LA ECONOMÍA MEXICANA FRENTE A LA GLOBALIZACIÓN DEL PROTECCIONISMO AL LIBRE MERCADO

LA ECONOM?A MEXICANA FRENTE A LA GLOBALIZACI?N DEL PROTECCIONISMO AL LIBRE MERCADO

Hilario Barcelata Chávez

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IMPORTACIONES VS EXPORTACIONES

Marzo, 1988

En una vena abierta en la economía de nuestro país se ha convertido el sector externo en la medida en que a través de él se está llevando a cabo un fuerte proceso de descapitalización y las modalidades que está adoptando su desarrollo evidencian un distanciamiento orgánico con la dinámica del resto de la economía. La política económica del actual gobierno ha estimulado el crecimiento de las exportaciones con el fin de atraer un fuerte flujo de divisas a través de las facilidades fiscales y una política de subvaluación del peso frente al dólar, medida a través de la cual se pretende hacer más atractivas las mercancías mexicanas, sobre todo las no petroleras, en esta etapa en que los precios internacionales del petróleo acusan fuertes bajas. El sector externo respondió en gran medida a este estimulo, aunque gracias también a la profunda contracción del mercado interno que propició una búsqueda de nuevos mercados para los productos que quedaban sin consumirse. De 1983 a 1987 los ingresos por exportaciones no petroleras (según datos de la Secretaría de Programación y Presupuesto) se incrementaron en un 61.7% y de este modo lograron compensar la caída de los ingresos petroleros que en el mismo período fue de 46.1%. En estos cinco años las exportaciones petroleras sumaron un total de 103,558.5 millones de dólares (mdd) mientras que las importaciones fueron del orden de los 56,672.4 m. de d., sobre todo gracias a las fuertes devaluaciones del peso que inhibieron el crecimiento de este renglón, pero también debido a la profunda recesión económica que provoco restringir en algunas áreas las importaciones. El saldo en la balanza comercial fue por este motivo superavitario sumando 46,886.01 mdd. Lo grave del caso es que en este período analizado el pago por intereses de la deuda externa ascendió a 47,578.2 mdd, cifra superior al superávit comercial, lo cual quiere decir que éste sirvió en su totalidad para pagar los intereses de la deuda, reportándose con ello una transferencia neta de capitales de nuestro país al exterior y que no permitió la formación de un ahorro interno que hubiera servido para adquirir casi el doble de las importaciones que se realizaron en estos cinco años, o para poner en marcha proyectos de inversión que hubieran permitido la reactivación de nuestra economía. Este hecho limitó por tanto la expansión económica, y a pesar de ello se seguirá repitiendo en la medida que no se limite el pago de la deuda a un porcentaje de los ingresos por exportaciones. Por ello, en este año habrá una nueva transferencia de recursos al exterior, ya que se calcula que el superávit comercial de México será de 8,900 m. de d., mientras que el pago de intereses ascenderá a 9,000 mdd.

En el año de 1987 es cuando más claro se ha visto el resultado positivo de esta política de estimulo a las exportaciones, ya que el saldo favorable en la balanza comercial en dicho año fue un 83.4% superior al registrado en 1986, aunque inferior en un 38.7% al de 1983, año en que los ingresos petroleros y la caída de las importaciones permitió tales resultados. Los ingresos por exportaciones el año pasado sumaron 20,656.6 m. de d., cantidad superior en un 28.9% a la obtenida en 1986, mientras que las importaciones llegaron a un nivel de 12,222,6 m. de d., 6.9% por arriba de los registrados en 1986, incremento debido en parte a la amplia apertura comercial implementada por el gobierno que redujo los aranceles de importación hasta un 20% pero también provocado, por otro lado, por las crecientes necesidades generadas por la insuficiencia alimentaria y tecnológica de nuestra economía, ya que tan sólo las compras de maíz al exterior se incrementaron en 130% con respecto al año anterior y las de trigo un 200% con respecto al mismo año. A pesar de la cuál, sin embargo, sólo representaron el 7.9% del Producto Interno Bruto (PIB), esto es, casi la mitad de lo que representaron en 1981.

