Revista: Atlante. Cuadernos de Educación y Desarrollo
ISSN: 1989-4155


FAMILIAS DISFUNCIONALES Y LA INTERVENCIÓN DEL TRABAJADOR SOCIAL EN EL PROCESO EDUCATIVO

Autores e infomación del artículo

Sandra Auxiliadora Romero Chávez *

Fabián Gustavo Menéndez Menéndez **

Alexandra Mercedes Almeida Pérez ***

Universidad Técnica de Manabí, Ecuador

sromero@utm.edu.ec

Resumen  

La presente investigación se realizó en la Escuela de Educación Básica Fiscal “Eloy Alfaro” de la parroquia San Pablo, del cantón Portoviejo, provincia de Manabí, la cual cuenta con dieciocho docentes y más de cuatrocientos estudiantes. El principal objetivo fue indagar la incidencia de la disfuncionalidad familiar en el proceso de aprendizaje originado por ciertas problemáticas sociales tales como: prostitución, delincuencia,  consumo-expendio de alcohol y drogas y el maltrato físico y psicológico entre sus miembros, ocasionado más que nada por  la escasa educación en valores y la falta de recursos económicos que los obliga a actuar inapropiadamente. La metodología utilizada para el desarrollo de dicho estudio fue crítica-propositiva, apoyada en métodos cuantitativos, cualitativos, bibliográfico-documental y de campo; empleando instrumentos para la recolección de datos como: la ficha de encuesta y entrevista aplicadas a padres de familia y docentes, que evidenciaron la existencia de diversos conflictos en el hogar. Los resultados obtenidos permitieron la elaboración y ejecución de una propuesta de intervención que consistió en fomentar valores morales y espirituales en las familias, a través de talleres participativos, motivándolos al mejoramiento de su interrelación,  alcanzando así un adecuado rendimiento académico de sus hijos durante el proceso educativo.
Palabras clave: Familias disfuncionales – intervención -Trabajo Social – valores - proceso educativo.
Abstract

The present investigation was carried out in the "Eloy Alfaro" School of Basic Education of the parish of San Pablo, of the Portoviejo canton, province of Manabí, which has eighteen teachers and more than four hundred students. The main objective was to investigate the incidence of family dysfunction in the learning process caused by certain social problems such as: prostitution, delinquency, consumption of alcohol and drugs and physical and psychological abuse among its members, caused mainly by the lack of education in values ​​and the lack of economic resources that forces them to act inappropriately. The methodology used for the development of this study was critical-propositive, supported by quantitative, qualitative, bibliographic-documentary and field methods; using data collection instruments such as: the survey and interview sheet applied to parents and teachers, which showed the existence of various conflicts in the home. The results obtained allowed the elaboration and execution of a proposal of intervention that consisted in fomenting moral and spiritual values ​​in the families, through participatory workshops, motivating them to improve their interrelation, thus achieving an adequate academic performance of their children during the process educational.

Key Words: Dysfunctional families - intervention - Social work - values ​​- educational process.

Para citar este artículo puede utilizar el siguiente formato:

Sandra Auxiliadora Romero Chávez, Fabián Gustavo Menéndez Menéndez y Alexandra Mercedes Almeida Pérez (2017): “Familias disfuncionales y la intervención del trabajador social en el proceso educativo”, Revista Atlante: Cuadernos de Educación y Desarrollo (mayo 2017). En línea:
https://www.eumed.net/rev/atlante/2017/05/disfuncionalidad-familiar-manabi.html
http://hdl.handle.net/20.500.11763/atlante1705disfuncionalidad-familiar-manabi


  • Introducción 

Con origen en el vocablo latino interventĭo, intervención es la acción y efecto de intervenir. Este verbo hace referencia a diversas cuestiones. Intervenir puede tratarse del hecho de dirigir los asuntos que corresponden a otra persona o entidad, sin embargo, Alejandro Moreno (2008), al referirse al término intervención hace énfasis en su aspecto más complejo al decir que significa “actuar”, ejercer una acción sobre algo. Un sujeto activo que viniendo de fuera, entra con su acción en una realidad externa a él y la transforma (…) “supone un sujeto fuente de la acción, y un objeto, paciente de esta”.

