LAS RELACIONES FAMILIARES EN EL CONTEXTO DE LA CRISIS EN LA CIUDAD DE ROSARIO
LAS MUJERES EN LAS ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA

LAS RELACIONES FAMILIARES EN EL CONTEXTO DE LA CRISIS EN LA CIUDAD DE ROSARIO LAS MUJERES EN LAS ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA

Ana María Ciancio

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III. OBJETIVOS Y PROPÓSITOS DE LA INVESTIGACIÓN:

El objetivo fundamental de este trabajo es analizar la incidencia de la precariedad laboral, el creciente desempleo y los bajos ingresos en la dinámica y estructura de las familias que pertenecen a distintos niveles socioeconómicos y en las diversas estrategias que generan para hacerle frente.

Dichas estrategias incluyen acciones de carácter individual y colectivo; de esta forma el corte individual/familiar-social es artificioso y se pone de manifiesto al desarmar analíticamente dichas estrategias que en todos los casos incluyen acciones de ambos perfiles.

Entre las acciones de carácter individual, una de las más notorias -aunque no la única- es la obtención de un ingreso monetario a través de la creciente incorporación de miembros para insertarse en el mercado de trabajo formal y/o informal y que anteriormente estaban mayormente “destinados a permanecer en el interior de las familias”, ya sea para ”cuidar” (el caso de las mujeres) o para “recibir cuidados” (el caso de las/os niñas/os y/o adolescentes).

El hincapié en las mujeres -sobre todo unidas/casadas, con hijas/os -,obedece a varios motivos: en primer lugar porque a través del cumplimiento de sus roles genéricos -social y culturalmente asignados- de esposas, madres, amas de casa; se consideran y son consideradas responsables de la supervivencia familiar, lo cual las transforma en el sector con mayor sobrecarga de trabajo.

“Según datos del Sistema de Información, Monitoreo y Evaluación de Programas (SIEMPRO) muestran que en los últimos 9 años las mujeres se volcaron masivamente al mercado de trabajo, mientras que los varones apenas mantuvieron su participación laboral. Así la tasa de actividad femenina se incrementó el 26%, al pasar del 28 al 35,3 %, mientras que entre los hombres sólo aumentó el l,3 %” .

En segundo lugar por la constatación de su creciente participación en el mercado laboral. Al respecto Wainerman, C.y Geldstein, R. (1994) manifiestan: ”El hecho de que la participación de las mujeres cónyuges aumentara al mismo tiempo que descendía la de los varones -concomitantemente con la reducción del empleo en la industria y en la construcción- sugiere que salieron a trabajar para reemplazar los aportes del presupuesto familiar de los varones jefes de hogar para apuntalar los ingresos familiares sumamente deteriorados. Estos movimientos disímiles de varones y mujeres se expresaron en la totalidad de la fuerza de trabajo como un proceso de “feminización”.

En tercer lugar, porque esta mayor integración “pública” femenina permite ver de qué manera se representa y redefine cada uno de los dos sexos y su modo de relación con el otro y con las/os hijas/os. O dicho de otro modo, se hace necesario explorar si la “salida” de las mujeres es un disparador que promueve una movilización en torno a la posición de sus integrantes, entre géneros y generacionales.

Esto último no sólo nos remite a las condiciones materiales, sino también simbólicas que permean las interacciones cotidianas entre los sujetos. Por lo tanto, adquieren relevancia desde las inserciones laborales de sus miembros, el peso de las mismas en sus condiciones generales de vida, la división del trabajo doméstico, la distribución del poder y/o de la autoridad intrafamiliar hasta el conjunto de significaciones que a nivel de lo social construyen los sujetos y el grado en que los mismos son negociados en el interior de la familia. Es decir, como manifiestan Wainerman,C.y Z.R.de Lattes. (l98l) “¿Quién hace algo y en qué consiste? ”.

Consideramos que la crisis económica con la consecuente crisis de orientaciones y valoraciones por las que atravesamos permite cuestionar la ideología patriarcal de la familia nuclear “tipo” constituída en torno a la existencia de padre/madre e hijos, con una clara y tajante división de tareas -productivas para los varones, reproductivas para las mujeres-, con roles y espacios inmutables y una realidad que requiere redefinición de dichos roles y desplazamientos de dichos espacios.

