PRINCIPIOS DE ECONOMÍA VITAL

PRINCIPIOS DE ECONOMÍA VITAL

Mario Blacutt Mendoza (CV)

Indagación sobre la Relación entre la Utilidad Marginal Decreciente y la RMS

La mayor parte de los neoclásicos pretenden desmentir por todos los medios la relación entre la utilidad marginal decreciente y la relación marginal de sustitución técnica (RMS) En efecto, tal como recordamos, Marshall, siguiendo a los antiguos marginalistas, dijo que la utilidad marginal de un bien es decreciente. Esto se interpretó siempre con la afirmación de que, a medida que el sujeto consume una nueva porción del bien, ésta le proporcionará una utilidad menor que la anterior, a lo largo de toda la curva. Ahora bien, Walter Nicholson (“Teoría Microeconómica”) texto también muy conocido en las universidades, dice que no hay una relación entre la ley de la utilidad marginal decreciente y la Relación Marginal de Sustitución; para demostrarlo, nos presenta el ejemplo (3.4) de su libro (página 63)

“Consideremos la función de utilidad:
Utilidad = U(X,Y) = X + ln Y

Ahora bien, Y muestra una utilidad marginal decreciente: UMY = δU/δY = 1/Y
Pero X muestra una utilidad marginal constante: UMx = δU/δX = 1

Por tanto, RMS = UMx/UMy = Y

La RMS disminuye a medida que disminuye la cantidad elegida de Y, pero es independiente de la cantidad consumida de X.

Con este ejemplo, la famosa Ley de la Utilidad Marginal Decreciente ya no existe, pues Mr. Nicholson, con el propósito de demostrar una de sus fórmulas, ha decretado que la UMa de X es constante. Al comienzo de su libro proclama la vigencia de la ley de la utilidad marginal decreciente y en este ejemplo la anula, yendo no sólo contra su maestro, sino, por lo que veremos, contra la lógica interna de su argumento. Todo sea por el bien de la fórmula.

Una Nueva Indagación
En su obra “Teoría Microeconómica” (Principios básicos y aplicaciones, sexta edición) Walter Nicholson, en el recuadro con el que inicia la página 56 dice:  

Si las curvas de indiferencia son convexas (si obedecen el supuesto de la RMS decreciente) la línea que une dos puntos cualesquiera que son indiferentes contiene puntos que se prefieren a cualquiera de las dos combinaciones iniciales. Intuitivamente, las cestas equilibradas se prefieren a las desequilibradas

La percepción de Nicholson nos parece Razonable, aunque no litiga en contra del concepto mismo de la Curva de Indiferencia. Para darnos un ejemplo, diseña una gráfica muy oportuna, la que reproducimos en la gráfica 6.9. Comentándola bajo el subtítulo “Convexidad y equilibrio en el  consumo”, Nicholson reitera lo que había afirmado en el recuadro inicial:

Utilizando el concepto de convexidad, podemos demostrar que los individuos prefieren que su consumo sea equilibrado. Supongamos que una persona es indiferente entre la combinación  (X1, Y1) y la (X2, Y2 )) Si la curva de indiferencia es estrictamente convexa, preferirá la combinación  (X1 + X2)/2, (Y1 + Y2)/2 a cualquiera de las combinaciones iniciales. Intuitivamente, las cestas de bienes bien equilibrados se prefieren a las cestas en las que tiene mucho peso uno de ellos. La figura 3.6  muestra este caso. Dado que se supone que la curva de indiferencia es convexa se prefieren todos los puntos de la línea recta que une (X1, Y1) y (X2, Y2) a esos puntos iniciales. Por lo tanto, es el caso del punto (X1 + X2)/2, (Y1 + Y2)/2 que se encuentra en el punto medio de esta línea. De hecho, se prefiere cualquier combinación proporcional de las dos cestas indiferentes de bienes a las cestas iniciales, ya que representará una combinación más equilibrada, tal como se presenta en la gráfica 6.8

Al constatar la afirmación de Nicholson, en sentido de que unas combinaciones de la misma curva son preferidas a otras, el modelo PFC se pregunta: ¿Dónde queda el concepto de Curva de Indiferencia? La modificación de Nicholson  desvirtúa la esencia misma de lo que es una curva de indiferencia, la que es definida por los neoclásicos como el conjunto de las combinaciones de los bienes Y y X que le ofrecen al consumidor la misma utilidad a lo largo de toda la curva. Pero algo queda del intento de Nicholson, algo que la Economía Vital tiene en gran estima: el concepto de la Curva de Indiferencia debe ser revisado, inclusive, por los mismos neoclásicos. Si la revisión culmina con la anulación de ella y la modificación de otros instrumentos analíticos usados por el  modelo neoclásico, habrá empezado una verdadera revolución en la economía teórica contemporánea. Este es uno de los propósitos principales de la Economía Vital para el mundo del subdesarrollo.

Conclusiones
Por las razones bosquejadas en esta obra, se llega a la conclusión de que la Curva de Indiferencia no es un instrumento analítico ni útil ni razonable. Es artificial, contradictoria y forzada; en otras palabras, inútil. En todo caso, Razonablemente postulo que la Recta de Restricción Presupuestaria la reemplaza con gran ventaja, puesto que libera al consumidor de la obligación de escoger sólo una combinación, dada por la tangente entre la curva de indiferencia y la Recta de Restricción Presupuestaria, al ofrecerle por sí sola una gama infinitamente más amplia que la única combinación que significa la tangencia entre los dos lugares geométricos. La eliminación de la Curva de Indiferencia no elimina las condiciones subjetivas del consumidor, pues éstas se expresan cuando escoge una de las múltiples combinaciones que le ofrece la Recta de Restricción Presupuestaria.

Por último, vimos que la Curva de Indiferencia no es compatible con los principios de la Teoría de la Elección, debido a que obliga al consumidor a “elegir” una sola combinación de bienes, cuando el mercado le ofrece una gama múltiple; además no le permite cambiar sus gustos, los que deben ser dados de una vez y para siempre. Ésta es una extraña visión de la “Soberanía del Consumidor” propiciada por el Modelo Neoclásico. Con la Curva de Indiferencia no hay opciones para el consumidor.