América Latina Hoy
¿Y Hasta Cuándo?

Iván Ureta-Vaquero
César Calvo

 

Crecimiento y Desarrollo

Creo que son estos dos conceptos –más que la idea de necesidades – los que más veces se han citado y se citan en la literatura económica y en los discursos políticos de las realidades latinoamericanas. ¿Qué es el crecimiento y el desarrollo? Son dos conceptos que han alcanzado rasgos casi divinos desde el punto de vista de la veneración que se les tiene. Y como tales, parece que alcanzar el secreto que entrañan es tarea de una inteligencia superior. Por eso hay tantas interpretaciones, tantas ideas al respecto y por ende, tantas confusiones.

Una de las principales preguntas y de los enigmas de los historiadores económicos es: ¿qué es lo que hace diferentes a los países entre sí y porque existen diferencias entres sus modelos de desenvolvimiento histórico? Desde el punto de vista histórico, la historia del pensamiento económico, según Vilar (1983:18), en el pensamiento económico medieval no encontramos una idea fija respecto al concepto de crecimiento. Hay que anotar en este punto, que desde el punto de vista intelectual, el pensamiento económico medieval es mucho más preciso y humanista que por supuesto, el mercantilista, y el pensamiento económico actual. Así la base del pensamiento escolástico, presidido por personajes de gran talla como San Alberto Magno o como el Aquinate, significa el replanteamiento de las cuestiones sugeridas por autores como Platón y Aristóteles. De este modo, ni el dinero ni la acumulación son aspectos fundamentales del pensamiento escolástico, de ahí las restricciones a una idea de crecimiento.

De forma opuesta, andando el tiempo, las tesis mercantilistas dudan de la posibilidad de “crecimiento” humano universal, propio del pensamiento escolástico y buscan la consolidación de los estados nacionales a base de acumular metales preciosos. Aquí puede comenzar a observarse un cambio de dirección en el planteamiento de crecimiento, entendido como un fenómeno casi, exclusivamente cuantitativo. Lo que importa es el fortalecimiento del aparato estatal, que lo es todo. Es omnipresente. El individualismo y el universalismo escolástico se pierde por lo tanto. Los valores humanos se pierden y el materialismo comienza a lograr un espacio protagónico.

Más adelante, sin analizar los postulados fisiocráticos podemos observar las ideas de crecimiento y decrecimiento en autores como Smith y Marx. Sobre estos dos autores se puede decir, que son de los más citados y menos leídos, y por tanto, desde el punto de vista crítico, muchas veces, malinterpretados. No es que quiera en este momento hacer una biografía del de Kirkaldi, pero hay que saber que aunque el libro más conocido sea La Riqueza de las Naciones, hay que decir que la formación humanista y sobre todo moralista de Smith, precede biográficamente a sus esfuerzos por sistematizar toda la teoría económica que hasta entonces había plagado la historia de forma espontánea algunas veces y oportunista muchas. Por tanto tampoco hay que ser excesivamente optimista y decir que Smith era un absoluto convencido de la no intervención estatal ya que, manifestó que su gran obra iba a ser una obra sobre jurisprudencia. Es decir, en pocas palabras, de regulación jurídica y eso significa un reparto de responsabilidades entre las esferas públicas y privadas.

Volviendo al tema, Vilar (1983:21) indica que el vínculo entre los problemas económicos modernos más familiares y el nacimiento del pensamiento clásico se anuda precisamente alrededor de la noción de crecimiento y de forma más concreta en torno al despegue económico, el take-off rostowiano. Y este problema es algo que preocupa a Smith y a Marx casi de la misma forma. Desde este punto de vista, Marx y Smith están preocupados por el proceso de acumulación y de reproducción, dejando al individuo, en cierta manera al margen. Es decir, se produce una materialización de la economía, porque ya veremos que no siempre la ciencia económica ha sido lo mismo.

De este modo, si la economía se restringe casi exclusivamente a la función de cómo crecen las naciones, el modo económico sería exclusivamente técnico. Por serlo, está supeditado a varias formas interpretativas de aplicarlo y consecuentemente sus métodos para conseguirlo también. Si esta tendencia se convierte en obsesión, el papel del individuo y consecuentemente de la sociedad, pasarán a un segundo plano. Nuevamente vamos al planteamiento que estamos demostrando en todo el texto. La concepción y el pensamiento sobre lo humano se subordina a los intereses exigidos por ciertos postulados económicos y así, también la política se pondrá al servicio de los mismos.

Los planteamientos técnicos que siguen este esquema, en su práctica suelen estar desprovistos de un marco normativo que restrinja las posibilidades de acción, ya que la decisión y la acción se ven supeditadas por unos fines que hay que conseguir a toda costa. Esto degenera en una ambivalencia de concepciones. Asumiendo la ambivalencia en la acción, desechamos aspectos no relativos y por tanto, este relativismo también se escurre o empleando la conceptualización económica, y chorrea hacia los patrones comportamentales de los individuos.

Sin abundar en el tema, ya que es únicamente introductorio, nos quedaría esclarecer qué es el desarrollo. Quizá habiendo explicado brevemente las consideraciones del crecimiento nos resulte más sencillo explicar que es el desarrollo, aunque en este punto daré mi punto de vista. El desarrollo consistiría en la propuesta de una economía puesta al servicio del hombre, entendiendo que el hombre es libre y que tiene unas necesidades muy concretas que no son precisamente las que supone el modelo de crecimiento actualmente vigente. Con esto no estoy cayendo en el tópico de pensar que el crecimiento es cuantitativo y el desarrollo cualitativo. Si no se conocen las necesidades del hombre, tampoco se puede hablar de cuáles son los indicadores cualitativos más representativos.


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