LA ECONOMÍA MEXICANA FRENTE A LA GLOBALIZACIÓN DEL PROTECCIONISMO AL LIBRE MERCADO

LA ECONOM?A MEXICANA FRENTE A LA GLOBALIZACI?N DEL PROTECCIONISMO AL LIBRE MERCADO

Hilario Barcelata Chávez

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CONCENTRACIÓN DE MERCADOS Y APERTURA COMERCIAL

Mayo, 1988

La decidida política de apertura comercial por parte del actual gobierno y la promesa del mantenimiento de ella por parte del que vendrá (si el ritual electoral no varía) agudizará graves problemas de la economía mexicana, principalmente porque actúa como un mecanismo que revierte el proceso de sustitución de importaciones sobre el cual se basó el desarrollo industrial en México los últimos cuarenta años, en la medida que provoca el desmantelamiento de la planta productiva ante el embate de la industria transnacional. Y es que la medida en sí misma es contradictoria, debido a que soslaya aspectos de suma importancia en la conformación de la estructura industrial del país.

La apertura comercial está orientada básicamente a producir un descenso en los niveles de inflación en el corto plazo, y a través de la competencia, generar niveles de productividad, calidad y precio más competitivos para hacer de la industria nacional una industria de exportación. Los instrumentos olvidan que justamente la inflación es debida en buena parte, a la existencia de buenos monopolios que controlan la producción y comercialización de gran cantidad de mercancías y que la apertura comercial no acabará con ellos sino con aquellos que tienen una mínima influencia sobre la formación de los precios y por tanto el efecto contrario al que se busca. Sin contar con el renovado estímulo a la inversión extranjera provocará una mayor monopolización de la economía. Para entender este fenómeno hay que observar que en nuestro país el 94.5% de los establecimientos industriales son micro y pequeñas empresas, en tanto que las grandes representan el 2.2% y las medianas el 3.3%

Sin embargo este reducido porcentaje de empresas grandes concentran el 63.1% del total de las ventas, mientras que las pequeñas y medianas realizan el 13.2% y 23.7% respectivamente, lo que evidencia un amplio control del mercado que se pone de manifiesto con un coeficiente de Gini de 0.83 para estas grandes empresas. La apertura vendrá a acabar, obviamente con las empresas más débiles, primordialmente micro, pequeñas y medianas que representan el 97.8% el total, que concentran alrededor del 60% de la ocupación industrial y cuya productividad es 4.1 veces menos que la industria (aunque la mediana empresa es un poco más productiva).

A pesar de la acelerada liberalización, sin embargo, hasta ahora el consumidor no se ha visto beneficiado con ella, gracias al amplio control monopólico del comercio en nuestro país, a través del cual los supuestos beneficios han sido absorbidos por las grandes cadenas comerciales las que representan el 18% del total de establecimientos comerciales y concentran el 70% de las ventas totales a nivel nacional, al lado de las cuales el 54.6% del total de establecimientos comerciales realiza apenas el 11.66% de las ventas totales. Esto da pie a que estos monopolios determinen el precio de ejercicio teórico la posibilidad de una reducción de la inflación por esta vía. De acuerdo a un análisis de la Secretaría de Comercio, las mercancías importadas se encuentran a precios que van de un 10 a un 15% sobre el precio de sus similares nacionales. Lo cual es posible gracias a que la comercialización de estos productos se lleven a cabo a través de estos grandes consorcios cuyo grado de concentración y monopolización le permite definir la estructura de precios del mercado interno.

En el mismo sentido la entrada de más inversión extranjera al país tampoco será tan beneficiosa como se espera, ya que a pesar de que hasta cierto punto permite cierto grado de transferencia tecnológica (lo cual no es cierto en el caso de las maquiladoras que es la forma preponderante que adoptada recientemente la inversión extranjera) sus efectos perniciosos pueden ser y de hecho son mayores en la medida que llegan a complementar controles monopólicos muy fuertes. Por ejemplo en el sector industrial los 96 holdings más importantes controlan el 32% de las ventas. De estas empresas, el 42.7% tienen participación de capital extranjero de hasta el 100%, lo cual pone a la empresa transnacional en un nivel relevante para definir las formas de organización de la producción y los precios de una buena cantidad de productos, además que por utilizar tecnología de punta, producen muy pocos beneficios a nivel de empleo.

Todas estas consideraciones debieron haberse tomado en nuestra cuenta antes de abrir indiscriminada y aceleradamente la economía del país, la cual se lleva a cabo en una época en la que el mundo cierra sus fronteras con barreras proteccionistas y vuelve sus ojos al mercado interno como forma de impulsar el desarrollo. México había acordado con el GATT llevar a cabo paulatinamente su apertura y éste le había reconocido la prioridad de algunos sectores a nivel nacional. Sin embargo en los últimos tres años privó el abuso en materia de política arancelaria a tal grado que se han dejado desprotegidos sectores de suma importancia para el país cuya caída será irreversible.

La apertura comercial en sí misma perniciosa pero se ha convertido en un monstruo dada la forma en que se ha dado y cuyo costo será el desmantelamiento de la planta productiva que costó será el desmantelamiento de la planta productiva que costó 40 años construir, la que aunque ineficiente e improductiva merecía mejor trato y una mejor forma de buscar su modernización sin perder de vista los objetivos como nación.