En tanto, Carballeda (2004) da una definición que sitúa a la intervención dentro de la tradición normativa generada por la necesidad de mantener la cohesión social y con ella la paz y el orden social. Esa definición dice que la intervención es un “conjunto de dispositivos de asistencia y de seguros en función de mantener el orden o la cohesión de lo que denominamos sociedad”. Considerando lo expuesto por ambos autores se define a la intervención como la actividad de ejecutar o desarrollar una acción sobre determinado fenómeno o realidad con el fin de transformarla, cambiarla o mejorarla.
Del mismo modo, se puede definir a la intervención social como una acción intencionada desde la autoridad para cambiar una situación que según algún criterio se considera intolerable o marcadamente alejada de unas pautas ideales de funcionamiento humano o social. Al hablar de intervención social, se hace meritorio destacar al profesional en Trabajo Social, quien es un ente de cambio que busca la transformación de las comunidades, y que puede intervenir en diversos campos, tales como: la salud, educación, derechos humanos, desarrollo social, entre otros.

Cabe recalcar que el método social familiar esta conformado por una gamma de relaciones mutuas en invariables de crecimiento. Estas se observan intervenidas de manera continua por los variados entornos sociales en el que se desarrolla el individuo, ya sean estos culturales, políticos, económicos e ideológicos. Pese a que la familia es la primera escuela donde los niños aprenden a relacionarse a través de la comunicación, también se reflejan variedad de problemas que afecta considerablemente el proceso de enseñanza-aprendizaje.

En el presente artículo se pone énfasis en la intervención del Trabajador Social en el área socioeducativa, que consiste en planear y llevar a cabo programas de impacto social, por medio de actividades educativas en determinados grupos de individuos, interviniendo sobre un problema social que afecta el desempeño y desarrollo escolar. Como se sabe, la educación es un elemento muy importante en el desarrollo de los seres humanos, preparando al individuo para la vida en comunidad.

Esta socialización comienza en la familia, adquiriéndose de forma informal desde la primera infancia, para seguir siendo receptores de esos conocimientos y valores hasta que como padres, nos toque cambiar de postura, de receptor a emisor, con el fin de seguir la cadena y mejorar las relaciones interpersonales entre sus miembros.

Lucinda, Romani Quinto, presenta su tesis titulada “Familias Disfuncionales y su relación con la Autoestima de los Estudiantes de la Institución Educativo N° 30133 de Colca - Canipaco, Huancayo, 2014”; El objetivo principal, fue, “Determinar la relación entre Familias disfuncionales y la autoestima de los estudiantes de la Institución Educativo N°30133 de Colca - Canipaco, Huancayo, 2013”, concluyendo que los padres de familia no establecen vínculos afectivos en su hogares, lo que afectan el desarrollo y crecimiento físico e intelectual de sus descendientes; para lo cual se recomienda superar los problemas de disfuncionalidad emprendiendo talleres de concienciación a los padres de familia para mejorar la calidad de vida de los estudiantes y así elevar su autoestima.
Ruiz y Gallardo (2002) observaron en su estudio que los hijos/as de familias disfuncionales manifestaban poca adaptación general en el aspecto psicológico, inferior rendimiento escolar y mayor distracción en el aula, también se señala que un niño o niña con abandono familiar le será más difícil manejar los traumas en la etapa adulta.
Diversos estudios en el transcurso del tiempo han buscado establecer la forma como las personas llevan a cabo los procesos de aprendizaje y algunos de ellos señalan que el bajo rendimiento académico tiene que ver en gran medida con lo que ocurre en los hogares disfuncionales.

