaleza-sociedad-cultura, así como de los seres humanos y su educación.
Por su carácter general, filosófico, el concepto de Chacón Arteaga posee una importancia extraordinaria porque su definición es orientadora, alumbra el camino a seguir por la sociedad cubana, particularmente por el magisterio.
Otro momento trascendente respecto al desarrollo del concepto lo constituye el evento internacional Pedagogía 2011. En el Curso 60, Rodríguez del Castillo y otros (2011), introducen el concepto formación profesional pedagógica martiana. Destacan que es un objetivo priorizado de la educación cubana porque el ideal estético de maestro en el pensamiento de José Martí es un hito relevante para su consecución.
Señalan que, entre otros rasgos, el maestro debe caracterizarse por poseer una formación martiana que les permita incorporar la presencia coherente de José Martí en todo su accionar educativo al considerarlo síntesis de los principios fundadores que nutren la cultura nacional cubana; concretar en la realidad la escuela a que aspiraba el Apóstol y demostrar, en su actuación profesional, las ideas pedagógicas de los fundadores de la pedagogía cubana con insistencia en el ideario pedagógico martiano inherentes a su vida, a su obra y materializadas en su ejemplo.
Sobre esa base definen formación profesional pedagógica martiana como un objetivo a alcanzar en el proceso de formación. “Las carencias concretas en el proceso de formación profesional pedagógica para materializar este objetivo”, dicen, “y la falta de sistematicidad y rigor en el tratamiento de la vida y la obra de José Martí, como un todo integrado, han afectado el ideal propuesto” (p. 16); de lo cual derivan la necesidad de un cambio sustancial en la concepción formativa que permita concretar los objetivos estratégicos del modelo del profesional. Ello que implica el dominio de los contenidos a compartir con los estudiantes, y la aprehensión de métodos y acciones que favorezcan el cumplimiento de las funciones educativas.
Existen, destacan los señalados autores, razones suficientes para considerar indispensable el estudio de la vida y la obra de José Martí para la formación profesional pedagógica desde la percepción de su pensamiento y ejemplo para la actuación de los profesionales de la educación desde su concepción educativa porque deviene en una didáctica ligada a su vida y su obra.
Concepción teórico-pedagógica y didáctica, continúan, que lo convierte en paradigma de y para la educación cubana. En ella existen claves esenciales: la unidad entre ciencia y ternura, lo cognitivo y lo afectivo, la teoría y la práctica, que pueden incidir en la formación profesional pedagógica a partir de sus consideraciones sobre la formación espiritual del hombre; la formación del juicio estético y la moral con sus correspondientes sistemas de conocimientos y cómo asumir el enfrentamiento a la injerencia y a la hegemonía imperialista con innegable connotación para la educación político-ideológica, así como la formación de hombres cultos en el contexto de actuación profesional.
Los autores señalados hacen énfasis en que las asociaciones originales presentes en la obra martiana constituyen una fuente obligada de consulta para la formación profesional pedagógica en Cuba debido a la existencia de claves pedagógicas para la formación martiana del profesional de la educación; de un sistema de saberes generalizados y sistematizados a partir de determinados aspectos de la realidad política, económica, social y filosófica de Cuba y de América reflejados en su vida y obra y de la definición de los conceptos y sus relaciones para el abordaje científico de este objeto de estudio.
Además, entre esas claves pedagógicas incluyen que la formación martiana de los futuros profesores exige que estos puedan enseñar a aprender a sus estudiantes como hombres creadores “con ciencia y con conciencia”, así como que el método pedagógico martiano para formar al hombre propugna el diálogo constante, persuasivo y afable y la unidad de la instrucción y la educación. Todas, en una estrecha unidad dialéctica.
Por último, señalan Rodríguez del Castillo y otros, las mencionadas claves contienen códigos comunicativos y la relación entre el porqué y el para qué de la actividad como proceso que tienen a la cultura como eje integrador de todo acto humanista.
De modo que, el concepto formación profesional pedagógica martiana parece estar dirigido a la apropiación, por el futuro maestro, de la concepción pedagógica y didáctica de José Martí y de los rasgos que deben caracterizarlo, así como a su preparación para concretar en la realidad el ideal martiano de escuela. Del Sol López, una de las autoras del señalado Curso 60, defendió su tesis doctoral (2011) con una “Estrategia metodológica para la formación martiana desde el currículo de estudio de la formación profesional de la Enseñanza Media”.
Alzuri, Noharis (2013) define formación martiana como un proceso y resultado de la apropiación personalizada del ideario martiano, convertido en recurso para la reflexión diaria en torno a la relación con la naturaleza y demás miembros de la sociedad, que propicia la conformación de un proyecto de vida personal según el contexto en que el individuo desarrolla su actividad vital.
