DERECHO: ¿CUÁL DERECHO?
DE LA CONSTITUCIÓN BURGUESA A LA CONSTITUCIÓN DE NUEVA DEMOCRACIA

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Álvaro Bedoya Salazar

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3.5 La declaración de independencia

¿Por qué aparecieron tantas actas, proclamas y declaraciones de independencia?

Ya se ha tratado en este trabajo la situación que desde un principio malogró la existencia de una política y unos objetivos generales que permitieran la unidad latinoamericana, o al menos andina, cono una sola nación. Una cosa fue lo que ocurrió en Norteamérica y otra muy distinta lo sucedido en Iberoamérica. Allí fue una sola Declaración, la de Filadelfia, mientras que aquí aplicaron la declaratoria de independencia cada provincia por separado, e incluso cada municipio y cada cabildo, lo que llevó a la disgregación de esfuerzos y territorios. Se produjeron diferentes Constituciones para pequeños territorios, unas de formación centralista y otras federalistas, aunque todas, por lo general, de carácter democrático-burgués, así algunas continuaran reconociendo la autoridad del rey. Como ejemplo, se tienen las siguientes actas de declaración de independencia:

• Acta de independencia del Socorro, 11 de julio de 1810.

• Independencia de Cartagena, 11 de noviembre de1811.

• Independencia de Cundinamarca, 19 de julio de 1813.

• Independencia de Antioquia, 12 de agosto de 1813.

Y sucesivamente, se promulgaron las de Santa Marta, el Chocó, Casanare, Neiva, Mariquita, Pamplona y Tunja. Casi todas establecieron juntas independientes de gobierno, y unas pocas, como Riohacha y Panamá, permanecieron fieles a la corona española. Este mismo fenómeno se dio en todas las provincias y Virreinatos latinoamericanos. Lo consignaba el precursor Antonio Nariño, en alguno de sus artículos del periódico libertario La Bagatela, fundado por él después de salir de las mazmorras de Cartagena, donde estuvo encarcelado por la traducción de los Derechos del hombre.

Para finales de 1811, Nariño escribía lo siguiente:

En una palabra, desde Quito, Cuenca, Guayaquil, Panamá, Cartagena, Santa Marta y Maracaibo, hasta el Orinoco estamos rodeados de enemigos. ¿Y nosotros qué hacemos? (...) Acalorarnos sobre palabras, disputar con argumentos muy bonitos sobre nuestros derechos, solicitar empleos, honores, rentas y también soberanías, que las hay en abundancia. Más parece nuestra revolución un pleito sobre tierras, que una transformación política para recuperar la libertad. Hay más papeles en el día en el reino sobre los linderos de las provincias, que en las antiguas audiencias sobre los lindes de las haciendas.

Siendo así, se debe reconocer que Antonio Nariño fue un hombre de mucha grandeza y que tenía la claridad universal sobre el qué hacer. Planteaba construir una poderosa nación, sobre bases democrático-burguesas, con un Estado centralizado y bajo una Constitución basada en los derechos del hombre. Era un hombre de carácter revolucionario, y puede decirse, como lo define Erich Fromm, en su tesis sobre El carácter revolucionario: “El carácter revolucionario es capaz de decir no. O para expresarlo de otro modo, el carácter revolucionario es una persona capaz de desobedecer; es alguien para quien la desobediencia puede ser una virtud”.

Después del Grito de Independencia de 1810, la Junta Suprema de Santa Fe llamó a las Provincias del Nuevo Reino a que enviaran a sus diputados o representantes, con el fin de establecer un gobierno para todo el país: Pero varias provincias hicieron lo contrario. Proclamaron el federalismo, y propugnaron un gobierno y una Constitución para cada territorio. Sólo cinco atendieron la invitación hecha por la junta central, y con estos delegados se reunió el primer Congreso en diciembre de 1810.

En 1811 se funda el Estado de Cundinamarca decretado por el Colegio Constituyente. Don Jorge Tadeo Lozano fue el primer Presidente, reemplazado más tarde por Nariño. En 1812, el Estado de Cundinamarca se declaró en guerra civil. El enfrentamiento se dio entre las fuerzas dirigidas por el presidente Antonio Nariño, que como partidario de establecer un gobierno central en la capital representaba el Partido Centralista, y los contrarios, que proclamaban como necesario el sistema federal. Estos últimos, reunidos en Villa de Leiva el 4 de octubre de 1812, fundaron las Provincias Unidas de la Nueva Granada, de las que fue elegido presidente Camilo Torres. Este hecho desencadenó la primera guerra civil. Entraron en combate las fuerzas federalistas comandadas por Baraya y las centralistas dirigidas por Nariño. Con avances y retrocesos para las unas y las otras.

