LA ECONOMÍA MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

LA ECONOM?A MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

Hilario Barcelata Chávez

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LA CRISIS DEL CAFE

1992

El hecho de que las cifras macroeconómicas señalen que la economía mexicana crece y se estabiliza, no significa que todos los problemas se han resuelto. Y mucho menos significa que todos los problemas se han resuelto. Y mucho menos significa que por esa vía en la que van se resolverán. Aún hay sectores productivos en franca crisis y plena desintegración. Este es el caso de los productores de café. En los últimos años estos han vivido una crisis sin precedente por el derrumbe de los precios internacionales del “aromático” y la total desatención por parte de las autoridades que tienen que ver y tienen que preocuparse de este cultivo. Tal situación los ha llevado a ver deteriorados amplia y peligrosamente sus niveles de bienestar y sus posibilidades de subsistencia. Y al mismo tiempo los ha dejado prácticamente sin empleo.

La semana pasada los productores de café organizados bajo las siglas CIOAC (Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos), UGOCP (Unión General de Productores de Café), CNOC (Coordinador Nacional de Organizaciones Cafetaleras) realizaron plantones frente a las delegaciones estatales de la SARH en varios estados de la República, y se entrevistaron con el titular Carlos Hank González, con el fin de exigir una solución pronta a un problema que casi es de vida o muerte.

Los representantes de dichas organizaciones fueron recibidos por el profesor Hank, al cual entregaron un documento donde se plantean de manera clara y concisa los problemas del café y las posibles soluciones.

Dicho documento (del que conserva una copia) describe una situación trágica y desesperante. La producción de café se derrumbó de manera estrepitosa a partir de la cancelación del sistema de cuotas de la Organización Internacional del Café (OIC) en julio de 1989. Mediante este sistema, dicho organismo se encargaba de regular el precio y los volúmenes de comercialización de todos los países productores con el fin de asegurar adecuados márgenes de ganancia. Ante la ausencia de este sistema los precios cayeron de 120 dólares en 1989 a 50 dólares el mes pasado. Considerando que el costo de poner un quintal en los puntos de embarque es de cerca de 75 dólares se entiende que existe tal situación que resulta más barato dejar que se pierda el producto que tratar de comercializarlo.

La caída de los precios trajo, como consecuencia, la caída de la producción, la cual cayó de 7.2 millones de toneladas en 1989 a 5 millones para el ciclo 1992/1993. Por ese mismo motivo los ingresos por exportaciones de café cayeron de 862 millones de dólares (md) en el ciclo 85/86, a cerca de 200 md para el ciclo actual. Por supuesto que esto ha significado un deterioro brutal de los ingresos de los productores. De acuerdo con el documento mencionado, si consideramos que cerca del 70% de los productores cosechan unos 10 quintales de café promedio por ciclo, con un ingreso total de 1 millón 250 mil pesos en el ciclo, tenemos que esos productores reciben un ingreso de 3500 pesos diarios. Ni la cuarta parte de un salario mínimo.

Esta situación ha traído, entre otras cosas un deterioro productivo alarmante y peligroso. Ante la escasa o nula existencia de recursos no se realizan las labores de cultivo necesarias, ni se rehabilitan las plantaciones. Y ello resta aún más las posibilidades productivas. Incluso muchos productores han abandonado de plano sus tierras. De igual manera, la infraestructura para beneficiado de café se viene deteriorando por falta de mantenimiento, mermando, de igual forma, la capacidad productiva. Para colmo, muchos productores se encuentran endeudados con grandes cantidades de dinero tanto con bancos, con el PRONASOL y con prestamistas particulares. La crisis del café se vino encima tan de repente que de pronto los planes cambiaron y los ingresos esperados nunca llegaron y las deudas no se pudieron pagar. Hoy estas deudas representan uno de los problemas más graves de resolver y los productos están en riesgo de perder lo poco que les queda. Para dar una idea del alto endeudamiento de los cafeticultores, basta mencionar (siguiendo al documento en cuestión) que la deuda del café se eleva a 500 mil millones de pesos. Deuda que representa las dos terceras partes del ingreso que se espera recibir por la venta de la producción del ciclo 92/93 que aproximadamente sería de 750 mil millones de pesos. En otras palabras que no alcanzará para pagar.

