LA ECONOMÍA MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

LA ECONOM?A MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

Hilario Barcelata Chávez

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SUPERÁVIT Y ESTABILIDAD, ¿PARA QUÉ?

24 de agosto de 1995

El Plan de Ajuste con el que el actual gobierno de nuestro país ha tratado de solucionar la crisis financiera ha sido, por lo menos, injusto, inequitativo, contradictorio y equivocado.

Injusto porque ha propiciado una peligrosísima caída del bienestar de toda la población y ha puesto en riesgo la viabilidad del conjunto de la economía nacional.

Inequitativo porque ha repartido el costo de la crisis de una manera desproporcionada: a quienes, económicamente, menos tienen y menos culpa tuvieron de la debacle económica les tocó pagar más que aquellos que más tienen, y que, en todo caso, han sido los beneficiarios de la política económica aplicada en los últimos años.

Contradictoria, porque trata de solucionar un problema de contracción económica, con más contracción económica.

Equivocada, porque intenta atacar las causas coyunturales de la crisis, pero no las estructurales. Cualquier éxito que logre el gobierno será más o menos efímero. Tarde o temprano, de no corregirse los desequilibrios estructurales, una nueva crisis azotará al país.

Veamos cómo estas "cualidades" se expresan y entremezclan.

El eje sobre el cual ha girado el ajuste económico está conformado por una reducción del gasto público, un incremento de tasas impositivas, incremento de las tasas de interés, contracción monetaria y contracción del crédito.

Como resultado, el gobierno puede hoy ufanarse de haber alcanzado, durante el primer semestre del año, un superávit fiscal superior a 51 mil millones de nuevos pesos (mnp).(El Financiero. Agosto 15,1995.) Ello, desde luego, se logró gracias a la brutal contracción del gasto público. Ya que a pesar de que las tasas impositivas se incrementaron, la profunda contracción económica propiciada por el plan de ajuste, provocó una caída muy importante en los ingresos tributarios del gobierno. Estos ingresos se redujeron en un 17%. La contradicción absoluta.

El gasto público se contrajo un menos 8.3%, junto con la inversión física del gobierno que se redujo un 57%. La injusticia plena.

De acuerdo a la versión oficial el saneamiento de las finanzas públicas es condición fundamental para la estabilidad económica. Por ello, se justifica la implementación de este "doloroso sacrificio". No se dice, desde luego, que el férreo control presupuestal que se impuso durante todo el primer semestre del año obedece a la decisión gubernamental de pagar sus deudas a como dé lugar. Lo cual es decir mucho si consideramos que el pago de intereses por deuda se incrementaron en este semestre un 35.8%.(Nótese aquí la inequidad). (El Financiero, agosto 17, 1995)

Por las razones que haya sido, la contracción económica no beneficia a nadie. Ni al propio gobierno, como ya vimos. Y es que el costo de la estabilidad en términos económicos ha sido sumamente alto: el Producto Interno Bruto (PIB) disminuyó una tasa histórica del menos 10.5% en el segundo trimestre del año para acumular una contracción del menos 5.8% semestral. Aunque por ramas la caída ha sido mucho mayor. Ya hay estabilidad, ya hay superávit presupuestal ¿y ahora de qué comemos? ¿En qué nos empleamos? ¿A quién le vendemos? ¿Con qué compramos? ¿De qué sirve, ahora, haber equilibrado las finanzas del gobierno? Si ni la inflación está bajo control.

¿Cuál es el resultado?: Por lo pronto ocho mil fábricas cerradas en lo que va del año y 2.4 millones de desempleados lanzados a la calle por falta de posibilidades para seguir siendo contratados por las empresas (El Financiero. agosto 18, 1995) ¿No es esto injusto, inequitativo, contradictorio y erróneo?.

Para colmo, a pesar de un puntual apego al cumplimiento de los compromisos de deuda del gobierno, resulta que, de todos modos la deuda externa se incrementó de diciembre de 1994 a junio de 1995 en un 9.5% y que durante el primer semestre del año se pagaron 17,882.1 millones de dólares por concepto de servicio de la deuda. 17.6% superior a lo pagado en el mismo período del año pasado.

De modo que el país está ahora, (gracias a los errores existenciales del Sr. Salinas y a los errores decembrinos del Sr. Zedillo), más pobre que antes, más endeudado que antes, con menor capacidad productiva para volver a crecer y, por sobre todo, con una inexistente confianza en sus gobernantes por ponernos al borde, no sólo de la inviabilidad económica, sino, también, (y en parte por lo anterior) al borde la inviabilidad como Estado nacional.

Y ante el evidente fracaso que deriva en este inminente riesgo ¿seguirá la necedad oficial prevaleciendo hasta que ya no haya remedio? ¿Cambiaremos de rumbo?. Lo más probable es que siga la necedad y no cambie el rumbo. Por ello podemos decir que no es verdad como dice el Sr. Zedillo que ya libramos la batalla más difícil (El Financiero. agosto 17, 1995) o que la crisis ya tocó fondo. No. Lo peor puede venir con el descontento social y político. El país podría volcarse en la violencia. Eso sí sería tocar el fondo. Y no estamos lejos.