Pedro Rafael Camacaro *
Pedro.Camacaro@gmail.comEste artículo tuvo por objeto identificar y  determinar los criterios de evaluación de la calidad en educación, en el mismo  se exponen la calidad en la educación superior, las variables y dimensiones de  la calidad en la educación superior, el proceso de evaluación de la calidad en  la educación superior y la bibliografía.   Queremos mostrar, en definitiva, que la atención a estos aspectos en la  evaluación de la calidad en educación superior es decisiva no sólo para el  aprendizaje académico de los alumnos, sino para el logro de otros resultados  educativos igualmente importantes. La investigación aporta nuevo conocimiento  sobre los criterios de calidad contenidos en los modelos para medir la calidad  de programas académicos y de manera prospectiva, ofrece elementos para el  diseño de nuevos instrumentos de evaluación de la calidad en educación superior  para diferentes países e instituciones.
    Palabras claves: calidad  educación superior, evaluación de la calidad, Variables y dimensiones.
This paper aimed to identify and determine the criteria for assessing the quality of education in the same quality in higher education, variables and dimensions of quality in higher education are discussed, the evaluation of quality in higher education and literature. We want to show, in short, that attention to these aspects in the assessment of quality in higher education is crucial not only for academic learning of students, but to the achievement of other equally important educational outcomes. Research provides new insights into the quality criteria contained in the model to measure the quality of academic programs and prospectively, provides elements for design of new tools for quality assessment in higher education for different countries and institutions.
Keywords: higher education quality, quality assessment, and dimensional variablesPara citar este artículo puede utilizar el siguiente formato: 
Pedro Rafael Camacaro (2018): “Hacia una aproximación de la evaluación de la calidad en Educación Superior”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (febrero 2018). En línea: 
https://www.eumed.net/rev/atlante/2018/02/calidad-educacion-superior.html
//hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1802calidad-educacion-superior
En  la actualidad los procesos de la calidad de los programas y de las  instituciones de educación superior se han incrementado en importancia y  afectación en los involucrados en el mencionado proceso, la medición y  evaluación se ha convertido por un lado en un factor de características  complejas que da como resultado altos índices de complicación que nos lleva a  que la mencionada problemática sea muy difícil de resolver, en la búsqueda de  soluciones se requiere que se convoquen a las diferentes miembros de la  comunidad universitaria que se encuentran regidos por un conjunto de normativas  y reglamentaciones   que apuestan a una  evaluación orientada hacia la mejora permanente y a la instauración de una  cultura evaluativa de la calidad, como una construcción disciplinar proveniente  del mismo sector educativo para el nivel superior de la educación, tanto  al  ámbito público y privado. Por lo  tanto plantearemos una manera de abordar el problema es la búsqueda de sistemas  de evaluación, basados en estándares atribuibles a la calidad de la educación  superior, lo cual necesariamente implica acudir a modelos ya probados en  procesos de evaluación de programas y de instituciones, los cuáles además de  tener un sólido fundamento teórico conceptual, desarrollan métodos, procedimientos  e instrumentos para los procesos de autoevaluación conducentes bien sea a  planes de mejora, a la acreditación de los programas y de las instituciones a  manera de rendición de cuentas y garantía de la calidad o bien a la  certificación de calidad.
   Por  lo tanto, una aproximación al tema de la evaluación de la calidad en educación  superior debemos tomar en cuenta una serie de variables, dimensiones e  indicadores que nos permiten  el estudio de  la calidad en educación superior que son comunes en programas e instituciones,  y que la correcta aplicación de modelos en la evaluación permiten  identificarlos y verificarlos obteniendo como resultado recomendaciones válidas  y confiables sobre el estado de dicha calidad de un programa o de una  institución, a partir del cual se pueden tomar decisiones para el diseño y  ejecución de planes, programas y proyectos dirigidos al mejoramiento de la  mencionada problemática.
El  inicio de tomar en cuenta a la calidad se remonta a la década de los años  cincuenta, involucrando de forma global a los diferentes sectores de la  actividad económica a escala mundial, incluido el sistema de educación  superior. Lo cual ha resultado en el diseño de sistemas de calidad con  definición del concepto, determinación de variables, factores y criterios de  calidad, sistema de control, aseguramiento y gestión de la calidad; y se han  desarrollado modelos instrumentos y procedimientos con indicadores para su  medición y evaluación, soportados teórica y científicamente.
