LA ECONOMÍA MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

LA ECONOM?A MEXICANA. CRISIS Y REFORMA ESTRUCTURAL. 1984-2006

Hilario Barcelata Chávez

Volver al índice

 

 

 

EL ’85 UN AÑO MAS DE CRISIS

1985

Un nuevo año brilla en el horizonte económico de nuestro país, sin embargo, no parece ser un año diferente a los que hemos vivido últimamente. La crisis no cede y por el contrario parece agravarse. A nivel mundial, los precios del petróleo están a punto de desplomarse y por lo pronto ya ocasionaron que el nivel de producción petrolera de nuestro país disminuyera a razón de 100 000 barriles diarios, lo que ocasionará necesariamente que las divisas dejen de fluir hacia el interior de nuestra economía y esto amenaza a su vez el frágil equilibrio en el que se encuentra sostenido el pago de la deuda externa; hecho por demás peligroso ya que obligaría al gobierno a adoptar medidas aún más dolorosas que las que toma actualmente. Por otra parte, a nivel interno, la inflación sigue sin ceder. Se habla de una disminución relativa, de un crecimiento de los precios cada vez más pequeño, sin embargo, por menor que sea la realidad, sigue deteriorando los niveles de ingreso de la mayoría de la población e incrementando con ello la inconformidad social y política. A su vez, amenaza también la estabilidad monetaria ya que está provocando que nuestra moneda valga menos, cada vez más, en relación con el dólar, prueba de ello es el incremento en el monto del deslizamiento de la paridad monetaria de 13 a 17 centavos diarios.

El gobierno hace esfuerzos desesperados porque la situación “no se le escape de las manos”, sin embargo, no logra dar con el mecanismo que a corto plazo detenga la crisis estructural que tanto nos perjudica. Y es que cada vez se nota más cómo las decisiones del gobierno en materia económica están favoreciendo a un sector privilegiado de nuestra economía en detrimento de las grandes mayorías que soportan todo el peso de la crisis al ver sus salarios desvalorizados en una grave afrenta monetarista que en su afán de equilibrar la demanda y la oferta de bienes y servicios, y ante la imposibilidad de expandir la oferta, deprime la demanda a través de la contención salarial, para, con ello, detener la carrera alcista de los precios. Los mexicanos somos, sin embargo, más que una ecuación neoclásica y no nos tragamos la falacia que se esconde tras la decisión del gobierno de vender buena parte de sus empresas (que al pertenecerle nos pertenecen a todos), al sector privado tras la excusa de que con ello se quita una carga financiera al gobierno, lo cual nos beneficiará el incremento del gasto público. La verdad es que esta reprivatización de la economía obedece a los claros intereses económicos de los grandes empresarios a los cuales defiende y ampara un gobierno que obstruye el bien común, y por ello es peligrosa y atentatoria contra el grueso de la población pues desata un mecanismo que revierte la tendencia hacia una mejor distribución de la riqueza, y en su caso, permite la mayor concentración de ésta. O acaso cree usted que ¿un ciudadano común y corriente será beneficiado con esta medida?. Quién si no los grandes empresarios que concentran en sus manos el poder económico tendrán la capacidad para comprar dichas empresas. Esta, no es una medida democrática, aunque en el fondo lo parezca; es más bien una medida que posibilitará un mayor monopolio del poder económico. Y esto es aún más cierto si pensamos que muchos de los compradores podrán ser empresarios extranjeros quienes, además, han incrementado su flujo de capitales a nuestro país y de quienes sabemos, no han traído hasta el momento mas que serias complicaciones y distorsiones a nuestro proceso de desarrollo.

El año de 1985 no pinta nada bien en pocas palabras. Y se refleja claramente en los aumentos de precios de varios artículos básicos autorizados apenas en diciembre del año pasado, en los aumentos en las cuotas de las carreteras nacionales, lo que repercutirá próximamente en un aumento generalizado en casi todos los artículos de consumo. Ante ello un paupérrimo 30% de aumento a salario mínimo que no compensa la caída del valor que el dinero sufrió en 1984 y que no compensará la que tendrá en 1985 aunque se diga que la inflación será de sólo 30%, porque además la descompensación ha sido acumulativa.

Nuestro gobierno anda mal y de malas, aunque trate de maquillar la situación con retoques de confianza y alentadora esperanza. El ’85 viene difícil, la crisis no cede, tal vez sea porque las medidas para solucionarlas no han sido las más adecuadas, están muy lejos de ser viables con el gobierno actual. Con todo ello, el desear un feliz año nuevo más que un deseo se ha vuelto una ironía. La historia dirá la última palabra.