PROGRESO Y BIENESTAR

PROGRESO Y BIENESTAR

Hugo Salinas

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B. UN PRESENTE DE CONFORT MATERIAL

La economía en curso, es llamada también economía de mercado. “Los economistas del Oeste tienen la tendencia a pensar en el mercado como una realidad de la vida puramente capitalista y utilizan a menudo ese término como si fuera sinónimo de ‘economía de beneficios’ […]. [Cuando] el mercado no es más que una red de intercambios, como una tabla de distribución, a través del cual los bienes y servicios, como las cartas, son enviados a sus destinatarios. No es necesariamente capitalista.” En efecto, la economía de mercado admite igualmente otro tipo de repartición como lo veremos más adelante.

La economía de mercado tiene como uno de sus elementos al proceso artificial de producción. Es una manera de trabajar que hace cinco siglos aproximadamente se impuso sobre las otras, y que remplaza, en la evolución de la actividad económica, al proceso natural de producción basado en la agricultura primitiva. Este es una manera de trabajar en donde no se hace más que repetir el ciclo biológico de cada cultivo o de cada ganado, en términos estrictamente naturales. En fin de cuentas, no es más que la reproducción de los bienes alimenticios que la Naturaleza prodiga al ser humano.

Con el proceso artificial de producción se llega al final de un proceso de intensificación del acto productivo, posibilitando satisfacer prácticamente todas las necesidades materiales del ser humano. Condiciona una economía de producción y de consumo conducente a crear un cuadro de vida de pleno confort material para el ser humano. Es al mismo tiempo, la antesala de un futuro inmediato basado en el proceso de trabajo de concepción.

El proceso artificial de producción sigue meticulosamente un procedimiento previsto y dibujado por la creatividad humana. Cada uno de sus procedimientos da nacimiento a un nuevo bien económico. Impensable hasta entonces, con lo cual genera una fuerza productiva sin precedentes en la evolución de la actividad económica.

a. Una fuerza productiva sin precedentes

En nuestros días, “un trabajador promedio utiliza, en una hora de trabajo, un equipo de un valor de 60 veces superior al utilizado hace 170 años. Con este equipo, él obtiene una productividad marginal superior entre 15 a 20 veces.” Y no es solamente una cuestión de productividad.

Basta que el ser humano imagine un bien que satisfaga una necesidad de sus congéneres, para que una producción en masa de ese bien siga. Con esta manera de trabajar podemos crear “n” bienes materiales (bi), diferentes, cada uno satisfaciendo una necesidad precisa de los seres humanos. Es decir,

El bien bi satisface la necesidad “i”

En donde i = 1, 2, 3,…, n

Para la producción de cada uno de esos bienes, que son diferentes los unos de los otros, es necesario concebir y producir la máquina y las herramientas de trabajo adecuadas a su producción. Es decir, será necesarias producir tantas máquinas como bienes económicos diferentes a lanzar al mercado.

Alrededor de cada máquina se construye un centro de trabajo, una fábrica. De esta manera, este proceso de trabajo facilita la apertura de “n” fábricas, con lo cual se genera un hervidero en todo el planeta. A diferencia de la tierra cultivable que es fija, la fábrica se puede instalar en el lugar más adecuado para la producción y comercialización del bien en cuestión.

Algo más, cada bien puede ser producido no solamente por una fábrica. Decenas o centenas de fábricas (m) pueden producir en masa el mismo bien y al mismo tiempo. Es decir,

El bien bij que satisface la necesidad “i” puede ser producida en “j” fábricas.

En donde {i = 1, 2, 3, … , n} y {j = 1, 2, 3, …, m}

Algo más, cada una de las “j” fábricas produce lo que el mercado le pide, es decir “x”. Es la puerta abierta a la creación, la invención, la innovación, los descubrimientos y la producción en masa de bienes económicos. Es la puerta abierta igualmente a las economías de escala.