  • Desarrollo

Perfil del profesional en trabajo social
El trabajador social es un profesional de la acción social que opera en un área específica, enfrentando con las personas involucradas una amplia gama de necesidades y problemas sociales; tiene una comprensión profunda de las estructuras y procesos sociales, el cambio social y del comportamiento humano, que le capacita para intervenir en las situaciones que viven individuos, familias, grupos, organizaciones y comunidades, asistiendo, manejando conflictos y ejerciendo mediación; participar en la formulación de las Políticas Sociales; y contribuir a la ciudadanía activa mediante el empoderamiento y la garantía de los derechos sociales.
Todo ello con el fin último de contribuir junto con otros profesionales a la integración social, la constitución de una sociedad cohesionada y el desarrollo de la calidad de vida y del bienestar social.
Es así que “en la actualidad se concibe la profesión de trabajo social desde un enfoque de derechos porque se entiende que el trabajador social debe asistir al sujeto, pero reconociéndolo sujeto de derecho, por tanto para ello es necesario la coordinación y cooperación de otras disciplinas”. (Iparraguirre Irentzu Laucirica, 2014)
El Trabajo Social es una tarea desarrollada en una realidad concreta, en relación con los hechos o fenómenos que se estudian y a los que se pretende transformar juntamente con las personas implicadas y afectadas por ellos; por lo cual, las competencias necesarias para el óptimo ejercicio profesional del trabajo social son las siguientes:
1. Capacidad para trabajar y valorar de manera conjunta con personas, familias, grupos, organizaciones y comunidades sus necesidades y circunstancias.
2. Capacidad para planificar, implementar, revisar y evaluar la práctica del trabajo social con personas, familias, grupos, organizaciones, comunidades y con otros profesionales.
3. Capacidad para apoyar a las personas para que sean capaces de manifestar las necesidades, puntos de vista y circunstancias.
4. Capacidad para actuar en la resolución de las situaciones de riesgo con las personas así como para las propias y las de los colegas de profesión.
5. Capacidad para administrar y ser responsable, con supervisión y apoyo, de la propia práctica dentro de la organización.
6. Capacidad para demostrar competencia profesional en el ejercicio del trabajo social.
Asimismo, de manera genérica, se definen una serie de funciones profesionales, que están orientadas a:

  • Ayudar a las personas a desarrollar las capacidades que les permitan resolver problemas sociales individuales y colectivos.
  • Promover la facultad de adaptación y desarrollo individual de las personas.
  • Promover y actuar para el establecimiento de servicios y políticas sociales adecuadas o de alternativas para los recursos socio-económicos existentes.
  • Facilitar información y conexiones sociales con los organismos de recursos socioeconómicos.