Mientras en el sur eran ejecutados varios patriotas, como Joaquín Caicedo, por orden del gobierno español de Quito, Manuel Rodríguez Torices, al mando de fuerzas patriotas, arrojaba a los españoles de la provincia de Santa Marta.

Los más destacados precursores de nuestra lucha libertaria fueron entregados a las fuerzas realistas que intentaban la reconquista. El mismo Simón Bolívar entregó a las fuerzas realistas de Puerto Cabello al general Francisco Miranda, y para cerrar el traidor acuerdo pidió para él, en el negocio con el capitán de la Marina española, Monteverde, un pasaporte para salir sin problemas de Venezuela. Así fue como apareció en Cartagena en noviembre de 1812.

En el sur, entre tanto, los pastusos exigían la cabeza del general Nariño, nuevamente prisionero de los ejércitos realistas. El traidor de Pasto fue el coronel Ignacio Rodríguez, quien no combatió, dejando abandonado en las cárceles de la Colonia al más grande combatiente, legislador y precursor patriota de nuestra épica libertaria.

Estos episodios tienen que ver con la forma como un puñado de traidores siempre han estado listos para vender los derechos del pueblo colombiano y la soberanía de nuestra nación. Y lo grave del asunto es que la traición apátrida parece haberse trasmitido genéticamente, de modo que de un traidor han nacido cientos de traidorcillos. Esta es la causa por la cual no se ha podido gozar de plena soberanía y libertad, a pesar de las enconadas batallas por imponer distintas formas constitucionales o de reformar constantemente las existentes, tendencia que aún perdura.

Bolívar se fortalece en Cartagena, donde recibió fundamental respaldo con armas, municiones, soldados y oficiales de la talla heroica de Rafael Urdaneta, Atanasio Girardot, Luciano D´Eluyer, Francisco de P. Vélez, José María Ortega, Antonio Ricaurte y Hermógenes Maza, y otros de no menor talla, como Mercedes Ábrego de Reyes, quien entregó sus hijos y su vida al servicio de la patria. En distintas palabras, los males que pesan sobre la nación no han sido ni serán por falta de valor y patriotismo de los mejores hijos de Colombia. Así como tantos de nuestros fundadores entregaron su sangre por la libertad de los pueblos, se aspira a continuar sus huellas en la lucha por nuestra propia libertad.

Todos estos sucesos se dieron antes de 1815. Se declaró también la independencia de Antioquia, en la cual don Juan del Corral decretó a poco la libertad de los esclavos. Y la Ciudad Heroica de Cartagena resistió el sitio implacable tendido por el Pacificador Pablo Murillo. La ciudad solo pudo ser tomada después de 106 días de firme y patriótica resistencia.

En 1816, finalmente, cae Santa Fe, como parte del plan de la reconquista española bajo el mando del general Morillo, quien impone nuevamente el Virreinato, y da inicio al llamado régimen del terror.

En este mismo año, las fuerzas libertarias se reorganizaron para poder resistir la arremetida criminal de los ejércitos invasores del imperio. Nación contra imperio: ese parece ser el sino de la patria en las dos últimas centurias.

Morillo creó Los siguientes tribunales lo cual da una idea del régimen legal imperante:

• Consejo de Guerra Permanente: compuesto por oficiales del ejército invasor.

• Junta de Secuestros: que despojaba a los patriotas de todos sus bienes.

• Concejo de Purificación: organismo donde se pedía clemencia, para que al reo lo liberaran del cargo de insurgente. Es cuando aparece en América la enfermedad del cipayismo.

• Tribunal de Sangre: era el que se encargaba de ejecutar en el cadalso a quienes luchaban por la libertad.

Estas eran básicamente las instituciones judiciales perfeccionadas por España contra el pueblo granadino, con el objetivo de reimplantar su dominio.

En las páginas de la historia están registrados los nombres de miles de hombres y mujeres que pagaron con la vida su decisión de luchar por la independencia de la patria.