   Los  servicios educativos en la educación superior se pueden definir como servicios  personales, y las organizaciones que los ofrecen, como empresas de servicios,  los cuales están imbuidos en el status de la calidad; producto la complejidad  que circunscribe a la definición del concepto de calidad; y por consiguiente,  su medición y evaluación. Siempre teniendo como norte que la calidad tiene la  connotación dirigida hacia la satisfacción de las necesidades y expectativas  del cliente, valorada desde la persona, calidad externa, se llega a la  conclusión de la pluridimensionalidad del concepto.
   Según  (Van Damme, 2003), en el campo de la  educación superior, “el camino más seguido actualmente para definir la calidad,  es el de acudir a un conjunto de estándares, que se aplican en evaluación de  programas y de manera explícita en los procesos de acreditación, pues a través de  ellos se puede apreciar qué se enseña y qué se aprende en las universidades; y  la distancia entre resultados esperados y los alcanzados”. En ese sentido, (Moreno, 2003), El proceso de obtención de la  calidad ha sido estudiado, modelado y analizado desde la Teoría Holístico  Configuracional en esta última etapa, al tener el mismo naturaleza holística,  dialéctica y consciente.
   Holística:  Al entender la calidad como una totalidad, al ser esta el resultado de la  integración de las cualidades particulares que se van obteniendo en los  diferentes procesos claves que la aseguran.
   Dialéctica:  Por el carácter contradictorio de las relaciones que emergen entre las  configuraciones que caracterizan este proceso.
   Consciente:  Tiene al hombre en su centro, el método empleado para desarrollarlo concibe la  fijación de objetivos desde los niveles estratégicos hasta los operativos. 
   Las  instituciones de educación superior están en ámbitos que son muy cambiantes,  globalizados  e impredecible producto de  la aparición de modelos de enseñanza y aprendizaje, que están influenciados por  los procesos de globalización, la educación de masas, la educación a distancia,  el uso de las TIC para la formación virtual y la adopción de nuevos instrumentos  de gestión, entre los cuales, se destacan el direccionamiento estratégico, la  evaluación institucional, .y la autorregulación. De aquí el concepto pluridimensional  de la calidad de la docencia, de la investigación y de la gestión, convertido  hoy en un punto de referencia interdisciplinario imprescindible de cara a la  mejora permanente de procesos y de resultados en el ámbito educativo. Lo que  trae como consecuencia que la posición de la calidad está presente en la  divulgación del conocimiento mediante congresos, jornadas, cursos y seminarios  tanto a nivel del discurso, como de la reflexión científica, con aplicaciones  teórico-prácticas, y el desarrollo de técnicas y herramientas para su  implementación y despliegue en la actividad académica. Así (Millan, 1990), dice que la calidad de la  educación implica necesariamente dar respuesta a interrogantes como: ¿qué  educación tenemos?, ¿cómo es, y cómo funciona el sistema educativo en cada  país?; frente al análisis de realidad, ¿qué juicio de valor nos merece la  educación en su conjunto, en sus elementos integrantes, en su proceso y en sus  resultados?; con respecto a la valoración de la calidad educativa: ¿cuáles son  los criterios o indicadores que definen la calidad de la educación, o  contribuyen a garantizarla y mejorarla?. Y finalmente, frente al mismo acto  educativo, ¿qué estrategias de acción son necesarias para mejorar la calidad en  la educación?
   En  ese sentido, (Mariño, 2002), el concepto  de calidad definido como el nivel de satisfacción de un cliente, ya sea externo  o interno y el producto que recibe de su proveedor, es un concepto  pluridimensional. En primer lugar, la satisfacción del cliente está en función  de diversos atributos; y por tanto, es esencial para cualquier organización que  desee obtener información confiable, conocer sobre cuáles son los atributos que  el cliente usa como criterios claves, para comprar el bien o servicio que esa  empresa le provee. Para así poder comparar el desempeño de la organización, en  relación con la competencia. Estos atributos pueden ser de carácter higiénico,  es decir aquellas dimensiones de calidad que el cliente supone deben estar  presentes en cada oportunidad que adquiere el producto o servicio. La presencia  de estos atributos higiénicos no causa satisfacción, pues se supone deben  darse, pero su ausencia o bajo desempeño sí causan insatisfacción en el  cliente.
