BIBLIOTECA VIRTUAL DE DERECHO, ECONOMÍA Y CIENCIAS SOCIALES


SEMINARIO PERMANENTE INTERINSTITUCIONAL DE FILOSOFIA DE LA CIENCIA Y LA SUSTENTABILIDAD

RETOS EN LA CONSTRUCCIÓN DEL OBJETO DE ESTUDIO PARA LOS ESTUDIANTES DE POSTGRADO EN LAS CIENCIAS SOCIALES

Arcos Medina, Guadalupe

Lucero Pallares, Marcela



Para citar este libro puede utilizar el siguiente formato:

Ramón Rivera Espinosa, Coordinador. Libro 1700: “Filosofía de la ciencia y sustentabilidad”, Biblioteca virtual de Derecho, Economía y Ciencias Sociales (enero 2018). En línea:
//www.eumed.net/2/libros/1700/ciencia-sustentabilidad.html
ISBN-13: 978-84-17211-54-7

  • Filosofía, epistemología y objeto de estudio

En algún sentido, todos los hombres y mujeres son un poco filósofos, entendido esto, al aceptar que se cuenta con la capacidad innata de asombrarse, de cuestionar, de indagar, buscando respuestas a cosas y situaciones que le desconciertan y para las que no tiene solución.

Dentro del pensamiento filosófico, Anónimo (2010) menciona que existen una serie de rasgos que caracterizan a quienes poseen este tipo de pensamiento, y que, a su vez, son rasgos deseables en los estudiantes de postgrado, que aspiran a manejar el proceso de investigación científica. Algunos de estos rasgos son:

  • Capacidad de asombro
  • Actitud crítica de dudar
  • Reflexión racional
  • Visión totalizadora
  • Capacidad de estructurar preguntas
  • Amor a la sabiduría
  • Capacidad de expresar y compartir el conocimiento.

Por otro lado, si se asume que la epistemología es la disciplina filosófica a la que se le atribuye como objeto de estudio el conocimiento científico, es decir, el conocimiento que está sujeto a comprobación, ya sea empírico o formal, puede entenderse la importancia de abordar a la filosofía desde varias preguntas relevantes como son ¿Cuáles son las características que se atribuyen al conocimiento científico?¿Como se establece la objetividad en el conocimiento científico?¿Cómo sabemos que lo que creemos acerca del mundo es verdadero?

En este orden de ideas, el valor de la filosofía debe ser buscado en su real incertidumbre. El hombre o mujer que no tiene ningún barniz de filosofía va por la vida prisionero de los prejuicios que derivan del sentido común, de las creencias habituales en su tiempo y en su país y de las que se han desarrollado en su espíritu sin la cooperación ni el consentimiento deliberado de su razón.

Desde el momento en que se adentra en el mundo filosófico, se halla, por el contrario, que aun los objetos más ordinarios conducen a problemas a los cuales sólo podemos dar respuestas muy incompletas. La filosofía, aunque incapaz de decirnos con certeza cual es la verdadera respuesta a las dudas que suscita, es capaz de sugerir diversas posibilidades que amplían nuestros pensamientos y nos liberan de la tiranía de la costumbre, es como la marea creciente que levanta todos los barcos, de ahí su relevancia en el proceso de investigación.

A la luz de estos razonamientos, la construcción del objeto de estudio requiere apoyarse en el pensamiento filosófico para poder dar orden y sentido a las ideas sueltas que se tienen al iniciar una investigación, de esta manera, es posible sistematizar y ampliar el campo de visión del tema de interés y poder acercarse con mayor certeza a la parte de la realidad que interesa conocer, al poder ampliar nuestra concepción de lo posible, enriqueciendo nuestra imaginación intelectual,  al disminuir la seguridad dogmática que cierra el espíritu a la investigación.

Para desarrollar un pensamiento filosófico, es necesario capacitar a la mente constantemente, refrescar nuestros pensamientos haciendo una exhaustiva y profunda revisión de literatura sobre el fenómeno que queremos estudiar, para ello la estrategia recomendable es mantener un proceso de retroalimentación con los compañeros investigadores, quienes en la misma tarea, pueden encontrar y compartir  alguna investigación que sea de  interés mutuo y que ayude a renovar y refrescar las ideas, esto  llevará invariablemente a establecer el propósito e importancia tanto personal como social de la investigación. 

