La transición de mercados a sociedades emergentes

Iván Ureta-Vaquero

 

¿Por qué no reaccionamos?

Las herencias nacidas de las entrañas de un sistema fabril tan sólo enfocado en la producción, obsesionado por las tesis mal interpretadas de Smith y fundamentalmente violento, han ocasionado que la década de los noventa, haya servido para apuntalar una desintegración anunciada de la naturaleza del hombre, de su libertad y de su plenitud. En ese sentido recomendaría a los estudiantes de economía que antes de nada, si quieren conocer las claves fundamentales de la economía actual y sus fallas, lean e investiguen sobre el pensamiento económico del siglo XIX, auténtico arsenal de ideas que sirvió de crítico contrapunto a las coyunturas librecambistas promulgadas sobre todo a partir de Robert Peel para el caso británico, las cuales permitieron la aparición de una riquísima literatura económica más argumentada y comprometida que la que nos podemos encontrar a partir de los noventa a partir del mal definido y configurado proceso de globalización, el cual no tiene ninguna justificación histórico-conceptual de existir.

Tampoco podemos dejarnos engañar por la publicidad norteamericana nacida de las ilusiones taquicárdicas y consumistas de los años de la prosperity. Ese modelo de vida, ese American Way of Life, se puede reducir a un slogan publicitario: produce better, life better. Produce más, vive mejor. O, cuanto más trabajes, más dinero tendrás para consumir y cuantos más bienes puedas adquirir, mejor vivirás. Lo que podemos mal interpretar como bienestar. Como decíamos antes, la esencia de ser está obstaculizada por lo tanto por una percepción del tener para ser. La defensa que hará la economía y su sistema es que su objeto son las necesidades de los hombres y de las sociedades y su satisfacción. No estoy en contra pero habría que matizar algunos aspectos.

¿Se puede hablar de necesidades en el hombre de una forma simple? Efectivamente no. Las necesidades del hombre las podemos establecer en tres planos; el material, el cognoscitivo y el afectivo.(1) Como reconoció Santo Tomás de Aquino, el hombre debe tener bienes que le permitan vivir con dignidad. Este aspecto se relaciona con el plano material. Pero no se puede olvidar que la naturaleza humana no se compone únicamente de este ingrediente básico sino que se completa con los planos cognoscitivos y afectivos. Por tanto, las necesidades materiales, reflexionan directamente sobre el cuerpo y el tener, las cognoscitivas sobre la inteligencia, el saber y el hacer, y las afectivas sobre la voluntad, el ser y el servir.(2) Podría resumirse del siguiente modo:

Necesidades Dimensión Motivos

Materiales Cuerpo/tener Extrínsecos

Cognoscitivas Inteligencia/saber/hacer Intrínsecos

Afectivas Voluntad/ser/servir Trascendentes

El modelo que se representa en el cuadro anterior puede tener varios enfoques interpretativos y aplicativos. De forma descriptiva se puede sintetizar, tal y como lo hemos sugerido anteriormente, que los estilos y las formas de vida actuales atienden básicamente a la satisfacción de necesidades materiales. Esta conceptualización es también asumida, por ejemplo, por agencias de cooperación internacional y por organizaciones del tercer sector. Al elaborar los proyectos de cooperación internacional generalmente se presta una atención especial al diseño de políticas que permitan satisfacer o al menos aliviar aspectos materiales. Es cierto que el asistencialismo puede ayudar a aquellas realidades en las que su ausencia representaría un potencial peligro mortal. Sin embargo, un porcentaje elevado de los proyectos se diseñan con unos lineamientos metodológicos que frecuentemente suelen ser la base de su fracaso. No estoy queriendo decir que no haya muy buena voluntad. En muchos casos sí la hay. Lo que estoy exponiendo no tiene tanto que ver con el voluntarismo sino con el conocimiento y estudio profundo de variables que si bien, son tenidas en cuenta, no son dimensionadas ni conceptualizadas de una forma científica.

Si se tiene en cuenta el anterior cuadro podemos observar que las necesidades materiales o básicas tienen que ver con las necesidades del cuerpo y del tener. No vamos ahora a entrar a detallar si las necesidades básicas pueden ser reales, puesto que la satisfacción y alcance de las mismas puede tener diferentes enfoques que dependen de factores económicos, sociales, culturales, etc. Lo que quizá pueda ser interesante es aclarar la visión filosófica de la necesidad, algo sobre lo que habitualmente no se reflexiona. La economía, ciencia que tiene mucho que ver con la escasez de los medios o una insuficiencia de los mismos –visión económica tradicional- se ha erigido como la responsable última de los programas de cooperación internacional y de alivio de la pobreza. Sin embargo el economista no se da cuenta de otro factor fundamental. Este tiene que ver con la forma en que nuestras necesidades configuran su propia satisfacción. De acuerdo con Millán Puelles un caso típico de necesidad es el caso del hambre. Tener hambre es una insatisfacción y entonces se presenta una necesidad de comer algo. Sin embargo, esta necesidad no nos instruye de una manera concreta, sobre lo que tenemos que comer, ni nos dice lo que hay que hacer para encontrarlo, no cómo tenemos luego que comerlo. Por tanto, estas necesidades básicas son fundamentalmente necesidades “vagas” o “abstractas”. Tan abstracto y vago como el concepto de alimento. (3)

Este planteamiento rompe por completo con la visión sobre el objeto y el objetivo de la economía y su aplicabilidad. Nuevamente de acuerdo con Millán Puelles, “el objetivo al que en último término la economía entera se dirige está en la satisfacción de nuestras necesidades, mientras que el objeto –el tema propio- de la actividad económica es la máxima utilidad del empleo de los medios precisos para conseguir esos fines. De ello resulta que ninguna de nuestras necesidades, por mucha fuerza que tenga, es el objeto ni tampoco el objetivo del quehacer económico. Y, sin embargo, este quehacer presupone, como ya anteriormente se indicó, unas ciertas necesidades- aunque no absolutamente definidas- en la peculiar realidad de la existencia humana. Esas mismas necesidades son el fundamento extraeconómico del ser de la economía. No pertenecen a ésta de una manera inmediata, ya que le son intrínsecas, pero justamente desde fuera la condicionan y la hacen posible”(4). Por esto, obviamente adquiere una mayor fortaleza el replanteamiento de las políticas de cooperación tal y como son entendidas hasta ahora. Veámoslo del siguiente modo.