Cuestiones como ¿qué modalidades de relaciones genéricas y generacionales intervienen para que el hogar movilice la integración femenina al espacio “público” (mercado de trabajo formal y/o informal, en los espacios institucionales comunitarios o del Estado y en las redes de parentesco y vecinales) como un recurso valorado para la subsistencia?.

¿Se modifican y se cuestionan las relaciones conyugales basadas en el régimen de autoridad parental, en un marco de crisis recesiva, donde la desocupación y/o el bajo nivel de ingresos del esposo y/o compañero provoca cambios en su “identidad masculina”- definida culturalmente como la de ser el único o principal “proveedor económico”- consecuente o paralelo a la redefinición laboral de la esposa y/o compañera y que se manifiesta en el aumento del número de hogares donde son las mujeres quienes ahora asumen más “plenamente la jefatura”?.

¿Es el ingreso un factor de peso que puede coadyuvar a una mayor autonomía femenina y desencadenar un proceso embrionario de negociación en torno a cuestiones como crianza de los hijos, distribución de tareas, manejo del dinero, toma de decisiones?.

¿Cómo influyen en la formación de las subjetividades de las/os hijas/os la posibilidad que tienen o pueden tener estas mujeres de someter a cambio la definición (cultural) de sus roles centrados en la crianza y socialización de las/os hijos, en los quehaceres domésticos y en la atención de los demás integrantes de la familia?. O sea, ¿de qué modo la modificación de la moral altruista de la mujer esposa/madre/ama de casa, supone para ella misma y para el resto de los miembros del grupo familiar la transmisión de su propio conflicto en lugar de su subordinación y que los puede llevar a reconceptualizar sus representaciones genéricas?.

Sin embargo, reconceptualizar, modificar no significa afirmar de plano que exista una desgenerización y una desnaturalización de la división sexual del trabajo. Consideramos que, en general, la creciente participación femenina en el espacio “público” no la exime del ejercicio de sus responsabilidades domésticas (léase culturalmente consideradas) como sus “actividades específicas”.

Abordar las implicancias de la crisis económica sobre los sujetos y sus familias nos lleva a trazar un panorama heterogéneo de las mismas, según la condición socioeconómica en la que se hallan, la fase del ciclo familiar en la que se produce el desempleo, la división de roles preexistentes lo que nos remite al tipo de “cultura familiar” vigente. (situación que retomaremos más detalladamente cuando analicemos las entrevistas surgidas del trabajo de campo).

De este modo las condiciones materiales de vida de los distintos tipos de hogares apunta al conocimiento de su situación social- y por ende- al tipo de estrategias que realizan en cuanto a la obtención de recursos monetarios y/o no monetarios.

Esto último obedece fundamentalmente a que el término pobreza abarca a sectores poblacionales cada vez más extensos, dispersos espacialmente, con una composición caracterizada por la heterogeneidad, lo que nos permite hablar de la aparición de un nuevo mapa conceptual de la misma con la incorporación de nuevos actores sociales. Esta situación ha introducido una mutación en las identidades, es decir que, al grupo poblacional en situación de pobreza estructural, es necesario agregar a los que ingresan en dicho mundo vía caída de los salarios, y en consecuencia, de su calidad de vida.

Siendo las mujeres quienes asumen un rol crucial (no esencial) en la supervivencia familiar, es importante incluir la multiplicidad de acciones que realizan en distintos espacios sociales con vistas a la provisión de bienes y servicios que aseguren la reproducción en sus hogares, para lo cual deben articular y compatibilizar las demandas que impone la esfera doméstica y extradoméstica.

Siguiendo lo expuesto, el análisis de estas cuestiones se realizará sobre la base de los testimonios de mujeres que se encuentran en situaciones familiares diversas, de modo tal que podamos observar la influencia que dichos factores ejercen en la inserción laboral de las mismas; de allí el análisis pormenorizado de cada historia individual y cada ciclo familiar, aspectos éstos que, en ciertos casos, se transforman en únicos.