  • La construcción del conocimiento científico, algunas implicaciones.

 
Antes de retomar el objetivo de este trabajo, es necesario precisar algunas implicaciones en la construcción del conocimiento científico. Espinoza (1998) dice que “investigar ha sido siempre la actividad que ha permitido al individuo conocer su entorno, sin embargo, no todo conocimiento así obtenido tiene un carácter científico. Crear conocimiento científico es pretender avanzar más allá de los datos existentes inconexos, desordenados a fin de ordenarlos y estructurarlos; es establecer diferentes vínculos entre sus componentes para darles una unidad interpretativa”.
Lo que se busca como investigadores sociales, no sólo es generar conocimiento científico, quizá nuestra mayor motivación es tratar de explicar y comprender la realidad social (problemas sociales) a fin de intentar transformarla; sin embargo, aun cuando nuestros motivos sean nobles y puros al tratar de incidir en la problemática social, no debemos olvidar que una “causa no determina inevitablemente un efecto, es sólo una probabilidad” por lo tanto no debemos considerarnos poseedores de la “verdad” sobre la realidad que se está investigando.
La construcción del conocimiento científico implica también “esculpir” la realidad, es decir, el investigador social debe ser capaz de descomponer el fenómeno a estudiar, seleccionar los factores claves de dicho fenómeno y conceptualizarlos para finalmente, recomponer la realidad, compararla con el conocimiento existente e incidir en ella, por lo tanto, el avance científico (o su construcción) implica estar cuestionando constantemente los conocimientos existentes.
Un trabajo de investigación que pretenda ser considerado como científico debe tener fortaleza en su estructura y en sus argumentos, por lo tanto, la teoría, el método y la técnica que se utilice deberán estar vinculados en todo el proceso de investigación. Es decir, al hacer investigación social, los estudiantes-investigadores deben considerar la estructura, la interpretación y la forma de acercarse a su objeto de estudio, evidenciándolo de forma propositiva y argumentativa, pero ¿cómo se logra esto?
A continuación, se profundizará en esta idea, pues se considera que en tanto no se haya definido con claridad el objeto de estudio, como piedra angular del trabajo, difícilmente se puede avanzar en la investigación y por tanto en el conocimiento científico, por lo tanto, el primer paso es “pensar”.

  • El proceso de pensar

De acuerdo con Niño (1991), pensar es procesar información en nuestro cerebro, abstrayendo y elaborando conclusiones. Pensar implica varios procesos como son captar información de algún objeto a través de la vista, el oído, o alguno de los otros sentidos, o la combinación de ellos, para luego describirlo, es decir, retratamos el objeto, sus partes y sus relaciones. Posteriormente lo analizamos, es decir, separamos las partes del objeto y podemos describirlas, finalmente, está la etapa de síntesis, por medio de la cual armamos el objeto uniendo cada una de sus partes y reconstruyendo el objeto que se había captado inicialmente.
Si el objeto resultante de la síntesis fuera diferente al objeto inicial, repetimos el proceso y captamos nueva información, pero en este ir y venir nos auto cuestionamos y en este auto cuestionamiento se encuentra la forma y el contenido del proceso de reflexión en relación con el objeto de interés.
Y es a través del proceso de reflexión que se realiza el proceso de abstracción, mismo que consiste en abstraer o sustraer del objeto de interés, aquellas partes que son esenciales de las que no lo son.  De esta manera, el producto de la abstracción toma forma de conclusiones y a mayor profundidad de estas, es a lo que se llama conocimiento, y dependiendo del grado de abstracción, a través de este proceso es que se formulan hipótesis, teorías o leyes.
Así, la construcción del objeto de estudio requiere de cierto grado de abstracción, es decir, requiere de cierta capacidad que le permita que a partir de la información con la que cuenta el estudiante-investigador, le sea posible clarificar qué es realmente lo que quiere estudiar y cuál será la mejor manera de abordar el tema, una manera que ha funcionado a las autoras, es precisamente a partir de la delimitación y construcción del objeto de estudio.

  • Que es el objeto de estudio

Henríquez y Barriga (2003) reflexionan sobre la importancia pedagógica de enseñar a los estudiantes cómo hacer investigación, sobre todo desde el punto de vista y la experiencia de un investigador activo, para lo que ellos proponen como punto de partida que el hacer investigación no implica apegarse a una receta, siguiendo a los clásicos, sino que se trata de un proceso artesanal, que implica no solamente “saber hacer”, sino “querer hacer” y sobre todo “querer hacer bien”.