Si no se tiene una idea clara de lo que es una necesidad y como una reconceptualización de la misma puede afectar a un paradigma de base convencionalmente aceptado y que diseña tanto el objeto como el objetivo de la economía, es muy complicado que se puedan diseñar teorías económicas que contemplen un desarrollo integral. Cuando Amartya Sen habla de los agentes y de sus capacidades está suponiendo su dimensión cognoscitiva que además se relaciona con el plano material. El plano cognoscitivo tiene que ver con el saber y el hacer, es decir, con la inteligencia, pero es muy difícil saber o hacer si es que no se tienen cubiertas unas necesidades básicas o materiales. En este sentido la conceptualización de Sen podría parecer incompleta. Esta carencia la vamos a encontrar en el análisis de la tercera columna del cuadro previo. Existe un tercer plano de necesidades que es el afectivo y que está relacionado con el ser y con el servir, con la voluntad. Sin tener presente este plano será muy complicado llevar a buen puerto cualquier política económica. Solía decir Napoleón que tres cosas eran fundamentales para la guerra: dinero, dinero y dinero. Sin embargo tres cosas son fundamentales para el desarrollo de los pueblos: voluntad, voluntad y voluntad. De una voluntad guiada por el amor capaz de superar cualquier incomodidad con el fin de satisfacerse a uno mismo a través de la satisfacción de otro.

Además desde el punto de vista operativo y enfocando la teoría de la decisión y de la acción humana –dinámica no estática según el esquema de Von Mises (5) - hay que observar los motivos por los que puede actuar un agente. En este momento quepa aclarar que no hay que confundir motivación con motivo. La motivación es el impulso que te lleva a hacer algo y el motivo la razón por la que se hace algo. Según esta idea, las motivaciones pueden ser racionales o espontáneas y los motivos pueden ser extrínsecos, intrínsecos y trascendentes. En ella se observan los motivos. Es decir, el porque se hacen las cosas. Teniendo claro estos puntos se puede continuar diciendo que los tres planos de los motivos van a ser en última instancia los rectores de la decisión y de la acción humana.

La idea no es baladí. Un agente que actúe bajo una dominancia de la satisfacción de las necesidades materiales actuará por un motivo extrínseco. Es decir, ajustándose a un paradigma social de base que interpreta su calidad de ser por la potencialidad de tener. Es decir, hacer algo no porque tu desees de verdad hacerlo sino porque a través de esa acción se puede conseguir la aceptación social. El segundo motivo o intrínseco, relacionado con el plano de las necesidades cognoscitivas permiten saber y hacer impulsado por un deseo interno de hacer algo sin esperar a cambio el aplauso social. Finalmente el plano trascendente relacionado con la satisfacción de las necesidades afectivas propende a situar al agente como un ser con voluntad de servicio que actúa intrínsecamente pero guiado por un motivo trascendente. El beneficio de la comunidad. Hay que decir que los tres planos son complementarios no excluyentes.

¿Qué relación pueden tener estos aspectos con los programas de cooperación o los planes de política económica? Dicho en pocas palabras. Cualquier programa que no atienda a la satisfacción de los tres planos de necesidades anteriormente comentados estará abocado al fracaso porque no se está prestando atención a la verdadera capacidad movilizadora del cambio cultural que está fundamentado en los planos operacionales intrínsecos y trascendentes. Por tanto mientras se siga enfocando la política económica y la teoría económica a la satisfacción de las necesidades materiales, los esfuerzos van a seguir siendo inútiles y el gasto de recursos económicos y financieros van a seguir sembrándose en tierra estéril. Los planes económicos no sólo tienen que incluir un trabajo interdisciplinario entre economistas, sociólogos y antropólogos. El esquema seguirá siendo incompleto si es que no se observan las dimensiones de la decisión y la acción humana. Por tanto la buena voluntad no debe quedarse en un esfuerzo de varios especialistas que buscan de todas maneras la satisfacción de necesidades materiales sino que, aunque se tenga en perspectiva el rol del hombre, si es que no se incluyen los motivos descritos anteriormente como el software que puede permitir el avance integral de los planes, todas las buenas intenciones se seguirán chocando contra un muro que intuyen pero que no pueden decodificar.

Y el plano afectivo y trascendente es vital si se quiere llegar a cotas satisfactorias de progreso integral. Sobre este particular en las tradiciones éticas orientales y occidentales podemos observar valores similares. Por ejemplo, en la literatura tibetana podemos encontrar ejemplos como el lo-jong que en definitiva resume una actitud ante lo que nos rodea pero sobre todo con quienes interactuamos. En este sentido en el Bodhicaryâvatarâ de Sântideva podemos apreciar tal y como dice Tenzing Gyatso: “Una de las principales características de la práctica del lo-jong, es la importancia extraordinaria que da al hecho de superar nuestro aferramiento a una identidad sólida del ego y a las actitudes ególatras basadas en esta aprehensión del yo. La actitud ególatra nos impide engendrar una genuina empatía hacia los demás y encierra nuestra perspectiva en los estrechos límites de nuestros intereses egocéntricos. Con la transformación del pensamiento pretendemos esencialmente transformar nuestra habitual visión egoísta de la vida en otra más altruista, una visión que, como mínimo, considere que el bienestar de los demás es tan importante como el nuestro e, idealmente, mucho más importante.” Esta actitud es puesta de relieve por Juan Pablo II en su séptima carta encíclica Sollicitudo Rei Socialis en la cual expone que “la obligación de empeñarse por el desarrollo de los pueblos no es un deber solamente individual, ni mucho menos individualista, como si se pudiera conseguir con los esfuerzos aislados de cada uno.” También se pueden observar tendencias intelectuales similares de participación en las tesis comunitaristas como las de Amitai Etzioni. Por ello, Etzioni recordando el esquema de Martín Buber mostraba el cambio de actitud que debe generarse y no solo eso, sino que este cambio de actitud debería generar un cambio social, en virtud al cual, el proyecto humano tenga un sentido completo. Se refirió al básico esquema relacional de sujeto-sujeto –yo-tu- y el sujeto-objeto – yo-cosas- Este esquema como vemos se queda muy disminuido y reducido frente a los anteriores planteamientos.

Desde un punto de vista práctico y aplicado a realidades como la peruana podemos desarrollar el siguiente gráfico, cuya misión es simplicar algunos de los puntos comentados en los capítulos anteriores.

Modelo socioeconómico en realidades emergentes.

Estado

Ricos Clase Media Pobres

En este gráfico pretendo esbozar algunas de las fuerzas que intervienen en la configuración estructural de una realidad como la peruana y que ayudan a comprender el análisis sociológico que se desprende. Pero también habría que decir, que este análisis es válido para realidades similares, y aunque no se trate de una ley general, sus condiciones de obsolescencia son ciertamente reducidas. Estadísticamente la sociedad peruana en función a su nivel de ingresos se divide en varios grupos: A, B, C, D y E. Esta clasificación es tan solo orientativa y no se corresponde con otros criterios que deberían ser tomados en cuenta, como la diferencia existente entre lo denomino abscripción cuantitativa y de abscripción cualitativa. Entiendo la abscripción cuantitativa a la posibilidad de establecer grupos en función a elementos cuantificables numéricamente. Sin embargo la abscripción cualitativa la asocio a criterios de familiaridad y pertenencia grupal independientemente del nivel de ingresos o rentas.

