LAS RELACIONES FAMILIARES EN EL CONTEXTO DE LA CRISIS EN LA CIUDAD DE ROSARIO
LAS MUJERES EN LAS ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA

LAS RELACIONES FAMILIARES EN EL CONTEXTO DE LA CRISIS EN LA CIUDAD DE ROSARIO LAS MUJERES EN LAS ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA

Ana María Ciancio

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2.3.-EL IMPACTO DE LA CRISIS SOBRE EL GRUPO FAMILIAR:

YOLANDA II:

“Hace cuatro años que está sin trabajo”.

¿Qué pasó cuando se quedó sin trabajo?:

“De golpe nos quedamos sin nada, sufrimos mucho, pero lo supimos sobrellevar. Nos vestíamos con lo que nos daban mis patronas. No pagábamos los impuestos y después cuando él hacía algunas changas nos acogíamos a una moratoria. Ahí fue cuando empecé a aumentar horas.

El estaba mal, lloraba, se enfermó del estómago, fue un golpe terrible para él porque hacía desde los 13 años que trabajaba. Estaba acostumbrado a trabajar y mucho. En la Panificadora hacía dos turnos y con eso nos hicimos la casa”

¿Cuál fue tu reacción?:

“Yo no le demostraba nada, él no tenía la culpa, trataba de apaciguarlo, lo tenía que sacar, lo fuimos apaciguando entre todos y lo sacamos adelante. Lo que más le preocupaba era que los chicos no tuvieran qué comer, el futuro de ellos. Yo no quiero que se sienta mal”.

¿Qué hace en la actualidad?:

“Pusimos un quiosco y él ayuda, pero hace changas cuando le salen, trabaja de lo que puede: corta el césped, hace de peón de albañil, lo que salga”.

¿Cómo hacías cuando tenías que trabajar con los chicos?:

“Como soy del Chaco no tenía con quién dejarlos, así que esperé a que crecieran porque no los quería dejar con nadie extraño y con lo que José ganaba nos alcanzaba.

Pero después se iban cuidando entre ellos, cada uno sabe lo que tiene que hacer y me voy tranquila a trabajar porque José me los controla”.

¿Cómo afectó a los chicos el desempleo del padre?:

“Y dos de las chicas salen a trabajar, la de 18 años a veces me reemplaza en las casas de familia, pero a la tarde va a la escuela, sigue Administración de Empresas.

La que tiene 22 años trabaja limpiando un jardín maternal, pero va a un EMPA y entre todos atienden el quiosco, nunca lo cerramos.

Se fueron acostumbrando a vivir con lo poco que tenemos. Yo ropa no compro nunca, me arreglo con lo que me dan mis patronas”.

¿Te alcanza con lo que ganan?, ¿cómo se organizan?:

“Vivimos al día, con el quiosco podemos hacer algún ahorro y nos da para comer y con lo que yo gano pagamos los impuestos”.

¿Participaste alguna vez en algún movimiento barrial?:

“Sí, una vez porque nos vino un montón de luz y fuimos a Defensoría del Pueblo, a mí me vino 180 y me bajaron a 80”.

¿Y los varones, no salieron a reclamar?:

“No, porque las que salimos a reclamar somos todas con marido sin trabajo y lo pagábamos nosotras con nuestra plata”.

¿Qué expectativas tenés con los chicos?:

“Yo no quiero que trabajen, quiero que estudien, que sigan una carrera para que no salgan a trabajar como yo y para que no se queden sin trabajo”

LAURA II:

El esposo de Laura hace unos meses consiguió trabajo de mantenimiento en el Cementerio de Villa Gdor.Gálvez. Laura empezó a trabajar a los 12 años y siguió trabajando en casas de familia, debido a la inestabilidad laboral del esposo, cuyo oficio era albañil y pintor, hasta que tuvo que dejar por la alergia que le producía la pintura.

¿Cómo hacías con los chicos cuando salías a trabajar?:

“Cuando nacían me quedaba y después salía, me los cuidaban mi suegra o mi cuñada. Si él no tenía trabajo se ocupaba: les hacía la mamadera y hasta una vez le tocó llevarla a la nena al médico. Pero las que más se ocupaban eran mi suegra o mi cuñada.

Después dejé la casa de esa señora con la que trabajé 14 años y busqué más cerca de mi casa, acá en el barrio no hay oportunidad”.

¿Por qué buscaste más cerca de tu casa?:

“Y, para estar más cerca de los chicos y para no gastar tanto en colectivo”.

