LAS RELACIONES FAMILIARES EN EL CONTEXTO DE LA CRISIS EN LA CIUDAD DE ROSARIO
LAS MUJERES EN LAS ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA

LAS RELACIONES FAMILIARES EN EL CONTEXTO DE LA CRISIS EN LA CIUDAD DE ROSARIO LAS MUJERES EN LAS ESTRATEGIAS DE SOBREVIVENCIA

Ana María Ciancio

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3.3.-EL IMPACTO DE LA CRISIS SOBRE EL GRUPO FAMILIAR.

STELLA

¿Cuándo se quedó tu marido sin trabajo?:

“El trabajaba en el Banco de las Comunidades que después pasó a ser Banco Bisel. En el año 1995, debido a la reducción del personal, le piden el retiro voluntario. Empezó a buscar trabajo, pero, por la edad (ya tenía 43 años) no consiguió. Entonces vendimos el auto y con parte del retiro voluntario compró un taxi y alquiló la chapa patente.

Debido a que lo que ganaba no era mucho, ya que el alquiler de la chapa era muy caro, decidió vender el taxi. A veces gran parte se iba en ayudarlo a él.

En una oportunidad se presentó un reemplazo como celador en la escuela, pero no podía verlo en el mismo lugar donde yo trabajaba, y encima verlo desempeñar una tarea de menor calificación y salario que la mía. Podría haber quedado efectivo, pero yo no quise y creo que él tampoco, porque no insistió.

Fue una etapa muy difícil, tuve que incrementar horas, preparar alumnos particulares”.

¿Qué pasó en tu grupo familiar, en cuanto a recursos, situación de los chicos?:

“Limité una serie de gastos: dejamos de ser socios de ECCO, de pagar un servicio de sepelio, comprar en el supermercado sólo lo necesario, reducir las salidas, la compra de ropa. Por suerte en la misma escuela se abrió un terciario y me dieron la gran mayoría de los cursos.

El único de mis hijos que más se identifica con el padre es el mayor, pero los otros dos más chicos no.

La nena sufre mucho porque en diciembre cumple 15 años y yo no puedo pagarle una fiesta.

Ellos te reclaman, es justo, la escuela secundaria los vuelve más exigentes; quieren ir a bailar, tener ropa de moda, se copian de los compañeros y eso yo no lo puedo pagar ”.

¿Por qué decís que el mayor se identifica más con el padre?:

“Se parecen mucho en el carácter, a lo mejor porque es más grande, lo comprende más, lo justifica, no sé bien, pero siempre lo justifica. En cambio los dos más chicos se aferraron más a mí, y yo a ellos. No sé si es por la edad, pero creo que la imagen del padre se les vino abajo, y son los que más problemas tienen en la escuela, han bajado bastante el rendimiento escolar, son más dependientes de mí y esto me agota un poco, soy yo para todo.

A veces lamento haberme casado y haber tenido hijos, son muy demandantes y él cuando puede se borra”.

¿Qué pasó con vos y él a partir del desempleo?:

“ Fue como que algo se rompió en nuestra familia, muchas veces discutíamos por cosas sin importancia. El empezó a hacer la suya, a salir de noche, a encerrarse en sus problemas, en su mundo”.

¿Hubo, hay escenas de violencia?:

“No física, pero sí verbal, de parte de los dos. A veces soy yo la que empieza, le reclamo, pero no es fácil. Tuvimos grandes crisis de pareja, no sé cuánto va a durar nuestro matrimonio.

No soporto verlo dar vueltas todo el día. Pasa por lo emocional más que por lo material, porque nosotros nunca tuvimos una vida desahogada, ni nada menos. Pero él era muy activo, muy busca vidas.

Yo entré en una crisis depresiva muy grande, estuve bajo tratamiento. Tenía unos ataques de llanto terribles, y a veces dejaba el curso. No podía seguir dando clases. Una vez tuvieron que llamar a ECCO en la escuela, me dieron un sedante y me fui a mi casa. No podía concentrarme en mi trabajo.

Fue una etapa muy dura, no tenía ganas de seguir adelante con nada. Creo que lo que más me contenía era el hecho de pensar en mis hijos”.

¿Por qué decís que tu marido se borra?:

“Y, hace la de él. Una vez hizo las valijas y se fue. Yo volví de trabajar y me encontré con que se había llevado toda la ropa.

Fue una etapa muy crítica, a veces venía a la escuela sin haber dormido en toda la noche, lloraba y me abrazaba a mis hijos más chicos.

Ellos han sufrido mucho y eso los ha afectado en el rendimiento de la escuela.

El más grande, en cambio, pudo zafar un poco más. Tenía y sigue teniendo una novia y pasaba muchas noches en su casa”.

¿Adónde se fue tu marido?:

“A la casa de la hermana, acá cerca, lo cual me ocasionó una pelea con ella. Creo que no nos entendimos, ella se metió, me reprochaba que por culpa mía la pareja se había disuelto”.

