Francisco Muñoz de Escalona
Dr. en economía del turismo
franjomues@gmail.com
Cuenta  Jorge Luis Borges en su inolvidable Historia Universal de la Infamia que  Bernard Shaw “ha declarado que toda labor intelectual es humorística”. No lo  sabía. ¿Es intelectual la labor desarrollada por el autor en estos cuatro  volúmenes? Tampoco lo sabe. Lo que sí sabe es que, en ocasiones, recala en la  parodia humorística al constatar cómo los estudios del turismo acostumbran a  enaltecer el hacer turismo de los turistas y el hacer turismo de los que les  sirven en sus actividades. Porque, curiosamente, todos en el turismo hacen.  Hacen los que lo consumen y hacen los que lo producen. Y siempre lo hacen en  los lugares en los que los consumidores están, no en los que residen  permanentemente, sino en los que están pasajeramente, en los que son meramente pasajeros.  Y siempre es en estos lugares donde se localizan los que sirven a los  pasajeros, nunca en los lugares en los que los pasajeros son residentes  habituales. Sí, tal vez por ello el autor no sea serio en ocasiones, y tal vez  por ello llame turisperitos  a los  expertos en turismo, expresión que viene de tur y de peritos, y turispericia a  la comunidad de la que forman parte, de tur y pericia. 
  Lo que la  turispericia observa es un colectivo de consumidores pasajeros y los compara  con el colectivo de consumidores habituales. Y constata que son dos colectivos  con semejanzas y diferencias. Se diferencian en que los residentes son  productores y consumidores mientras que los pasajeros son solo consumidores.  Constata que ambos colectivos, como consumidores, tienen muchos parecidos, son  cuasi iguales. De aquí que los turisperitos deduzcan que los pasajeros  conforman una parte significativa de la economía local, menos significativa que  la completa, pero, obviamente, muy significativa, tan significativa que hay  localidades en las que predominan los consumidores pasajeros. A estas  localidades las conocen con la denominación de destinos turísticos. En ellos,  todo lo que se produce y se consume adopta el calificativo de turísticos.  Tangibles, bienes, o intangibles, todos merecen son considerados productos  turísticos. Por ello, por ser todos, no lo es ninguno en sí mismo ya que lo son  porque son producidos para ser consumidos por los pasajeros.
  Por esta  sorprendente razón se comprenderá que el contenido de la materia se preste al  humorismo. Tal vez no haya ninguna materia cuyo contenido sea comparable al  turismo en lo que respecta a su forzada singularidad y a su menos forzada  complejidad. Jamás un matemático soportaría un teorema que no ofreciera  claridad, exactitud e incluso elegancia expositiva. Pero los expertos  científicos en turismo no rechazan unas formulaciones en sus planteamientos tan  reñidas con estas exigencias. 
  El autor,  ya se ha dicho, lleva más de tres décadas denunciando esta situación. Pero sin  éxito. Los turisperitos se niegan a participar de sus preocupaciones ante el  singular panorama que ofrecen los estudios que se escriben y publican sobre el  turismo. Y mucho menos admiten su postulado, el que consiste en llamar turismo  no solo al colectivo que viaja por gusto o al conjunto de empresas que sirven a  este colectivo, sino, también, a los programas de viaje o de visita con  contenido que elaboran por sí mismos que o adquieren en el mercado los  consumidores desplazados por cualquier motivo, entre ellos por gusto o porque  sí.
  La  admisión del postulado propuesto tendría la ventaja de dar al contenido de los  estudios un aspecto más claro, más preciso y también más elegante porque  acabaría con la pretendida singularidad y complejidad de la materia al  identificar objetivamente un único producto al que llamar turístico, lo que  llevaría a identificar, también objetivamente, una única empresa a la que  llamar turística al margen de su localización siempre y cuando se dediquen a  producir turismo, es decir, programas de visita con contenido.
  Si lo  turisperitos aceptaran el postulado que se les ofrece, nada ni nadie impediría un  estudio sociológic0, geográfico, psicológico, antropológico, filosófico 0  heurístico del fenómeno social del turismo. Incluso podrían calcularse los  efectos que los gastos de los consumidores pasajeros tienen en el sistema  económico de la localidad en el que están de visita. Se podría aplicar con  propiedad el herramental analítico de la macroeconomía (multiplicador  keynesiano, tabla de relaciones intersectoriales, cuentas-satélite) sin dificultad  alguna si aceptara nuestro postulado. Pero, eso sí, sin mezclar y confundir las  ciencias aludidas y, sobre todo, utilizando con propiedad y eficiencia el rico  arsenal analítico de la microeconomía del turismo para estudiar el sector de  las empresas turísticas, esto es, de aquellas que se dedican a producir planes  o programas de vista. Lo cual no empecería que se estudiaran, igualmente, las  diferentes empresas que se dedican a satisfacer las múltiples necesidades de  los consumidores pasajeros, muchas de las cuales son, como se sabe, las mismas  que tienen los consumidores residentes.
  Las  empresas que facilitan servicios de hospitalidad y refacción, localizadas como  es obvio en los lugares visitados, dejaría de ocupar el centro de la  investigación de los servicios auxiliares del turismo que se ubican en los  lugares visitados. Ese lugar central sería ocupado por los servicios  incentivadores sin los cuales no puede haber turismo.
  Se dejaría  de sostener al hacer referencia a los países visitados que reciben turismo, un  producto que se elabora, casi siempre, en los países de residencia habitual de  los consumidores, aunque, no debemos dejar de reconocer que el turismo también  podría ser producido en los países visitados con servicios auxiliares de dicho  lugar tanto para consumidores residentes como para residentes pasajeros.
  Pero para  lo que no sería útil admitir el postulado que se viene ofreciendo en los cuatro  volúmenes de los que consta esta obra es para sostener los numerosos mitos y  falsedades que alimenta la turispericia, entre ellos que la industria turística  es la más importante del mundo. Tampoco serviría para enmascarar con ciencia lo  que no es más que propaganda, y descarada promoción de múltiples y complejos  intereses empresariales y gubernamentales. Y, claro, si no sirve para lo dicho,  difícilmente van los turisperitos a asumir el postulado propuesto.
Para citar este libro puede utilizar el siguiente formato: 
Francisco Muñoz de Escalona (2019): “Por y para una microeconomía del turismo. Una propuesta: científica y operativa Volumen III”, Biblioteca virtual de Derecho, Economía, Ciencias Sociales y Tesis Doctorales (mayo 2019). . En línea: 
https://www.eumed.net/libros/1823/index.html