“Como profesionales calificados, sea en el trabajo de campo o como gerentes o administradores de servicios sociales, articulamos tres objetivos: enfrentamos con recursos y capacidad operativa la solución de problemas sociales, realizamos educación social con las personas comprometidas en dicha superación y organizamos a tal efecto. Por ello, seremos implementadores de políticas sociales, seremos animadores de procesos sociales, seremos concientizadores, motivadores, movilizadores, informadores, gestores, consultores, asesores, orientadores, mediadores, etc. El cómo definamos nuestra función, en cada intervención, tendrá que ver con la especificidad profesional. Éste es el desafío permanente del trabajador social y lo que muestra nuestra capacidad creativa frente a cada contradicción que la práctica opone”. (Kisnerman Natalio, 2003)
El entorno socio-familiar y la actuación del trabajador social
La intervención del trabajador social en el grupo familiar tiene como objetivo la mejora de alguna de las condiciones de sus miembros. Así pues, la eficacia de la intervención se podría valorar más con el aumento de la capacidad del grupo familiar para hacerse cargo y superar nuevas dificultades, que con la resolución concreta y específica de la demanda que le ha llevado a acudir al trabajador social.
Para ampliar los aspectos más capacitados, más autónomos, más adultos del grupo familiar, es necesario conocer y comprender de la manera más profunda posible las necesidades básicas que determinan las dificultades y actuación del grupo, los mecanismos que marcan la dinámica social y la interacción que continuamente se establece entre los diferentes elementos.
El trabajo con familias es uno de los múltiples campos en los que se ejerce la acción profesional de los trabajadores sociales y, como tal, está sujeto a los principios y exigencias generales que forman parte de la ética profesional.
Como parte de su formación profesional, el trabajador social posee destrezas especiales de vinculación con las personas y grupos, las que utiliza en este momento de la intervención. Importante es destacar que en una intervención centrada en la familia, se debe procurar que la vinculación abarque a la familia como totalidad. Cuando ello no es factible, porque no existe la posibilidad de que todos los miembros de la familia acudan a las entrevistas, debe procurarse que aquellos no involucrados sepan que se está iniciando un proceso de intervención y que el trabajador social está abierto a conectarse con ellos y escuchar sus opiniones y sugerencias cuando deseen hacerlo. (Nidia Aylwin A. y María Olga Solar S., 2002)
En todos estos casos, utilizando sus destrezas profesionales para el trabajo grupal, los profesionales enfatizan la concepción del grupo como un sistema de ayuda mutua, en que cada familia se encuentra con otras que tienen los mismos problemas, comparten sus experiencias, se apoyan entre sí y tienen oportunidad de desarrollar el potencial de ayuda mutua que existe en todos los grupos.
En la medida que los miembros del grupo se van conociendo y confiando entre ellos, pueden expresar sus dificultades y así  perciben que no están solos, que sus problemas son compartidos, que es bueno hablar de ellos y que no es patológico tenerlos. De este modo el grupo como sistema de ayuda mutua reduce la soledad y el estigma, desarrollando el potencial de los miembros para el enfrentamiento de sus problemas.
El Trabajador Social interviene en el entorno familiar con el apoyo de otros profesionales, ya que estas familias se encuentran en su diario vivir constantes problemas de toda índole, económicos, laborales, de salud, entre otros. Por ende la principal acción que realiza el Trabajador Social es la función preventiva, esta surge de manera precoz e inmediata con la elaboración de planes y programas acorde a la realidad que vive la familia, y es aquí que se busca el apoyo del equipo interdisciplinario para derivar los casos a los departamentos correspondiente.
El objetivo de la intervención es que la familia establezca una relación más competente y autónoma con su medio. Esto supone trabajar en dos dimensiones: tanto en el contexto mismo como en la capacidad de la familia para relacionarse con él.
En relación al medio, la intervención del trabajador social se orienta básicamente a descubrir, crear y potenciar recursos del medio que son necesarios para la familia, coordinando tales recursos en torno a las necesidades de la familia y haciendo posible que sean accesibles para ella. Lo anterior implica vincularse con instituciones y servicios gubernamentales y no gubernamentales, como también con organizaciones de base, redes sociales, etc. De ahí que sea necesario contar con una perspectiva holística que permita desarrollar tareas de evaluación sistémica, de planificación, de coordinación y de mediación para relacionar a la familia con su contexto.
