EL CONOCIMIENTO SILENCIOSO

EL CONOCIMIENTO SILENCIOSO

Ramón Ruiz Limón

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¿Cómo resuelven los brujos ese problema?

Ninguno resuelve nada. O bien el espíritu lo resuelve o no lo hace. Si lo hace, el brujo se descubre manejando el intento, sin saber cómo. Esta es la razón por la cual es importante la impecabilidad es lo único que cuenta. El brujo lleva una vida impecable, y eso parece atraer la solución.

¿Qué significa la impecabilidad para un brujo?

La impecabilidad es, simplemente, el mejor uso de nuestro nivel de energía. Naturalmente, requiere frugalidad, previsión, simplicidad, inocencia y, por sobre todas las cosas, requiere la ausencia de la imagen de sí mismo. Todo esto se parece al manual de vida monástica, pero no es vida monástica.

Los brujos dicen que, a fin de tener dominio sobre el movimiento del punto de encaje, se necesita energía. Y lo único que acumula energía es nuestra impecabilidad.

Don Juan Matus menciona que no hacía falta se estudiante de brujería para mover el punto de encaje. A veces, debido a circunstancias dramáticas, si bien naturales, tales como las privaciones, la tensión nerviosa, la fatiga, el color, el punto de encaje sufre profundos movimientos. Si los hombres que se encuentra en tales circunstancias lograran adoptar la impecabilidad como norma y llenar los requisitos del intento, podrían, sin ninguna dificultad, aprovechar al máximo ese movimiento natural. De ese modo, buscarían y hallarían cosas extraordinarias, en vez de hacer lo que hacen en tales circunstancias: ansiar el retorno a la normalidad.

Cuando se lleva al máximo el movimiento del punto de encaje, tanto el hombre común y corriente como el aprendiz de brujería se convierten en brujos, porque, llevando al máximo ese movimiento, la continuidad de la vida diaria se rompe sin remedio.

¿Cómo se lleva al máximo ese movimiento del punto de encaje?

Con la impecabilidad. La verdadera dificultad no esta en mover el punto de encaje ni en romper la continuidad. La verdadera dificultad está en tener energía. Si se tiene energía, una vez que el punto de encaje se mueve, cosas inconcebibles están al alcance de la mano.

El aprieto del hombre moderno es que intuye sus recursos ocultos, pero no se atreve a usarlos. Por eso dicen que los brujos que el mal del hombre es el contrapunto entre su estupidez y su ignorancia. El hombre necesita ahora, más que nunca, aprender nuevas ideas, que se relacionen exclusivamente con su mundo interior; ideas de brujo, no ideas sociales; ideas relativas al hombre frente a lo desconocido, frente a su muerte personal. Ahora, mas que nunca, necesita el hombre aprender acerca de la impecabilidad y los secretos del punto de encaje.

¿En que consiste el acto de despertar el intento?

La posición del conocimiento silencioso se llama el tercer punto, porque, a fin de alcanzarlo, había que pasar por el segundo punto: lugar donde no hay compasión. El punto de encaje en el aprendiz de brujo tiene que adquirir suficiente fluidez como para hacerlo doble. Ser doble significa, para los brujos que uno podía manejar intento; estar en el lugar de la razón y el del conocimiento silencioso, alternativamente o al mismo tiempo.

Todos los seres humanos se hallan capacitados para lograr esa fluidez. Sin embargo, la mayoría de nosotros solamente la almacenábamos sin usarla jamás, salvo en las raras ocasiones en que la despertaban, o bien los brujos, o ciertas circunstancias naturalmente dramáticas, como una lucha de vida o muerte.

Cualquier descenso del espíritu es como morir. Todo en nosotros se desconecta, y después vuelve a conectarse a una fuente de mucha mayor potencia. La amplificación de energía se siente como una angustia mortífera.

El hombre antiguo sabía, del modo más directo, que hacer y cómo hacerlo bien. Pero como hacía tan bien lo que hacía, comenzó a desarrollar cierto sentido de ser con lo cual adquirió la sensación de que podía predecir y planear los actos que estaba habituado a hacer tan bien.

Así surgió la idea de un “yo” individual; un yo individual que comenzó a dictar la naturaleza y el alcance de las acciones humanas.

A medida que el sentimiento de tener un yo individual se tornaba más fuerte, el hombre fue perdiendo su conexión natural con el conocimiento silencioso. El hombre moderno, siendo el heredero de tal desarrollo, se encuentra tan irremediablemente alejado del conocimiento silencioso, la fuente de todo, que sólo puede expresar su desesperación en cínicos y violentos actos de autodestrucción. Don Juan Matus asevera que la causa del cinismo y la desesperación del hombre es el fragmento de conocimiento silencioso que aún queda en él; un ápice que hace dos cosas: una, permite al hombre vislumbrar su antigua conexión con la fuente de todo, y dos, le hace sentir que, sin esa conexión, no tiene esperanzas de satisfacción, de logro o de paz.