Transformando comunidades hacia el desarrollo local: metodología para el diseño arquitectónico, urbano y del paisaje

Transformando comunidades hacia el desarrollo local: metodología para el diseño arquitectónico, urbano y del paisaje

Rigoberto Lárraga Lara
Víctor Felipe Benítez Gómez
Benito de Jesús Delgadillo Amaro

Volver al índice

Gestión participativa

En el desarrollo local la comunidad debe ser el enfoque del desarrollo. Esto implica que las instituciones locales tengan el control efectivo sobre los recursos naturales locales, que la producción se oriente en gran medida a la satisfacción de las necesidades básicas de la población local y que la comunidad tenga alto grado de autonomía (…) la comunidad debe ser capaz de resolver sus propios problemas y controlar su destino, (…) debe ser capaz de conservar y recuperar la cultura tradicional, empoderando a la gente, satisfaciendo la necesidad de identidad (Tetrault 2004:58)
Siguiendo a Lárraga (2014f) la gestión ambiental es un conjunto de actividades conducentes al manejo integral del sistema ambiental. Incluye como marco teórico el concepto de sustentabilidad y, en tal sentido, constituye la estrategia mediante la cual se organizan las actividades antrópicas que afectan al medio ambiente, con el fin de lograr una adecuada calidad de vida, previniendo o mitigando los problemas ambientales.
Siguiendo a Duran (2010) la gestión ambiental es un enfoque conceptual y cultural encaminado a la percepción, la administración y el manejo de los asuntos ambientales del desarrollo, incluyendo el conjunto de pautas y técnicas de ordenamiento de los recursos naturales y de los ambientes. Es la tarea de administrar el uso productivo de un recurso renovable sin reducir la productividad y la calidad ambiental. También hace referencia a la orientación, dirección y control que adelantan las autoridades sobre el uso de los recursos naturales, a través de determinados instrumentos de planificación.
La gestión del ambiente requiere considerar debidamente el ambiente físico, social y económico ya sea de la empresa o de un proyecto gubernamental. Apunta a la creación de sistemas integrados en lugar de la existencia de elementos heterogéneos y contribuye a establecer una buena relación con la comunidad local y un interés por ella.
De acuerdo a Pérez (2006) la gestión participativa es un modelo de mejora organizativa basado en el aprovechamiento de los canales de comunicación ascendente.
La gestión participativa pretende aprovechar la creatividad presente en todos los niveles de la organización y concretarla en innovación. La gestión participativa se fundamenta en una buena política de comunicación interna, que estructure y canalice el conjunto de mensajes que se intercambian los diferentes agentes colectivos (equipos o áreas) o individuales que forman parte de la misma organización.
La gestión participativa se inserta dentro de una política de mejora permanente, es decir, de pequeños cambios progresivos y continuados que mejoran la organización sin necesidad de grandes transformaciones estructurales. Es una cultura del detalle como vía hacia la excelencia.
La gestión participativa se fundamenta en el principio de proximidad a los procesos: quién está más cerca de una tarea es quién mejor la conoce y quién mejor puede mejorarla. La gestión de proyectos comunitarios acorde con las necesidades sentidas de una sociedad va a depender del nivel de conciencia y del sentido de pertenencia y compromiso social que tengamos como comunidad. Así, a través de nuestra participación en tales proyectos podremos exigir soluciones en pro del bienestar común.
De acuerdo a Angulo (2009) la participación y la transformación emancipadora están muy relacionadas con aspectos como: gestión participativa, autogestión social, desarrollo humano, empoderamiento, organización, planificación, educación ciudadana, democracia, y ética social. Relacionados entre si para dar sustento a un desarrollo horizontal, autónomo y autosuficiente.