En cuanto a la capacidad de la familia para relacionarse con el medio, la intervención se orienta a desarrollar aquellas características individuales y familiares que favorecen una actitud abierta hacia el medio, y a entregar a las familias la información básica sobre los recursos existentes y sobre las formas de acceder a ellos en mejores condiciones. Para esto es necesario fortalecer la autoestima familiar y la conciencia de sus necesidades, derechos y responsabilidades en relación a los diversos sistemas del medio con los cuales se vincula.
Por ende, “los trabajadores sociales somos educadores sociales en el sentido de animar intencionadamente un proceso que lleve a los actores con quienes trabajamos a reflexionar, con un enfoque de globalidad e historicidad, acerca de sus situaciones problemas y a asumir su propio proyecto frente a éstas. Significamos así la realidad e instrumentamos, para que ellos organizadamente, planifiquen y ejecuten las estrategias con las que van a operar para superarlas. La práctica como acción educativa le da direccionalidad, rescatando su protagonismo en el sentido de insertarlos en la vida social y en la lucha por fortalecer sus iniciativas. Al considerar la educación como factor primordial para el cambio, desarrollamos actitudes de superación, cooperación, ayuda mutua, de convivencia democrática, de desarrollo personal y social.”(Kisnerman Natalio, 2003, p. 107)
La intervención del trabajador social en el proceso de aprendizaje de los estudiantes pertenecientes a familias disfuncionales
Los trabajadores sociales garantizan el derecho a la educación de los alumnos. Son mediadores entre la escuela y la familia ocupándose de la atención, orientación y acompañamiento de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, a fin de contribuir a la inclusión educativa y social.
Iparraguirre Irentzu Laucirica (2014) hace énfasis en la intervención del Trabajador Social en el área educativa, donde se promocionan los derechos de niños y jóvenes, considerándolo como uno de los ámbitos por excelencia ya que desarrolla su tarea ocupando el rol de orientador social, siendo de vital importancia su papel en situaciones de vulnerabilidad de los alumnos, sin embargo, dicho rol a veces es desconocido por el conjunto de la población.
Un paso importante será el abordar con las familias la situación del alumno para reinsertarlo en la escuela. Se debe tener en cuenta que diversos factores determinan el bajo rendimiento de cada estudiante, entre ellos puede ser: el cansancio propio de ayudar en tareas domésticas, el campo o el cuidado de sus hermanos mayores, problemas intrafamiliares, desinterés por parte de sus progenitores o disfuncionalidad familiar, lo cual les impide concentrarse, atender o estudiar  y hasta provocan su ausencia en la escuela. Los orientadores sociales saben que una situación se expresa en la escuela  pero tal vez se origina en ámbitos ajenos a ella.
De esta forma se expone que el buen o mal desarrollo psicosocial, equilibrio emocional, adaptabilidad y rendimiento académico del alumno, depende básicamente del ambiente familiar, social y educativo en el que se esté desarrollando, siendo así que sus pensamientos, triunfos, fracasos, acciones y comportamientos van a ser el resultado de todas las particularidades que estos ambientes les proporcionaron. (Merino & Namicela, 2012)
La escuela es hoy la institución que más recepta y refleja la problemática del sistema social-global y la que mayor trascendencia tiene en la vida de los hombres. En ella, el trabajador social se encuentra con problemas de relación del niño con sus padres, con sus docentes y sus compañeros, aislamiento, agresiones, rechazos, baja asimilación de contenidos, desnutrición, más todos aquellos que trasladan del contexto familiar y poblacional, lo que se traduce en ausentismos, repeticiones, deserciones y violencia, frente a los cuales, la escuela tolera, expulsa, discrimina o contiene, y es evidente que, a pesar de la amplia cobertura que ella tiene, no garantiza la equidad del sistema escolar.
Por tanto, Fernández Fernández Dolores (2009), enfatiza la importancia de los centros educativos, puesto que éstos funcionan como el escenario privilegiado para la prevención de las numerosas situaciones que pueden poner en riesgo el desarrollo saludable de la infancia, ya que las situaciones de dificultad personal, familiar y/o social, con frecuencia, son la fuente de numerosas necesidades educativas o la causa del incremento o agravamiento de otras.
El Trabajador Social puede desarrollar un sinnúmero de actividades y funciones al constatar un déficit escolar, para ello es necesario:

