AGUAFUERTES II. RESUMEN Y CRÍTICA DE GENTES, CIUDADES Y RIQUEZA
 La transformación de la sociedad tradicional, del neomalthusiano Edward Arthur Wrigley

AGUAFUERTES II. RESUMEN Y CR?TICA DE GENTES, CIUDADES Y RIQUEZA LA TRANSFORMACI?N DE LA SOCIEDAD TRADICIONAL, DEL NEOMALTHUSIANO EDWARD ARTHUR WRIGLEY

Edgardo Adrián López

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8.2. La estrategia del heredero

Supongamos un varón cabeza de familia que tiene que evaluar el destino de su herencia de acuerdo a la costumbre del mayorazgo (1992: 274). Debe sopesar el peligro de encontrarse sin heredero masculino; en ese caso, debe prever las dificultades para ser equitativo con el resto de sus descendientes. Si tiene hijas mujeres debe calcular que las dotes elevadas no dilapiden lo poseído (1992: 275, 284/285).

La solución más sencilla es que un matrimonio tenga un varón y una mujer, pero este caso es el menos probable en una sociedad pre-industrial con familias de varias generaciones.

Como primer paso, cuantifiquemos la probabilidad de que un hombre tenga un heredero varón. En una colectividad propensa a crisis malthusianas, generalmente la población ni crece ni disminuye dado que la productividad de la agricultura suele ser bastante estable, y los salarios no estimulan la nupcialidad. Por ende, la posibilidad de contar con un heredero al morir se ve poco afectada por las tasas de fecundidad y de muerte. En segundo término, consideremos que:

a- el fallecimiento de un niño es independiente de la cantidad de hijos existentes;

b- la muerte de un/a hijo/a antes de fenecer el cabeza de familia no depende del orden de nacimiento;

c- las tasas de mortalidad de los descendientes de ambos sexos son iguales (1992: 276);

d- todos los hombre se casan;

e- las probabilidades de un recién nacido de sobrevivir a su padre son tres:

ei- 1 (una) a favor de 3 (tres);

eii- 1 (una) contra 2 (dos);

eiii- 2 (dos) positivas de 3 (tres);

f- ei y eiii son propias de las sociedades pre/modernas;

g- son necesarias unas 1.000 familias para garantizar alrededor de 4.419 nacimientos que neutralicen los niveles de mortalidad de al menos, una población de 5.000;

h- por lo que la tasa de reproducción de la localidad es alrededor de 1 en un período de 30 años, esto es, que los habitantes se renuevan en el lapso de una generación;

i- las familias tipo tienen de 0 a 9 hijos (se evalúa el caso particular de 12 niños);

j- puede suponerse que la familia tipo no era mayor a la de 7 (siete) miembros, contando a los esposos y a 5 (cinco) descendientes. Existen seis combinaciones de sexos en un núcleo parental de esos rasgos:

i1- 5 mujeres, ningún varón;

i2- 4 chicas, 1 niño;

i3- 3 niñas, 2 chicos;

i4- 2 mujeres, 3 varones;

i5- 1 niña, 4 chicos;

i6- ninguna hija, 5 niños.

k- Pensemos ahora que nos interesa conocer cuál es la probabilidad de que una niña pero no un varón sobreviva a la muerte del padre (1992: 293). De 32 familias que tienen 5 descendientes, 10 tienen 2 hijas y 3 niños (1992: 294). Mediante cálculos que resuelven un binomio se llega al resultado de 20, 6, lo que significa que ésa es la posibilidad de que una niña quede como heredera. Cuando sabemos cuántas familias de x cantidad de hijos hay en una muestra de 1.000, podemos ajustar la probabilidad haciendo [(frecuencia relativa de familias) x (20, 6 / 100)]. En el caso del cuadro con las posibilidades 1 de 2, la cifra queda [125 x (20, 6 / 200)], lo que da 25, 8 %.

Si comenzamos con la primera probabilidad (1 a favor de 3), de cada 1.000 familias:

a- Inferimos que los números llevan los signos “+“ ó “-“ delante, es para connotar que representan probabilidades a favor o en contra;

b- 560 familias alumbran de 0 a 8 bebés, distribuidas en 8 grupos de 70;

c- 280 familias dan a luz 9 hijos;

d- 90 conciben 12;

e- del primer grupo de 70 familias que tienen 1 hijo, hay un 46, 7 por ciento de probabilidad que no tengan ningún heredero; etc.;

f- del segundo conjunto de 70 familias que poseerá al menos un heredero mujer y que tiene 1 niña, hay un 11, 7 % de alternativas favorables; etc.;

g- del tercer grupo de 70 familias que poseerá al menos un heredero varón y que tiene un hijo de sexo masculino, hay 11, 6 por ciento de posibilidades de que continúe vivo; etc.

De este primer cuadro, se arguye con nitidez que las hijas mujeres cuentan con más posibilidades de sobrevivir como herederas que los niños y que cuanto más hijos haya, menos oportunidades tendrá un varón para heredar.

En la segunda alternativa, de cada 1.000 familias:

a- 85 familias no tienen descendientes;

b- un grupo de 625 familias dan a luz de 1 a 5 niños, repartidas en 125 familias por cada cantidad de bebés;

c- 25 núcleos parentales tienen 12;

d- en el primer conjunto familiar de 125 que tienen 1 hijo, hay 62, 5 % negativas respecto a que no puedan contar con ningún heredero; para el caso de 2 bebés, existe un 31, 3 por ciento desfavorable; etc.;

e- en el segundo grupo familiar de 125 que cuentan con al menos un heredero femenino existe un 31, 3 % positivo; etc.;

f- en el tercer conjunto familiar de 125 en las que se encuentra al menos un heredero varón hay 31, 1 por ciento de alternativas positivas; etc.

Los datos son más favorables a los herederos varones, pero el cuadro no es la media propia de las comunidades pre/modernas.

En la tercera posibilidad (1 contra 3), de cada 1.000 familias el resultado será:

a- 100 núcleos parentales no dieron a luz a ningún hijo;

b- en 200 familias con un niño, hay un 66, 7 % negativo con relación a que se convierta en heredero; etc.;

c- en 200 unidades parentales con al menos una niña en calidad de heredera, existe un 66, 7 por ciento a favor; etc;

d- en 200 núcleos familiares con al menos un varón como heredero, de 2 hijos, hay un 111, 2 % positivo (id est, la certeza de que uno sobrevivirá); etc.

Este tercer cuadro demuestra que los varones tienen posibilidades altas en casi todos los “gradientes” con hijos. Empero, como la alternativa más realista en un contexto pre/industrial es la de dos negativas contra una a favor (1 de 3), de los datos se induce que era muy difícil que se cumpliera con el mayorazgo. A su vez, de ello inferimos que era casi excepcional poder conservar una línea patrilineal por varias generaciones (1992: 276, 285).