Educación ambiental el método de aproximación a las comunidades de estudio

En América Latina la educación ambiental a diferencia del discurso oficial global propuesto en 1972 en Estocolmo Suecia, hace una fuerte crítica al modelo de desarrollo dominante, buscando modelos alternativos que combatan las desigualdades sociales, al mismo tiempo se cuestiona el consumismo de las naciones desarrolladas y la iniquidad internacional. Así, como la necesidad de considerar las características culturales y ecológicas de cada región. En esta visión latinoamericana la problemática ambiental es vista, más como una problemática socioeconómica, cultural y política que como una problemática meramente ecológica.
La Educación Ambiental (EA) se considera como una práctica social crítica, ciencia que según Carr (Cit. por Caride, Meira: 2000) persigue un interés educativo de desarrollo de la autonomía racional y de formas democráticas de la vida social. Además se considera crítica en cuanto que aporta normas para exponer y eliminar las inadecuaciones de las formas vigentes de auto comprensión y de vida social; educativa ya que constituye un proceso educativo diseñado para cultivar las cualidades mentales que favorecen el desarrollo de individuos racionales y el crecimiento de sociedades democráticas; y científica porque genera un conocimiento auto-reflexivo y defiende los criterios de los que depende la categoría epistemológica de ese conocimiento.
El método tiene los siguientes pasos: la contextualización, donde se analiza las problemáticas, desafíos y crisis actuales, localizando las causas percibidas, tendencias y escenarios futuros de los componentes de sustentabilidad en la población objetivo; los objetivos, entre los cuales están los de aprendizaje y los de impacto; la estructuración, donde se puede encontrar las definiciones de las intenciones, la organización de los temas, la definición de métodos y el análisis de factibilidad; la programación, en donde se describen los materiales y técnicas se utilizarán para alcanzar el objetivo de enseñanza; por último la evaluación que nos permite comprender la realidad del proyecto de EA y ubicarlo en su contexto generando consenso en torno a los valores que sirven de referencia.

El campo educativo de la Educación ambiental
El proyecto de educación ambiental (Caride y Meira, 2000) está orientada a la acción colectiva y a la trasformación de estructuras y paradigmas del desarrollo rural en una comunidad ya estructurada donde existe la tendencia al deterioro de la sustentabilidad.
El desafío principal del diseñador de espacios urbano arquitectónicos en las comunidades es convertirse en facilitador del fortalecimiento de los componentes de sustentabilidad de la vivienda tradicional, entendiendo el dinamismo del conocimiento empírico (continuidad y cambio) y utilizando la trasmisión de éste en el seno de las comunidades, incorporando como elementos innovadores en el entendimiento de sustentabilidad en la vivienda como: autonomía, autosuficiencia, auto dependencia. Uno de los desafíos es utilizar el diseño participativo como instrumento en la innovación de soluciones en el autodesarrollo de la vivienda tradicional sustentable.
Se espera que el proyecto de Educación Ambiental utilizado en esta metodología, desarrolle capacidades de gestión en el manejo sustentable de sus recursos naturales insumos de sus construcciones, anticipando volúmenes de materiales orgánicos para la construcción de la viviendas necesarias para las futuras generaciones, también se espera que desarrolle capacidades organizativas en un comité pro vivienda tradicional que pueda planificar y ordenar el crecimiento del asentamiento y sus servicios, normen e incentiven el desarrollo de la vivienda tradicional. Promoviendo responsabilidades locales de tipo sociales, económicas, culturales, institucionales y ambientales al desarrollo de la actividad.
El campo de acción deberá generarse en lo individual con un cambio de conducta, actitud y acciones dirigidas a transformar las estructuras colectivas. Se debe iniciar en el centro de las creencias de las personas rescatando y re-valorando los atributos del sistema de construcción tradicional facilitando a su vez un espacio de reproducción e innovación colectiva, donde nuevas formas y técnicas le den vigencia al
El proyecto de educación ambiental propone de acuerdo con Nieto y Buendía (2008) un modelo educativo integrador que guarde distancia de los modelos escolares convencionales, que además privilegie enfoques innovadores de aprendizaje: activos y significativos; situados, contextualizados, problematizadores, experienciales; basados en teorías cognitivas constructivistas; que resalten la importancia del trabajo en equipo (colaboración) y el trabajo interdisciplinario.
Que además, enfatice la necesidad de adaptar técnicas y materiales a los contextos específicos en que se apliquen y promuevan la importancia de la planeación y participación comunitaria en la toma de decisiones.
Por último, se espera que la gente de convierta en sujetos activos de su propio aprendizaje. Que sepan transmitiren el seno de las comunidades de manera eficiente el conocimiento ancestral de cómo construir viviendas tradicionales, y desarrollen un mecanismo de innovación que permita la vigencia de su uso a las necesidades contemporáneas sin poner en riesgo los componentes de sustentabilidad mencionados. Incrementando la capacidad colectiva de los participantes, sus capacidades organizativas y su grado de emancipación.
El proyecto de EA requiere desarrollar materiales y recursos específicos por las características singulares de los participantes, como videos, manuales y guías para el trabajo en equipo. Existen materiales diversos y técnicas que pueden adecuarse en la elaboración del material específico al presente proyecto (Geilfus:1998).
La programación de la educación ambiental cuenta con los siguientes objetivos:
Establecer contacto con los elementos clave para la formación de un equipo de trabajo local
Elaborar un diagnóstico participativo de la problemática ambiental de la comunidad a través de técnicas de visualización.
Elaborar un árbol de problemas y a tacar las causas facilitando la participación del equipo de etno investigadores
Formar un comité pro desarrollo con objetivos y acciones sustentables que de seguimiento y evalué las acciones dando cuenta de los avances logrados a la comunidad.
Validarlos resultados ante las autoridades correspondientes
Diseñar un mecanismo de comunicación para la transmisión de resultados a la comunidad
Diseñar un espacio para la transmisión e innovación de técnicas constructivas a través del conocimiento tradicional que de vigencia a
las necesidades de las familias contemporáneas sin poner en riesgo los atributos identificados como sustentables.