Una fuerza productiva sin parangón en la historia ha creado el ser humano. Al cabo de 200 mil años de descubrimientos, de invenciones, de innovaciones, y sobre todo de trabajo intenso, el grupo social ha podido por fin crear el proceso de trabajo que puede llevarle a resolver todas sus necesidades materiales. Y todo ello dentro de una pequeña ciudad, el mundo.

b. Dentro de una economía-mundo

Una de las características esenciales del proceso artificial de producción es que no puede existir división del trabajo sin la presencia de intercambios y de mercados. Ya Adam Smith, en 1776, se expresaba en estos términos: “las más grandes mejoras en la fuerza productiva del trabajo, y un gran porcentaje de la habilidad, de la destreza y de la inteligencia con la cual es dirigida o aplicada, son debidas, al parecer, a la división del trabajo.”

Lo que se produce es lanzado al mercado integralmente. No es el trueque ocasional que genera la agricultura primitiva. Esta nueva economía se desarrolla en base a los intercambios, en donde cada bien tiene su propio espacio económico, definido por los alcances precisamente de esos intercambios. Se puede tratar de un espacio económico local, provincial, nacional e incluso mundial. Todo depende en donde se encuentran los consumidores del bien en cuestión. Así, por ejemplo, las zapatillas Nike se diseñan en los Estados Unidos, se fabrican en el Asia y se consumen en todos los sitios más alejados del planeta. Lo que significa que el proceso artificial de producción genera un espacio económico a nivel mundo.

Pero este espacio económico es diferente al de la agricultura, el cual es físico. En cambio, el del proceso artificial de producción es abstracto. Un espacio económico único y abstracto a nivel mundo. El desarrollo del proceso artificial de producción condiciona entonces la emergencia de una economía-mundo.

El pleno desarrollo del proceso artificial de producción no admite, como consecuencia, la existencia de fronteras nacionales. Y el proceso actual de “globalización” no es más que la intensificación del desarrollo del proceso artificial de producción.

Un ejemplo histórico de una economía-mundo fue el imperio inglés con todas sus colonias y zonas de influencia. Cuanto más extenso y más poblado es el país, mejor se exprime la potencia del proceso artificial de producción. Esta es una de las explicaciones del poderío americano y de sus seguidores inmediatos, Europa y China.

c. El proceso artificial de producción crea dos mundos

El proceso artificial de producción crea dos mundos, lo cual aumenta su fuerza productiva, da fluidez a los intercambios y facilita aún más su capacidad de acumulación y concentración de capital. Un mundo es físico, el que hasta entonces se ha conocido: todos los bienes económicos son físicos tal como la manzana o los plátanos que se recogen con fines de alimentación; las papas o el maíz producto de la agricultura y luego las casas, las mesas, los vestidos o los zapatos. Todos ellos tienen una estructura física.

El otro mundo es en términos de valor. Para manifestarse requiere del precio de cada uno de los bienes económicos, el cual se expresa en unidades monetarias. Los precios y la moneda son los elementos de ese nuevo mundo en términos de valor. Así, el trueque de una porción de papas contra otra porción de maíz es superado largamente por el intercambio de un kilo de papas contra un sol cincuenta centavos o de medio kilo de maíz contra un sol.

De esta forma, la moneda y los precios dan nacimiento a otro mundo. A partir de entonces, se puede tener indistintamente ya sea un sol o un medio kilo de maíz, así como un sol cincuenta o un kilo de papas. El uno o el otro. Aún más, se puede tener medio kilo de maíz y un sol cincuenta o un sol y un kilo de papas. Las posibilidades de intercambio, con la ayuda de los precios y la moneda, son inmensas. El comercio de bienes y servicios ya no tiene los entrabes del trueque.

Son dos mundos con sus propias características pero que tienen una relación intima a no descuidar. Muchos han creído, en un exceso de “euforia”, que son dos mundos a manipular sin discreción. Los efectos han sido y son todavía desastrosos. Aumentar indistintamente la masa monetaria sin tomar en consideración su base real, física, ha conducido inevitablemente a las crisis financieras que la historia nos recuerda y que nuestro presente nos hace sentir cruelmente sus estragos como la muy reciente crisis inmobiliaria. El dinero fácil ha sido el tormento y el acicate de muchos empresarios, corredores de bolsa, especuladores que, un cierto día, el cielo les ha caído sobre la cabeza. Los cracks financieros no perdonan a nadie. Se encuentran obligados a volver a la realidad del mundo físico.