He querido mostrar –aunque de forma muy resumida- los tres grandes grupos sociales que en general configuran todas las realidades socioeconómicas. No vamos a volver ahora a describir los aspectos generales que previamente realizamos para definir las clases sociales. Asumiendo las restricciones que pudieran surgir de esta clasificación, pensamos que es factible hablar una polaridad social –ricos y pobres- y una clase media que se situaría como amortiguador entre las dos anteriores. Describiendo la situación peruana, podría decirse que la clase media es aquella sobre la que más recae la presión del Estado a través de variados conceptos como impuestos directos e indirectos. Teóricamente podría incluso decirse, que es la clase media la que soporta la ingente suma del gasto público ya que es fácilmente detectable por los organismos estatales. Y que se note que estoy diciendo gasto y no inversión.

A pesar de ser este grupo el que mayormente soporta el edificio público, las ventajas que disfruta son mínimas. No hay que hacer grandes investigaciones respecto a la calidad de la educación o la sanidad públicas. Al hablar de vulnerabilidad, según este gráfico se podría sugerir, que lejos de caracterizar a los sectores más pobres como los más vulnerables, la clase media desde este punto de vista lo sería más, puesto que difícilmente puede desarrollar medidas de presión a través de las cuáles conseguir ventajas sociales. Vamos a explicar porqué analizando el cuadro descrito anteriormente. Los grupos ricos o influyentes ya sean de abscripción cualititativa o cuantitativa ejercen una influencia notable sobre las decisiones gubernamentales. De igual forma, los sectores populares aparentemente más desfavorecidos, es decir, los pobres, son también capaces de conseguir ciertos privilegios a través de manifestaciones masivas. Un ejemplo claro es observar como tras producirse una invasión, poco después se solicitan servicios de agua y luz a costa de los tributos recaudados por el Estado, de los cuáles ellos no son aportadores.

En una lectura un tanto benévola podría decirse que incluso los pobres también tributan al Estado a través de impuestos indirectos como el I.G.V. pero sin dejarse llamar a engaño, hay que observar que 1) La mayor cantidad de productos consumidos por estos grupos proceden de mercados informales dentro de los cuáles no existe el gravamen del Estado y 2) Podría decirse que la única forma de poder contabilizar de forma eficaz quién tributa y quien no lo hace es a través del impuesto sobre la Renta no el I.G.V.En estos dos casos como puede observarse en el gráfico, los dos grupos que polarizan el protagonismo reciben a cambio más de lo que dan, mientras que la clase media, para mi la más vulnerable, dan más de lo que reciben.

A pesar de que esto pueda ser cierto, también existen algunos elementos que permiten de alguna manera la sostenibilidad de este sistema socioeconómico. Esta evidencia se manifiesta en las flechas múltiples representadas en la base del gráfico. ¿Qué significa este esquema de retroalimentación, que en última instancia es lo que permite la sostenibilidad de dicho paradigma socioeconómico? Hay que observar que la estructura de la economía por sectores, en Perú y en otros países de características similares, es tan amplia como paradójicamente impotente. Me refiero a que la capacidad productiva del país es muy reducida, mientras que sin embargo los servicios copan la mayor parte de la actividad económica. La pregunta que surge en este momento es ineludible y no vamos a hablar de macroeconomía ni de los sectores más representativos del PBI. Vamos a pensar en lo que afecta directamente a la microeconomía: ¿Puede dejarse el futuro de un país en vías de industrialización a la suerte del sector servicios?

Uno de los modelos más atractivos de estudio desde el plano del crecimiento económico puede ser España. Haciendo un breve bosquejo histórico la situación española tras su guerra civil fue absolutamente pesimista. El país estaba completamente herido y hasta la década de los cincuenta no se comenzaron a ver manifestaciones de mejora de forma notable. Fue sin embargo a partir del mal llamado bienio estabilizador, entre 1958-1960, cuando la economía española comenzó a mejorar y con su mejora se plantaron las semillas de una clase media que sería a la postre la que posibilitaría a España avanzar en una carrera a marchas forzadas. El turismo sin duda fue el motor principal de la economía española y en cierta forma la economía configurada así permitió hacer crecer el PBI español.

Si observamos las estadísticas, en 1970, España fue uno de los países páises con mayor crecimiento del PBI, con un 7,3%, siendo superado por Grecia con un 8,5%. Hasta el año 1975 las cifras fueron absolutamente optimistas. En cuanto al crecimiento de la producción industrial, en el período de 1962-1970, España presentó el índice más elevado con un 10,4%, muy por encima del 5,3% de la Alemania occidental, del 2,4% de Inglaterra, del 7,0 de Italia o el 6,1% de Suecia (6). Estos datos revelan que el gran logro de esta época de expansión económica fue sin duda la creación de una inexistente clase media, que viviría sus primeros momentos de tensión durante los primeros años de la democracia.

Hay que observar que este proceso fue apoyado por una metodología que permitió crear un país cada vez más descentralizado, a pesar de que tras más de un cuarto de siglo de firma de los estatutos de autonomía, faltan competencias por ser transferidas. Política aparte, algunos de los principales centros productivos de España, como el País Vasco, y más concretamente Bilbao, tuvieron que enfrentarse a una reconversión económica radical y así mutar un pasado industrial por una actualidad de servicios.Uno de los síntomas directos es comprobar como muchos jóvenes vascos salen del país en busca de mejores oportunidades.

Esta fiebre por los servicios actualmente está poniendo en dificultades a la economía española. Los fondos de compensación de la Unión Europea se van retrayendo porque con la ampliación comunitaria hay más socios que deben ser atendidos. España no ha conocido un proceso de reestructuración real de su economía basada en su rearticulación productiva y esto ha provocado de una forma más acentuada con la entrada del euro, un incremento de los precios reales, no así de los salarios. Estos datos se traducen en insostenibilidad y los primeros problemas ya se están comenzandoa notar. Quizá el gran amortiguador de lo que fue una clase media bien creada es lo que permitirá dilatar más la aparición de fenómenos de descontento. Fenómenos que ya se están produciendo en otros países como Francia tras la nueva legislación laboral que firmada por Villepin reduce sustantivamente el bienestar de jóvenes hasta los 26 años. Una edad en la que con una clase media bien estructurada en el pasado era posible la formación de familias. Así la tendencia que se está viviendo de contracción demográfica y envejecimiento de la población se marcará con más fuerza. Y así en una economía fundamentalmente de servicios, aquellos emigrantes de países en vías de industrialización podrían ir configurando una nueva clase media, que sin duda, hasta formarse e integrarse de forma estable, provocará fricciones y reactivación de sentimientos nacionales y xenófobos.

