Transformando comunidades hacia el desarrollo local: metodología para el diseño arquitectónico, urbano y del paisaje

Transformando comunidades hacia el desarrollo local: metodología para el diseño arquitectónico, urbano y del paisaje

Rigoberto Lárraga Lara
Víctor Felipe Benítez Gómez
Benito de Jesús Delgadillo Amaro

Volver al índice

Capítulo II

MARCO CONCEPTUAL

El desarrollo local endógeno

El desarrollo local ha sido la respuesta conceptual para superar el “síndrome de inmunodeficiencia social”auspiciado por gobiernos centralizados (Sthôr, 1992),pero el consenso alcanzado en el nivel conceptual no ha podido ser logrado a nivel instrumental y metodológico; es decir, en cómo llevar a cabo el desarrollo de los territorios. Siguiendo a Balente-Herrera (2012), en un primer momento se promovió el desarrollo local desde los gobiernos centrales (desde arriba); pero persistió la rigidez e inflexibilidad, lo que dio lugar a una limitada capacidad de participación para que la gente pudiera tomar sus propias decisiones. Por otro lado, esta estrategia no fomentó las capacidades empresariales; además de no dar solución a los problemas locales como el desempleo y el desarrollo de capacidades de innovación (Sthôr, 1992; Vázquez, 2000; Alburquerque, 2003). Posteriormente se impulsó la propuesta de desarrollo local empresarial, que se fundamentó en la innovación y la capacidad empresarial individual pero, según Farrel et al. (1999), fue insuficiente al requerirse también el desarrollar la empresarialidad social, también denominada competitividad territorial. También cobró fuerza la propuesta de desarrollo local endógeno (desde abajo) que se centró en la movilización de las capacidades de la población y en un eficiente aprovechamiento de los recursos del territorio. El desarrollo endógeno fue ampliamente aceptado por organizaciones de la sociedad civil; sin embargo, diferentes autores (Ray, 1998;Barke y Newton, 1997) señalan que habría que sumarlas oportunidades externas y la negociación con agentes de diferentes niveles para tener mejores resultados.

En general, el desarrollo local ha tenido en las últimas décadas un sin número de seguidores que buscan en la investigación acción y en las herramientas participativas un método para facilitar el desarrollo comunitario, asumiendo la postura de que el desarrollo global se gesta en la transformación y suma del desarrollo local.

El papel del arquitecto y el diseñador urbano y del paisaje en el proceso de transformación de las comunidades es fundamental. Para ello, es necesario se desarrollen capacidades colaborativas que le permitan al profesionista trabajar de manera multidisciplinar con otras profesiones y facilitar el desarrollo participativo de las comunidades. La capacidad espacial para desarrollar un plan maestro y programar en el tiempo alcances y metas permite la fabricación de mapas conceptuales que permiten la elaboración de una ruta crítica, fundamentales en la instrumentación y materialización de los proyectos de desarrollo.

Desarrollo comunitario sustentable: Etno-desarrollo

De acuerdo con Toledo (2000), se puede definir el desarrollo comunitario sustentable como aquel proceso de carácter endógeno por medio del cual una comunidad toma (o recupera) el control de los procesos que la determinan y la afectan. Entre los que se encuentran:

La toma de control de su territorio. Ello implica el deslinde de la superficie que le corresponde, el establecimiento de sus límites, el reconocimiento de su territorio por parte del Estado y de las comunidades o propietarios vecinos, etc.

El uso adecuado o no destructivo de los recursos naturales (flora, fauna, suelos, recursos hidráulicos, etc.) que forman parte de su territorio. Ello se logra a través del diseño y puesta en práctica de un plan de manejo de los recursos naturales, capaz de normar y regular las actividades turísticas, agrícolas, pecuarias, forestales y pesqueras que la comunidad realiza. Dicho plan de manejo implica la elaboración de un diagnóstico, un inventario, y de ser posible, la elaboración de un Sistema de Información Geográfica, por medio del cual se logre evaluar la oferta ecológica de los recursos del territorio de la comunidad.

El control cultural. Ello implica que la comunidad tome decisiones que salvaguarden sus propios valores culturales, incluyendo la lengua, vestimenta, costumbres, conocimientos, creencias, hábitos, etc. Para ello la comunidad deberá crear mecanismos que garanticen el rescate cultural y la toma de conciencia por parte de los habitantes de la existencia de su propia cultura (orgullo étnico).

La toma de control social, medible en el incremento de la calidad de vida de los miembros de la comunidad. Esto incluye aspectos tales como la alimentación, salud, educación, vivienda, sanidad, esparcimiento e información.

El control económico. Lo que involucra la regulación de los intercambios económicos que la comunidad y sus miembros realizan con el resto de la sociedad y con los mercados locales, regionales, nacionales e internacionales. Ello implica el enfrentar de manera comunitaria los fenómenos económicos externos que afectan la vida productiva de la misma; políticas de fijación de precios (por el mercado o por el Estado), las políticas macroeconómicas, los subsidios, impuestos, préstamos, etc. Ello supone atenuar los mecanismos que afectan, inhiben e incluso castigan la esfera productiva de la comunidad.

El control político. Esto implica la capacidad de la comunidad para crear su propia organización (socio/productiva), así como para promulgar o ratificar las normas, reglas y principios que rigen la vida política de la comunidad. Esta dimensión debe asegurar la participación de los miembros, la democracia comunitaria, la autonomía política y la ejecución del derecho consuetudinario.

