PRODUCCIÓN DE PLANTAS

PRODUCCIÓN DE PLANTAS

Juan Carlos Pérez López

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SANIDAD DEL MATERIAL VEGETAL

DAÑOS OCASIONADOS A LAS SEMILLAS

Las semillas, desde que se siembran hasta que germinan, están expuestas a numerosos ataques, hongos, insectos, pájaros y mamíferos. Algunos de estos predadores atacan las semillas mientras que otros lo hacen a la semilla y a las plantas.

• Mamíferos: Comen lo mismo las semillas que las plantas y pueden acabar con una siembra en pocas semanas. Los daños ocasionados por mamíferos de pequeño tamaño (conejos, ratas, ratones, etc.) pueden evitarse de una forma efectiva destruyéndolos, impidiendo su entrada en la zona o ahuyentándolos usando productos repelentes.

• Si los mamíferos son de tamaño grande, se puede cercar la zona, pero cuando la zona a cercar es grande se hace necesario dar batidas, es el medio más brutal, pero más eficaz para su destrucción. En la mayoría de los casos resulta más conveniente el empleo de los repelentes.

• Aves: Son grandes consumidores de semillas. El sistema más corriente para evitar sus daños, espantarlos para no darles ocasión de que coman las semillas, mediante hombre y espantapájaros o repelentes.

• Insectos: Los insectos (hormigas, grillos, escarabajos, orugas, etc.), atacan a las semillas, principalmente a los tallos pequeños, pero no suelen producir grandes daños, salvo cuando pasa a ser plaga. En el caso de los viveros es interesante tratar el suelo antes de la siembra con algún insecticida o fumigante.

• Hongos: Los daños ocasionados a las semillas suelen ser mínimos, no siendo así a las plantas recién nacidas. El empleo de productos tóxicos para evitar daños en las semillas, pueden producir desequilibrios en la fauna y por tanto grandes pérdidas económicas.

REPELENTES

Se define como un producto químico que repele o ahuyente al animal y no actúa como una barrera física o como un veneno letal. Las características que debe reunir un buen repelente son: que sea barato, fácil de aplicar, que permanezca efectivo durante la época de ataque, que no cause daño a las plantas o a las semillas, así como a las especies de la fauna silvestre.

Los repelentes pueden actuar sobre el sentido del gusto, del olfato, del oído, de la vista o del tacto, y a veces sobre varios de estos combinados.