   Luego,  (Bricall, 2000), específica que el  concepto de calidad de la educación tiene distintas acepciones entre las cuales  se destacan las siguientes:
(Fields, 1994), expresa un concepto de calidad de la educación y lo conecta  con el  modelo del sistema de calidad  para la educación que debe contener las siguientes características: a)  definición y registro de los requerimientos del cliente, b) incorporar estos  requerimientos en las actividades educativas, c) medir e informar sobre los  avances de esas expectativas, d) analizar el logro de resultados acerca del  cumplimiento de las expectativas del cliente, e) establecer las acciones  correctivas que realizan los equipos de trabajo en la solución de los  problemas, f) verificar los resultados del equipo; y g) promover el  mejoramiento continuo al quehacer de toda la organización educativa.
   La  (UNESCO, 1998), se refiere a la calidad  de la educación superior como un concepto pluridimensional que comprende todas  sus funciones y actividades: a) enseñanza y programas académicos, b)  investigación y becas, c) personal, d) estudiantes, e) edificios, f)  instalaciones, g) equipamiento, h) servicios a la comunidad; e i) servicios al  mundo universitario. La calidad requiere también que la enseñanza superior esté  caracterizada por su dimensión internacional con: a) el intercambio de  conocimientos, b) la creación de sistemas interactivos, c) la movilidad de los  profesores y estudiantes; y d) los proyectos de investigación internacionales,  teniendo presente los valores culturales y las circunstancias nacionales.
   Partiendo  de estos conceptos, se puede deducir que el concepto de calidad de la educación  es un término relativo, puesto que: a) significa cosas diferentes para diferentes  personas, diversidad de intereses de las personas implicadas; b) puede  significar  cosas distintas para una  misma persona en diferentes momentos y situaciones diversas; c) puede ser  definido tanto términos absolutos, como ideal al que no se puede renunciar (al  igual que sucede con la verdad o la belleza), como en términos relativos; d) se  trata de un concepto escurridizo asociado a lo que es bueno y merece la pena, y  con el que es necesario comprometerse.
La  realidad sobre el concepto de calidad de la educación superior constituye un  término totalmente relativo no sólo ha dado lugar a múltiples definiciones y  aproximaciones desde los distintos puntos de vista sino a que también difieren  entre sí los enfoques y criterios utilizados en la evaluación respectiva. Al no  existir una única medida de la calidad de un sistema educativo, los evaluadores  generalmente se ven en la necesidad de definir este concepto y tomar decisiones  en relación con el tipo de información necesaria para efectuar su valoración.  Lo cual determina que, en cada caso, deba valorarse todo proceso de evaluación  en función del punto de vista o enfoque operativo que asume el evaluador sobre  calidad, así como de las estrategias que utiliza en su medida. Como fácilmente  se puede suponer, la disparidad de criterios ha sido tal que hasta la fecha el  tema de la evaluación de la calidad de la educación ha generado más confusión y  debate que resultados concretos.
   Antes  de establecer lo referente a las variables expondremos las aproximaciones del  concepto de calidad en las instituciones de educación superior partiendo de las  siguientes opciones:
En  el proceso de evaluación de las instituciones   de educación superior se vienen utilizando dos metodologías que se  pueden considerar contrapuesta (Lee & Smith,  1993). De un parte, encontramos la perspectiva racional-burocrática que  conceptualiza los centros educativos como organizaciones formales, configuradas  por una serie de características que pueden ser analizadas y evaluadas de forma  sistemática. De otra, la perspectiva contextual o comunitaria, que considera a  las instituciones educativas como pequeñas sociedades o ecosistemas poniendo  énfasis en las interacciones que se establecen dentro de la organización. Lógicamente  cada perspectiva ofrece una visión diferente de lo que es calidad educativa y  un modelo para su análisis igualmente diferente.
