CARACTERIZACIÓN DEL MERCADO DEL ASEGURAMIENTO EN SALUD PARA EL RÉGIMEN CONTRIBUTIVO EN COLOMBIA

CARACTERIZACI?N DEL MERCADO DEL ASEGURAMIENTO EN SALUD PARA EL R?GIMEN CONTRIBUTIVO EN COLOMBIA

Consultor: Julio Mario Orozco Africano

Volver al índice

 

 

 

 

3.4. El impacto de la informalidad en el aseguramiento en salud

En Colombia el sector informal representa alrededor de 40% del PIB. Esto, sin duda, lo convierte en un factor clave para la dinámica económica del país. Dicho sector comprende actividades bastante heterogéneas y disímiles entre sí; desde las ventas ambulantes y las edificaciones ilícitas hasta las empresas que contratan empleados sin seguridad social. Esta característica ha dificultado el consenso entre los analistas sobre su definición y medición. No obstante, existe acuerdo en que incluye las actividades que se realizan al margen de la regulación estatal.

Desde el enfoque tradicional, el sector informal ha sido considerado como el segmento desfavorecido de un mercado laboral dual, donde se emplean los trabajadores menos productivos en espera de ser demandados por el sector formal. Esta perspectiva ha sido refutada por la teoría estructuralista, que clasifica las actividades informales como aquellas generadoras de ingreso no reguladas por el Estado y estrechamente relacionadas con el sector formal (Portes,1997). En esta misma línea, Maloney (2000) observa que el sector informal, ante las ineficiencias generadas por la regulación laboral y tributaria, es una opción atractiva para muchos trabajadores, principalmente para los pequeños propietarios.

Al considerar la definición estructuralista, el empleo informal urbano en Colombia, medido como los trabajadores que carecen de afiliación a la seguridad social en salud, presentó un comportamiento contracíclico durante el período comprendido entre 1992 y 2004. En efecto, los trabajadores sin seguro de salud participaron en promedio con el 48% del total de ocupados en el apogeo de la apertura económica (1992 -1996); mientras en la recesión (1998-2000) y en la recuperación económica (2001-2004) representaron el 50% y 44%, respectivamente. A pesar de que los anteriores resultados sugieren una marcada relación entre el empleo informal y las fluctuaciones económicas, los significativos porcentajes de informalidad en épocas de expansión económica señalan que ésta no sólo responde al ciclo económico sino que también obedece a factores estructurales del mercado laboral.

De igual forma, la composición del empleo informal, medida por la afiliación a la seguridad social en salud, ha sido dinámica entre 1992 y 2004. En particular, se ha observado un aumento en la informalidad de las mujeres y de los más calificados. Cabe resaltar que, en contraposición a la visión dual, la participación de los individuos con mayor calificación sugiere que la informalidad no es un fenómeno asociado exclusivamente a trabajadores de baja productividad.

En este trabajo se seguirá la definición estructuralista, ya que de acuerdo con Flórez (2002), el sector informal en Colombia se ha expandido a raíz de la excesiva e ineficiente regulación del Estado y sus actividades están estrechamente relacionadas con el sector formal. De esta manera, la existencia del empleo informal no sólo corresponde a un mecanismo de supervivencia ante la falta de puestos de trabajo en la economía formal, sino también a la articulación de ésta con las actividades del sector informal. Ejemplo de dicha integración, es la subcontratación de trabajadores e insumos en el sector informal por parte de las firmas formales, lo cual constituye para estas, una forma de incrementar su competitividad mediante el ahorro de costos de transacción (e.g.: laborales, tributarios) que impone la regulación estatal.

En Colombia, el análisis del empleo y los salarios informales durante 1992-2004 es relevante al menos por dos razones. En primer lugar, este período comprende la implementación de las reformas promercado, las cuales transformaron el comportamiento del mercado laboral. Según Ocampo et al. (2000), dichos cambios estructurales deterioraron la capacidad de la economía para generar empleo. Además, el cambio en la estructura productiva hacia el crecimiento de los sectores no transables, en detrimento de los transables, incidió en que la eliminación de empleos de este último sector afectara de manera más profunda a los trabajadores menos educados; en tanto el aumento de empleos del sector no transable se sesgó hacia los más calificados. En segundo lugar, el mercado laboral es el principal canal transmisor entre la coyuntura económica y las condiciones de bienestar de los individuos. En efecto, para el caso colombiano, se tiene evidencia sobre una significativa elasticidad del desempleo con respecto al crecimiento del producto, así como de un comportamiento contracíclico entre las fluctuaciones económicas y la calidad del empleo, medida por la tasa de subempleo y de informalidad. En este sentido, el período de estudio abarca la recesión más severa de las últimas décadas y la recuperación que ha logrado el país hasta 2004.

Entre 1992 y 2004, la dinámica del empleo informal ha influenciado el comportamiento de los salarios relativos entre el sector formal e informal. De hecho, este diferencial ha presentado una tendencia al alza. Entre 1992 y 1996, esta brecha salarial, medida como la relación del salario real por hora entre el sector formal e informal, se ubicó en promedio en 1,72, durante la recesión aumentó a 1,87 y en la recuperación se ubicó en 2,02. Igualmente, se ha observado que dicha tendencia se acentúa para ciertos grupos de trabajadores como las mujeres y los menos calificados. Esta dinámica revela una significativa desigualdad de ingresos en los grupos de trabajadores mencionados, que puede estar asociada tanto a diferencias de productividad como a factores de oferta y demanda del mercado laboral.

En la actualidad, alrededor del 50% de los ocupados carecen de afiliación a la seguridad social en salud, esta alarmante cifra debe llamar la atención de las autoridades políticas competentes sobre la búsqueda de las razones de este comportamiento. De un lado, la política de cobertura de los beneficios como el aseguramiento en salud, afiliación a pensiones, seguro al desempleo entre otros, debe examinar los incentivos que tienen los trabajadores para evadir las contribuciones que deben pagar para recibir dichos beneficios. Factores como la existencia de mecanismos de menor costo que tienen los hogares para sustituir la forma de protección social formal, así como la relación negativa beneficio-costo que observan los individuos por la poca calidad y oportunidad del servicio deben ser tenidos en cuenta.

Así mismo, estos beneficios representan altos costos laborales no salariales para los empleadores en tal medida que se convierten en un obstáculo para ser competitivos en los mercados, y por ende, llegan a ser un incentivo para buscar formas de contratar trabajadores sin estos beneficios. En este sentido, a pesar de los logros de la reforma laboral por flexibilizar la regulación y dinamizar la generación de empleo, aún falta mucho camino por recorrer. Por esto, el país requiere una agenda de investigación que determine con exactitud cuáles son los factores que deben ser incluidos en un esquema de incentivos tanto para la oferta como en la demanda que logre aumentar la formalización del empleo, y por tanto, la cobertura de la protección social a los trabajadores.