Habiendo realizado esta breve descripción podemos pensar en que una economía basado en servicios no es lo más idóneo para un país que aspira al desarrollo y a la reducción de las cotas de desigualdad. Sin embargo, cuando comencé a hacer estas valoraciones tenía otra intención. ¿Por qué se produce la mencionada retroalimentación del sistema socioeconómico? La cuestión es fácil de definir. Tiene dos fuerzas: oferta y demanda. Una clase media cansada de los abusos de los que es víctima busca soluciones económicas para solventar sus necesidades y el subsector informal de la economía está en situación de brindar ese servicio. En una economía que poco o nada se produce los productos manufacturados en su mayoría hay que importarlos a un precio más elevado. A un precio que no se corresponde con la capacidad adquisitiva real de los consumidores.

Esta dificultad para crear un cambio del paradigma socioeconómico se manifiesta en los siguientes ejemplos seleccionados. Por ejemplo, las galerías de venta de equipos informáticos Wilson,Tiene más o menos 384 puestos de venta de componentes informáticos. Según lo expresado las rentas de los locales son 400 US$ o 600 US$ mensuales si se encuentran en las esquinas. Los locales suelen ser de dueños que los alquilan a terceros y puede ser habitual que un propietario tenga más de un local. Se gana mensualmente entre 5.000 y 6.000 nuevos soles. De lo que se deduce que más o menos en Wilson mensualmente se mueven entre 1.920.000 y 2.304.000 nuevos soles. En cada local hay unas 3 personas por lo que cada persona ganaría mensualmente entre 1.666 y 2.000 nuevos soles.

Se quejan de que pagan muchos impuestos ya que la Sunat grava a fecha de la consulta el 19%, por lo que muchos “bambean” –se falsifican- las facturas para evadir el pago de impuestos.

Según otra conversación mantenida un chico que trabaja en una gasolinera trabaja 8 horas diarias por 510 soles, más o menos 154, 54 US$ (3.30) mensuales. Descansa tan solo un día por semana por lo tanto le pagan 2.45 soles por hora (0.74 US$). Hay que tener en cuenta que el personal empleado en estos trabajos vive en zonas alejadas por lo que el costo del pasaje diario suele ser de 4 soles. Siendo esto así gasta mensualmente 104 soles ( 31.5 US$) en transporte, excluyendo los días libres. Un menú mínimo puede costar 3 nuevos soles, es decir entre 78 y 100 soles mensuales en una comida. Si tenemos en cuenta que también debe cenar y desayunar, posiblemente la cifra destinada al alimento suponga unos 10 soles diarios. Mensualmente esto genera un gasto de 300 nuevos soles (90.9 US$). Sumando el transporte y la alimentación mensualmente gastaría un hipotético mínimo de 404 nuevos soles: el 79.2 % de su salario mensual. Le restarían el 20.8 % de su salario que significan 106 nuevos soles (32.12 US$) para vestido, diversión y extras, los cuales divididos entre los 30 días de la semana representan 3.5 nuevos soles diarios ( 1,06 US$)

La entrevista siguió y le pregunté a ver si le gustaría irse fuera y me dice: “Claaaaaaaro! Quién no quiere irse fuera, a trabajar! Tengo un primo que está en España y estamos en conversaciones.” No conozco a ningún peruano que no tenga algún familiar en otro país. Lo más habitual es que me digan que están en conversaciones para irse pero sin embargo, esta forma de hablar, entendiendo la idiosincrasia del emigrante es poco más que, “bueno yo ya estoy aquí, a ver como te las arreglas tu”,lo que podría significar que el lenguaje utilizado en estas cuestiones es muy vago y casi nunca representa una posibilidad de materialización.

Es importante añadir que el entrevistado habla de “trabajo” quiere trabajar. A lo que hace no se le puede llamar trabajo, sino subsistencia. Hay una diferencia entre trabajo y empleo. El trabajo es la satisfacción de una necesidad sentida, mientras que el empleo es ser contratado para desarrollar algo. Por tanto se podría decir que puede haber mucho trabajo –es decir, muchas necesidades sentidas que cubrir- pero poco empleo. Suponiendo que esto sea así, en Perú hay grandes posibilidades de generar empleo por existir muchas necesidades sentidas por cubrir pero en esencia ¿cómo se genera internamente este empleo? A efectos del empleador se paga un salario de subsistencia y si el trabajo es como dijo Santo Tomás un bien arduo –Bonum Arduum- dicho bien del hombre debe representar la posibilidad de vivir dignamente a quien lo ejerce. Si no es así , no es un bien, sino que representa un mal ya que no permite al hombre realizarse a través del trabajo y obviamente esta situación puede desembocar en episodios de inseguridad, robos y violencia.

Otro grupo entrevistado es el compuesto por señoras que reparten comida entre los servicios privados de seguridad. Servicios que inundan una ciudad como Lima. Una señora modelo, da más o menos entre 18 y 20 almuerzos diarios costando cada almuerzo 4 soles (1.2 US$) con lo que más o menos cada día tener un saldo bruto de entre 72 y 80 soles (21.8-24.24 US$). Descansando un día por semana ganaría bruto entre 1.728 y 1.920 soles (523 US$-581 US$). Semanalmente gasta 60 soles en taxi para desplazarse lo que significan 240 nuevos soles mensuales (72.72 US$), que deduciéndolos de las ganancias brutas expresadas anteriormente significaría una ganancia bruta mensual de entre 1.488-1.680 nuevos soles. Suponiendo que los insumos para preparar cada menú le cuestan 2 soles, la ganancia neta podría ser de 744 a 840 nuevos soles mensuales (225.4-254.54 US$). Superior al mínimo profesional establecido en 510 soles y sin pagar ningún tipo de impuesto por ser una actividad informal. La forma de pago a la señora no es al contado. Es fiado. Semanal o quincenalmente los guardianes cancelan sus deudas con la señora, por lo que ella previamente debe invertir la cantidad que luego va a vender, lo que significa que debe tener un margen de maniobra para dicha inversión.