Los productores consideran que el gobierno no los ha apoyado como debería hacerlo y como se había comprometido. Y me parece que tienen razón. El famoso Programa Especial de Apoyo a la cafeticultura anunciado recientemente por el propio Presidente de la República no parece ser la solución al problema. 55% de los recursos del programa los aporta Fidecafé, que es un fondo de los propios productores y el 45% restante son fondos aportados por el gobierno federal, pues el mentado programa en realidad no está contribuyendo con nada nuevo, Además de supeditar la solución a la capacidad financiera de los propios productores. Capacidad mermada, también porque el INMECAFE le debe a Fidecafé nada menos que 27 mil millones de pesos que aún no ha liquidado. Así, pues de dónde van a sacar los productores.

De todas maneras los productores consideran que el programa anunciado es un esfuerzo importante pero insuficiente. Los recursos sólo servirán para levantar la cosecha, beneficiarla y comercializarla, pero no para reactivar de manera integral el sector cafetalero.

Los productores han propuesto al titular de la SARH un programa emergente para entender la cafeticultura. Dicho programa considera, como necesarias, entre otras, las siguientes medidas.

1.- Que el gobierno mexicano negocie la eliminación del 40% de arancel a las exportaciones de café verde que nos impone la Comunidad Económica Europea.

2.- El establecimiento de un nuevo Convenio Internacional del Café en el que las organizaciones de productores de café del país tengan opción a influir en la posición que adopte el gobierno de México.

3.- Lograr una banda de precios de 110 dólares a 120 dólares el quintal y que el convenio entre en vigencia los primeros meses del próximo año.

4.- La creación de un Fondo Compensatorio de los precios como instrumento de regulación permanente del precio en el campo. Este fondo se encargaría de cubrir al productor el diferencial del precio internacional cuando éste bajara de cierto nivel y lo recuperaría cuando el precio subiera por encima de dicho nivel.

5.- La cancelación de toda la cartera (vencida y vigente) de aquellos productores que justifiquen que su imposibilidad de pagar se debe a causas ajenas a ellos mismos. Esta medida se refiere a pequeños cafetaleros: ejidatarios, comuneros indígenas y minifundistas menores en posesión de 10 hectáreas o menos.

6.- La entrega de la planta agroindustrial de INMECAFE de acuerdo al convenio firmado con el Presidente de la República. INMECAFE pretende entregar dicha planta a un precio de 26 mil millones de pesos, cuando el precio pactado fue de 12 500 millones y para tal efecto ya hay de por medio un 10% de anticipo inicial.

7.- Adecuar la Ley de torrefacción para que disminuya a un 10% el uso de sucedáneos en la industrialización del café tostado, molido y soluble.

8.- Freno total a la importación de café.

9.- Creación de una Comisión Nacional del café entre gobierno y productores con el fin de hacer frente a todos los problemas de la cafeticultura.

10.- La creación de un Fideicomiso para la Modernización del café (de su producción se entiende).

Los productores parecen estar solos en su lucha pero los asiste la razón. En sus afanes modernizadores el gobierno, tanto el estatal como el federal ha olvidado a los cafeticultores. En el afán de plena apertura comercial se ha olvidado ser cauteloso y recordar que los “agentes económicos” son seres humanos con muchas necesidades. Por cualquier lado que se le vea, la crisis del café no ha sido atendida por el gobierno como ésta merece. Por el contrario ha habido mas bien una indiferencia que no se entiende ni se justifica. Ello sobre todo si consideramos que la crisis fue provocada en buena medida por el propio gobierno mexicano al promover la cancelación del sistema de cuotas. Y considerando, además, que el café era uno de los principales cultivos de exportación y por tanto contribuía a la generación de divisas. Pero sobre todo, considerando que el desarrollo y la modernización del campo no va a darse sin apoyo gubernamental y mucho menos si no escuchamos la voz de los campesinos.