LA ECONOMÍA MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

LA ECONOM?A MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

Hilario Barcelata Chávez

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LO PEOR DE LA CRISIS ECONÓMICA AÚN ESTÁ POR LLEGAR

01 de junio de 1995

Según declaraciones publicadas por El Financiero (23-05-95) del secretario de Estado norteamericano Warren Christopher y el director-gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Michael Camdessus, México ha superado ya la peor parte de la crisis económica.

Y no se trata de una broma o de falta de información. Desde la perspectiva de estos señores y de las instituciones que representan el problema de México se resuelve en que pague sus compromisos de deuda con el exterior y que le dé estabilidad al tipo de cambio.

Por desgracia, eso no resuelve la crisis económica nacional.

Por el contrario las consecuencias de las medidas adoptadas para cumplir con esos dos objetivos han agravado la crisis y ponen en riesgo la viabilidad del desarrollo del país en el mediano plazo.

De acuerdo con el Presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) el 72% de la planta fabril del país arrastra una crisis financiera muy grave, según revela una encuesta realizada por dicha cámara en todo el país.

De igual modo, de acuerdo con lo expresado por Francisco Echeverría, Presidente del movimiento del Barzón en Michoacán, el 25% de total de las empresas en el país se encuentran en suspensión de pagos de sus adeudos con la banca.

Todo esto se refleja en el índice de morosidad que han alcanzado los bancos comerciales en el país que en marzo de este año llegó a un nivel histórico del 10.18% en promedio. Aunque algunos bancos muestran un índice muy superior a este promedio. Por ejemplo Banco del Oriente alcanzó el 20.37%, Banco Obrero 18.48%, Banpaís 19.90%, Mercantil Probursa 13.22%, Serfín 12.19% y Bital 12.10% (según información publicada por El Financiero 26-05-95).

Esta situación muestra el grave deterioro tanto de la economía familiar como el de las empresas.

Incluso las principales empresas mexicanas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores se encuentran en serios problemas para cumplir con sus compromisos de pagos y, de hecho, frente a una virtual suspensión de pagos. Por ejemplo, Aeroméxico presenta una relación de activos a pasivos (nivel de apalancamiento) de 161.1%. Sidek muestra un índice de 74.22%, Sinkro de 79.4%, Cydsasa de 61.54% y Cemex de 56.7%. Ello se debe a que del año pasado a la fecha estas empresas incrementaron sus pasivos en un 76%. Primordialmente debido a que utilizaron financiamiento externo documentado en dólares, por lo que la devaluación del peso les significó un impacto muy fuerte. Sin contar que el financiamiento interno ahora es más caro debido a la alza en las tasas de interés.

De noviembre de 1994 a febrero de 1995, según cifras del Banco de México, la cartera vencida de la banca comercial se incrementó en 14,432.61 millones de nuevos pesos. Esto es un incremento del 29.5%. Aunque algunos en algunos sectores productivos se incrementó mucho más. Por ejemplo, en turismo el porcentaje de incremento de la cartera vencida fue del 141.8%, en el transporte del 48.5%, en la construcción 59.8%, en las manufacturas el 51.9%.

En general los rubros de turismo, transporte, actividades agropecuarias, vivienda de interés social, créditos al consumo y el comercio concentran el 83% del total de la cartera vencida de la banca comercial privada.

Esta situación refleja la debilidad y vulnerabilidad económica de las empresas en el país. Lo que habrá de agravarse por el hecho de que ellas mismas, ante esta situación han perdido capacidad para generar empleos e incluso para mantener los que ya estaban ofreciendo.

Y porque se enfrentan a una situación de contracción acelerada de las ventas.

Lo peor para las empresas vendrá entre julio y septiembre. Para entonces, se estima (según datos de INEGI) que la tasa de desempleo abierto llegará al 8.5%, esto es, mostrará un incremento de más del 50% con respecto a la tasa del primer trimestre del año que fue del 5.2%.

Para entonces la inflación estará por encima del 50%. Ello significa que el poder adquisitivo del ingreso se habrá deteriorado al menos en un 15%. Esto quiere decir que habrá todavía una mayor contracción de la demanda, una caída de las ventas y con mucha seguridad más quiebras empresariales. De hecho durante el primer trimestre del año cerca de 17,000 empresas se declararon en quiebra y se espera que hacia septiembre este número se duplique.

Esto significa que no sólo no hemos superado la crisis económica (como afirman las famosas personalidades antes citadas) sino que, además, ni siquiera hemos llegado a la parte más difícil de la misma. Lo que se dará durante el tercer trimestre del año. Trimestre durante el cual se espera que el Producto Interno Bruto (PIB) caiga un 5.6%. Lo cual significa una profunda agudización de la crisis, si consideramos que durante el primer trimestre del año el PIB mostró una caída del 0.6% que es un porcentaje relativamente mucho más pequeño que el que se espera vendrá.

Así las cosas, debemos estar seguros de que la crisis no está por solucionarse. Y debemos prepararnos para vivir sus peores momentos.

No es una visión catastrofista. Es la pura realidad. Por desgracia la recuperación no vendrá pronto. Quizá para el próximo año la economía pueda crecer entre un 1.5 y un 2.5%. Porcentaje que, sin embargo, no será suficiente para revertir los daños que ha causado la crisis hasta ahora en términos de empleo y remuneraciones. Será hasta 1997, en que podría aspirarse a un crecimiento más amplio, bajo el esquema de la política económica actual.

Desde luego, hay otras formas de solucionar la crisis más rápido, reactivando la actividad económica, el empleo y las remuneraciones al trabajo, pero renunciando a cumplir con los compromisos de pago de las deudas y con los equilibrios presupuestales. Y utilizando los recursos que hoy se canalizan a la deuda y a obtener superávits fiscales, para invertir productivamente. Por esta vía no habría que esperar tanto y se le evitarían sacrificios a la población

Eso sí, habría disgustos en el extranjero, pero el impacto final estaría dado por la capacidad negociadora del país y su poder como gran deudor.

Por desgracia el actual gobierno, no adoptará este camino sugerido y todos tendremos que pagar el precio de la sumisión al capital extranjero, una vez más.