REAL COMO LA ECONOMÍA MISMA

REAL COMO LA ECONOMÍA MISMA

Armando Roselló

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Un pequeño ser, obscuro y peludo, acechaba a un animalillo que se había detenido a mordisquear un jugoso tallo. Le lanzó una piedra que llevaba en la mano, pero falló y rebotando en el suelo, fue a parar cerca de un gran peñasco que emergía de la tierra. Alertado el animal, brincó y de dos saltos se perdió entre los matorrales. 
Contrariado y furioso, el cazador se dirigió contoneándose hacia donde había caído el guijarro, lo recogió y descargó su rabia arrojándolo contra la peña. Saltaron esquirlas y se melló. Al tomarlo de nuevo, se hizo un amplio corte en un dedo. Sin alarmarse, miró fascinado como manaba la sangre. Dentro de su cerebro, ya preparado para ello, una serie de neuronas hicieron conexión.

INTRODUCCIÓN

¿Otro aburrido libro de Economía? ¿Va a decir lo de siempre? ¿Va a plantear teorías económicas diferentes pero descabelladas? ¿Va a haber alguien, aparte de unos pocos expertos, que lo entienda?

La respuesta a todas estas preguntas es no, o eso espero. Si bien el principio es algo duro ya que empieza con una definición y un desarrollo al modo más tradicional de un manual, posteriormente la estructura del libro es novelada, a la que se le van a ir intercalando comentarios sobre aquellas partes con transcendencia económica.

Creo necesario advertir que no se trata de un libro de Historia Económica, sino de un libro de Economía que utiliza la Historia, y la utiliza novelándola con lo que es posible permitirse más de una licencia. No tuvo que ocurrir necesariamente que el primer homínido se cortara con una piedra mellada para darse cuenta de las posibilidades que tal cosa encerraba. Pero, por qué no creérnoslo, si lo importante es descubrir lo que ello implicó. Nuestra sociedad no existiría tal y como es hoy en día si no se hubiera dado ese paso, y todos y cada uno de los siguientes.

La idea arrancó hace algunos años, aunque de una manera algo diferente. Pensaba escribir dos libros en paralelo que dijeran lo mismo: uno que fuera una novela en la que se narraran acontecimientos de neto significado económico y otro, en el que se explicasen tales hechos en el más puro estilo académico.

Mi intención era que, leyendo tanto el primero como el segundo, se llegara a las mismas conclusiones, ya que pensaba, y sigo haciéndolo, que lo importante no son las palabras que se empleen, sino lo que dicen.

Pero recapitulando, me di cuenta de que no había escrito un libro en mi vida y ya estaba pensando en escribir dos. Opté, pues, por juntar ambos en un único volumen evitando, en la medida de lo posible, las exposiciones farragosas y la utilización del lenguaje obscurantista que nos caracteriza a los economistas.

Sin embargo, aparecerán partes que no habré sabido exponer con la simplicidad y claridad necesarias y por las que, de antemano, me disculpo. Les pido las lean con más atención, sin enfadarse demasiado conmigo y que en todo caso, sigan con la lectura.

Quizá se extrañen de que no aparezca ni una sola nota de pie de página. Está hecho a propósito, pues las he odiado toda mi vida: me rompen el hilo de la lectura y la inmensa mayoría de las veces, la dichosa nota no me dice nada. Al final del libro, eso sí, se proporciona una relación de la bibliografía consultada.

Para finalizar esta introducción, será conveniente dar una justificación al título: «Real como la Economía misma». La Economía, por encima de su propia complejidad y a pesar de la imagen casi mágica y reverencial que nos provoca, es muy substancial, tiene cuerpo, se puede palpar, es un ente concreto.

Las miles de palabras dichas y escritas, los miles de planteamientos y análisis efectuados, las miles de declaraciones y aseveraciones escuchadas, más que ayudarnos a comprender su propia complejidad, actúan como un velo que nos la ocultan. Ignoro si el lector comparte conmigo esta sensación de que hay algo que se nos escapa. Ese algo «real» es lo que pretendo exponer, y ésa es la razón de que me haya aventurado a escribir este libro.