Obstáculos y Palancas
para la capitalización y expansión
de la Pequeña y Mediana Empresa

Guillermo Luis Locane

 

LA FINANCIACIÓN

            Como  es conocido, la economía de los años ’90 funcionó en la Argentina (y en muchas partes del mundo) en base a las reformas propuestas por el  paradigma neoliberal. El llamado “Consenso de Washington”  es, quizás, su más conocido resumen. Ese conjunto de reformas configuró un modelo de tan fuerte influencia en la región, que llegó a identificarse como “el único pensamiento” disponible y aceptable en materia de política económica.

El "Consenso"[1], es en realidad un documento formulado en una reunión realizada en 1989, de la que participaron técnicos de organismos como el Banco Mundial, el FMI y la Reserva Federal Estadounidense, así como funcionarios y académicos de ese país. Es un conjunto de recomendaciones sobre política económica para países emergentes. Objetivo declarado: combatir lo que se definía como los dos grandes "males" de las economías latinoamericanas de posguerra, el excesivo crecimiento del estado y el "populismo" económico, y fortalecer el sistema capitalista mundial basado en la libertad del mercado.     Los Diez Puntos del Consenso son:

Disciplina fiscal- Priorizar el gasto público en educación y salud - Reforma tributaria - Tasas de interés positivas determinadas por el mercado - Lograr tipos de cambio competitivos - Desarrollar políticas comerciales liberales  - Mayor apertura a la inversión extranjera - Privatizar las empresas públicas  -Desregular - Garantizar la protección de la propiedad privada.

 

En Argentina las reformas se diseñaron siguiendo básicamente la lógica[2] sustentada por dicho consenso[3], e impactaron de la siguiente manera al sistema financiero: Desregulación y libre circulación en el Mercado de Capitales. Tasas de interés positivas. Tipo de cambio pro financiero y anti exportador (implícito bajo el sistema de convertibilidad y tipo de cambio fijo).

Durante la década pasada, el sistema bancario se caracterizó por una marcada tendencia a la extranjerización de la propiedad y concentración de los mercados. El diseño de su funcionamiento pareció copiar el criterio utilizado en el armado del sistema ferroviario argentino a fines del siglo diecinueve, solo que en lugar de cargas, recolectando depósitos en todo el país y canalizándolos para financiar principalmente a las grandes empresas de los centros urbanos, al consumo de las familias, y al gobierno. Se produjo así, la casi total desaparición de bancos nacionales de menor tamaño que históricamente se habían especializados en clientes pequeños y/o en determinadas regiones. Esto provocó una notable disminución del expertisse necesario en el sistema formal de crédito (para beneplácito del sistema informal, denominado  “cuevas” en la jerga del sector). En un contexto de alta rentabilidad de la deuda pública y de restrictivas normas del Banco Central, los nuevos protagonistas no tenían ni los conocimientos ni los incentivos para desarrollar negocios orientados a financiar las economías regionales y a las empresas de pequeña y mediana envergadura. Ello se reflejó en una desigual distribución del crédito, agravando los marcados desequilibrios regionales. Consecuencia: crédito escaso y caro para las pymes, las economía regionales y los nuevos emprendimientos.


 


[1] Resumen publicado en www.periodismosocial.org.ar

[2] “Serie coherente de ideas y razonamientos”.- Diccionario Larrousse Ilustrado.- Ed. 1996

[3] A excepción de lo referido al sistema de tipo de cambio fijo, que primero fue resistido y luego ampliamente apoyado por los organismos internacionales


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