POBLACIÓN, DESARROLLO Y GÉNERO

POBLACIÓN, DESARROLLO Y GÉNERO

Gloria Valle Rodríguez (CV)
Universidad Autónoma de Zacatecas

Volver al índice

V.2 ANTECEDENTES DE LA PRESENCIA DE LA MUJER EN LA POLÍTICA.
 
El sufragio femenino en los sistemas democráticos que valida el derecho a votar y ser votado constituye un elemento fundamental de la equidad de género y es un aspecto que necesita ser analizado en el tratamiento de la gobernabilidad desde la perspectiva de las relaciones entre población y desarrollo. El voto constituye un elemento decisivo de la  equidad y la lucha por conquistarlo ha sido, y se reporta como elemento de muy alta significación dentro del combate a la discriminación, siendo por demás que el derecho al voto de las mujeres se presenta como una de las condiciones indispensables para su incorporación a la vida política.

La mujer ha sufrido desde los inicios de la civilización, un trato discriminatorio en todos los ámbitos de la vida pública y privada, siendo el problema de la participación política uno de los indicadores de la aludida discriminación, que incluye, con demasiada frecuencia, la consideración de la mujer como ente incapaz de emitir criterios en relación a los asuntos públicos, y como ente incapacitado para tomar parte de la vida política de los países. Dejando, eso sí, al trabajo de reproducción en el hogar como el sitio privilegiado para el accionar de las mujeres. La superación de esta situación discriminatoria ha sido, en buena medida, el centro de la lucha que acompaña la revolución ideológica de la modernidad.

La democracia tal y como se entiende hoy en día, como un gobierno representativo elegido periódicamente por el voto de todos los ciudadanos ha sido históricamente  el fruto de un proceso lento y difícil de reconocimiento de los derechos ciudadanos de unos y otros grupos de la población como es el caso de la mujer.

A inicios de la Revolución Francesa se declara que los derechos del hombre y del ciudadano constituyen principios de la igualdad política, que no incorpora a las mujeres, las cuales fueron excluidas de este concepto de ciudadana considerando que su naturaleza era diferente, por supuesto, en contra del criterio de muchas mujeres y de algunos hombres que pidieron desde esa época los mismos derechos y las mismas libertades para ambos sexos.

Avanzado el Siglo XIX, Condorcet, Mary Wollstonescraft, Olimpia de Gouges y John Stuart Mill aparecen como precursores de la idea de extender los derechos políticos, además de los hombres de todas las clases sociales, a todas las mujeres. De esa manera se constata que la lucha por la reivindicación de los derechos políticos de las mujeres es de larga data. Ya en el siglo XVIII por sólo destacar un referente, Mary Wollstonescraft, filósofa y escritora británica, obra en defensa de la igualdad de derechos y oportunidades para los sexos que en principio no plantea como una reivindicación de derechos jurídico-políticos para las mujeres, sino que su intención era introducir en el ámbito público el debate de lo que ella llamaba “el destino de la mujer” entendido en un sentido más amplio que el meramente político.

El libro de Simone de Beauvoir “El segundo sexo” y el de Betty Fridan  “La mística de la feminidad”,  ponen de relieve la situación de inferioridad social y política en que se encuentran las mujeres de los países más desarrollados y ofrecen a miles de mujeres una nueva visión de aquellos aspectos de la vida social en la que tanto  la religión, la filosofía, la política, la vida familiar, las tenían intimadas.

En relación al derecho al voto pueden destacar algunos hechos como los siguientes:

  • La conquista del derecho al voto, tiene su primer logro en 1869, cuando el mismo es reconocido en el estado de Wyoming como derecho legítimo de las mujeres. Después de Wyoming, Nueva Zelanda reconoce este derecho de las mujeres en 1893, y en 1894 adoptan el sufragio femenino algunos estados de Australia, para generalizar el voto en todo el país en 1901.
  • Los partidos socialistas en particular, consiguieron el derecho al voto del proletariado después de 1870, circunstancia que obligó a reconocer también el derecho al voto femenino, dado que las mujeres se organizaban cada vez más sólidamente tanto en movimientos sufragistas de carácter liberal como socialista; su movimiento, sin embargo, tuvo que sostenerse en un esfuerzo continuado, desde que iniciara en la segunda mitad del siglo XIX y atravesara los difíciles años de la Primera Guerra Mundial y el periodo de entreguerras, hasta consolidarse una vez alcanzada la segunda mitad del siglo XX.
  • En Dinamarca a partir del año 1908 es cuando las mujeres podían votar si tenían más de 25 años y pagaran impuestos; en España durante el régimen franquista el voto fue menor,  sólo podían votar los padres de familia en sufragios parciales; en Canadá en 1916 y 1922 se estableció el sufragio en casi todo el país, aunque sólo faltó Quebec que comenzó en 1940; en Rumanía y Bélgica  las mujeres podían votar en elecciones comunales desde 1920.
  • En Portugal desde 1931 las mujeres podían votar si tenían terminada la escuela secundaria mientras que en Sudáfrica desde el año 1930 podían votar pero  sólo las mujeres blancas.
  • Este ciclo inicial cierra en 1923, después de que algunos de los nuevos estados surgidos de la Primera Guerra Mundial establecen el sufragio universal, es el caso de Polonia, Austria y Checoslovaquia.

En el caso de América Latina, el  primer país que reconoce el derecho al voto de las mujeres fue Ecuador, al tiempo que el resto de los países se incorporan lentamente a la lucha sufragista.

Por otra parte la Organización de las Naciones Unidas en el año 1946, impulsó a los demás países que aún no habían establecido el voto de las mujeres para su legislación, indicando que: “Negar el derecho al voto era perpetuar el estado de desigualdad social”. 1
Algunos analistas reiteran que en todo el mundo, a medida que los países emprenden transiciones hacia la paz, la buena gobernabilidad y la democracia, las mujeres reafirman sus reivindicaciones de participación, representación, responsabilidad y libertad política.2

A pesar de que históricamente la mayoría de los puestos de responsabilidad política han sido ocupados por hombres, cada vez más existe un número mayor de mujeres que son jefas de estado. En ese sentido hay que destacar que en la actualidad, hay partes del mundo que cuentan con un significativo número de mujeres en esa condición.

1 Organización de las Naciones Unidas: 1946. Naciones Unidas.

2 ONUMUJERES: Género y gobernabilidad después de un conflicto: entender los retos. Octubre de 2012