SALARIOS, EMPLEO Y POLÍTICA SOCIAL

SALARIOS, EMPLEO Y POL?TICA SOCIAL

Hilario Barcelata Chávez

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LA REDUCCIÓN DE LOS SALARIOS. ESTRATEGIA DEL EMPOBRECIMIENTO

8 de enero de 2000

Una de las consecuencias más graves de la aplicación de la política económica neoliberal implementada desde 1983 en nuestro país ha sido el profundo deterioro que han sufrido los salarios. Hecho que ha propiciado una impresionante disminución del poder de compra de las clases populares y, por ende, de su nivel de bienestar.

Esta consecuencia no es fortuita, por el contrario, constituye un instrumento mediante el cual, dicha política económica ha pretendido lograr la estabilidad de precios e impulsar el crecimiento económico. La reducción del salario sirve a estos dos propósitos de la siguiente manera: Primero, como estabilizador de precios porque el efecto que provoca es una disminución considerable del consumo y, por lo mismo, de la demanda agregada. Se entiende que si la demanda disminuye, los precios tienden a disminuir también, aunque el costo de esa disminución sea la pobreza. Segundo, la reducción del salario es útil para impulsar el crecimiento económico porque abarata la fuerza de trabajo y eso es atractivo para los nuevos inversionistas. Además, propicia un incremento de las utilidades, pues su reducción implica reducir un costo de producción, lo que, también resulta muy atractivo para el empresario.

Gráfica 1 Salarios mínimos reales en México 1982-2000

(Pesos de 1994)

Fuente: Elaboración propia con datos de Comisión Nacional de Salarios Mínimos. Deflactado con el INPC

Según se puede observar en la Gráfica 1 que acompaña a esta colaboración, el salario mínimo ha estado sujeto a un proceso de reducción profunda y permanente desde 1983, pasando de un nivel real de 39.20 pesos en 1982 a un valor real de 11.44 pesos para el presente año. Esto significa que el salario mínimo real actual es casi cuatro veces menor al que había antes de implementarse la política económica de estabilización. Para dar una idea del deterioro que esto significa hay que decir que para recuperar la pérdida sufrida y volver al nivel que se tenía en 1982, el salario mínimo tendría que ser actualmente de $142.90 y como sabemos, apenas es de $37.90, con todo y el reciente incremento autorizado para este año.

La reducción del salario ha operado a través de una mecánica mediante la cual el salario nominal se ha ido incrementando menos que la inflación, de manera que, aunque el salario nominal aumenta, en términos reales disminuya. Esto se ha logrado revirtiendo la política de fijación del salario mínimo, ya que en México antes de los ochenta ésta política era guiada por el objetivo de compensar la inflación observada y con ello mantener el nivel de satisfacción de las necesidades básicas de los trabajadores e incluso permitir incrementos reales. Todo ello guiado por una estrategia de desarrollo que requería el incremento de la demanda para fortalecer el mercado interno que logró altas tasas de crecimiento económico sostenidas durante décadas.

Al revertirse la estrategia de desarrollo y basarse ahora en el mercado externo, el salario perdió importancia como factor de crecimiento económico y el criterio con el que se fijaba cambió a incrementos nominales basados en la inflación esperada, la cual, permanentemente, ha sido mayor que el incremento salarial.

Este escaso incremento porcentual del salario nominal y el brutal incremento de la inflación durante los años de referencia que ha provocado una pérdida muy grande para el salario lo podemos ver en la Gráfica 2 en donde se observa el crecimiento del índice inflacionario acumulado y el de los salarios y se nota como la inflación crece de una manera mucho más amplia que el salario mínimo. Esa brecha entre uno y otro es lo que provoca la profunda pobreza que hoy viven miles de trabajadores.

Gráfica 2. Índices acumulados de Inflación y crecimiento del salario. 1982-2000

Fuente: Elaboración propia con datos de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos y Banco de México

El grave problema que hoy enfrenta el país al sustentarse en esta estrategia de desarrollo es que basa su crecimiento en el sector externo y no en el mercado interno es el profundo empobrecimiento, no sólo de los trabajadores sujetos a esta política de salarios, sino también el de miles de empresarios cuya expansión y sobrevivencia, depende, precisamente, de la demanda interna. Existe, pues, una urgente necesidad de revertir esa política de salarios como un reclamo de justicia social, pero también como un requisito para salvar la economía del país.