Para el mencionado autor, la formación martiana del docente, es el desarrollo de actividades, de modo lógico y coherente, que facilita su acceso al conocimiento, al de desarrollo de habilidades y capacidades que le permiten desempeñarse en la práctica conscientemente, desde el conocimiento del pensamiento, la vida y la obra de José Martí, lo que posee una significación positiva para las decisiones que  toma en ella. Es, además, un proceso mediante el cual el profesor ayuda al estudiante a que opte, o consolide su decisión de haber optado, por el magisterio, a partir de configurar su identidad como intelectual y agente educativo.
Como se puede observar, existe consenso entre los autores en torno a la necesidad de la formación martiana de los niños, adolescentes y jóvenes y en que es una responsabilidad de toda la sociedad, pero donde la escuela y los maestros ocupan un lugar fundamental. Asimismo, varios de ellos insisten en que debe estar intencionado y, por tanto, planificado y organizado desde el plan de estudio.
Distintos investigadores señalan la necesidad del trabajo con la obra martiana vinculado al objeto de estudio de las disciplinas y sus asignaturas, lo que los autores de este trabajo denominan enfoque martiano del proceso de enseñanza-aprendizaje, como vía para que los estudiantes se informen sobre la vida y la obra de José Martí y, a través de él se instruyan y eduquen, lo que implica la asunción del sistema de conocimientos y de los valores inherentes a su obra y a su vida, así como el desarrollo de hábitos de estudio y de habilidades para la comprensión de sus textos.
Además, los autores de este material han trabajado para estimular, entre los profesores de todas las disciplinas y sus asignaturas, la incorporación del pensamiento y la obra de José Martí a su actividad docente en la Universidad de la Isla de la Juventud “Jesús Montané Oropesa”, desde proyectos de investigación en los que han dedicado sus energías a demostrar cómo contribuir a la formación martiana del futuro maestro desde el proceso de enseñanza-aprendizaje de Práctica Integral de la Lengua Española, Filosofía, Economía Política, Teoría Sociopolítica, Español-Literatura, Educación Especial, entre otras.
Primero, han identificado la formación martiana como una dimensión de la formación integral del estudiante, de la cual no solo forma parte sino que la refuerza. Segundo, en esa labor, coincidentemente con Alzuri, han definido la formación martiana del estudiante como proceso y resultado.
Es proceso porque abarca todas las etapas y niveles por las que atraviesa la formación del estudiante desde el círculo infantil hasta la universidad y dentro de ellas, abarca distintas fases que conducen el fenómeno de lo inferior a lo superior hasta lograr que el estudiante asuma al Martí integral que necesita.
Es una tarea de todas las agencias y agentes socializadores y debe ser el resultado de una estrategia integral, donde la escuela tiene la máxima responsabilidad, pues, aunque debe concebirse desde el plan de estudios, su consecución se decide en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Es obvio que no se alcanzará como un producto de las acciones propias de un subsistema educacional, ni de una disciplina o asignatura, ni de un año determinado, sino del esfuerzo mancomunado de todos y cada uno de los eslabones y agentes que deben intervenir en su concreción e incluye, como componente fundamental, el ejercicio constante de la investigación y el intercambio de experiencias.
Es resultado, porque la asunción de los sistemas de conocimientos y valores martianos, y su concreción en parte consustancial de la personalidad, se expresa en la preparación científico-técnica y humanista alcanzada, revelada en el modo de actuación del estudiante ante sí, ante los demás, ante la naturaleza y en el cumplimiento de sus responsabilidades sociales, estudiantiles y laborales.
Se define como el proceso que se lleva a cabo durante la enseñanza y aprendizaje de las asignaturas, en que se ejerce sobre el discente un sistema de influencias dirigido a fortalecer su instrucción, educación y desarrollo a partir de sistematizar el trabajo con el pensamiento y la obra de José Martí en los componentes de dicho proceso en función de consolidar su protagonismo, su independencia, su creatividad y su espíritu transformador.
Los autores del trabajo introducen, además, el concepto formación de un modo de actuación profesional martiano. No es exactamente igual a formación profesional pedagógica martiana ya analizado. Lo incluye, pero se orienta, además, al logro de una actuación del profesor desde su disciplina o asignatura en que es consustancial, y natural, la presencia del ideario de José Martí en sus clases y en la orientación de la actividad laboral y científica de sus estudiantes desde el proceso de enseñanza-aprendizaje en sintonía con el objeto de estudio de sus asignaturas (en próximos espacios proponen los indicadores que permitirán valorar la existencia de tal modo de actuación en los docentes).    