¿Qué horario hacías?:

“De 8 a 12 o una de la tarde, iba dos o tres veces por semana, pero cuando a mi marido le escaseaba el trabajo yo le pedía a la señora que me diera más horas. El me cuidaba a los chicos, pero me tocaba todo lo de la casa; en general mi horario de descanso era a las doce de la noche cuando terminaba de lavar los platos”.

¿Por qué dejaste ese trabajo?:

“Y, cuando se abrió el costurero, me gusta la costura y me estoy capacitando. Yo no pude decidir si quería estudiar, cuando me casé fue más liviano porque éramos dos, y fue más liviano porque salía él o yo”.

¿Dónde estás trabajando ahora?:

“Trabajo a la mañana en el costurero Nuestra Señora de Itatí de 8,30 a 11,30 y a la tarde vengo acá al centro de Emprendedoras Las Flores. Hace 3 años que empecé con la costura. Empecé en la parroquia, sabía que pagaban y él en esa época no tenía trabajo”.

¿Qué pasó cuando él se quedó sin trabajo?:

“El es una persona muy callada, pero sufría mucho. Se le empezó a caer el pelo. Le caía mal tener que ir al comedor a buscar la comida. Fue una época muy difícil para todos, lo que más nos preocupaban eran los chicos”.

¿Cómo repercutió esta situación en el grupo familiar?:

“Y, mal porque éramos muchos, los días de semana teníamos la comida, pero el problema eran los fines de semana cuando el comedor estaba cerrado. Pero, mientras a mí me capacitaban en la costura, yo me llevaba la comida; también nos ayudaban mucho la familia de él.

El se encerró mucho en sus problemas. A mí me molestaba eso de que él se quedara, trataba de que no notara nada, pero fue muy duro porque él no se abría a contarme nada”.

¿Qué expectativas tenés con los chicos?:

“A él le hubiera gustado estudiar, yo aprendo de los chicos. Lo que espero es que salgan adelante, que sepan defenderse. Yo quiero algo mejor para ellos. Los dos pensamos así, tienen que seguir estudiando”.

MARITE:

“Hace cinco años que está sin trabajo”.

¿Qué pasó cuando se quedó sin trabajo?:

“Traté de que los chicos quedaran fuera de los problemas de los mayores, trataba de arreglármelas como podía. Estuvimos un tiempo viviendo con mi papá, pero también vivía mi hermana y se hacía más complejo. Empezamos a alquilar, siempre en la zona sur.

El se quedó como shoqueado, es un tipo muy bueno, pero le cuesta tomar iniciativas, es conformista, todo le da igual ”.

¿Busca trabajo?:

“Se toma su tiempo, busca con mucha paciencia, siempre de chofer, le pagaron una parte, pero la plata se fue yendo”.

¿Cómo afectó a la familia esta situación?:

“Me afectó, pero no tanto porque siempre trabajé. Cambió mucho la relación entre nosotros. Salgo adelante como sea, siempre trabajé como una negra y tuve que salir adelante.

Parte de lo que nos pasa es mi culpa, porque yo ya tomaba mis decisiones y no le di el lugar que le correspondía y ahora se acostumbró, la relación se vino abajo y no sé por qué seguimos adelante”.

¿Alguna vez pensaste en dejarlo?:

“Y no sé, a veces no sé por qué sigo junto a él, creo que le tengo cariño, pero nada más. A veces me deprimo un montón, no tengo con quién hablar y para mí el trabajo es como una vía de escape.

Le falta empuje, no se puede superar, no puedo esperar a que tome una decisión, soy como una bolsa de gatos, quiero que mis hijos sigan estudiando. Cuando me ve que estoy muy deprimida sale y siempre busca en lo de él y no en otra cosa”.

¿A qué recursos apelaste?:

“Fui buscando casas más chicas para achicar los gastos y siempre cerca de la escuela para ahorrarme unos pesos en colectivo”.

¿Cómo repercute esta situación en los chicos?:

“Yo hablo con los chicos y les digo que tenemos que salir adelante.

Emiliano estudia abogacía y hace una pasantía en la empresa de turismo Daminato, desde las dos de la tarde hasta las ocho de la noche, estudia por la mañana, lo que gana lo usa para sus gastos; se le hace muy duro estudiar y trabajar tantas horas.

A mí me gustaría que estudiara en la Facultad Católica, porque a este paso no se va a recibir nunca. Al más chico le gusta el fútbol, pero no puedo pagarle un club, no tengo plata para el ómnibus, le brindo lo mínimo”.

¿Qué expectativas tenés con los chicos?:

“Quiero que mis hijos sigan estudiando”.