Dichos autores recomiendan que antes de iniciar cualquier trabajo de investigación, se realicen las siguientes cuatro preguntas clave sobre el tema de nuestro interés:

  • ¿Qué sabemos?
  • ¿Cómo llegamos a saberlo?
  • ¿Cómo se explica o interpreta el hallazgo?
  • ¿Qué supuestos hay detrás de las respuestas a las tres preguntas anteriores?

Con estas cuatro preguntas, se define lo que ellos llaman los aspectos empíricos, metodológicos teóricos y epistemológicos de la investigación, aspectos que mantienen una relación neutral con el debate metodológico de los enfoques cuantitativo, cualitativo y participativo (enfoques predominantes en las Ciencias Sociales), pero tienen el valor de destacar la congruencia lógica de la investigación.

Por ello, es necesario definir qué es el objeto de estudio. De manera simplificada algunos autores manejan que “es lo que queremos saber”, Hernández y Barriga (2003) refieren que el objeto de estudio es el recorte de la realidad que quiero aprehender de una forma científica, de manera tal que el objeto de estudio  sea el resultado final de la investigación y para lograrlo el objeto debe ser elaborado, siendo necesario primero delimitarlo en espacio y tiempo, luego elaborarlo de manera conceptual, posteriormente elaborarse en forma empírica y finalmente, construir la interpretación de  ese objeto en un reporte final que se plasmará en blanco y negro, sobre papel. Pero aquí surgen las primeras interrogantes de los estudiantes-investigadores: ¿Cómo especificar lo que se quiere saber?, ¿Cómo se delimita, se define y cómo se puede abordar en la práctica?

Como se ha aprendido en los cursos de metodología de la investigación, lo que se desea saber a través de una investigación puede surgir de varias fuentes, a partir de ideas basadas en la experiencia personal, la laboral, en la curiosidad, en la intuición de que algún tema en particular vale la pena de ser estudiado; puede surgir también de revisiones bibliográficas, de notas periodísticas, de sugerencias de expertos e incluso de dudas e incomprensiones sobre algún tema en especial.

En nuestra experiencia como estudiantes-investigadoras, para llegar a definir lo que se desea saber, es necesario ubicar al fenómeno de estudio en espacio y en tiempo, pues de esta forma el investigador acota y resume su percepción sobre lo que pretende investigar, esto constituye la delimitación del tema. En este proceso también es importante compartir las percepciones que de manera personal tiene el estudiante-investigador con sus compañeros y profesores en un ejercicio de retroalimentación que en un primer momento arrojará más interrogantes, pero a medida en que se esclarezcan, se podrá llegar a especificar y concretar lo que se quiere saber con la investigación. 

No resulta fácil identificar la idea principal, pero una vez que se llega a ella, después de un proceso de reflexión y abstracción, es necesario pasar al plano de la problematización, es decir, describir el objeto de estudio concretado en la delimitación a partir de elaborar una gran cantidad de preguntas en las que se cuestiona un cuerpo de conocimientos para tratar de aterrizar en una serie de preguntas mucho más específicas que permitan, mediante su respuesta, abonar a la resolución de que es lo que queremos saber.

En este sentido, se considera que el estudiante-investigador debe poner atención en los conceptos y/o categorías de análisis que lo guiará en el desarrollo de la investigación pues a partir de ellos, es como podrá traducirlos en variables a observar en la realidad concreta y específica, lo que a su vez da pauta para considerar la pertinencia de la investigación.

En tal forma, Meyer (2010) señala que delimitar objetos de estudio no es repetir mecánicamente algunos pasos de carácter metodológico sino abordar un problema o fenómeno a partir de textos teóricos referentes con el propósito de contribuir al avance de una línea de investigación en esta área del conocimiento. Es importante retomar, como lo dicen Bourdieu, Chamboredon y Passeron (1996:p.26), que la investigación es un constructo intelectual, es decir, “un proceso constante de construcción, reflexión y, en muchos casos, de improvisación ante lo imprevisto”.

  • La importancia de la teoría

Hemos dicho, coincidiendo con Sautu (2003) que hacer investigación científica es contribuir a la construcción de teoría, formulando los objetivos sustentados en la teoría y analizando sus resultados de manera tal que contribuyan a profundizar la comprensión teórica de los problemas estudiados.