Milton Friedman y Walter W. Heller son conscientes de este fenómeno cuando nos hacen notar que “la importancia de la cantidad de dinero resulta considerable en lo que concierne los valores nominales, el ingreso nacional, o el nivel de las remuneraciones en términos de dólares. Ello interesa igualmente cuando uno se preocupa de saber cómo se comportan los precios. En cambio, cuando se quiere observar el comportamiento de la producción real a largo plazo, entonces el dinero no tiene ninguna importancia o, para no exagerar demasiado, no lo tiene mucha.”

No podemos negar la importancia del mundo en términos de valor; la importancia del dinero en los grandes trabajos que sin él no se hubieran podido realizar. Entre ellos tenemos el Canal de Panamá, el Canal de Suez, el túnel de La Mancha, el gran parque de diversiones Euro Disney o el puente de La Normandie.

El dinero no solamente facilita los intercambios sino también permite acumular riqueza o simplemente convertirse en una reserva de valor. Una gran masa monetaria que espera el momento oportuno para viabilizar la ejecución de un proyecto de inversión. Es el pasaje de la economía industrial hacia la economía financiera, las dos fases en el desarrollo del proceso artificial de producción.

De esta forma, gracias al apoyo del mundo en términos de valor, el mundo en términos físicos puede seguir fácilmente la evolución creciente de la demanda de bienes económicos que surgen de todas partes del planeta. El proceso artificial de producción es, sin lugar a dudas, una forma de trabajar que supera a todos sus precedentes en el camino de la abundancia y del confort material.

d. Dando lugar a una economía de abundancia y de confort material

De tal forma que no es nada asombroso encontrarnos hoy en día con una economía de abundancia. Jacques Dubois la define como “un máximo de bienes económicos y de descanso contra un mínimo de trabajo.” Marshall Sahlins agrega que “para el sentido común, una sociedad de abundancia es una sociedad en donde todas las necesidades materiales de las personas son fácilmente satisfechas.” Nos encontramos en una economía de abundancia y de confort material a nivel mundo, si cruzamos la información de la fuerza productiva del proceso artificial de producción y de su capacidad de crear una economía-mundo en términos físicos y en términos de valor.

Potencialmente entonces, en todos los rincones del planeta Tierra, todos los habitantes deberían sentir los efectos positivos del proceso artificial de producción. Aún más cuando el profesor Jeremy Rifkin, hablando de la economía americana, non anuncia que para “el 2050, solamente el 5% de la población adulta será suficiente para hacer funcionar las industrias tradicionales.”

El cuadro de vida de los países conformando el G7 confirma este nivel de productividad a la base de la economía de abundancia. Una familia estándar de tres personas posee una casa principal y dos secundarias (uno para la estación de frío y otro para el verano, además del yate para su travesía veraniega). Televisor y teléfono en cada habitación e incluso en el baño y la cocina. Video home en la sala y una o dos piscinas en el jardín. Y toda la casa a control remoto para indicarle a distancia las medidas de seguridad, las horas de limpieza o de calentar el café. Sin olvidarnos de un automóvil para cada miembro de la familia, más otro para las salidas de verano o de invierno en familia. Olvidarse de llevar consigo las tarjetas bancarias de crédito, de ahorro y de cuenta corriente, es como haber perdido el alma. Este es el cuadro de vida de un profesional promedio.

Para medir la sociedad de abundancia no necesitamos recurrir a las estadísticas. Es suficiente salir de compras y constatar que las tiendas se encuentran repletas de todo lo que podemos imaginarnos como necesidad de confort material. Para constatar los excesos de esta sociedad de abundancia es suficiente acercarse a los comercios de productos alimenticios, bien temprano en el día, para constatar los miles, millones de toneladas de alimentos que se lanzan diariamente a los camiones basura o al mar como hacen los brasileños con su café.

En general, y según el Informe Anual 2008 del Fondo Monetario Internacional, “en términos globales, el PIB mundial […] aumentó 4.9% en 2007.” ¿Cómo explicar entonces tanta pobreza en los “países emergentes” y, sobre todo, en los “países altamente desarrollados”?