¿Cuánto tiempo estuvo fuera de tu casa?:

“Casi tres meses, el más grande casi no venía a casa, algunas noches dormía en lo de la novia y otras con el padre. Venía a veces los fines de semana. Eso me dolía mucho. Yo había fundado una familia, me había costado mucho esfuerzo tenerlos, criarlos, hice muchos sacrificios.

Si bien la escuela no me queda lejos, no tengo transporte, así que me venía caminando 15 cuadras y trayéndolos conmigo, porque los tres estudian aquí. Aunque el más grande ya terminó, los otros están en 9º y 8º. Ahora ya tengo el auto”.

Los chicos más chicos, ¿ no lo veían al padre?:

“Sí, siempre, yo nunca lo prohibí, nunca les hablé mal del padre, al contrario, pero me veían sufrir mucho y eso les daba bronca, aunque eran chicos me consolaban, me daban consejos, Es como que crecieron de golpe”

¿Cuánto tiempo hace de esto?:

“Hace tres años”.

¿Qué pasó después?:

“Una noche sentí ruidos en la casa, estaba con los dos más chicos, creo que alguien intentó entrar. Lo llamé por teléfono y vino, empezamos a hablarnos, él empezó a venir como de visita, hasta que se trajo de nuevo todas sus cosas y estamos viviendo juntos. No sé hasta cuándo”.

¿Cómo es la relación ahora?:

“Estamos relativamente bien, pero no es como antes, hay algo que se rompió entre nosotros. La imagen de él se me vino abajo por completo.

El siempre fue muy busca vidas, ahora es como que bajó los brazos. En la intimidad es como que somos compañeros más que nada. Estamos juntos, tranquilos, pero nada más”.

Vos pensás que la relación con tu marido en general, ¿se fortaleció o se debilitó?:

“En un momento se vino todo abajo, él se fue, se empezó a borrar, a mí la imagen de él también se me cayó. El ya no era el mismo, verlo todo el día en la casa me hacía mal. Muchas veces pensé que había elegido mal, nosotros siempre fuimos de discutir, aún de novios, tuvimos dos peleas.

Por otro lado, ahora, después de haber pasado por esa separación es como que estamos más juntos, pero de otra manera, somos como más compañeros, a lo mejor es la costumbre, los chicos, no sé. Tenemos otro diálogo, pero la pasión se desgastó”.

¿Qué hace ahora?:

“Trabaja en la NCA (lo que antes era el Ferrocarril), pero gana poco.

Mi hijo el mayor había empezado a estudiar Analista en Sistemas, pero dejó, no le iba muy bien, pero creo que es porque quiere tener su plata. Trabaja en un lavadero de autos, no gana mucho, pero le permite pagar algunos gastos. En realidad esto me amarga mucho, no era lo que yo quería para él, porque es un chico capaz. Igual que los dos más chicos, yo sé que los problemas de rendimiento son emocionales, tendría que pagarles un analista, pero no puedo”.

¿Si compararas tu vida de antes con la de ahora, cuál eligirías?:

“Desde el punto de vista material la de antes, porque él ganaba un buen sueldo, tenía dos trabajos, y a pesar de que no tirábamos nada, estábamos mejor en ese sentido.

Pero ahora, a pesar de todas las dificultades me siento más segura y casi que puedo prescindir de él”.

¿En qué sentido?:

“Y, económicamente por un lado, y por el otro, si bien tengo alguien con quien hablar y me siento más acompañada, pero yo cambié mucho y creo que él no. Yo me superé, seguí estudiando, es decir, fui capaz de seguir adelante a pesar de todas las dificultades.”

GRISELDA:

¿Cuándo y por qué se quedó sin trabajo?:

“En el ‘78 salió de la empresa, salió y se fue a otro lugar por mejor salario, se fue a SULFACID, una industria química en Granadero Baigorria. Hacía el mismo horario. Trabajó quince años, pero empezó la época de echar gente, la reestructuración”.

¿A partir de ese momento qué pasó en tu familia?:

“Cambios emocionales, nerviosismo. Yo tenía un sueldo considerable, en él se produjo ansiedad, sentir que muchos años de experiencia no eran valorados y a sentirse fuera del sistema, viejo, ya tiene 50 años. No cambió la relación de pareja, yo nunca lo hice sentir mal.

Ahora trabaja en una oficina, pero en forma independiente, maneja la computadora. El sueldo que gana es mucho menor, porque paga muchas cosas (gastos de oficina, impuestos, gastos de secretaria, jubilación, seguro de vida). Los gastos son muy grandes”.

¿En qué consiste el trabajo?:

“Hacen proyectos o planos para industrias, los llaman a licitar o lo que hace es tan chico que apenas cubre los gastos y los aportes en la casa son mínimos. En la actualidad, vivimos de mi sueldo”.

¿Cómo afectó a los chicos la falta de trabajo de tu marido?:

“Supieron acomodarse al ingreso del que se dispone, nunca fueron gastadores ni caprichosos, tuvieron que adaptarse al dinero del que se disponía.

El ahora trabaja todo el día, pero generalmente hasta las 18.

Los dos chicos más grandes trabajan y estudian, yo hubiera querido que sólo se dedicaran a estudiar, pero no puedo costearles una carrera, porque Javier, el más chico, tiene una discapacidad y necesita un tratamiento especial”.