  1. CONCLUSIONES

La formación martiana del estudiante es una tarea de toda la sociedad. Es un concepto que se ha ido conformando a lo largo del desarrollo de la Pedagogía y la Didáctica a partir de las exigencias de la política educacional trazada por el Partido Comunista de Cuba y el Estado, sustentada, a su vez, en lo mejor de la tradición pedagógica cubana de acercamiento a José Martí y su enseñanza. En esta política el plan de estudio desempeña un papel fundamental como parte de su organización y planificación pero en cuya consecución el proceso de enseñanza-aprendizaje de las distintas disciplinas y sus asignaturas ocupa el lugar determinante.
Los conceptos enfoque martiano del proceso de enseñanza-aprendizaje y formación martiana del estudiante constituyen una unidad dialéctica y solo se separan para, desde su análisis, contribuir a su mejor comprensión, si se tiene en cuenta, como señalan Addine Fernández y otros (2004), que el proceso de enseñanza-aprendizaje, como proceso pedagógico debe caracterizarse por su planificación, sistematicidad, dirección y especificidad, en el que la relación maestro-estudiante deviene en un accionar didáctico más directo con la finalidad de contribuir al desarrollo integral de la personalidad del educando, razón por la cual debe ser al mismo tiempo, instructivo, educador y desarrollador.
La sistematización del enfoque martiano en el proceso de enseñanza-aprendizaje solo contribuirá a la formación martiana del estudiante, en tanto parte componente de su formación integral, si se le incorpora en función de su instrucción, educación y desarrollo sistémicamente, con vistas a desarrollar y consolidar su protagonismo, independencia y creatividad.
Existen tres etapas claramente diferenciadas en el proceso histórico de abordaje de la obra martiana: primero, los años 60 en que José Martí es presencia cotidiana en la escuela cubana; una que se inicia en los años 70 con el Seminario Juvenil Martiano y el Centro de Estudios Martianos, que centran su atención, fundamentalmente, en la vida y en la obra del Héroe Nacional; y una tercera que comenzó a fines de los años 80, que incluye, además, la investigación en aras de lograr la sistematización teórico-pedagógica y didáctica del tratamiento de la obra del Apóstol en función de lograr la formación martiana de las nuevas generaciones y, con ello, fortalecer su formación integral.

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*Graduado de profesor de Historia (1981) .Licenciado en Educación en la especialidad Marxismo-leninismo (1983) Profesor Auxiliar (2002), Máster en Educación (2004) y Dr. en Ciencias Pedagógicas (2017). Ha desempañado distintas responsabilidades en la educación superior y prestado colaboración en el Programa de Alfabetización “Yo, sí puedo” entre 2006 y 2008 en la República del Ecuador. Es autor del libro “El hilo invisible que nos une”. Es Premio Municipal de Historia “Miriam Maza” 2006 y Premio del Ministerio de Educación 2005. jrvazquezl@uij.edu.cu
** Licenciada en Educación en la especialidad Educación Primaria (1996), Máster en Ciencias de la Educación Superior (2008) y Dr. en Ciencias Pedagógicas (2017). Se desempeña como profesora de la Universidad “Jesús Montané Oropesa” del territorio pinero. Prestó colaboración en el año 2012 en la República Bolivariana de Venezuela. Es Premio del Ministerio de Educación 2004. Ha recibido la distinción “Por la Educación Cubana” y la Medalla “Rafael María de Mendive”. mmorenom@uij.edu.cu
*** Licenciado en Estudios Socioculturales (2009). Ostenta la categoría docente de Asistente. Actualmente cursa una Maestría en Educación. Ha participado en varios eventos nacionales e internacionales sobre la vida y obra de José Martí Pérez. Se desempeña como profesor de Filosofía Marxista-Leninista, Historia de la Filosofía y Ética y pensamiento martiano en la Universidad de Las Tunas. Es miembro de la Sociedad Cultural José Martí, la Unión de Historiadores y la Asociación de Pedagogos de Cuba. armandocg@ult.edu.cu

Recibido: 15/01/2018 Aceptado: 20/02/2018 Publicado: Febrero de 2018



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