La autora del libro Todo es teoría, señala que la estructura argumentativa de una investigación está formada por bloques teóricos, unidos por varios grados de densidad y consistencia. Estos bloques teóricos coadyuvan en la definición de las diversas etapas de la investigación. Pero en este punto, conviene aclarar que se puede entender por teoría.
Por teoría, podemos entender al menos cinco distintas acepciones.

  • Los supuestos epistemológicos contenidos en forma explícita o implícita en el paradigma elegido.
  • Las teorías generales de la sociedad y el cambio histórico
  • Las proposiciones y conceptos derivados de teorías sustantivas propias del área temática en la que se trabaja
  • Las teorías y supuestos relativos a la medición, la observación y construcción de los datos y la evidencia empírica y
  • Las hipótesis estadísticas descriptivas e inferenciales y cuestiones vinculadas a la formulación de regularidades y pautas empíricas, e inferencias de proposiciones teóricas y construcción de conceptos teóricos.

Se sugiere que al menos tres de las etapas del diseño de la investigación, están fundamentadas en la teoría, para la construcción del marco teórico, se incluyen supuestos que provienen del paradigma elegido, lo cual tiene relación directa con la bibliografía elegida para definir los conceptos y proposiciones teóricas sustantivas.

Para definir la parte metodológica, es conveniente retomar que una vez definidos los objetivos de investigación, estos son traducidos en preguntas de investigación, todos ellos derivados de teorías, es decir, son construcciones teóricas alrededor de un tema o problema. Estas preguntas llevan implícitas una postura paradigmática y también un método de investigación, pudiendo articular métodos asociados a los enfoques cuantitativo o cualitativo o a la combinación de ambos enfoques.

Para la definición del enfoque macro o micro social también se utiliza la teoría, sobre todo por la importancia de conocer teóricamente el nivel de análisis, pudiendo diferenciar si el estudio se refiere a la interacción entre las personas o será a nivel de estudio global de la estructura y sistema, instituciones. Con distinto énfasis, todas las teorías sociales distinguen estos dos niveles de análisis, con implicaciones fuertes en la elaboración del objetivo de investigación, ya que las proposiciones y conceptos derivados de teorías planteadas a nivel macro social no son útiles en la formulación de objetivos de investigación cuya resolución metodológica es planteada a nivel micro social y viceversa.

Finalmente, cuando se ha concluido el proceso de investigación y se han formulado algunas conclusiones sobre el estudio, se retoma la teoría para ser refutados o “comprobados” los hallazgos del trabajo de investigación.

  • Etapas en la definición del objeto de estudio

De manera general pueden plantearse de manera práctica, aunque no única ni excluyente, las etapas para definir el objeto de estudio.

  • A partir de la idea inicial, identificar una situación problemática, a través de una primera aproximación al tema, que nos permita delimitar el campo de estudio e iniciar con el planteamiento de algunas preguntas
  • Realizar una revisión bibliográfica, de manera que localicemos qué información hay sobre el tema y cómo se ha llegado a conocer, así como identificar posibles vacíos de conocimiento. En esta etapa es importante que se aclaren los conceptos que se utilizarán en la investigación.
  • Delimitar el objeto de estudio, es decir, expresar por escrito que es lo que el investigador quiere hacer de forma clara y concreta y que además sea entendible para los demás, especificando la relevancia del estudio.

En esta etapa deben poder darse respuesta a las siguientes preguntas.

  • ¿Qué? Cuáles son las características o variables que interesa estudiar
  • ¿A quién? Precisar el o los casos que se observarán
  • ¿Dónde, cuándo? En qué contexto se encuentra el tema de interés a investigar.
  • ¿Cuánto tiempo? A partir de los propósitos de la investigación.

