ESTUDIOS Y ENSAYOS CRÍTICOS SOBRE LA CULTURA EN GUANAJUATO: 
PRÁCTICAS CULTURALES, RELIGIÓN, PLURICULTURALIDAD, EDUCACIÓN Y TANATOLOGÍA

ESTUDIOS Y ENSAYOS CR?TICOS SOBRE LA CULTURA EN GUANAJUATO: PR?CTICAS CULTURALES, RELIGI?N, PLURICULTURALIDAD, EDUCACI?N Y TANATOLOG?A

Ricardo Contreras Soto y otros

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Los Felices

Francisco Pantoja García

Los bien “nacidos” desde su nacimiento fueron afortunados, no pasan fríos, ni hambres, las enfermedades las resuelven con más facilidad, no tienen “necesidad” de sufrir. Crecen con la confianza de ser diferentes, no existen palabras de desaliento en su formación, o de descontrol, de adversidad, de negatividad, de desconfianza. Su educación esta hecha para mandar, no saben obedecer, su talento es sacado de sus entrañas obligados a vomitar sus recursos, pues como se les da todo desde su nacimiento esperan resolverlo todo con dinero, no son los más listos, ni los más inteligentes, pero si son los más felices.

No tienen que construir ninguna felicidad de manera artificial y, a veces, persuadirse de ella, mentírsela, mediante una dirigida a sus enemigos. No saben separar la actividad de la felicidad, pues forman parte de ella por necesidad, no saben lo que es obrar mal hasta que les cae una moneda que tienen que triplicar.

Su forma de percibir el mundo es muy diferente a como lo ven las demás gentes, pues existen puntos como la moralidad que la ven a conveniencia, pues se dice que todo hombre tiene un precio. Ellos ven las cosas como simples objetos y a la gente como objetos simples, donde todo tiene una utilidad. Viajan con todas las comodidades, nada hacen en su casa bueno ni con su mujer porque se cansan, juegan al golf para no tener contacto con ninguna persona.

Son felices porque si caminan se agotan, si sale el sol también, si llueve o hace frío nunca salen, si les sale una arruga se la quitan. Son felices buscando amantes porque no se complacen, cuando comen lo único que les hace falta es que le mastiquen lo que se va a tragar para no molestarse tanto.

Son felices porque a todas partes le acompaña su niñera (guarura), son felices porque se creen fuertes, veloces y resistentes, pues se levantan el ánimo de una manera rápida y con mucho tiempo en su recorrido.

Son felices porque son delicados, pues, no comen picantes, ni beben algo fuerte que les pueda perturbar su digestión. Son felices porque les gusta exhibirse, en su ropa, en sus carros, en sus joyas, en su porte, en su presencia, muy propios. Son felices porque esperan el fin de semana para gastarse en unas horas lo que los otros ganan en un mes.

Son felices porque se creen los elegidos de Dios, haciendo y diciendo lo que se les antoje sin que nadie les replique y para agradecerle se van a misa el domingo a ocupar la misma banca, a la misma hora, hasta les dicen las palabras necesarias para que salgan llenos Dios, son felices por eso y mucho más. ¡Qué felicidad!

Los “mal nacidos” esos que son muchos, acostumbrados a sufrir, a padecer e ignorar. Esos pobres de espíritu, de confianza, de autoestima, de facultades básicas, de formación jodida, que no tiene opinión alguna, siempre se les calla, se les oprime, malhechos en todos los aspectos que se debe conseguir un abogado para demandar a su Dios por la forma en que lo hizo.

No son los más listos y menos los más inteligentes, pues su desarrollo tanto físico como mental son tan raquíticos que no tienen ganas de pensar y menos de ejercitarse después de las friegas que se meten para conseguir que comer. Ven a los ricos con envidia, rencor, ira y con mucho amor para que les den trabajo, se moral es igual que los “bien nacidos” me vale madre todo.

