FORMACIÓN GERENCIAL para la eficacia escolar
Gerardo Daniel Juárez Martínez

 

 

La problemática de la dirección educativa en México

La problemática que nos ocupa surge de la necesidad de tener al directivo escolar como líder de su entorno, teniéndole como un administrador de la era actual, tomando el papel que le señala el ANMEB, que en su visión para lograr la modernización educativa señala que el nuevo modelo de escuela “estimula la creación de estructuras administrativas flexibles que facilitan la experimentación en la organización del trabajo escolar, la coherencia entre ciclos y niveles educativos, la articulación entre la educación formal e informal, la coordinación con otros agentes sociales en el desarrollo de modelos educativos, de gestión, de aprovechamiento de recursos humanos y mayores niveles de autonomía institucional" (CONALTE: 1991, 134), situaciones que en estudio de Guevara Niebla anteriormente referido, se marcaban como rasgos del sistema educativo que el Acuerdo de Modernización se propone cambiar.

Entonces, un directivo escolar que ha basado su ejercicio en la experiencia previa como maestro, y que se desarrolló dentro de un sistema cerrado y centralista, se ve de pronto enfrentado a una nueva situación que no podrá manejar con el esquema anterior, ni con la preparación desvinculada entre su formación y experiencia previa contra su nueva responsabilidad, esto confirma la necesidad de prepararlo para la gestión escolar de un modo participativo, abierto y mensurable, ya que al concederse la autonomía institucional y consolidándose los consejos de participación social, éstos irán poco a poco tomando su sitio como rectores del proceso educativo y entonces, el directivo tendrá que ofrecer un resultado tangible de su gestión profesional, mediante una adecuada coordinación de esfuerzos.

Creo que si existe una formación y desarrollo adecuado de los directivos, se podrán tener escuelas técnicamente administradas, con mayor oportunidad de aprovechar sus recursos, en aras de un mejoramiento general del sistema, gestado desde la base; y si el hecho de desarrollar a los futuros directivos tiene un costo (Chruden y Sherman: 1977, 215), considero que será menor al que se da por el hecho de desperdiciar recursos, a causa de la incompetencia o subdesarrollo de los directivos.

La necesidad de gestionar adecuadamente una institución educativa es más que palpable, el hecho de coordinar esfuerzos pedagógicos, recursos materiales, recursos financieros, personal e información, requiere de un manejo administrativo tecnificado para mejorar sus resultados; si entre otros factores, conocemos que el director no puede escoger a sus colaboradores, es lógico que uno de sus principales problemas, el de coordinar grupos humanos para el logro de objetivos, no es necesariamente algo fácil de lograr, sobre todo si no está preparado para ello.

En concreto, si aceptamos la definición que hace la Organización de Estados Americanos sobre la administración educativa como "el proceso de toma y ejecución de decisiones relacionadas con la adecuada combinación y utilización de elementos no exclusivamente pedagógicos que hacen posible la efectividad del sistema educativo, como son administración de bienes y servicios, administración presupuestal y administración de personal" (cita de Pallán, CONPES: 1982,24), no podemos sustraernos de la necesidad de formar agentes adecuados para el desempeño de crítica labor.

El sistema educativo público no puede permitirse el lujo de mal utilizar los recursos que le son confiados. Las mentes jóvenes que se echan a perder, el deterioro de los edificios educativos y la desmotivación de los docentes ocasionada por una mala gestión educativa, son, por así decirlo, productos desperdiciados de un proceso, un país no puede darse el lujo de desperdiciar su capital humano por una mala gestión educativa; con una sola escuela que sea mal dirigida, puede perjudicarse el futuro de 600 alumnos y 50 maestros, si la mala gestión se prolonga 3 o más años, cuántos llegarían a ser perjudicados.

Por ello es objetivo de este trabajo, el de participar en el mejoramiento de la función directiva de las escuelas públicas, mediante el diseño de un modelo para la formación gerencial de los directivos escolares, con base al desempeño esperado, las habilidades que debe poseer un líder organizacional y las necesidades y características de nuestro entorno educativo.

La operación de una organización sin la preparación y diligencia necesarios, produce resultados poco estandarizados y generalmente de baja calidad, el surgimiento de la administración científica, vino a traer por consecuencia, la cada vez mayor sistematización de procesos, de modo que se busca eficiencia y productividad, conceptos que se involucran en una buena administración. Cuando ello no opera, se producen desperdicios en el proceso, que son costosos.

La mala administración educativa produce básicamente desperdicio de recursos, si los recursos fueran puramente monetarios, el problema quizá no sería tan grave, pero como en torno a esta situación se ven perjudicados directamente alumnos, maestros y padres de familia, e indirectamente el propio Estado y los empleadores, es claro que el problema se magnifica.

Los directivos carecen de formación administrativa. La ausencia de un programa de formación administrativa para los directivos escolares ha producido una serie de disfunciones en el sistema educativo, que perjudican principalmente a las clases menos favorecidas, para quienes la educación pública es la única opción formativa fuera del núcleo familiar, el cual, por la misma situación precaria, se preocupa más de la búsqueda de sustento que de la formación propiamente dicha; una escuela de calidad, competitiva, sólo puede lograrse con el concurso de los diversos actores del proceso educativo, en un modelo administrativo que parta de una adecuación a su realidad inmediata, considerando los recursos al alcance, mediante la fijación de objetivos y la coordinación de esfuerzos para lograrlos; en este sentido el director escolar se convierte en el agente de cambio para impulsar a la organización escolar, a un proceso de mejoramiento.

En un sistema cerrado y centralista como ha venido siendo el sistema educativo en general y la escuela en particular, se hace más complicado que el agente de cambio que debiera ser el director de escuela, pueda implantar la coordinación, estrategia administrativa y mejoras necesarias, sin la formación requerida para hacerlo, ya que si los directivos trabajan de un modo empírico, cada cual operará las escuelas de manera subjetiva, sin la necesaria coordinación que debe darse en sistemas organizados. Considerando la ausencia de formación administrativa y la exigencia de nuevos modelos de administración, nos encontramos que la modernización educativa propone un modelo de escuela para la cual los directivos no están preparados.

Por ello se precisa un programa de formación directiva, ya que la consecución del nuevo modelo educativo, necesita de agentes de cambio adecuadamente preparados para conducirlo, por ello en base a lo expuesto en el marco teórico, podemos afirmar que un directivo con formación gerencial, ayuda a lograr la eficacia en las escuelas.


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