  • Conocer las realidades socioculturales de los niños y niñas de las instituciones educativas.
  • Identificar las situaciones que dificultan o impiden el aprendizaje y acercarle al docente estrategias para revertir estas dificultades.
  • Acompañar al docente orientando prácticas que tienen que ver con lo educativo
  • Aportar estrategias y herramientas de abordaje, técnicas y modelos de acompañamiento de la función pedagógica, promoviendo la socialización y los espacios de expresión en los ámbitos institucionales.

Si bien al maestro le corresponde la conducción del proceso de enseñanza-aprendizaje, al psicólogo la detección precoz y atención de los problemas emocionales en el aprendizaje, al psicopedagogo dar los lineamientos que metodológicamente deben orientar la tarea del docente en general y en particular con los educandos que presentan problemas y al Trabajador Social detectar y atender la problemática social que incide en el aprendizaje, es todo el equipo el que debe contribuir junto con los padres y vecinos a lograr el pleno y adecuado desarrollo integrado de los niños, haciendo uso de todos los recursos disponibles y luchando por su implementación cuando no se disponga de ellos. Sólo así una institución educativa se inserta en el contexto en la que está ubicada.
Cajamarca Fárez Jorge Luis (2015) destaca que los niños/as y adolescentes necesitan encontrarse bien social y emocionalmente para participar e involucrase en el proceso de aprendizaje y así obtener mayores resultados en el desarrollo de las destrezas y de sus potencialidades. El bienestar se refiere al estado de la vida interior de los niños/as y adolescentes, a su estado sentimental o emocional. Se trata de un estado básico que no cambia de un momento a otro. Es el resultado de su experiencia en las diferentes situaciones de su vida y las diferentes relaciones que tiene, con sus padres, maestros, compañeros, vecinos, etc.

  •  Métodos y técnicas

El estudio se basó en la metodología crítica-propositiva, conduciendo su accionar en la recolección de información relevante para someterla a un análisis estadístico,  tomando en consideración los métodos cuantitativo y cualitativo.
La  investigación fue de Campo ya que se realizó en la escuela de Educación Básica Fiscal Eloy Alfaro, del cantón Portoviejo, provincia de Manabí en el período 2015-2016 donde se tomó contacto directo con la realidad y se recabó información y datos de las diferentes manifestaciones e  indicadores que presentan los hogares disfuncionales en el proceso de aprendizaje, del mismo modo se empleó el método Bibliográfico – Documental,  obteniendo datos e información de diversas fuentes de tipo secundario, tales como libros especializados, textos, revistas, periódicos e internet, permitiendo así respaldar científicamente el estudio realizado.
En efecto, es importante destacar que la investigación se desarrolló en dos niveles: Exploratorio y Descriptivo; el primero hace referencia a las acciones realizadas que permitieron evidenciar las problemáticas latentes dentro de la comunidad educativa y el entorno familiar de los estudiantes de Quinto Año de Educación General Básica de la Escuela Fiscal Eloy Alfaro, el segundo tiene como objeto buscar y especificar las características o propiedades importantes de personas, grupos o comunidades, para ser sometidos a análisis. Se utilizó la estadística descriptiva para el análisis de los datos cuantitativos, así como para describir los diferentes resultados con sus respectivos análisis e interpretaciones cualitativas, describiendo en sí  la problemática planteada.

  • Resultados

4.1 Hogar disfuncional                                             

Con el objetivo de conocer si los estudiantes de quinto año de Educación Básica de la Escuela “Eloy Alfaro” forman parte de un hogar disfuncional, se encuestó a padres y docentes de la institución, teniendo como resultado que 30 de los participantes que representan al  60% opinaron que sí, mientras que 18 que corresponden al  36%  dijeron que tal vez y 2 que representan al 4% manifestaron que no.

    • Causas de disfuncionalidad

De acuerdo a los resultados obtenidos en las encuestas aplicadas a padres de familia y docentes de la escuela Eloy Alfaro sobre la causa de disfuncionalidad en los  hogares, se evidencia que 20 encuestados que representan al 40% dijeron que es por el consumo de alcohol, droga o prostitución, en tanto 15 que representan al  30% opinaron que la causa es ausencia de valores y principios en la familia,  mientras que 10 participantes que representan al 20% manifestaron que es el maltrato psicológico y físico, 2 encuestados que representan al 4% expusieron que es la falta de comunicación, otros 2 que representan al 4% opinaron que todas las anteriores y 1 que representa al 2% dijo que  ninguna de las anteriores.