   En  retrospectiva podemos caracterizar que cuando llega el momento de realizar una  evaluación a una institución educativa, los investigadores se enfocan en  concepciones teóricas sobre la calidad en modelos operativos que permiten una  contrastación empírica. Donde la relación entre teorías sobre la calidad y  criterios para evaluarla es tan estrecha que cabe hablar de tantos modelos de  evaluación como enfoques teóricos se formulan al respecto. Sin embargo la  mayoría de los trabajos al respecto utilizan modelos que arrancan de uno de  estos dos enfoques: racional/causal e interactivo/contextual. Por ello podemos  hablar de investigaciones que abordan las variables proceso-producto desde un  enfoque causal e investigaciones que estudian este tipo de variables desde una  perspectiva contextual.
   Por  ello, el concepto de calidad en el campo de la educación superior debido a su  complejidad ya dentro de su significado engloba múltiples variables que hace  más difícil su medición, es por ello que se requiere ser muy amplio en la  especificación de las mismas que producen una serie de dimensiones e  indicadores. Entre los cuales podemos destacar los siguientes:
El  proceso de evaluación de la calidad en la educación superior nos permite  determinar si los objetivos propuestos se han logrado y, en otros, detectar las  disfuncionalidades que se presentan en la organización que dificultan su  desarrollo. Esta evaluación es una herramienta mediante la cual es posible  satisfacer ambas exigencias.
     Tradicionalmente,  las instituciones de educación superior han utilizado dos clases de criterios  para autoevaluarse: a) los criterios de referencia: que consisten en listas de  verificación de los atributos esenciales que constituyen la buena práctica; y  b) los criterios de logro o de gestión, normativos y competitivos los cuáles  permiten distinguir en donde la práctica es cuantitativamente diferente. Ambas  clases de criterios son importantes a la hora de evaluar el cumplimiento de un  programa o una institución. Ahora bien, ¿cuáles serían aquellos criterios que  ofrecen mayores posibilidades de ser utilizados con éxito en dichas auto  evaluaciones por su consistencia y fiabilidad? En los modelos de evaluación de  la educación que se utilizan actualmente, ¿pueden hallarse criterios comunes  que permitan hacer auto evaluaciones fiables? Mientras que (Gallifa, 2004), Es por ello que se hace  necesario establecer parámetros y criterios en la evaluación de la calidad en  educación superior, entre los cuales se destacan los siguientes (Gallifa,  2004):
De  esta manera, (Griño, 2004), relaciona  calidad de la educación superior, con la capacidad adaptativa que genera en las  personas para actuar de manera eficiente en la cultura competitiva empresarial.  En efecto, las organizaciones estiman el valor de los aportes humanos, como uno  de sus recursos más valiosos e importantes para afrontar el reto y mantener el  nivel de competitividad. Así, a mayor aporte a este reto por parte de los  egresados de los programas al estar vinculados a las organizaciones, estas  valoraran mejor la calidad de los programas y de las instituciones que los  ofrecen.
     Desde  este punto de vista, la formación de la calidad es aquella que cubre la  necesidad de desarrollo de competencias adaptativas de sus destinatarios, con  el fin de que estos mejoren la eficiencia profesional y empresarial en entornos  cambiantes y altamente competitivos. Esta característica prospectiva de calidad  de la educación, cimentada en el concepto de calidad anticipatorio y  sorprendente, implica actuar como foro de reflexión permanente sobre la  realidad, a fin de obtener la información necesaria para potenciar y promover  la mejora de la calidad de la educación superior y anticiparse a los cambios  que genera un entorno exigente, variable y competitivo.
     En  definitiva, las variables para la evaluación de la calidad en la educación  superior son fundamentalmente herramientas que nos permiten detectar y asegurar  la calidad de un sistema educativo. Según la (  Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), 2011)  recomiendan su utilización para evaluar la eficacia y la mejora de las  instituciones y los sistemas educativos cabe señalar las siguientes:
En  este artículo podemos considerar que la evaluación de calidad en educación  superior debe realizarse partiendo de modelos mediante el uso de variables y  dimensiones que permiten la validación empírica.
     Se  establecieron un conjunto de variables y dimensiones con la intención de que  puedan ser utilizados para medir el grado de consecución de los objetivo y de  esa manera vislumbrar la calidad educativa en educación superior que pueden ser  explicados por una combinación de los factores antes mencionado que desempeñan  un papel esencial en este entramado de relaciones hipotéticas. 
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