DERECHO: ¿CUÁL DERECHO?
DE LA CONSTITUCIÓN BURGUESA A LA CONSTITUCIÓN DE NUEVA DEMOCRACIA

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Álvaro Bedoya Salazar

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3.1 La América precolombina

3.1.1 ¿Qué había en el nuevo continente, a la llegada de los europeos?

No fue en estas tierras donde se dio el proceso de origen del hombre. Aquí llegó de distintas formas el hombre moderno (Homo sapiens sapiens), unos a las costas del Océano Pacífico, en el extremo sur del continente, arrastrados por los vientos y las corrientes marinas en sus endebles embarcaciones; otros, como los vikingos, a la parte más al norte del Océano Atlántico; y otros, según la tesis hoy más aceptada por la ciencia, pasaron por el Estrecho de Behring, siguiendo el viaje de las manadas. Hace unos 25 mil años se interrumpió ese puente, lo cual obligó a que se desarrollaran las culturas propias de América con características muy distintas a las formas sociales y culturales de organización en el viejo continente, y en general, a las del mundo conocido hasta entonces.

La base económica preexistente era la agricultura, cuya producción fundamental era el maíz, uno de los aportes fundamentales de América a la alimentación de la humanidad, porque este cereal solo se conocía aquí, como también la papa, la yuca, el cacao, la vainilla, el tomate, el ají y el fríjol, entre otros. Los aborígenes americanos no tenían animales domésticos, como el caballo o el burro, razón por la cual jugó un papel muy importante el trabajo del hombre. En América no se utilizaba la rueda y tampoco metales como el hierro y el bronce, ni conocieron el arado. Pero eran expertos en la extracción y proceso del oro y la plata. En suma, estas sociedades vivían de la agricultura, la pesca y la cacería.

Pero a pesar de tantas deficiencias, los aborígenes construyeron grandes ciudades que albergaron sociedades tan organizadas como la de los incas, los aztecas y los mayas, desarrollaron la astronomía y las matemáticas, hasta llegar a manejar el concepto del cero, que no dominaron ni los griegos. Los mayas desarrollaron incluso un sistema mnemotécnico, manejado en libros códices, que guardaban en salas especiales para su consulta y manipulación centralizada, pero a pesar de estos avances, los españoles los encontraron en la Edad de Piedra y en el estadio que Lewis Morgan llama barbarie superior.

El desarrollo productivo y de organización fue desigual. La mayoría de los pueblos subsistían en estadios muy atrasados, así como surgieron culturas más avanzadas, sobre todo en México y Guatemala, ya en camino a la formación de un Estado.

La estructura política del imperio azteca puede ser calificada como monarquía constitucional: el soberano era elegido del seno de una familia determinada, pero mantenía un consejo de representantes de los sectores más importantes de su organización social y administrativa, que se reunía con regularidad y tomaba las decisiones que requerían los asuntos públicos.

En cambio la de los mayas era teocrática y estaba fundamentada en los mandatos de una religión dualista, en la que el bien y el mal libraban una batalla permanente. Alcanzaron un gran desarrollo cultural. La península de Yucatán se expandió como su centro principal.

El imperio inca, en Perú, estaba organizado política y culturalmente desde hacía muchos siglos. Sus soberanos, también en proceso de consolidación del aparato estatal, habían desarrollado una administración centralizada que se ejercía desde Cuzco, la capital, situada a orillas del lago Titicaca. La organización social estaba basada en los ayllu, o sea, en tribus o clanes. Tanto el inca, como los representantes administrativos mayores, así como los gobernadores de las cuatro provincias en que se dividía la extensión territorial, vivían en la capital y hacían parte como ministros del equipo de gobierno, el Gran Consejo.

En la sociedad inca, todo ciudadano tenía la obligación de servir al Estado, de acuerdo con sus capacidades, y el gobierno debía velar por el bienestar de sus súbditos. En cada ayllu, la tierra era un bien colectivo, la propiedad individual no existía y en tiempos de paz, todo individuo tenía asegurado su trabajo, su alimentación y su salud. Cuando se hacía viejo, el Estado lo tomaba a su cargo.

Estas sociedades primitivas, relativamente desarrolladas, cultivaban sus prácticas religiosas, basadas en los sacrificios de seres humanos en honor de sus dioses, actos que costaron la vida a miles de hombres y mujeres de las tribus hostiles a las que sometían en las guerras de expansión, o de jóvenes de su propio pueblo que eran escogidas para inmolarlas en sus ritos.

A la llegada de los españoles, estas tres civilizaciones eran las más desarrolladas en sus formas de gobierno, administración y derechos.

En el resto del continente florecieron también otras culturas, unas más avanzadas que otras, localizadas en lo que hoy son Colombia, Panamá, Costa Rica y Nicaragua, y jugaron un papel importante en lo cultural, lo económico y lo administrativo. Eran sociedades de producción agrícola organizada para suplir sus propias necesidades. La forma de gobierno era el cacicazgo, y desarrollaron un incipiente comercio, a través del trueque.

En Colombia, las más destacadas fueron las de los tairona, los quimbayas, y los muiscas. Dentro de este grupo solo alcanzaron a desarrollar la cultura de la piedra los de la zona de San Agustín, en el Huila, y los tairona, en la Ciudad Perdida de la Sierra Nevada de Santa Marta.

En un nivel quizá más atrasado aún, el de los simples recolectores y cazadores, se hallaban las tribus nómadas de Norteamérica; las de las costas, como los caribes, las del Chocó, las del Brasil y buena parte del resto de América, lo que demuestra una vez más, que las formas y medios de producción definen en todos los niveles y en todos los tiempos la forma de organización social y política de la vida de los pueblos.