AGUAFUERTES II. RESUMEN Y CRÍTICA DE GENTES, CIUDADES Y RIQUEZA
 La transformación de la sociedad tradicional, del neomalthusiano Edward Arthur Wrigley

AGUAFUERTES II. RESUMEN Y CR?TICA DE GENTES, CIUDADES Y RIQUEZA LA TRANSFORMACI?N DE LA SOCIEDAD TRADICIONAL, DEL NEOMALTHUSIANO EDWARD ARTHUR WRIGLEY

Edgardo Adrián López

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5.2. Series de precios y rendimientos

Hoskins, historiador económico, sostiene que las cosechas que dieron valores por encima o por debajo de la media se debía a los efectos secundarios de las prácticas de siembra, en especial, de la cantidad de semilla cultivada (1992: 144, 170, 185). La hipótesis es difícil de probar de manera efectiva desde fines del siglo XV a mediados del siglo XVIII, pero los datos franceses del siglo XIX acaso puedan permitir examinar el comportamiento de los rendimientos y de las fluctuaciones de precios, comparándolos con los datos ingleses de la Edad Media (1992: 145, 185).

Desde 1815 a 1914, los rendimientos del trigo en Francia variaron de manera aleatoria (1992: 145/146, 173, 184): no hubo un “ciclo” en el que a periodos de cosechas excepcionalmente buenas o malas, siguieran años de producción por encima o por debajo de la media típica. Tampoco se constata nexo alguno entre la producción de un año y el área sembrada, ni entre el volumen de la cosecha y la cantidad de semilla cultivada. Por otro lado, el precio no variaba al azar (1992: 145-146). Por lo tanto, no es aconsejable enlazar las series de los precios con las fluctuaciones en las cosechas. Esto es, no es viable establecer de modo firme que a las “ondulaciones” en la serie de los precios le correspondan las mismas “ondulaciones” en los ciclos agrícolas (1992: 145/148, 172, 184-185).

Tal vez, alguna respuesta se encuentre en las largas series de precios al estilo de las de Exeter, que cubren desde 1316 a 1800: son las variaciones en el stock o remanente de granos (más para determinado año, menos para otro) lo que influye en la serie de valores (1992: 146/147, 184). Es decir, necesitamos cantidades sustanciales de datos empíricos para construir un modelo más o menos complejo y viable que haga notorios los nexos entre el comportamiento de los precios, y los momentos de abundancia o escasez de granos (1992: 154).

5.3. Rendimiento de la cosecha y precio

A veces, los precios pueden no indicar ningún contexto de crisis y sin embargo puede haber hambre generalizado (1992: 149). Dependiendo de las circunstancias, es factible que sucedan muertes por hambre sin escasez en el abastecimiento, o que el nivel de aprovisionamiento del mercado descienda bruscamente, genere fallecimientos extendidos y no obstante, las estadísticas de precios no reflejen esa realidad cruda (1992: nota 23 en p. 150).

También es factible imaginar el caso en que precios elevados de alimentos impliquen un mayor poder adquisitivo de los más necesitados (1992: 150).