Al analizar la estructura de las exportaciones del año pasado, podemos advertir que la antigua situación de ésta se ha revertido, ya que la venta de hidrocarburos no concentran, como en otras épocas, el total de los ingresos por ventas al exterior. Así de acuerdo al cuadro que presentamos, podemos ver que del total de exportaciones las manufacturas representan el 47.9% al alcanzar una suma de 9,907.8 m. de d. mientras que el petróleo generó ingresos por 8,629.8 m. de d., cantidad que representa el 41.8% del total, menor al de las manufacturas y casi la mitad de lo que llegó a representar en 1981. Finalmente, el sector primario y extractivo representó tan sólo el 10.3%

Conviene aclarar aquí que esta situación ha obedecido a la política deliberada del gobierno actual de estimular las exportaciones no petroleros, orillado por la violenta caída que han registrado en los últimos años los precios del petróleo y que si bien ha funcionado, según se ve, es una política de coyuntura distanciada del funcionamiento orgánico del resto de la economía, pero adoptada por la urgente necesidad de allegarse recursos para el pago de la deuda externa. El hecho de que sea una política de este tipo significa que no existe una voluntad real de reestructurar la composición de nuestras exportaciones, ya que de otra forma, se cuidaría que estas respondieran más a la dinámica de la propia economía, encadenadas a su funcionamiento y que a la vez impulsaran su crecimiento. Una política de coyuntura no necesariamente asegura que se continuará con ella a estabilizarse el mercado petrolero. La amplia concentración de las exportaciones manufactureras en una rama especifica como la industria automotriz la cual presenta un claro predominio del capital transnacional, evidencia el distanciamiento mencionado. Esta industria concentró en 1987 el 30.6% del total de las exportaciones manufactureras con un total de 3,036.7 m. de d., más de una vez y media de lo que exportaron los siete renglones que le siguieron en importancia: camarón, plata, acero, fibras sintéticas, maquinaria para procesamiento de información, cerveza y vidrio o cristal, los cuáles sumaron en conjunto 1,123.7 m. de d., lo que representa el 11.3% del total de este tipo de exportaciones. Así, las exportaciones automotrices concentraron el 14.7% del total de este tipo de exportaciones realizadas por nuestro país el año pasado. De esta forma podemos observar que debido a que las empresas transnacionales tienen un escaso grado de integración con el resto de la economía y a la que la mayor parte de los ingresos por ventas al exterior son canalizados hacía sus países de origen, su creciente participación en las exportaciones mexicanas no beneficia a la economía y lo que es más, evidencia que con tal de obtener divisas, el gobierno ha promovido una política estimulo a las empresas transnacionales que están convirtiendo a nuestro país en un gran centro maquilador, que es usado por otros países para llevar a cabo sus proyectos productivos gracias a la baratura de la mano de obra y facilidades fiscales. Aquí se vuelve obvio que tal política ha sido implementada con el fin de obtener divisas para el pago de la deuda. En resumen, podemos decir que en estos últimos cinco años la política de fomento a las exportaciones ha provocado la obtención de saldos favorables en la Balanza Comercial en nuestro país a pesar de que las importaciones se han venido incrementando en parte por la insuficiencia alimentaria y tecnológica de nuestro país, aunque no logran alcanzar su nivel de otros años debido a la recesión económica, y en parte por el incremento en los precios de dichas importaciones debido a la constante devaluación de nuestra moneda, hecho, este último, que ha acelerado la carrera inflacionaria. Saldos favorables que también se han obtenido gracias a la subdevaluación existente en la paridad peso-dólar que han convertido a esta política en un mecanismo de subsidio a las exportaciones que produce como contraparte una mayor inflación interna y también gracias a una mayor presencia de empresas maquiladoras de origen extranjero con escasa integración. El incremento en las importaciones y los superávit comerciales por no ser producto del desarrollo del país, sino de una política coyuntural que provoca mayor inflación y se sirve de la contracción del mercado interno, conlleva un sacrificio del desarrollo del país con el afán de cumplir con los compromisos con el exterior. Por eso la pregunta: Superávit, ¿para qué?