A fin de presentar con mayor detalle el proceso de definición, delimitación y construcción del objeto de estudio, retomamos a Henríquez y Barriga (2003), quienes, con fines pedagógicos, proponen las siguientes etapas:

  • Identificar un tema de interés
  • Revisar la bibliografía de utilidad para ubicar que se sabe del tema, como se llegó a saber, como se interpretó y los supuestos que hay detrás de esas respuestas, es decir la revisión bibliográfica debe abarcar cuatro dimensiones: lo empírico, lo metodológico, lo teórico y lo epistemológico.
  • Desarrollar una discusión bibliográfica para contrastar posturas de autores
  • Elaborar un marco referencial de como cada cual pretende enfrentar el tema
  • Delimitar el objeto de estudio a construir
  • Definir objetivos generales y específicos e hipótesis que permitan construir el objeto conceptual
  • Diseñar el plan metodológico que lleve a construir el objeto empírico
  • Recoger la información necesaria
  • Procesar la información, generando así los resultados
  • Análisis de los resultados, darles sentido dentro del marco referencial
  • Construir el objeto de estudio y
  • Elaborar el informe de investigación

Durante la realización de estos pasos, con énfasis en la revisión de literatura, Henríquez y Barriga (2003) sugieren la elaboración de un marco referencial, en el cual se lleve a cabo una discusión entre los autores, sobre las ventajas y desventajas de enfrentar la investigación de una u otra manera, tomando como referencia los cuatro ejes sobre los que se guiara la investigación, es decir, sus aspectos teóricos, metodológicos, empíricos y epistemológicos.

En este sentido, un punto importante que nos gustaría resaltar es que el estudiante-investigador no minimice u olvide que el fenómeno a estudiar pertenece o está situado en un contexto mayor y que indudablemente es influido por este, de tal modo que es pertinente dedicar un par de reflexiones sobre la realidad mayor para situar y precisar nuestro objeto de estudio; esto contribuirá tanto a delimitar el tema, como a vislumbrar la posición teórica que abordará la investigación.

  • Como elaborar el objeto de estudio

Para la elaboración del objeto de estudio, los autores plantean cuatro procesos, el primero es la delimitación del objeto, el segundo, elaborarlo de forma conceptual, el tercero, elaborarlo de forma empírica y por último construirse la interpretación del objeto construido.

En cada una de las versiones del objeto, este contendrá de forma implícita o explícita lo siguiente:

  • Una idea de lo que interesa observar
  • Las variables de interés
  • La noción de que es lo que se hará con esas variables y
  • Una noción del contexto en el que se quiere llevar a cabo las observaciones.

La presentación de la primera aproximación al objeto de estudio puede hacerse en términos de una pregunta, de una declaración o de un objetivo. Se dice que cuando tenemos claro lo que queremos investigar, se tiene la capacidad de expresarlo en una sola idea o frase.

En el primer proceso, de delimitación del objeto, la base es la búsqueda bibliográfica sobre el tema de interés, la elaboración de fichas y el inicio de la “discusión bibliográfica” que lleva a elaborar un marco de referencia, es decir, permite evaluar las opciones que el estudiante-investigador tiene para abordar el tema, y definir cuál opción considera que es más adecuado iniciar el trabajo de investigación. En este punto resulta pertinente un comentario de una brillante profesora, quien siempre sugería leer directamente a los autores clave y no sus intérpretes, y a partir de ello “ponerlos a discutir” de manera tal que el estudiante-investigador logre crear su propia perspectiva del tema. Llegar a lograr este nivel de discusión teórica, “es lo que diferencia a una tesis ordinaria, de una extraordinaria” comentaba ella en un Seminario de Investigación.

En el segundo proceso, se elabora el objeto conceptual, es decir, la aproximación al “como” de la construcción del objeto. En esta etapa, se incluyen tres fases, la primera es la definición del objetivo general pudiendo plantearlo,- en términos prácticos-, como una analogía del destino al que queremos llegar), posteriormente, se plantean los objetivos específicos (considerados como el itinerario, es decir, las etapas parciales que deben cumplirse para llegar al objetivo general), y la última fase es el planteamiento de hipótesis, ya sean formales o de trabajo, dependiendo del enfoque de investigación que el estudiante-investigador decida tomar para llevar a cabo el trabajo.

El objeto conceptual nos permite contrastar y diferenciar que el tema de interés en la investigación corresponde a un problema de conocimiento contra el problema de funcionamiento, que sería lo que de manera evidente se observa en la realidad que se pretende abordar.