En el mismo tenor, DarcyTetreault (2004:57-59) señala nueve proposiciones normativas para el etno-desarrollo en una perspectiva latinoamericana, y éstas son:

La participación de grandes empresas capitalistas y uso de tecnología inapropiada, causa principal de la pobreza y la degradación ambiental

El activismo social/ambiental, la organización horizontal (vinculando los varios segmentos progresistas de la sociedad civil), y/o procesos que fomentan la autosuficiencia y la autonomía en el nivel comunitario.

El control efectivo de las comunidades sobre los recursos naturales locales, que la producción se oriente en gran medida a la satisfacción de las necesidades básicas de la población local y que la comunidad tenga alto grado de autonomía.

La auto-dependencia y autonomía, ya que ambos atributos permiten que la comunidad sea capaz de resolver sus propios problemas y controlar su destino.

El uso de tecnología tradicional. Es importante conservar y recuperar la cultura tradicional. Esto puede “empoderar” (empower) a la gente marginada, satisfaciendo su necesidad de tener una identidad.

La diversidad (productiva, cultural, biológico, genética, etcétera)

La sustentabilidad ecológica. Según Toledo (1993; 1996), es una característica intrínseca de la racionalidad campesina; debería ser fortalecida o recuperada donde ha sido debilitada o perdida por las fuerzas de la modernidad.

La participación comunitaria la cual debe venir de abajo y de adentro. En este contexto, la participación incluye no solamente la participación en el diseño e implementación del desarrollo, sino también en el compartimiento de sus beneficios. Cabe destacar que estas proposiciones se refuerzan mutuamente.

Hacia un diseño participativo sustentable

De acuerdo con Lárraga, (2014d) en la investigación participativa se encontrado posibilidades de interacción entre equipos técnicos y comunidades, con la aspiración de dirigirnos a un diseño participativo sustentable.

Los propósitos de la investigación participativa, según Vio Grossi (1989:42,42), son los siguientes.

a) El problema a investigar es definido, analizado y resuelto por los propios afectados. En este sentido, la investigación participativa busca abolir la separación tradicional entre el sujeto (el investigador), y el objeto (los grupos de base) para entregarlos a la tarea de develar su propia realidad.

b) El objetivo final de la investigación es la transformación de la realidad social en beneficio de las personas involucradas.

c) La investigación participativa es un enfoque que utilizan los grupos sociales sin acceso a las fuentes de poder, esto es, los pobres, los oprimidos, los marginados, etc.

d) La investigación participativa aspira a elevar permanentemente los niveles de conciencia de los grupos involucrados de su propia realidad.

En este sentido, Narváez (1998) plantea en su teoría de etnodiseño (diseño participativo) cuatro fases: conocer el hábitat, entender las relaciones significativas de los objetos que lo construyen, “fantasear” en lo que podría ser el lugar en que uno vive y actuar en el proyecto de comunidad. Esta dinámica va integrando a las personas al proceso de gestión del lugar haciéndolas conscientes de la organización y del significado del sitio en que viven ( Ver Figura 1).

En la Figura 1 Lárraga (2000) hace un planteamiento metodológico para el diseño participativo utilizando métodos y técnicas de CEPAL, investigación acción aplicadas en la Tesis “generación de ingresos para grupos precarios”, el proceso tiene un sistema complejo cíclico donde los elementos de diseño son expuestos ala comunidad, re trabajados y elaborados con herramientas de participación donde la comunidad vacía sus saberes tradicionales y el diseñador se presenta como un facilitador del proceso. Después de varios filtros, de trabajo se llega a una etapa de divulgación de resultados en donde se evalúan los productos ya retroalimentados..

Arquitectura participativa

Entendiendo la arquitectura participativa como un método de hacer arquitectura, se plantean tres tendencias tentativas de acuerdo con el grado de relación existente entre arquitecto y comunidad durante el proceso de concepción y diseño del proyecto, denominadas a partir de los prefijos relacionales: de, para y con. Su clasificación se hace a partir del grado de participación existente entre arquitecto y comunidad con el fin de establecer categorías de aproximación diferenciadas.

De acuerdo con García (2012), existen por lo menos tres tipos de modelos participativos en la arquitectura: El primero de estos modelos, denominado arquitecto-dirigente, se caracteriza por ser un tipo de gestión donde el arquitecto decide unilateralmente todos los aspectos de la arquitectura, y puede o no presentarlos a la comunidad para su consideración; este modelos se sitúa en las antípodas de un ideal de arquitectura donde participan y dialogan activamente las partes involucradas, y recuerda ciertos procesos de intervención urbana de corte autocrático.

El segundo, el modelo arquitecto-subalterno, un proceso de gestión donde las decisiones referidas al diseño arquitectónico son tomadas principalmente por la comunidad o por un cliente específico; en este caso, el arquitecto es más que un constructor de los deseos de una comunidad, apoyado en referencias y obras preexistentes tomadas de diversos referentes que pueden oscilar, desde paradigmáticos edificios asumidos ingenuamente como prototipos ideales, hasta pequeños espacios interiores, fotografiados y publicados en libros o revistas.

El tercero, siguiendo a García (2012) es el modelo denominado como arquitecto-intérprete. Un esquema de trabajo donde arquitecto y comunidad dialogan y acuerdan mutuamente todos los aspectos del diseño arquitectónico. En este caso, el arquitecto amplía su tradicional sensibilidad por el lugar, los materiales y las formas, y la expande hacia la cultura y la psiquis de sus usuarios. De esta manera el arquitecto, desde una posición cercana a la antropología, se enfrenta al proyecto arquitectónico complejizando la clásica triada vitruviana utilitas-firmitas-venustas, afinando la mirada sobre la dimensión cultural que entraña la comunidad, y tomándola como argumento y herramienta de diseño al momento de enfrentar y materializar el proyecto.