Otro de los negocios informales más habituales en las calles de Lima es el del transporte en taxis. Haciéndo un cálculo rápido podemos comprobar que un taxista para poder vivir tiene que generar alrededor de 120-130 nuevos soles brutos diarios. El desglose habría que efectuarlo del siguiente modo. Hay que diferenciar al taxista propietario del vehículo del que alquila el vehículo. La gran mayoría alquila el vehículo. En promedio el pago del alquiler oscila entre los 35 y 40 nuevos soles. El combustible para unas 10 o 12 horas de trabajo oscila entre los 50 y 60 nuevos soles. Esto nos da un resultado parcial variable de 85 a 100 nuevos soles que el taxista debe hacer como mínimo. A partir de 85 o 100 nuevos soles se podría decir que el taxista trabaja para él, obteniendo un sueldo diario neto de unos 20 nuevos soles, que representa un aproximado de 520 nuevos soles (US$157,57). Es decir, del total generado se queda con el 16.6%. En cambio un taxista propietario comienza a ganar tras obtener los 60 soles que invierte en combustible. Por este motivo, a igualdad de condiciones de esfuerzo laboral, el propietario puede ganar alrededor de 60 nuevos soles en promedio, tomando como base 120 nuevos soles, por lo cual es dueño del 50% que genera. Así trabajando 6 días a la semana un propietario puede ganar un aproximado de 1.440 nuevos soles (US$436,36).

La cuestión que relaciona estos hechos con la factibilidad de un cambio es que un titulado universitario gana más o menos lo mismo que un informal trabajando las mismas horas y estando sometido a un régimen fiscal que le hace más vulnerable que al trabajador informal. De modo que, teniendo en cuenta las condiciones de precariedad económica, ante una gran falta de responsabilidad política, observamos una gran irresponsabilidad social, hija de una desorientación y de la necesidad de sobrevivir.

Preocupado por esta problemática, Sanpedro hace referencia a un asunto práctico de suma importancia para tratar de revertir: “…la gente no parece reaccionar” y “…por ahora es difícil esperar un cambio”. En primer lugar, creo que estas consideraciones están muy cercanas a la actual idea de bienestarismo que nos venden las grandes multinacionales, los bancos, la publicidad y todos estos rubros, cómo actúan sobre los poderes políticos. (7) Aquí quizá entremos en uno de los principales pilares que nos indican que aunque paradójicamente, a un nivel de gestión empresarial, de tecnología, etc, nos estén intentando convencer de que vivimos en una Sociedad del Cambio, cuando sin embargo esta tendencia no se manifiesta en la esfera del cambio de actitud a nivel social. De modo contrario, estamos viviendo en una “Sociedad Dormida”, si se me permite el término, por cuanto, aunque somos más o menos conscientes de que hay cosas que hay que cambiar realmente, y no me refiero al hecho circunstancial de inventar un nuevo microprocesador, o de integrar un modelo de gestión basado en las 5S, sino al verdadero cambio social y de mentalidad que exige un momento como el actual. El resto es esperar a consumirnos en nuestra propia desidia, envenenarnos con nuestras envidias al tratar de conseguir un estado de bienestar “expansivo”, cuya reconceptualización sufre actualizaciones a golpe de la novedad tecnológica o de la presión mediática y publicitaria.

Muy habitualmente nos solemos reunir en pequeños grupos para cenar, para tomar un café, simplemente para pasear y evadirnos de una “irrealidad” que no nos permite tener tiempo para los demás, ni tiempo para nosotros mismos. En definitiva, se nos dificulta la posibilidad para reflexionar sobre nosotros mismos. Sobre quienes somos, o mejor, sobre que nos gustaría ser y en que nos apetecería mejorar. Enseguida, a la menor oportunidad, surgen estos momentos de lucidez, en los cuales, nos percatamos de que lo que nos rodea no está bien. Que hay muchas cosas que no encajan, y que lejos de conseguir metas por consenso general, democrático y sincero, se utiliza el derecho al voto para conseguir elevarse en un poder temporal que una vez conseguido, cae en el olvido de quien le hizo llegar al poder: una mayoría social.

Somos conscientes de que hay que cambiar, pero sin embargo rápidamente echamos por tierra esas apreciaciones ya que tenemos muchas cosas que perder. Pero en definitiva, todo lo que tenemos que perder está en estrecha relación con un hipotético bienestar que lo sustentamos con bienes de consumo. Esta idea la ilustra a la perfección Jim Bridwell, un mítico escalador californiano. Bridwell comenta que en los cursillos de aprendizaje y perfeccionamiento de escalada en roca, los alumnos se olvidan de los recursos naturales que dispone su propio cuerpo humano y los supedita a los elementos artificiales que existen para superar las dificultades rocosas. En definitiva, lo que se hace es menospreciar las capacidades humanas a las que se les resta potencial resolutivo, ya que se tiende a valorar en exceso la artificialidad que nos separa del mundo natural, que en definitiva, es de donde procedemos. Toda la tecnología nos separa del mundo natural. Se comporta como un gran amortiguador que tiende a hacerse más grande. Sobre esta problemática del mundo actual, el poeta peruano Carlos Germán Belli, se expresa muy gráficamente:“Somos lo que nos falta, no lo que tenemos”(8). En lo mental ocurre lo mismo. Somos tan dependientes de estas externalidades que nos da miedo perderlas porque nos veríamos abocados a enfrentarnos a la vida con una actitud muy diferente. Eso es lo que nos da verdaderamente miedo, perder los artefactos o la forma de vida, con los que y con la que, creemos que tenemos más controladas las contingencias del día a día. En esta situación es fácil ser una sociedad conformista y temerosa de la pérdida de ciertos elementos que nos garantizan, dicen, un estado de bienestar. En esta situación como dice Sanpedro, la gente no parece reaccionar, en esta situación, es difícil esperar un cambio. Es absurda por tanto la frase publicitaria que dice que vivimos en la sociedad del cambio. Habría que hablar también de otra frase muy habitual y que nos recuerda que vivimos en la Sociedad de la Comunicación, particularmente sería más partidario de hablar de la Sociedad de la Incomunicación.

Cada vez estoy más convencido que todas las actividades humanas están, antes que nada, determinadas por una función lingüística que consiste en permitir la comunicación, el entendimiento y a través del mismo de la materialización de propuestas. Obviamente el lenguaje surge ante una necesidad de organizar las actividades humanas puesto que estas se derivan de una visión y acción colectiva. Sin embargo, de acuerdo con Castilla del Pino, a medida que se realizan más análisis sobre las funciones del lenguaje y en el uso del mismo, nos damos cuenta de que el uso que del lenguaje se hace es insuficiente en orden a la comunicación para la cual surgiera. (9)

Se muestra una gran preocupación por el retroceso de la civilización tal y como hace la pregunta el entrevistado, pero se puede hablar con propiedad sobre el retroceso de una civilización. Creo que se puede decir que una civilización puede evolucionar, de modo que sería legítimo decir que también puede involucionar. Pero si admitimos que solo es posible involucionar con relación a algo establecido, caemos en una linealidad histórica, en la que no se admite la modificación o la mutación de algunas variables, como avance con respecto a lo establecido, sino que si se pierde la conexión con algunas de esas variables, se habla de retroceso. En definitiva, igual se estaría cayendo en un enjuiciamiento difícil de sostener en la larga duración, tal y como lo diría Fernand Braudel.

