CONTRATACIÓN ELECTRÓNICA INTERNACIONAL
UNA MIRADA DESDE EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

CONTRATACI?N ELECTR?NICA INTERNACIONAL UNA MIRADA DESDE EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

Sara Lidia Feldstein de Cárdenas y otros

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V. INTERNET: ¿UN GOLEM POSTMODERNO?

Se me hace como se le ha hecho a otros antes, que el hombre ha creado una suerte de criatura fabulosa, inacabada, extraña creación semejante al hombre, pero que no es un hombre, que tiene casi vida propia, y que se parece a un GOLEM .

Sí, a ese personaje mítico que fuera moldeado en el año 1580 por el rabino Judá Loew ben Bezalel, mejor conocido como el Maharal, a las cuatro de la madrugada bajo los artísticos puentes de la ciudad de Praga del emperador Rodolfo II, la Praga del misterio y de la alquimia, de los estudiosos, también de los charlatanes, con el barro acumulado en las márgenes del río Modava.

Sí, la ciudad de Praga que le dio el marco bullicioso, tan adecuado, para que floreciera la actividad en el campo de la astronomía, la medicina, la filosofía, la teología, la alquimia, las artes.

Sí, el que adquirió vida cuando el rabino introdujo en su boca inerte un pergamino con el nombre secreto y sagrado de Dios.

Sí, ese tesoro que según cuenta la leyenda se manifiesta cuando el emperador recibió al rabino en el castillo poco antes que falleciera, quizá para arrancarle alguno de sus poderes, y con el que solía comunicarse a través de un pasadizo subterráneo en el que el noble aprendía cábala con el rabino.

Sí, esa ciudad ávida de cultura, en la que “al interés por las ciencias naturales se unía una curiosidad por las criaturas mecánicas”, por las célebres marionetas checas.

Sí, esa ciudad que supo acuñar el término de origen checo, robot. En efecto, la palabra Robot que surge con la obra RUR, los "Robots Universales de Rossum" de Carel Capee , es una palabra checoslovaca que significa trabajador, sirviente. Sí, esa ciudad que invita a visitar la sinagoga Altneuschul, en cuyo ático supuestamente descansa el GOLEM de Praga.

Entonces, claro, nada es casual. No porque hasta Borges, nuestro Jorge Luis Borges, aprendió según Marcos Aguinis, el idioma alemán leyendo la novela sobre el GOLEM de Gustav Meyrink, y habló sobre él con el erudito Gershom Scholem en su visita por Israel y lo incluyó en su poema titulado el GOLEM que empieza con aquella celebrada estrofa que dice: “Si (como el griego afirma en el Cratilo), el nombre es arquetipo de la cosa, en las letras de rosa está la rosa y todo el Nilo, en la palabra Nilo”, rindiéndole homenaje cuando dice en una parte de su poema...“El cabalista que ofició de numen, a la vasta criatura apodó GOLEM ...”. En este sentido, no puede ignorarse que la primera computadora, como observa agudamente el autor que nos inspira, desarrollada en el Instituto Weizmann de Israel, ubicada en la vanguardia de las investigaciones científicas, fue llamada GOLEM, que une al ser mítico que nació gracias a la destreza de un hombre con esta otra criatura, científica, que también inventó la destreza del hombre.

Finalmente, sin ánimo de agobiar a los lectores con la cábala, o mejor dicho Kabalá, cabe recordar y ello es necesario para avanzar en este trabajo, que GOLEM es una palabra hebrea que significa algo o alguien aún incompleto, inacabado, que se presta a renacimientos y recreaciones. Así pues, viene a cuento, un texto del autor israelí antes citado dice: "El viejo GOLEM se basaba en la combinación de las veintidós (22) letras del alfabeto hebreo, que a su vez son los elementos básicos de la construcción del universo. El nuevo GOLEM se basa en un sistema mucho más sencillo, pero a la vez más laberíntico. En lugar de veintidós (22) elementos conoce sólo dos, que son 0 y 1, de los que está compuesto el sistema numérico binario. Todo puede ser traducido o convertido en estos dos signos básicos. Diría que los antiguos cabalistas le darían una alegre bienvenida a esta simplificación de su propio sistema". Porque al GOLEM lo podemos ver no solo como una criatura bíblica en la religión judía, sino también como una metáfora en la literatura, el arte y la ciencia. Porque como señala Gerschom Scholem el GOLEM "no es destructivo", sino que es el hombre, quien en su proceso de creación, instila en "él" tensiones y contradicciones que lo hacen "comportarse" en forma "nociva" .

Pero no podemos evitar preguntarnos, cuál GOLEM, aquél, éste, el anterior, el siguiente, el único, el viejo, el nuevo, uno, otros, pocos, muchos. Pero sin lugar a dudas, todos “hechos” por el hombre, “pensados” por el cerebro humano a su imagen y semejanza, imitándolo. Para servirlo.