El paraguas de la sostenibilidad


La sostenibilidad en la arquitectura a pesar de ser un concepto ampliamente utilizado, tiene una gran variedad de significados y por lo tanto provoca percepciones diferentes en sus respuestas. En términos generales el concepto pretende combinar la creciente preocupación medioambiental con cuestiones socioeconómicas y se cree que tienen el potencial para abordar los desafíos fundamentales para la habitabilidad, ahora y en el futuro.

Como antecedentes encontramos la conjugación del discurso de la sustentabilidad con la arquitectura y los asentamientos humanos, en el discurso de “la vivienda adecuada para todos” de UN-Hábitat (1976) y UN-Hábitat II (1996) en cuyos objetivos, destacan la producción de viviendas por las comunidades; la conservación y rehabilitación del patrimonio cultural; y el desarrollo equilibrado de asentamientos rurales (Lárraga: 2014b)

Por otro lado, en 1998 la Universidad de Michigan inició un proyecto de recopilación de textos llamado “Principios de la arquitectura sustentable” el cual en la actualidad cuenta con una base de datos de más de 300 títulos de distintas disciplinas clasificados en 21 categorías, material que se utiliza en una gran parte de las universidades de los EEUU para dar la materia de sustentabilidad en las facultades de arquitectura. Algunas de las categorías que se podrán encontrar son: estudios de caso, materiales, diseño, ecología, educación, energía, impacto ambiental, reciclaje entre otras más. Para este momento en la historia, la primera aportación para fijar criterios en el diseño sustentable de manera interdisciplinar la publica Kim J. &Rigdon (1998) quienes la categorizan en tres puntos centrales: economizar recursos, diseño de ciclo de vida de los materiales y diseño humano. Convirtiéndose en el primer esfuerzo por fijar criterios interdisciplinares para medir la sustentabilidad de un objeto arquitectónico, esfuerzo que queda reducido al área ambiental y de manera superficial enfrenta el concepto de la calidad de vida en el diseño.