                 

    • Alternativa para solucionar conflictos

Con respecto a la información adquirida en las encuestas aplicadas a padres de familia y docentes de la escuela Eloy Alfaro sobre la alternativa de solución para los miembros que experimentan conflictos en el hogar, se obtuvo como resultado lo siguiente: 20 participantes que corresponden al 40% manifestaron que son necesarias todas las alternativas anteriores, mientras que 10 encuestados que representa el 20% dijeron que la alternativa sería charlas motivacionales, asimismo otros 10 encuestados que corresponden al 20% expusieron que se necesita voluntad e iniciativa propia para cambiar, sin embargo 7 que significa el 14% opinaron que se debe asistir a talleres de escuela para padres, 3 que corresponde al 6% manifestaron que usar un tercero como mediador y ninguno de los encuestados escogió la alternativa de ninguna.

  • Conclusiones

La intervención del trabajador social en el campo de la familia es multifacética, se realiza a nivel directo o indirecto, orientando y motivando a los miembros del hogar en la resolución de sus problemas.

La disfuncionalidad familiar afecta significativamente a los miembros del hogar, causando diversos problemas en su desarrollo físico, psicológico, cognitivo, emocional y conductual.

El bajo rendimiento de los estudiantes de quinto año de Educación Básica de la Escuela Eloy Alfaro se debe por las diversas problemáticas acaecidas dentro de sus hogares, lo cual conlleva a que el niño muestre desinterés en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Los miembros de hogares disfuncionales carecen de valores morales y espirituales olvidándose con ello que es derecho de los niños y niñas crecer en un hogar armónico, donde los padres de familia velen por el cuidado de ellos, brindándoles afecto, atención, bienestar y una adecuada educación.

  • Referencias bibliográficas
  • Cajamarca Fárez, J. L. (2015). El trabajo social y la educación de Bachillerato General Unificado (BGU). Ecuador. P. 19
  • Carballeda, A. J. (2004) La intervención en lo social, p. 91. Buenos Aires: Paidós.
  • Fernández Fernández, D. (2009). El Trabajo Social en el Sistema Educativo. España. P. 69
  • Iparraguirre Irentzu, L (2014). El trabajador social recupera un rol clave entre la escuela y la familia. Bilbao.
  • Kisnerman, N. (2003). Pensar El Trabajo Social: Una introducción desde el construccionismo- Segunda Edición. Lumen-Humanitas. Buenos Aires. Pp. 107-132.
  • Merino, C., & Namicela, G. (2012). Modulo VI- Trabajo Social en el ámbito de la educación. Ecuador.
  • Montero Rivas, M. (2012). El Concepto de Intervención Social desde una Perspectiva Psicológico-Comunitaria. Revista MEC-EDUPAZ, Universidad Nacional Autónoma de México.
  • Moreno, A. (2008) Mas allá de la intervención. En B. Jiménez-Domínguez (Comp.) Subjetividad, participación e intervención comunitaria, pp. 85-105. Buenos Aires: Paidós
  • Nidia Aylwin A. y María Olga Solar S. (2002). Trabajo Social Familiar. Chile. Pp. 156-179
  • Ruiz, I. & Gallardo, JA. (2002). Impacto psicológico de la negligencia familiar (leve versus grave) en un grupo de niños y niñas. Anales de Psicología, 18(2), 261-272.
  • Sánchez Vidal, Alipio (2002). Psicología social aplicada: teoría, método y práctica. Prentice Hall. Madrid. P 182.
  • Tabera Galván, Victoria & Rodríguez de Lorza, Marta (2010).  Intervención con familias y atención a menores. EDITEX. Madrid. Pp 13-14.
* Licenciada en Trabajo Social. Magister en educación y desarrollo social. Docente auxiliar de tiempo completo de la Universidad Técnica de Manabí. sromero@utm.edu.ec

** Licenciado en Ciencias de la comunicación. Magister en educación y desarrollo social. Docente auxiliar de tiempo completo. Vicedecano de la escuela de Trabajo Social.fm@utm.edu.ec 3 Egresada en Trabajo Social. Universidad Técnica Manabí. aalmeida8494@utm.edu.ec


Recibido: 20/05/2017 Aceptado: 23/05/2017 Publicado: Mayo de 2017

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