Las características económicas y sociales de las áreas fronterizas, su estructura productiva, su localización e importancia geopolítica, así como su papel dentro del contexto del desarrollo nacional, constituyen factores determinantes para el derrotero de la integración fronteriza.
El grado de integración y de marginalidad de las áreas de frontera dentro del contexto de cada nación, imprime por lo general una dinámica específica a los procesos de integración fronteriza. Esta dinámica se deriva además de las condiciones de la infraestructura de transporte, de las comunicaciones, de la integración a los mercados y de los servicios públicos, de la infraestructura social en general.
Estas circunstancias determinan, en gran medida, la capacidad de las regiones fronterizas para ser activos participantes de los procesos económicos y sociales que se desenvuelven en dichos espacios. De allí que, ante una situación de marginalidad aguda, es evidente que la gestión fronteriza debe orientarse a "demandar" políticas de desarrollo encaminadas a reducir desequilibrios y asimetrías “hacia adentro” y “hacia afuera” que les permita desenvolverse en mejores condiciones al interior de los procesos de integración binacional y, en particular, fronteriza.