SALARIOS, EMPLEO Y POLÍTICA SOCIAL

SALARIOS, EMPLEO Y POL?TICA SOCIAL

Hilario Barcelata Chávez

Volver al índice

 

 

 

 

TERCER INFORME. EL FIN DE LA ESPERANZA

Aquellos que llenaron las plazas y las calles con su nombre y sus colores, quienes contribuyeron con su voto a llevarlo al poder en nombre de la alternancia no sólo quedarán defraudados, también sufrirán las consecuencias.

H. Barcelata (Diario de Xalapa, 28 de Agosto 2000)

Hoy estará Vicente Fox de cara a la República, para rendirle cuentas de sus actos como Presidente. No será, sin embargo, ésta, oportunidad, para reproducir la tradición del rito de consagración del hombre convertido en un dios laico que lo domina todo a través de su palabra divina. No, tanto ha abusado Vicente de la palabra y de la esperanza, de la fe en el cambio, que su voz, que antes entusiasmaba multitudes, ahora ya no es escuchada, porque lo que dice, ya no dice nada.

No será el tercer informe ocasión para la veneración de la figura sagrada, la confirmación de la fe en el Tlatoani con poderes mágicos para transformar el mundo.

No será oportunidad para desbordar el optimismo, porque nulos han sido los logros y obscuro es el panorama.

Llegará Vicente Fox frente a la nación con muchas cuentas pendientes, porque fue abundante en promesas y ha sido pobre en resultados. A la mitad de su camino deberá empezar a reconocer las metas no alcanzadas y los errores cometidos.

Porque muchas son las desgracias económicas que se han desatado en estos tres años de gobierno: Por ejemplo, el bienestar de los mexicanos se redujo, porque el PIB per cápita cayó en un -2 por ciento. Es decir, hoy se produce menos riqueza, la cual se reparte entre una mayor cantidad de personas; porque el valor total de la producción nacional, apenas ha podido crecer 1.4 por ciento.

Esa falta de fortaleza económica, propició que, durante este período, el empleo disminuyera en un -5%, lo cual significa que 642 personas se quedaron sin trabajo, a un ritmo de 21 mil personas cada mes. De igual manera, esto provocó que un mayor número de personas ingresaran a la economía informal, por lo que el empleo en este sector creció en un 9%, lo cual significa que el día de hoy, 10 millones 832 mil personas, se encuentran trabajando en el mercado informal, en donde no hay prestaciones de ley, no hay sueldos adecuados y no hay certidumbre ni estabilidad laboral.

Pero eso no es todo, la estabilidad económica también está bajo amenaza. El tipo de cambio sufrió una severa depreciación, pues el dólar tuvo un incremento considerable en su valor equivalente a un 17 por ciento, ya que a fines del 2000 costaba 9.55 y hoy cuesta 11.13 pesos.

Pero lo más grave no son los resultados adversos, porque hasta ahí hemos llegado. Pero todo puede ser peor si hoy no se reconocen los errores y la enorme distancia entre la promesa y los hechos; si no se analiza y se toma conciencia de los problemas con objetividad y sin demagogia; si la ocasión no se aprovecha para renovar el rumbo y establecer nuevas estrategias que permitan replantear el futuro.

Es necesario reconstruir el país, salvar la nación. El próximo año, en el amanecer de la recuperación económica mundial, no volveremos a tener el mismo lugar que tuvimos, si hoy no se cambia lo que hay que cambiar. Pero ello requiere que el responsable del proyecto nacional, convoque a la república y la escuche y reconozca que su ruta no es la correcta, que sólo ha propiciado la construcción de un presente “indebido y vergonzante” para la sociedad y que debe cambiar el rumbo.

De otro modo, habrá habremos de lamentarlo todos.