América Latina Hoy
¿Y Hasta Cuándo?

Iván Ureta-Vaquero
César Calvo

 

 

El Gran Empujón y la necesidad de liderazgo.

Para motivar la discusión, un punto de partida conveniente es retroceder a las ideas de Paul Rosenstein-Rodan (1943). El argumento central se basa en las siguientes dos aristas: a) la industrialización requiere inversiones a gran escala que sólo pueden ser rentables si el mercado donde se colocará el producto es suficientemente grande; y b) el tamaño del mercado depende de la riqueza de los agentes, que a su vez depende de la eficiencia productiva. Se trata de una historia de demanda agregada insuficiente.

Bajo estas condiciones, una posible situación de equilibrio estable es el siguiente círculo vicioso: ningún empresario invierte; por tanto, el mercado no se expande; por tanto, el incentivo para invertir permanece débil; por tanto, ningún empresario invierte. La ruptura de este círculo no ocurrirá sin un individuo que coordine y lidere el proceso de modernización. De este modo, AI será crucial.

Murphy, Shleifer y Vishny (1989) modelan este argumento. Manteniendo la notación de la sección 2 y dejándose inspirar por la adaptación de Krugman (1995), una versión simplificada puede asumir que la tecnología moderna produce el bien i con economías de escala (Qi=Li2), mientras que la tecnología tradicional exhibe en cambio retornos a escala constantes (Qi=Li), soporta competencia perfecta, y arroja beneficios económicos nulos (pi=1, donde el salario ‘tradicional’ es tomado como numerario). La tecnología moderna naturalmente cambia la estructura del mercado y descarta una competencia perfecta. Sin embargo, invocando el supuesto de mercados contestables, se mantiene el precio pi=1. El salario en cambio debe elevarse a pL>1, quizá como compensación por condiciones laborales menos agradables.

Todas las industrias son simétricas, y el modelo se cierra asumiendo una cantidad fija N de tipos de bienes y una cantidad fija L de mano de obra – por tanto, la mano de obra en cada industria i es . Se impone para asegurar que es rentable una modernización general (“MG”) de las industrias: . Sin embargo, a pesar de esta rentabilidad ‘en conjunto’, puede ocurrir que a nivel individual, cada posible inversionista preferirá no invertir si antes no lo han hecho ‘muchos otros’. En particular, esto ocurrirá si .

La lógica del resultado es la siguiente: la modernización de una sola industria no lleva a la expansión de su producción (de a ), pues no habrá suficiente demanda interna si sólo esta industria paga salarios mayores (pL>1) y provee (al menos potencialmente) beneficios no nulos a sus inversionistas. Para el innovador solitario (“IS”), la producción sólo se puede expandir marginalmente ( ), y por tanto la tecnología moderna sólo se puede traducir en una reducción en la mano de obra necesaria ( ). Los beneficios resultantes son negativos si . El Gráfico 1 ilustra este caso.

Gráfico 1

¿Cuáles son las implicancias de este modelo? Para los fines de este capítulo, la conclusión es clara: si nadie coordina la acción de los inversionistas, la economía quedará estancada. La oportunidad de desarrollo existirá, pero no será aprovechada. Hace falta algún individuo o algún grupo cuyo liderazgo persuada al resto de aventurarse a invertir. En especial, la AI de este líder es crucial al inicio, al convencer a los primeros inversionistas, pues su actividad es progresivamente reemplazada por los incentivos económicos ordinarios en la medida en que más y más individuos invierten, y más y más crece el mercado. Por supuesto, para que este liderazgo sea verosímil, este mismo individuo deberá ser probablemente el primero en arriesgarse – inicialmente, esta decisión puede claramente implicar pérdidas, y estas pérdidas pueden ser permanentes si falla en su propósito de arrastrar al resto.

En otras palabras, el equilibrio no es único, y por tanto, la economía puede permanecer encasillada en el peor de los dos mundos posibles, a menos que alguien tenga iniciativa, se arriesgue y actúe. La competencia no es perfecta, de modo que no hace falta pensar en los individuos como absolutamente anónimos.

Un punto importante es el siguiente: los incentivos económicos para el líder no existen (a menos que tenga una visión de largo plazo y tenga un firme convicción de que logrará persuadir a todo el resto). Por tanto, una conclusión implícita del modelo es que el desarrollo requiere que algún tipo de AI cuya motivación escape a los incentivos económicos ordinarios. El individual crucial que forja el desarrollo debe romper el modelo, y ser ‘imprevisible’. Sin su AI, la economía permanece indefinidamente entrampada.

Un segundo ejemplo de la relevancia de AI es presentado en la siguiente sección, donde al individuo o grupo líder no se le pide emprender algo positivo (inversión que promueva el equilibrio más alto), sino más bien se le enfrenta con una necesidad de resistirse a asumir comportamientos deshonrosos. En este segundo ejemplo, el papel de una motivación más allá de lo económico aparece con claridad aun mayor.


1. Aunque la formulación empleada en este capítulo requiere algún nivel de autarquía (porque de lo contrario la demanda externa sería siempre suficiente para suplir la insuficiencia de la demanda local), en un contexto abierto puede pensarse en un escenario donde las economías de escala afectan bienes no transables. El argumento entonces sigue vigente.

2. En adelante, se hace siempre referencia a un individuo líder, pero por supuesto puede también tratarse de un grupo.

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