En el misma dirección, buscando instrumentos para medir la sustentabilidad de la arquitectura y en especifico de la vivienda, encontramos a Hernández (2003) quien en un estudio minucioso encuentra 1,273 indicadores locales (Agenda 21) en la Unión Europea que hacen referencia a la vivienda y su relación con la sustentabilidad y las ordena en cuatro categorías las cuales son: indicadores económicos, medio ambientales, sociales y urbanísticos, todos ellos en el marco de la calidad de vida urbana.

Por su parte, Wiston& Pareja (2007) describen el papel de la vivienda en la sustentabilidad de las ciudades clasificando sus indicadores en tres categorías: calidad de vida, bienestar humano y libertad. Indicadores que se posicionan en la dimensión social de la sustentabilidad.

En referencia al concepto de arquitectura sustentable Pedemonte y Yarke (2009) consideran que este concepto se ha convertido en el “paraguas” que cubre una diversidad de tendencias arquitectónicas mencionando: la arquitectura bioclimática, la arquitectura solar, la arquitectura natural, arquitectura bioambiental, la eco arquitectura, arquitectura verde, greenbuilding, alta eficiencia energética, nuevos materiales, ciclo de vida, gestión participativa, auto-construcción y eco-villas (Ver fig.2).
Figura 2. Mapa de aproximación a la Arquitectura Sustentable
Fuente: Lárraga 2012.
Entre las distintas tendencias se pueden identificar las que son opuestas entre sí, desde las que privilegian la investigación científica (edificios inteligentes de alta eficiencia energética a la izquierda del mapa) hasta las que valorizan la ejecución práctica (bio-construcción a la derecha).
De acuerdo con Lárraga (2014:b) en este mapa podemos observar a la izquierda en la parte inferior aquellas posturas elitistas, donde predomina el marketing y las innovaciones tecnológicas, muy relacionadas con el sistema neoliberal que ofrece alternativas para aquellos que preocupados por el medio ambiente pretenden resolver su problemática con tecnología, siendo la inequidad y el tecnocentrismo. Este polo atrae las propuestas, de biomas futuristas, hightech, greenbiulding, entre otras, con propuestas parciales y poco integradoras.
Naina Pierri (2001) la llama sustentabilidad débil, que es una postura moderada y antropocéntrica pero acepta la existencia de ciertos límites que imponen la naturaleza y la economía, pero no pone en crisis el sistema neoliberal sino lo fortalece con un discurso maquillado de verde. Esta postura se fortalece en la llamada economía ambiental. Hopwood (2005) menciona un debate continuo entre tres posturas: el status quo, las reformistas y transformacionistas. Siendo representante el extremo izquierdo del status quo con las propuestas enumeradas de la 11-26 de la figura 2. Los partidarios del status quo reconocen la necesidad de cambio pero no ven a la sociedad como instrumento para enfrentar los problemas ambientales, y consideran que los ajustes se pueden hacer sin ningún cambio fundamental a la sociedad, toma de decisiones o relaciones de poder. Esta es la opinión dominante de los gobiernos y las empresas y los partidarios del status quo son más propensos a trabajar dentro de los corredores de poder haciendo a un lado a las opiniones de las masas.
Al mismo tiempo, se considera el desarrollo tecnológico como base de la solución a la problemática ambiental, y el crecimiento económico como el pilar para la justicia social. A la par, simpatizan con recortes en el salario social, la privatización y la reducción de la regulación, argumentando que el mercado es el regulador hacia la sostenibilidad al igual que el incremento de la información, el cambio de valores, las técnicas de mejora de la gestión y mejoras de tecnologías a través del mercado.
Los gobiernos y empresas que simpatizan con el status quo mencionan que para enfrentar los problemas medio ambientales es necesario ser lo suficientemente ricos para poder comenzar (OCDE:2001).
“La mayoría de los partidarios del status quo tienen un escaso compromiso con la sostenibilidad ambiental, aunque para algunos, como Slow (1974) apenas es necesaria en absoluto, ya que la tecnología puede remplazar a la naturaleza. Hay una preocupación similar con la pobreza y la falta de equidad en el poder político argumentando que el crecimiento es la manera de resolver estos problemas. (Hopwood 2005:16)