¿En qué trabajan los chicos?:

“Gustavo, el mayor estudia Ingeniería en Sistemas y los fines de semana trabaja en un bar. Romina estudia Ingeniería Química y trabaja como celadora en la escuela en la que yo estoy, pero no sé si va a seguir estudiando, me parece que la carrera no le gusta mucho y Javier va a una escuela especial y es el que más tiempo tiene y el que más colabora con las cosas de la casa”.

¿Los chicos te ayudan económicamente?:

“Lo que ganan es para ellos, para sus gastos, pero si estoy muy apretada sí me ayudan, y trato de devolvérselos”.

¿En qué recortaste gastos?:

“En salidas, sacamos el cable, yo tenía un auto para venir a trabajar y lo vendí, ahora vengo en ómnibus. En la ropa, trato de reciclar la ropa vieja, me doy maña con la costura y el tejido.Tratamos de mantener lo que nos quedó. Por suerte los dos mayores sacan para sus gastos, sólo les doy para la comida”.

NELIDA:

“Mi esposo hace cuatro años que está sin trabajo”.

¿Qué pasó en tu familia, a partir del despido de tu esposo?:

“A partir de la pérdida de su empleo, las condiciones económicas en el hogar disminuyeron notablemente, hoy mi sueldo se destina para alimentos, impuestos, transporte, los gastos de educación, medicamentos, imprescindibles para llegar con suerte a fin de mes.

En cuanto al estado anímico familiar sufre altibajos, en especial al cobrar y hacer magia con la distribución de gastos, más todavía, después de mediados de mes.

Mi esposo ya no busca trabajo porque sabe que no lo va a encontrar, esto lo desanima y ni siquiera en muchas oportunidades tiene ganas de hacer actividades en el hogar. Este estado de ánimo se transmite al ámbito familiar”.

¿Qué gastos limitaste?:

“No hay salidas para vacaciones, ni compra de ropas, ni pequeños gustos, ni gastos para mantenimiento de la casa, ni reposición de electrodomésticos, ni regalos, ni reuniones familiares.”

LUCIA:

¿Qué pasó a partir del despido de Daniel?:

“Hubo un gran cambio entre nosotros, Daniel cayó en un estado depresivo muy profundo, fueron años muy difíciles, lo tuve que internar, de esa época no quiero hablar, es muy triste”.

¿Qué hiciste a partir de ese momento?:

“Empecé a tomar las riendas, Julito estaba en la secundaria, de golpe nos quedábamos casi sin nada, yo quería que Julito terminara la carrera, iba a una Técnica.

A Daniel le dieron una indemnización y con eso se puso un salón de ventas, pero alquila y a veces son más grandes los gastos que otra cosa, porque Julito no consigue nada y ayuda al padre. Teníamos unos ahorros y compramos una casa vieja donde puse el taller de costura”.

¿Qué cambió en el grupo familiar a partir de esto?:

“La relación entre nosotros (quiero decir íntima), ahora Daniel está bien, pero no sé, somos como compañeros más que nada.

Yo empecé a trabajar en el comedor de la escuela donde estudiaba y traía la comida, porque pasó bastante tiempo hasta que a Daniel le dieron una parte de la indemnización. Queríamos que a toda costa Julito terminara la escuela, y de ser posible, hiciera alguna carrera. Tirábamos con la jubilación de mi suegra.

Daniel retomó algunas horas de cátedra en las que había pedido licencia, las otras ya las había perdido porque con la facultad y el trabajo se le hacía imposible todo”.

¿Qué pasó con Julio en relación con la imagen de su papá?:

“Tratamos de dejarlo fuera de los problemas, pero lo afectó mucho. Daniel se vino abajo totalmente, ya no era la misma persona. Lo fuimos sacando adelante como podíamos, porque la medicina y el tratamiento psiquiátrico son muy caros.

Julito había vivido en la abundancia, nosotros a veces viajábamos en avión y de repente no tener nada. El estaba creciendo, quería salir, comprarse ropa y cuando empezó a estudiar el profesorado fue muy duro”.

¿Qué estrategias usaron para salir adelante?:

“Comprar sólo lo necesario, suprimir gastos “superficiales” como ir a la peluquería, salir a cenar o ir a ver un espectáculo y nunca más nos pudimos ir de vacaciones; comer comidas más baratas. Por suerte mi suegra nos daba una mano en ese sentido, se la pasaba todo el tiempo en la cocina.

A veces yo lo tengo que ayudar a Daniel, ahora agregó Lotería, vamos a ver si le va mejor, tiene muchos gastos: los impuestos, el IVA y se está pagando la jubilación. Pero no es lo mismo, todos nuestros sueños se vinieron abajo. Sobre todo por Daniel, tenía un buen futuro en la empresa. Yo sé, él me dice que después de haber estudiado tanto, no es justo. Y también me preocupa que Julito no consiga nada, tengo miedo de que se vaya, él se quiere casar, pero ¿con qué?, si el negocio de Daniel no da para tanto, pero si Daniel se queda en casa se me va a volver a deprimir”.