Dentro de los patrones culturales que rigen nuestras relaciones sociales, se ha evidenciado a lo largo de la historia, que el hombre tiende a proteger lo que tiene y que trata de aumentar lo que no posee. En suma, se tiende a aumentar los bienes materiales que le sitúen en una posición de control respecto a un semejante. A pesar de nuestra evidente similitud como especie, hay un deseo primitivo individual, en primera instancia, por el cual cada uno desea diferenciarse del otro, y la mejor forma de sentirse respetado, es en función de la cantidad de cosas materiales de que puede disponer. ¿Qué implica esta forma de actuar? Creo entonces que si tratamos de basar nuestras diferencias a través de elementos materiales, de bienes físicos a los que dotamos de un valor simbólico, en función a un criterio de escasez, de defensa, etc…aquellas capacidades personales, que no se ven: el amor, la sinceridad, la honestidad, el respeto…, no son valores apreciables. Y lo son menos en la medida en la que consideremos que los bienes materiales tienen cada vez más importancia. Por tanto, se observa actualmente este hecho: parece observarse que en la medida que se disponen de un mayor número de artefactos, que nos permiten controlar eficientemente nuestro entorno y nos aíslan irremediablemente de él, nosotros perdemos la dimensión más espiritual.

Creemos que somos capaces de controlarlo todo, de diseñar nuestro destino, y si tenemos el gobierno, capaces de justificar políticas que buscan la “perpetuación” de este estado de bienestar basado en la tenencia de objetos materiales, para aislar a la población en su deseo de ser personas íntegras y someterles a la necesidad casi vital de alcanzar aquellos objetos novedosos que nos garantizan la inserción a un privilegiado club social, ya que de modo contrario, nos sentiríamos desplazados, apartados. Esto ya lo explicó muy bien Veblen al describir el concepto de obsolescencia programada. Eso desemboca en unos desequilibrios emocionales notables. Y en la psicología se observa fácilmente. Una persona obsesiva, se caracteriza por tener un comportamiento rígido que le hace encaminar todas sus acciones hacia la consecución de su apetencia. Esta rigidez comportamental limita el desarrollo de las capacidades afines del individuo. Si un sujeto se encuentra condicionado para lograr un fin, y llamemos fin, a cualquier objeto, fetiche que le incluya dentro de un club social, estaremos creando un sujeto muy fácil de someter y de dirigir.

Un sujeto que no nos dará problemas, que no se planteará las cosas en la medida en que tenga facilidades para seguir comportándose rígidamente. Y de eso el sistema bancario o las entidades financieras del tipo que sean lo saben fácilmente. Saben dar facilidades de financiación para acceder cada vez a un mayor número de bienes. Y esa sensación de avidez por conseguir nuevos elementos que nos ayuden a controlar mejor nuestro entorno, y que nos permita insertarnos en un grupo social cada vez más definido y homogéneo, no puede llamarse bienestar. Este generador de stress, de depresiones, que son las llamadas nuevas enfermedades, son más propias de una Sociedad del Malestar, de una sociedad de seres obsesivos, enfermos. Es decir, buscamos financiación para alcanzar un mayor malestar.

A pesar de estas argumentaciones, muchas veces el peligro de perpetuación y esclerosis de este pensamiento puede venir de la mano de las propios centros de “formación” secundaria o superior. Es posible que existan muchos profesores de economía o de ciencias sociales en general que con muy buena voluntad transfieran un conocimiento ortodoxo en cuanto a la orientación de su materia, pero que no dispongan del suficiente perfil analítico que le permita descubrir la epistemología de su ciencia, la búsqueda de la verdad y la aplicación a todo ello de un concepto de libertad humana realmente consistente. En este sentido parafraseando a Hirshleifer: Hayeck ha defendido que sólo cuando la gente aprendió a ser egoísta, aprendió a sobreponerse a sus instintos naturales hacia compartir en común, se hizo posible la transición de la sociedad primitiva a la vida civilizada y libre.(10) Adaptando ligeramente  sus palabras:

“Esos hábitos (de generosidad) tuvieron que ser sacrificados... para hacer posible la transición hacia la sociedad abierta... Las costumbres (de la economía de mercado) implican guardar lo que vecinos conocidos y necesitados puedan pedir, para poder servir las necesidades desconocidas de miles de otros.” (11)

Nuevamente, Hirshleifer hace una lectura de las palabras de Hayeck al pensar que según este planteamiento, “los economistas no estamos corrompiendo a la juventud al enseñarles a ser egoístas... ¡Estamos civilizándolos!” (12). Este es el principio filosófico que rige muchas de las consideradas mejores escuelas de economía del mundo, estando muchas de ellas, como es sabido en los Estados Unidos. De hecho el producto intelectual que se vende como fruto de esta filosofía es ampliamente requerido por aquellos países que aspiran a seguir una particular senda del progreso y de civilización, basada en los patrones conductuales de este país de referencia. Por todo ello, es muy posible que muchas de estas universidades –las cuales son gestionadas como empresas sin un ideario claro que pueda amortiguar los momentos de crisis financiera- pueden resultar muy eficaces en cuanto a la facilidad con la que sus titulados pueden acercarse e influir en la opinión pública y así moldear el entorno, sin embargo, si hablamos de eficiencia y esta la relacionamos con la responsabilidad, con las consecuencias que dicho enfoque intelectual puede significar, estas universidades tienen una cuenta pendiente muy grande con la comunidad. Deuda que tiene que ver con un atentado a la búsqueda de la verdad, que es la naturaleza y fin último de la vida universitaria. Cuando hablábamos más arriba de que la absorción de sistemas culturales por otros era una evidencia, nos estábamos refiriendo a esto entre otras cosas. El resultado es fácilmente apreciable: aparece y se consolida un pensamiento único que empobrece la capacidad de agencia de los miembros de la sociedad, por cuanto el estado de agencia (13) de la sociedad también se ve mermada y reducida a unos paradigmas de base culturalmente aceptados. Aquí nos llega a la cabeza la letra de esa canción que repite que un “bulo repetido no merece ser verdad”.

