Francisco Muñoz de Escalona
Dr. en Economía del Turismo
franjomues@gmail.com
El  autor continúa en esta obra recopilando los trabajos que desde hace más de 30  años ha venido escribiendo como consecuencia de su repentino interés por los  estudios e investigaciones que, desde hace casi un siglo y medio, se vienen  haciendo para conocer el llamado fenómeno social del turismo tanto en Europa  como en América. Continúa, por ello, la tarea emprendida por su reciente obra Por y para la microeconomía del turismo Una  obra en la que postula la que considera necesaria revisión del paradigma  convencional, tan hegemónico que hoy ha conseguido ocupar el puesto de  ortodoxo, regentado por organismos como la AIEST y la OMT que se presentan como  encarnación de la iglesia que defiende a capa y espada el dogma establecido a  partir la fundación del citado en primer lugar. 
No hay turisperito1 que se precie que no se refiera, entre otras muchas, a la obviedad de que el  turismo viene de tur, que si el inglés lo toma del francés, que si el francés  lo toma del latín, que si el latín lo toma del arameo. Una pintoresca cadena  etimológica que puestos no me extrañaría que llegara al euskera, el cual, es,  como se sabe, el idioma que se hablaba en el Paraíso Terrenal. Otra cosa es que  los turisperitos caigan en la obviedad de que tur es viaje, pero no solo el  viaje de ir sino, al mismo tiempo, el viaje de volver. Hay quien dice otra  obviedad, y es que por muy memorables que sean las experiencias que se viven  durante los viajes lo más gratificante es siempre la vuelta a casa. Y, a pesar  de tan abultada obviedad, los turisperitos gustan de llamar nómadas a los  turistas, un nombre que nunca es adecuado ya que el turista es un sedentario  irredento que sale con gusto de su hogar para volver con más gusto todavía. 
Porque el turista, señores, es un  sedentario sediento de hogar. Como dijo Erich Fromm, hay hombres y mujeres que  añoran regresar al útero materno, ese lugar maravillo en el que todo está  resuelto: el alimento, la temperatura ideal, la protección y hasta el amor  incondicional. Pues el hogar, cuando es perfecto, es un remedo del útero del que  salimos con frecuencia, sí, pero siempre para regresar a la vida cotidiana y  rutinaria, tan añorada durante las experiencias siempre memorables y dichosas que,  según los turisperitos, nos vende el turismo. Algunos prefieren hablar de  sueños soñadores. Por eso, decir que turismo viene de tur es, sí, una manida  obviedad, pero una obviedad que, a fuer de afirmada queda abandonada sin que  sepamos sacarle todo el provecho que suelen tener las obviedades para el  investigador curioso, el que sabe parase en ellas para ver qué sorpresas le  ofrecen.
Vemos, pues. 
Ante todo, nos podemos percatar de  que tur se convierte en turismo gracias al recurso idiomático de agregarle un  sufijo, el sufijo –ismo. Gracias a este recurso convertimos una cosa en otra,  la transformamos como si tuviéramos el don de la magia. Porque, obviamente, una  cosa es un tur, un viaje circular, un giro, una vuelta, y otra muy distinta es  turismo, nombre que damos a un fenómeno social que consiste en la frecuencia  con la que se hace ese viaje. Tanto es así que sin tur no hay turismo, esa  obviedad a la que solemos sacar tan escaso provecho. 
Para comprender esta obviedad y  aprovecharla al máximo conviene pensar en otros vocablos formados con el sufijo  –ismo. Así, a bote pronto, se me ocurre el de automovilismo. También  productivismo, y comunismo, e islamismo, y cristianismo, y sindicalismo, y  tantos otros. En todos los casos somos conscientes de que no hay automovilismo  sin automóviles, ni comunismo sin común, ni islamismo, cristianismo o sindicalismo  sin islam, Cristo o sindicato. En el caso de los automóviles, los carricoches  de tracción animal que lograron sustituir a los animales por un motor, primero  de vapor y luego de explosión, los artesanos, primero, y los ingenieros  industriales, después, utilizan las tecnologías adecuadas para construir y  reparar carros o coches, una tecnología que ha experimentado avances  sorprendentes pasando de vehículos terrestres y marítimos a los espaciales y  hasta cósmicos en nuestros días, capaces, incluso, de circular sin conductor y  de llegar hasta a la Luna o Marte y, en el futuro, a otros cuerpos celestes. El  hombre ha logrado, pues, una victoria memorable sobre el obstáculo de la  distancia. Pero ni el artesano constructor de carros ni el ingeniero constructor  de coches, navíos, aviones o naves cósmicas tienen necesidad de conocer los  secretos del automovilismo. Automovilismo viene de automóvil, pero constituye  una realidad diferente, un fenómeno social para cuya investigación no se  precisa de las aportaciones de los ingenieros. Se precisa ser un experto en  ciencias sociales, sobre todo, sociólogo o economista.
