Alison Gómez Dessavre
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La Educación Ambiental en México aún tiene mucho camino por recorrer, y a pesar de que ya llevamos años con múltiples intentos y proyectos emprendidos (sin juzgarlos por el momento, ya habrá oportunidad de exponer mi opinión al respecto durante el transcurso del presente documento), es que la realidad es mucho más compleja de lo que parece, hay tantos frentes que atender que el mercado se confunde sobre a qué darle prioridad conforme se van presentado las necesidades y urgencias: normatividad y legislación ambiental, programas de educación y capacitación para la prevención de la contaminación y conservación ambiental, manejo de recursos (agua / energía / aire), gestión de residuos contaminantes, cuidado de la salud, higiene y seguridad, programas de capacitación técnica para la sustentabilidad y sostenibilidad de las industrias y de las urbes, entre otros temas.
Y es que seguimos siendo más reactivos que preventivos, pero en un mundo en el que las alertas climáticas y de abastecimiento de recursos para sobrevivir no siguen reglas, y que además resulta fácilmente corromper por grupos de interés, es que prácticamente vuelven imposible la labor de ponerle un orden. Sin embargo eso no debe por que frenar la lucha constante por hacerlo, al final seguimos siendo muchos más los que nos vemos afectados por el caos de los que se ven beneficiados de crearlo, y llegará el momento en el que se sumen tantos esfuerzos que se pueda vislumbrar un cambio y se logre rescatar algo antes de que terminemos con todo.
Afortunadamente en la labor de poner orden no estamos solos, es una prioridad internacional, y como podremos observar en los Antecedentes Contextuales de la Educación Ambiental, contamos con importantes instituciones y guías que nos apoyan en esta labor; y que por mencionar de las más importantes están la primer Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental celebrada en Tbilisi en 1977, el Programa 21 de la primer "Cumbre de la Tierra" del Congreso de las Naciones Unidas sobre Desarrollo y Medio Ambiente en Río de Janeiro en 1992, el Protocolo de Kioto sobre el Cambio Climático en 1997 y los diversos Congresos de Educación Ambiental bajo la coordinación de uno o más organismos de la ONU.
No obstante también en el propio país es que por supuesto existen iniciativas e instituciones que trabajan de una u otra forma en la formación ambiental de industrias y ciudadanos, como el Instituto Nacional de Ecología, la Universidad Autónoma de México, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, en general empresas de la iniciativa privada, pequeños grupos pro-ambiente y sustentabilidad, asociaciones o instituciones públicas de jurisdicción propia como las cámaras y las secretarías, entre otros.
Para citar este libro puede utilizar el siguiente formato:
Alison Gómez Dessavre (2020): “PROPUESTA DE UN DISEÑO DE PROGRAMA DE EDUCACIÓN AMBIENTAL PARA EL DESARROLLO DE PROYECTOS DE CONSTRUCCIÓN SUSTENTABLES INTEGRALES Y AMIGABLES CON EL MEDIO AMBIENTE”, Biblioteca virtual de Derecho, Economía, Ciencias Sociales y Tesis Doctorales (marzo 2020). En línea:
https://www.eumed.net/libros/1883/index.html