Esta tendencia por tanto a confundir la realidad con las esferas de un inconsciente colectivo muestra la apetencia material que guía los motivos por los que actúa el hombre, casi de forma autómata. Consecuentemente esa rigidez obsesiva por lo material, llamémosle dinero, es lo que ha llevado como dice Sanpedro a Estados Unidos y al resto de aliados a decir hipócritamente que se está luchando por la liberación de la gente y por los valores occidentales. Y no miente si sabemos que el principal valor occidental, es un valor activo, cambiable, es el dinero. Y cuando se habla de la liberación de la gente, podría ser una forma antitética de decir, vamos a liberar a los que todavía no pueden consumir, para darles las armas democráticas para ejercer su derecho a la libertad y que comiencen a consumir compulsivamente. Este planteamiento puede resultar un tanto radical desde el punto de vista teórico pero sin duda, la praxis y el análisis histórico de la misma, al menos desde la segunda mitad del siglo XIX nos hace llegar a esta conclusión. Se podría pensar que el verdadero éxito de un sistema cultural dominante como el de los Estados Unidos, no es ni el control militar que puede ejercer contra ciertos regímenes políticos, ni su capacidad de coacción. Su verdadero éxito es que se beba Coca-Cola en cualquier lugar del mundo, que se vistan jeans en cualquier país, que se prefiera la exhibición de iconos culturales norteamericanos en los cada vez menos originales y propios estilos de vida de los países.

Por estos motivos es absolutamente necesario reestablecer principios teóricos que busquen una alternativa a problemas que por constituir la esencia misma de nuestra realidad parece que son paradigmas socialmente incuestionables. Contra ello aparentemente surgió en 2.004 un libro que ha sido denominado como “mejor libro de negocios de 2.004” por Amazon.com, “Uno de los mejores libros publicados en 2.004” por Amazon.uk, “El mejor libro de negocios de la lista de 2.004” por Fast Company y “Uno de los mejores libros de 2.004”. El libro del que estoy hablando me lo presentaron como una de las más novedosas teorías de lucha contra la pobreza. Se trata de “La oportunidad de negocios en la base de la pirámide” del profesor C.K. Prahalad. La hipótesis del mismo es la siguiente: La verdadera fuente de promesas en el mercado no está en los pocos ricos del mundo desarrollado, ni siquiera entre los consumidores de medianos ingresos de los países en desarrollo, sino en los millones de pobres en ciernes que comienzan a incorporarse por primera vez a la economía de mercado.(14) En teoría el libro presenta que los mercados emergentes son verdaderas oportunidades de negocio para las empresas que encontrarían en ellos consumidores potenciales, utilizando el argumento pseudo-optimista de que los pobres no son víctimas sino que como dije antes, pueden ser consumidores en potencia.

En primer lugar tendríamos que analizar la perspectiva que defiende este libro. Resulta un tanto complicado establecer una frontera que coloque al pobre como víctima o no. Si fuera víctima habría que pensar muy bien antes de dar una respuesta de ¿por qué podría serlo? Y en caso afirmativo ¿de quien? Cuando hablamos más arriba acerca de la disimetría comunicativa que genera la absorción de energías de los agentes comunicativamente menos eficaces estábamos suponiendo que en el círculo de la comunicación unos la dominan y otros padecen las consecuencias de ese dominio. Quizá esa podría ser la explicación que porqué desde que se mundializan los conceptos neoliberales las tasas de desigualdad de ingresos se han acrecentado. En pocas palabras: el rico cada vez lo es más y el pobre se encuentra más incapacitado.

En definitiva, esa sociedad dormida a la que hacíamos referencia también afecta al estado de vigilia en el que deberían estar los intelectuales. Esa es la responsabilidad del intelectual. Como tal, no basta con que sea un erudito sobre un tema, la erudición al final se queda reducida a un grupo elitista y muchas veces no sirve más que para impresionar. Ser intelectual significa compromiso, pero sobre todo servicio. Cuando hablamos de socialización de la ciencia y del conocimiento debería hablarse también del papel que los intelectuales tienen para con la sociedad. Sin embargo los narcóticos del poder son tan potentes que también afectan a la pituitaria del intelectual, quien sucumbe a los deseos de ese Morfeo moderno. Es muy difícil superar esta causación circular de la pobreza, parafraseando a Gunnar Myrdal, pero desde el punto de vista del compromiso social e intelectual. Y en este sentido el gran titular de Sanpedro sería: “Nuestra sociedad es muy pobre en sabiduría, que es el arte de vivir”.

Pero tampoco existen facilidades institucionales para desarrollar esa tarea. Como diría el escritor Fernando Royuela: “Ejercer la libertad es duro. Requiere coraje, y eso le falta a la mayoría. Ojo, que a mi no me sobra”(15). Al final es muy fácil decir que los intelectuales no desarrollan su responsabilidad social a la hora de expresar su opinión crítica en contra de los dictados gubernamentales. Sin embargo, se da la paradoja de que si ejercen su derecho a informar, que al fin y al cabo no es más que una utilización del derecho fundamental a la libertad de expresión, como el poder tiene el control mediático, esas opiniones se quedarán reducidas a su mínima expresión o podrán ser escuchadas marginalmente. Y en el caso de que consiga traspasar ese umbral tan bien protegido, será declarado inmediatamente políticamente incorrecto, y pasará a convertirse en una apología del mal, de lo antipatriótico, o asimilado al terrorismo intelectual. Y estos intelectuales, que no cuentan con posibilidades de expresar su opinión sin recibir represalias tienen que vivir y por ello, se acostumbran a convivir con sus propias contradicciones. Es muy difícil vivir así. Retomando a Royuela: “…Resulta muy cómodo votar cada 4 años y dar por bueno en el trabajo un pensamiento positivo y el mensaje proactivo tan típicamente estadounidense…y es que rebelarse exige coraje, y eso le falta a la mayoría”. Y sigue describiendo esa difícil tarea que debe asumir el intelectual al vivir entre dos mundos:

“Soy especialista en derecho de empresa. ¿Sino de que vivo?. Sufro en carne propia los desmanes del capitalismo puro y duro y la hipocresía de un sistema que se sustenta en las apariencias, las escenificaciones y la superficialidad…Vivimos los estertores de una civilización. Nuestro mundo se nos está desmoronando, y nadie sabe lo que vendrá después. Lo que está claro es que se tendrán que replantear las directrices económicas, las relaciones sociales y de pareja, la autoridad política y religiosa…en fin, a nuestra generación ya no le servirá nada de lo que le enseñaron”.