Si volvemos al turismo y a su  origen, el tur, pertrechados con estas ideas, nos parecerá idóneo que haya  sociólogos y economistas dedicados a la investigación del fenómeno turístico,  pero nos resultará sorprendente y hasta incomprensible que brillen por su  ausencia los ingenieros en producir viajes circulares a los que hay quien  denomina con la expresión redundante “viajes turísticos”. ¿Por qué no hay  ingenieros en turismo? Ya hemos quedado en que, aunque turismo viene de tur,  turismo y tur son realidades diferentes, la primera es un fenómeno social y la  segunda un artefacto o, si se quiere, una acción humana que necesita contar con  un artefacto, pues a nadie se le oculta que nadie viaja sin contar con un plan  de viaje, sobre todo cuando se trata de un viaje a lugares lejanos,  desconocidos o inseguros, justo los lugares a los que viajaban nuestros  ancestros, a veces cercanos, pero que no contaban con lo que llamo servicios  facilitadores (caminos, puentes, albergues, mesones, guías…)
Por esta razón, es urgente contar  con ingenieros turísticos especialistas en la producción del tur, bien a la  demanda del consumidor, bien de forma estandarizada en base al conocimiento de  los gustos de los colectivos sociales que quieran utilizar sus servicios. He  aquí la aspiración de mis investigaciones. Por un lado, está la producción de  turismo y, por otro, el fenómeno social del turismo. Con respecto al turismo  como fenómeno se ha abusado de la especulación y de la conceptualización,  derrochando ríos de tinta y hojas de papel sin necesidad, porque todo eso se  habría evitado si nos hubiéramos atenido a la evidencia de que una cosa es el  tur y otra el turismo. 
No haber reparado en esa obviedad ha  costado caer en el confusionismo inútil del que urge salir cuanto antes. A esa  tarea me he dedicado durante más de tres décadas y algunos de sus resultados  son ofrecidos en este nuevo libro, el cual forma con el titulado Por y para la  microeconomía del turismo, una pareja de obras que aspiran a conseguir el objetivo  de avanzar científicamente en esta materia a fin de hacerla una guía para los  inversionistas. 
Conviene resaltar que la verdadera  especificidad del turismo no es, como sostienen los turisperitos, su extrema  complejidad. El turismo presenta dificultades para el investigador, pero no más  que otras materias. Sin embargo, presenta una peculiaridad, no estar  objetivamente identificada la realidad objeto de estudio, la que se base en el  tur, como la industria automovilística se basa en el automóvil. Por esta  sencilla razón, todavía no es posible estudiarlo como se estudian otras  parcelas. Ya se lo decía Jostein Gardner a Sofía, si no sabes lo que es una  cosa no te atreverás ni a tocarla. ¿Cómo se puede estudiar, y sobre todo,  manejar, algo que es como el color del viento, una materia que se tiene por  enigmática y bizarra, una disciplina de la que se ha dicho incluso que es  inquietante? La razón radica en su falta, insostenible por incapacitante, de  identificación. Debido a este grave problema, no hay más remedio que indagar si  es identificable como identificamos un coche, una casa, un televisor y tantas y  tantas cosas como hay en el mundo. Si hubiéramos sido capaces de conseguirlo,  habríamos procedido a su tratamiento de la misma forma que tratamos las demás  materias, para ponerlas al servicio de la satisfacción de necesidades humanas.  Presumo de haber ofrecido una forma de identificarlo que no está reñida con la  lógica. La tarea investigadora que vengo desarrollando es una tarea que se basa  en la observación de aspectos de la realidad que parecen poco visibles, mejor  dicho, que solo se muestran aplicando una visión detenida y en profundidad, que  es elaboran las teorías científicas, primero formulando un postulado y después tratando  de verificar su capacidad para ofrecer la identificación objetiva que  necesitamos. 
Los economistas suizos de la  Universidad de Berna, W. Hunziker y K. Krapf, galvanizaron la visión combinada  del turismo como hecho sociológico y económico. No lo vieron aisladamente, como  hecho social y como actividad productiva, cada uno objeto de un tratamiento  diferente. La obviedad de que una cosa es turismo y otra, tur pone de  manifiesto dos realidades que requieren ser tratadas como cosas diferentes. Estúdiese  el fenómeno del turismo como sociología, correcto, pero estudiemos la  planificación del tur por medio de la microeconomía. 
Advertencia: El lector podrá encontrar en los capítulos  de este libro y también en los de Por y para la microeconomía del turismo numerosas  ideas repetidas. Ello se debe a que ambos libros recogen textos escritos a lo  largo de más de 30 años para revistas o congresos. El autor ha preferido respetar  la redacción original. Lo justifica porque, aunque sus planteamientos son  meridianamente claros hay lectores que los encuentran oscuros o criticables.  Por ello, repetirlos puede ayudar a su mejor comprensión. También a que los  críticos puedan razonar sus críticas con mejores razonamientos que hasta ahora.
Para citar este libro puede utilizar el siguiente formato: 
Francisco Muñoz de Escalona (2019): “Por y para una microeconomía del turismo. Una propuesta: científica y operativa. VOLUMEN I”, Biblioteca virtual de Derecho, Economía, Ciencias Sociales y Tesis Doctorales (marzo 2019). En línea: 
https://www.eumed.net/libros/1811/index.html
Recibido: Febrero 2019 Aceptado: Marzo 2019/em> Publicado: Marzo 2019