LAS RELACIONES FAMILIARES EN EL CONTEXTO DE LA CRISIS EN LA CIUDAD DE ROSARIO
LAS MUJERES EN LAS ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA

LAS RELACIONES FAMILIARES EN EL CONTEXTO DE LA CRISIS EN LA CIUDAD DE ROSARIO LAS MUJERES EN LAS ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA

Ana María Ciancio

Volver al índice

 

 

 

 

VI.II. LOS TESTIMONIOS:

1.-POBRES ESTRUCTURALES: CARACTERIZACIÓN

Los testimonios que se presentan a continuación corresponden a cinco mujeres pertenecientes al sector denominado “pobres estructurales”. Son aquellos hogares que no pueden satisfacer sus necesidades básicas, aquellas que posibilitan su subsistencia y desarrollo en condiciones mínimas acordes con la dignidad humana.

Según las mediciones el INDEC. considera hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas a aquellos que presentan algunas de las siguientes condiciones:

Las tres primeras condiciones:

• Hogares con más de tres personas por cuarto.

• Con vivienda de tipo inconveniente (pieza de inquilinato, precaria u otro tipo, exceptuando casa o departamento).

• Hogares que no contaran con ningún tipo de retrete, representan niveles críticos de privación de los hogares en sus necesidades habitacionales.

La cuarta condición:

• Hogares con algún niño en edad escolar que no asistiera a la escuela, representa insuficiencia de acceso a la educación básica.

La quinta condición:

• Hogares con cuatro o más personas por miembro ocupado, y cuyo jefe tuviera bajo nivel educativo (hasta segundo grado) representa incapacidad de los hogares de obtener ingresos suficientes para la subistencia adecuada.

Si bien los grupos familiares que iremos analizando no se ajustan con total exactitud a dichas condiciones, sí hay una serie de elementos que nos permiten incluirlos en dicha categoría.

Estos registros han sido tomados en Barrio Ludueña, en el Comedor central de la Vicaría Sagrado Corazón, ubicada en calle Humberto 1º al 2400, a cuyo frente se encuentra el sacerdote Edgardo Montaldo, perteneciente a la Orden Saleciana.

Alrededor de 50 mujeres ofician como mamás colaboradoras. Cada una de ellas recibe 100$ por el P.A.S.S. (Programa de Asistencia Social Solidario) que solicitan ante la Secretaría de Promoción Comunitaria de la Provincia (generalmente asesoradas por las asistentes sociales}. Para acceder al mismo es necesario tener como mínimo tres hijos en edad escolar.

En el Comedor Central se realiza la comida. Cada una de ellas tiene un función determinada: preparación de los alimentos, cocción. servirlos a los niños, limpieza de la cocina y del comedor. Ellas y sus hijos comen allí y llevan luego la comida a su casa; esto ocurre todos los días, exceptuando los sábados y domingos.

Las familias de origen de estas mujeres son numerosas y hay tres que han migrado: dos desde el Chaco y una de la zona rural de Santa Fe. Esta circunstancia obedece -según nuestro criterio- a las ventajas comparativas que ofrecía nuestra ciudad en cuanto al desarrollo de la actividad productiva: nos referimos a los establecimientos industriales dedicados a la transformación de la materia prima o al sector de la construcción.

Según el informe llevado a cabo por la Fundación del Banco Municipal de Rosario (1992), las provincias que mayormente se presentan como lugar de residencia anterior a Rosario son Corrientes, Santa Fe y Chaco. Los motivos del desplazamiento estarían dados fundamentalmente por la falta de trabajo -y en menor medida- por la problemática de las inundaciones, problemas de salud o motivados por cuestiones familiares.

Los procesos migratorios más recientes se encuadran en un proceso que podríamos denominar de “movilidad social descendente”.

Según informes recientes, Rosario junto con Mar del Plata encabezan los más altos índices de desocupación; sin embargo, nuestra ciudad es aún hoy un referente para muchas familias que abandonan sus lugares de origen. Las razones estarían dadas por la posibilidad de ejercer alguna actividad en el sector informal de la economía, el acceso a servicios de agua y luz (aunque su apropiación sea en forma clandestina), a los centros de salud, educación y a la existencia cada vez más numerosa de comedores comunitarios. Si bien no es nuestra intención desvalorizar su función, no por eso dejamos de reconocer que sirven como paliativos frente al problema gravísimo de la falta de alimentación para amplios sectores poblacionales y que ratifican lo que hemos sostenido a lo largo del presente trabajo: sólo existen a nivel estatal acciones destinadas a contener la pobreza, pero no a resolverla.

Esto se desprende de los testimonios que hemos recogido y que detallamos a continuación.