Por otro lado en la parte superior derecha encontramos aquellas posturas transformacionistas vinculadas al eco-feminismo, eco-socialismo, anticapitalista y de posturas donde predominan conceptos como la equidad, autonomía, gobernanza, autosuficiencia, con propuestas integradoras, incluyentes, democráticas, que se niegan al status quo oponiéndose y resolviendo el hábitat con principios diferentes a los convencionales, siendo el caso de las eco-villas y eco-aldeas. Pierri (2001) la llama corriente ecologista conservacionista o sustentabilidad fuerte, que tiene raíces en el conservacionismo naturalista del siglo XIX, y en las ideas ecocentristas de Leopold (1949) de promover una “estética de la conservación” y una “ética de la Tierra” o “bioética” contemporáneamente tiene una referencia filosófica-politica en la ecología profunda, cuya formulación principal la hizo ArneNacss (1973). Tomo cuerpo en la discusión ambiental iniciadas en los setenta mediante la propuesta del crecimiento económico y poblacional cero, siendo la justificación teórica más clara la dada por la economía ecología, principalmente a través de su fundador el economista norteamericano Herman Daly.
Las posturas radicales transformacionistas plantean como raíz fundamental de los problemas ambientales las características de la sociedad actual y como los humanos se interrelacionan y se relacionan con el medio ambiente y proponen una transformación de la sociedad y las relaciones humanas con el medio ambiente necesaria para evitar la crisis e incluso un colapso futuro.
Los ecologistas profundos centran su visión en el medio ambiente con un énfasis en el valor intrínseco y las necesidades de la naturaleza dejando en segundo lugar al hombre. En los ocho puntos de la plataforma de la ecología profunda (Naess, 1989) hay muy poco de las necesidades humanas y nada de la equidad, incluso en una crítica de la ecología profunda, apunta a la tendencia hacia el racismo y el apoyo para el imperialismo, así como una perspectiva anti-humano. No obstante los corcupianos socialistas dan prioridad a la transformación social superando la desigualdad social y económica, apenas abordando los problemas ambientales, creyendo que las capacidades humanas liberadas del capitalismo pueden resolver cualquier problema. Estos últimos se encuentran en el extremo superior izquierdo.
En el punto intermedio están las propuestas reformistas que creen en encontrar un punto conciliador entre los transformacionistas y staus quo rescatando componentes ancestrales de sustentabilidad de los pueblos nativos, utilizan la gestión participativa y el diseño para alcanzar sus objetivos los cuales son integradores y contemplan eco tecnologías que les dan un carácter integrador, social y participativo.
Los reformistas aceptan que hay problemas de montaje, son críticos de las actuales políticas de las mayorías de las empresas, los gobiernos y las tendencias de la sociedad, pero no consideran un colapso en los sistemas ecológicos o sociales. Por lo general no buscan la raíz del problema en la naturaleza de la sociedad actual, sino en los desequilibrios y en l falta de información, y confían en que las cosas pueden y van a cambiar para hacer frente a estos desafíos. Por lo general, aceptan que grandes y profundos cambios en la política y estilo de vida se necesitarán en algún momento. Sin embargo, se supone que estos servicios pueden presentarse a través del tiempo dentro de las actuales estructuras sociales y económicas. La clave está en convencer a los gobiernos y organizaciones internacionales, principalmente mediante una argumentación motivada, para introducir las reformas necesarias importantes.
Se cree que un beneficio de la tecnología puede aportar a la protección del medio ambiente y exigen una gran reducción en el uso de materiales en la economía, existiendo un amplio apoyo en un aumento espectacular de la eficiencia
Al centro del staus quo encontramos propuestas diversas que hacen alarde del concepto de sustentabilidad pero se quedan en un cheklist parcial de eficiencia energética y algunos otros componentes abordados superficialmente, haciendo caso omiso a las otras dimensiones de la sustentabilidad, en estas encontramos, las distintas certificaciones para desarrollos urbanos y edificios sustentables, así como los requisitos para las hipotecas verdes.