LAS MATEMÁTICAS DE LA CIENCIA REGIONAL

LAS MATEM?TICAS DE LA CIENCIA REGIONAL

Andrés E. Miguel Velasco y otros

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c. El modelo de la codorniz

El pequeño Corsario hizo una breve pausa. Pero inmediatamente continuó con su historia diciendo:

--Ahora te platicaré de un suceso que ocurrió en el campo que rodea las ciudades de los Niños Corsarios. Prometeo inició su relato.

La formulación de derechos y deberes representa la culminación de las relaciones sociales. Los valores y las instituciones se establecen en base a los mismos.

Con el transcurso del tiempo, los Niños Corsarios han descubierto que el orden, sustentado en el respeto de los derechos y deberes de los demás, representa el contexto más adecuado para alcanzar el desarrollo y el bienestar deseados. El temor de que todo orden constituye la mejor manera de coartar la “libertad”, de minimizar las expectativas democráticas y hacer de los Niños de la Ciencia autómatas, se reduce poco a poco en la medida que se descubre, y se acepta, que toda organización social solo constituye la base del orden y la moral; y también, porque los derechos y deberes se aceptan en la medida que el azar ha venido a enseñar a los Niño de la Ciencia que su disparidad, intrincada y casual, en gran medida es aparente. Einstein reflexionó que Dios no jugó a los dados con el Universo. Puede decirse que tampoco los seres racionales lo hacen con su sociedad. Esto, es casi seguro, todos lo entendemos...no así el conejo blanco.

Efectivamente, sucedió que en cierta ocasión éste se comprometió en matrimonio con la liebre gris, pero no tenía ningún dinero para el casamiento. Él era labrador, pero aun no era tiempo de la cosecha. Así que dispuesto a empeñar su palabra y los frutos de su trabajo, decidió solicitar ayuda a la codorniz y al coyote (versión original de López Chiñas 1974).

Llegó la época en que los labradores recogieron sus cosechas. Todo mundo comió sus elotes. Las familias se reunieron en los patios de sus casas para desgranar sus mazorcas. En cambio la codorniz y el coyote se quedaron esperando el maíz del conejo blanco. Así que cada uno, por su lado, decidió ir a la guarida de éste:

--Conejo blanco, he venido a cobrar mi deuda. Tienes que cumplir con tu palabra o de lo contrario, yo y mis polluelos nos comeremos todos los maíces que siembres en tus campos durante la próxima cosecha, y no tendrás que comer después.

--Discúlpame querida codorniz, pero en este instante pensaba ir a pagarte. Solo que...¡cuidado!, justo es que yo te proteja. Escóndete debajo de esa olla, porque en este momento ha llegado aquí el coyote.

--¡Coyote!, que gusto me da que visites mi humilde casa...precisamente iba yo a visitarte para pagar mi deuda contigo. Sólo que no es maíz...está debajo de esa olla.

--¡Veamos conejo blanco!, ¡oh!, sí que sabes adivinar mis gustos. Esto será un rico platillo. De acuerdo, entonces tu deuda está saldada conmigo.

De esta manera el conejo blanco se quedó tranquilo y satisfecho, pues de golpe saldó todas sus deudas. Un ejemplo de astucia en realidad. Detengamos un poco en el “proceso de equilibrio social” aquí implicado.

Inicialmente el conejo blanco absorbe todos los derechos (obtiene la comida y bebida para su boda), pero también establece los deberes (pagar su cosecha a cambio de los favores recibidos). Pasa el tiempo previsto y no se cumple con estos últimos. Se genera una situación de inestabilidad (la codorniz y el coyote están dispuestos a cobrarse a como de lugar); pero el conejo blanco, poniendo en juego su cualidad principal (la astucia), logra establecer un nuevo proceso de equilibrio (a costa de la eliminación del elemento más débil de los participantes).

Sin embargo, todo parece indicar que el conejo blanco, si bien satisfecho, no quedó todo lo tranquilo que pudiera esperarse, y es que para que el establecimiento de derechos y deberes resultara viable, era necesario que cada elemento participante del proceso manifestara un respaldo económico (I), un determinado poder de negociación definido por un cierto prestigio (T); y un nivel de organización (S). Detrás del eslabón más débil de la cadena (la codorniz), seguramente estaban presentes tales elementos, y por lo tanto, es muy probable que su eliminación no necesariamente implicó la desaparición del poder, el prestigio y la economía de su organización social. Por lo menos, en el futuro el conejo blanco difícilmente podrá negociar con las codornices; y lo hará en una postura de menor credibilidad ante el coyote, pues no cumplió con su compromiso inicial. Éste puede considerarse uno de los resultados obvios a que condujo el nuevo equilibrio entre los derechos y los deberes de la comunidad del conejo blanco, la codorniz y el coyote.