Son felices porque no tienen quien los pele. Comen donde les gane el hambre y se tragan hasta lo que no les invitan. Son felices porque viajan con todas las comodidades: aire a condición del clima, quemacocos, velocidad moderada, calefacción al gusto, disfrutan del paisaje, hasta pueden comer en el trayecto.

Son felices porque parecen Dioses ya que cagan muy poco debido a lo que tragan lo consumen al máximo, son felices porque son delicados, pues no pueden comer carne porque les hace daño, no beben cosas ligeras porque les duele la cabeza.

Son felices porque siempre utilizan la ropa adecuada para su trabajo o sea la misma, exhibiéndose (piensan que el que llegue más mugroso es el que más trabaja), muy propios.

Son felices porque se creen fuertes, veloces y resistentes, su trabajo es pesado. Y deben terminar lo más rápido posible para poder ganar más, no se quejan de las horas extras. Son felices porque a todos lados los acompañan su compadre o su cuate, o su vecino, nunca andan solos. Son felices porque no tienen un amante, pero sí un montón de chiquillos. Son felices porque en unas horas se gastan lo que ganaron en la semana. Son felices porque les espera un mundo mejor, porque se sienten los elegidos de Dios, ya que de los pobres, humildes y piadosos será el reino delos cielos. También rezan y van a misa y salen llenos de Dios. Son felices por eso y mucho más. ¡Que felicidad!

Que felicidad unos que viven con toda la tranquilidad, con la confianza de no tener vergüenza aun cuando haya nacido con algunas deformaciones, ese que no se humilla, demasiado orgulloso de ser lo que es, ese que se da el lujo de “tener” más conocimiento, de ser más “distinguido”. De haber nacido en un lugar donde se sufre, donde todo está dado, donde cualquier cosa se puede alcanzar, se puede logar, donde la seguridad funcional es esencial de los instintos inconscientes reguladores o donde puedan darse el lujo de la falta de inteligencia y actuar como si la tuviera y nadie reclama por lo que hace falta, o ese lanzarse a ciegas ante las adversidades sin importar el resultado que se tendría, tienen mucho más para arriesgar, pueden tener una multitud de súbitos arrebatados de entusiasmo, de cólera, de amor, o ese sentido de agradecimiento y de venganza sin que llegue a perjudicarle. Es la felicidad en vida para los “bien nacidos” es muy fácil no tomar enserio los contratiempos, las bechorias, tal vez porque su naturaleza la desarrollo para este tipo de actos, donde le es muy fácil olvidar lo que comete, aunque existen muy pocos que también no tienen memoria para los insultos y las villanías que le cometen en su contra. Es feliz en todo.

Por el contario los otros viven en un reclamo, es un gritar en el cielo, en un quejarse, en una dolencia, en ese no olvidar lo que le hacen, en una búsqueda a veces desesperante de sobrevivir, el que no puede destruir, el que no distingue simplemente no acepta; el que no construye ideales, ni conceptos, ni forma moralidades, el que le quitaron las agallas por un pedazo de pan, el que nada puede crear, ni dar, ni aportar, ni opinar, el que únicamente vale para su espacio y a veces ni eso, el que ésta obligado a levantarse porque no tiene a quien recurrir, es la felicidad derramada.

Que felices son este dueto, de que se quejan si lo tienen todo, lo único que les hace falta es convivir un poco más, buscar ese consejo que tanta falta hace; tratar de compartir ideas que puedan mejorar su alegría, su unión, el pasar un rato agradable y eso se los puede dar el futbol, ya que las dos partes (los bien y mal nacidos) son gente que vive el deporte, o la pasión de éste a través de su pasividad y comodidad, ya sea en el palco, en la cabecera del estadio o simplemente en su casa por televisión. El equipo de futbol une a éstas personas sin respetar su nivel cultural, social, económico, donde no hay distinción en cuanto a los aspectos mencionados y donde se funde el grito de emoción, de alegría, de felicidad.

Lo que más les angustia a los dos, es el dinero: uno por tenerlo y no perderlo, y el otro por tenerlo y no ganarlo.

Qué felices son con su angustia.