El tercer proceso es la elaboración del objeto empírico, es decir, llevar a terreno el objeto conceptual a través de la construcción de los procedimientos para obtener la evidencia empírica. Para esta etapa, se elabora el diseño metodológico, que debe incluir seis componentes básicos, independientemente de que se decida trabajar con un enfoque de investigación cuantitativo, cualitativo o mixto:

  • Propósito (El “¿Para qué?” de la investigación”)
  • Enfoque (¿Qué aspectos interesa observar?)
  • Dimensión temporal (¿En qué periodo de tiempo se hará la observación?)
  • Unidad de análisis (El “¿Qué?” o “¿Quién?” se va a observar)
  • Recolección de datos y (¿Qué información se extraerá de la observación?)
  • Tratamiento y análisis de datos (¿Cómo se ordenará y organizará la información obtenida, como establezco relaciones?)

El último proceso, y el de mayor desafío, es cerrar el círculo analítico y presentar el objeto de estudio como la manera de representar el fenómeno de interés, el cual ha sido construido de manera transparente y rigurosa.

Conclusiones

Hemos planteado que el objeto de estudio constituye una piedra angular en el trabajo de investigación. Su elaboración permite no sólo definir el fenómeno social que se quiere estudiar, sino que su vez dará la pauta para seleccionar los métodos y técnicas de investigación, de ahí su importancia. Aunado a lo anterior, está el hecho de la aportación al conocimiento de manera científica.
Sin embargo, su elaboración puede constituir un verdadero dolor de cabeza para los estudiantes-investigadores, quienes por inexperiencia se adentran en un mundo saturado de información  y conocimientos lo cual puede causar incertidumbre en ellos y confundirlos, sin embargo es justo en este momento cuando el estudiante-investigador debe mantener y manifestar su hambre de conocimiento y desarrollar su capacidad de reflexión y abstracción de la realidad que pretende estudiar y transformar toda esta información en una herramienta que coadyuve en el proceso de investigación pero sobre todo en la construcción del objeto de estudio.
Aun y cuando la delimitación y elaboración del objeto de estudio no es un asunto fácil, se estima que se trata del asunto medular en el trabajo de investigación, sobre todo cuando el fin es formar a los estudiantes en la noble tarea de la investigación, razón por la cual es importante que como estudiante se realicen esfuerzos mentales para lograr aprehender de una manera lógica y ordenada el quehacer de la investigación en el área social, lo cual muchas veces no se logra de manera definitiva con la lectura de los libros clásicos de Metodología de la investigación, siendo responsabilidad como estudiantes de buscar otros métodos o combinaciones de métodos que abonen en la formación personal como investigador social.
Las autoras conscientes de lo anterior enfatizan la importancia de mantener un diálogo constante con sus compañeros y profesores sobre los diversos fenómenos sociales que se investigan; esto ayudará a considerar otras perspectivas y puntos de vista de cómo abordar el fenómeno, pudiendo o no estar de acuerdo con dichas perspectivas, pero fomentando la capacidad argumentativa y analítica del estudiante-investigador.

Bibliografía

Anónimo (2010). Introducción a la filosofía. Unidad 1. En //historialbatros.files.wordpress.com/2010/02/unidad-i.pdf. Consultado el 16 de octubre de 2012.
Bourdieu,P.; Chamboredon, J.C., Passeron, J.C. (1996). “La construcción del objeto”. El oficio de sociólogo. Madrid: Siglo XXI.
Espinoza,Padierna, Luz Elena. (1998) Teoría y metodología de las Ciencias Sociales I. Guía de estudio. Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. UNAM.
Henríquez. Guillermo; Barriga, O.A. (2003). La presentación del objeto de estudio. Cinta de Moebio. No. 17. Santiago de Chile
Meyer Rodríguez, J. A. (2010): “El objeto de estudio como sustento esencial de la investigación en Comunicación”, en Revista PANGEA, 1, páginas 108 a 123. Red Académica Iberoamericana de Comunicación. Consultado el 16 de Octubre de 2012 de: //revistapangea.org/2010/12/05/01-01-106/
Niño, Edilberto. (1991). Teoría del Desarrollo Social General. Ponencia presentada en el Seminario de Avances de Investigación en Desarrollo Rural. Centro de Estudios del Desarrollo Rural. Colegio de Postgraduados, Montecillo, Edo. De México. 26 de Agosto de 1991
Sautu, Ruth. 2005. Todo es teoría: objetivos y métodos de investigación. 1ª. Edición. Buenos Aires. Lumiere


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Recibido: Enero 2018 Aceptado: Enero 2018 Publicado: Enero 2018



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