Estas cuestiones ya las ha advertido insistentemente Alain Touraine (16) quien asegura que se está preparando un siglo XXI más bélico que el XX. Un siglo beligerante que contará con el silencio pasivo y la aprobación de una masa social dormida. Todos los panoramas intelectuales, están adormecidos o como dice Enrique Vila-Matas, con referencia a la literatura, esta, se ha apoltronado. En este sueño desidioso se hunde la excelencia, pero la excelencia de los grandes talentos de verdad, o eso, o huyen a lugares donde al menos sean reconocidos por lo que valen, porque de modo contrario, en su lugar de origen, tendrán que luchar contra una mediocridad impuesta por los acólitos del pensamiento único. Sociedad dormida y mediocre.(17) No puedo pasar de recoger lo que Vila-Matas comenta sobre los porqués del aburguesamiento de la literatura y por extensión yo añadiría al resto de ciencias sociales, que por si solas, no son rentables en una coyuntura económica que prima el pelotazo, los grandes números, la sensación, el amarillismo…y hace referencia al estado de las conciencias sociales en América Latina:

“Se nota mucho en América Latina, que están desengañadísimos de todo lo que se produce en la famosa narrativa española actual. Lo que hace quince años era una literatura en ebullición se ha apoltronado, se ha vuelto perezosa y de éxito fácil. No hablo de todo el mundo, sino de un porcentaje altísimo. Y colaboran mucho en esto las editoriales, cuyos directivos sólo buscan – para que no los despidan de sus cargos- lo que pueden vender inmediatamente. No es lo mismo que se produce en Sudamérica, donde hay tan poco dinero que la exigencia sigue siendo máxima, y eso todavía produce obras muy buenas”. (18)

Estando por tanto en un panorama un tanto gris pero no por ello insalvable, es preciso atacar algunas ideas establecidas para proponer algunas ideas en torno a lo que debería llamarse la emergencia social. Aunque la economía tan solo ocupe un 5% del total de los medios de difusión, su influencia es abrumadora y por ello, los capitanes que controlan estos sistemas de comunicación también filtran en la sociedad conceptos e ideas que como productos disponen en el mercado de consumo rápido. Tan irrisorio es hablar de procesos democráticos o partidistas en países de América Latina o África, como de conceptos optimistas y políticamente correctos como economía emergente, país emergente, etc. ¿Emergente? ¿De qué? ¿De donde emerge la economía? ¿De donde emerge un país? ¿A que se le llama país emergente? Parece que hay que explicar estos conceptos de una forma un tanto pausada atendiendo a su origen y además sugiriendo que la meta final sea el alcance de la emergencia social, entiendo en esta caso por emergencia, la salida de una anomia colectiva que impide al hombre y a las comunidades comportarse como seres o entidades libres y racionales.


1. FERREIRO, P y ALCÁZAR, M. 2.002: Gobierno de personas en la empresa. PAD. Universidad de Piura. Perú. Muchas de las ideas contenidas en este libro son una sistematización de las ideas del profesor Juan Antonio Pérez López, las cuales estudian las acciones humanas en las organizaciones a través de un potente aparato lógico basado en la antropología filosófica.

2. Una clasificación similar a la mostrada pero no tan sistematizada la podemos encontrar en ALLARDT, E. 2.000: Tener, amar, ser: “Una alternativa al modelo sueco de investigación sobre el bienestar”. En NUSSBAUM, Martha, C. y SEN, A. (compiladores): La calidad de vida. Fondo de Cultura Económica. México. Págs 126 y siguientes.

3. MILLÁN PUELLES, A. 1985: De economía y libertad. Universidad de Piura. Perú. Pág 14. Se recomienda la lectura de la totalidad de este ejemplar que ilustra desde el punto de vista metafísico las implicaciones y relaciones del individuo con la economía bajo el enfoque del individuo como individuo libre.

4. Op. Cit. Pág 15.

5. MISES, V. X: La acción humana.

6. ALDCROFT, D. 2003: Historia de la economía europea. Crítica. Barcelona. Págs 244 y siguientes.

7. Según esta idea estoy reconociendo, que son los poderes económicos, sustentados principalmente por los intereses bancarios y financieros, los que dirigen la política económica que se desarrolla a través de los gobiernos estatales y no viceversa. En suma, vendríamos a decir que el interés económico supedita la forma de hacer política económica de los gobiernos, cuando debería en principio, invertirse esta forma de actuar, siendo los gobiernos quienes dirigiesen y orientasen la economía hacia unos cauces de redistribución y democratización de la riqueza. Es verdad que anteriormente reflexionábamos sobre la perspectiva de Fromm sobre la “sociedad sana” en este caso recomendamos el sexto capítulo de la Teoría de la Acción Comunicativa titulado: Intención, convención e interacción lingüística. En Op. Cit. HABERMAS, J. 1984: Págs 261-295.

8. El Correo Español. 23 de noviembre de 2.003. Pág 35.

9. CASTILLA DEL PINO. C. 2001: La incomunicación. Península. Barcelona.

10. Conferencia presidencial dictada por J. Hirshleifer ante la Werstern Economic Association. 1993.

11. Citado por Hirsleifer: HAYECK, F.A. 1979: Law, legislation and liberty. Vol 3. The political order or a free people. Chicago. University of Chicago. Epílogo.

12. Conferencia citada.

13. Hacemos la traducción literal del concepto en inglés agency el cual es más rico que el de agencia en español. Como dice Amartya Sen: “Este estudio se refiere especialmente al papel de agencia del individuo como miembro del público y como participante en actividades económicas, sociales y políticas (que van desde participar en el mercado hasta intervenir directa o indirectamente en actividades individuales o conjuntas en el terreno político y de otros tipos). SEN. A. 2.000: Desarrollo y Libertad. Planeta.Barcelona. Pág 35-36.

14. PRAHALAD, C.K. 2.005: La oportunidad de negocios en la base de la pirámide. Un modelo de negocio rentable, que sirve a las comunidades más pobres. Grupo editorial. Norma. Bogotá.

15. El Correo Español. 23 de noviembre de 2003. Pág 82.

16. TOURAINE, Alain (2.000): “Como salir del liberalismo”. Paidos . Barcelona

17. Es muy interesante la visión que Vila-Matas tiene sobre los premios de carácter nacional: “…yo estoy en contra de las literaturas nacionales en cuanto son literaturas en la que se reparten las medallas y se ponen pedestales a autores mediocres. Y eso pasa en todos los países”. El Correo Español. 23 de noviembre de 2003. Pág 80. Sobre esta cuestión también opina Sanpedro, ya que el problema es tan evidente que no admite una discusión razonada. Y está claro que hay que combatir, pero ¿cómo? Ensayo, narrativa… “Todos los géneros valen. Se puede hacer con el ensayo, la narrativa, la poesía, la sátira, el panfleto, el libelo, la obra de teatro… Se puede y se debe hacer. El problema es que todo lo que se haga contrario a las direcciones impartidas por el poder encontrará las máximas dificultades para su difusión. No habrá altavoces para difundirlo, no habrá púlpitos para proclamarlo. En cambio, si se hace un vulgar papel a favor del poder, encontrará toda clase de apoyos económicos y materiales para ser divulgado. Eso lo vemos todos los días, aquí y fuera”.

18. Ibid.


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