La Economía Política de la Construcción del Socialismo
Figueroa Albelo y otros

 

 

 

PROBLEMAS SOBRE LA INDUSTRIALIZACIÓN Y EL DESARROLLO ECONÓMICO EN CUBA

 

Lic. Armando Lauchy Sañudo

Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas

 

 

INTRODUCCION

En nuestro país la producción azucarera ha sido considerada históricamente como la locomotora de la economía. En el proceso de industrialización para el quinquenio 1976-80 según se plantea en la Plataforma Programática del Partido Comunista de Cuba " le corresponde un papel de primer orden al desarrollo de la producción azucarera, dada nuestra gran dependencia del comercio exterior en el cual el azúcar tiene un peso preponderante".[1]

. La misma ha evolucionado por diferentes fases en su desarrollo alcanzando sus máximas producciones en los años 80. Ya a partir de los 90 comenzó un descenso en los volúmenes productivos acompañados de una marcada baja de los precios en el mercado internacional.

La situación por la que atraviesa la industria azucarera en el mundo actual es bien compleja. Nunca antes le había sucedido nada igual, pues ahora se enfrenta a gran escasez de capital en todos los sentidos, a una gran competencia de los productos sustitutivos, y a la lucha por la salud del medio ambiente, por ser esta una industria altamente contaminante del ecosistema.

Por esto el azúcar ha venido presentando una situación muy crítica como producto de comercialización internacional. Ello ha conducido a los países productores de la caña de azúcar a desarrollar una estrategia acorde a las particularidades de cada cual que permita incrementar su competitividad, lo que indudablemente pasa por la diversificación de esta industria, a través de la utilización integral de la caña de azúcar como materia prima primaria para la obtención de otras materias primas, derivados y subproductos.

Desde el punto de vista económico debe lograrse que la utilización óptima de los recursos vaya acompañada por la minimización de los costos y la maximización de las utilidades, pues de lo que se trata es precisamente de que existe una gran competencia en el mercado mundial cuyo resultado principal es el alcance de los dos extremos antes mencionados.

 En 1962 aseveraba el Che que “(...) la importancia de la caña de azúcar para Cuba es enorme, (...) para producir todos estos productos distintos del azúcar y convertir entonces, no todos estos en subproductos del azúcar, sino el azúcar en subproducto de toda una serie de productos orgánicos de mucho valor en el mercado.”[2]

"A partir de derivados de la industria azucarera, se desarrollará la industria de pulpa de bagazo y de papel; la de tableros o maderas artificiales y, a partir de la miel, la producción de torula  para la alimentación animal".[3]

El uso de esquemas alternativos de producción permitirá el procesamiento integral de la caña para obtener junto al azúcar otros productos derivados, lo que no significa en modo alguno cambiar en los esquemas tecnológicos y equipamientos, sino que son variantes tecnológicas posibles en los flujos de obtención de productos terminados.

Esto cambia la concepción tradicional de ver la producción de derivados como un proceso anexo a los centrales azucareros, y pasa a ser parte integral desde el punto de vista tecnológico y energético.

   Para concretar todo el desarrollo de la industria de los derivados debe pasarse por una correcta política inversionista que responde a los objetivos macroeconómicos del país en cuanto a los aportes que hará el sector azucarero al incremento anual del PIB, los niveles de ingresos en divisas y consecuentemente en el balance del comercio exterior.

Para la economía cubana es muy importante considerar que la palanca para impulsar el desarrollo de la agroindustria azucarera se encuentra en la diversificación del uso de la caña de azúcar, para lo cual hay que realizar un análisis estratégico de la situación y el entorno en que se encuentra la misma, así como desarrollar un verdadero proceso inversionista sustentado en técnicas avanzadas de evaluación de inversiones, y en esquemas tecnológicamente compatibles.

Pretendemos en el presente trabajo ofrecer una visión teórico-conceptual sobre la necesidad de la diversificación de la industria de la caña de azúcar como base para sostener al sector azucarero cubano  dentro del marco de una correcta política de desarrollo orientada a potenciarlo a través de programas inversionistas y de la evaluación de proyectos de inversión enmarcados en el denominado sector II de la economía según la teoría marxista, y trayendo a nuestros días la visión guevariana sobre este particular.

 El análisis teórico-conceptual de las inversiones visto desde los distintos enfoques de la economía burguesa basado en la teoría marginalista y la teoría marxista a partir de la teoría del valor por el trabajo.

Se contraponen los criterios de evaluación utilizados por la economía política socialista con los de la economía capitalista, buscando en su aplicación combinada y coherente el máximo beneficio neto para las economías que transitan en el camino de la construcción del socialismo.

 

Desarrollo económico e industrialización y diversificación de la industria azucarera

Desarrollo económico e industrialización

Cada etapa del desarrollo de la humanidad ha planteado un conjunto de problemas y de interrogantes a ser resueltos por el estado del arte de la ciencia. En la economía esto se ha reflejado en la capacidad de respuesta de la teoría económica a través de la evolución de sus diversas escuelas de pensamiento.

"Desarrollo  económico e industrialización se consideraban sinónimos ya en los albores de nuestro siglo, cuando crecía enormemente las diferencias entre las metrópolis y los países económicamente atrasados de la mayor parte del mundo".[4]

"Es, naturalmente, la industrialización la que da la verdadera pauta del desarrollo. De acuerdo a como vaya el proceso industrial así irá el desarrollo del país".[5]

En cuanto al concepto de desarrollo económico no pretendemos tratar a profundidad el tema, sino más bien abordarlo como punto de partida en el análisis del proceso de industrialización de la economía cubana en el período revolucionario, a partir del cual se señala el camino de un verdadero enfoque  hacia el desarrollo industrial del país.

Ya desde entonces la dirección de la revolución apreciaba que en la disminución de los costos  de producción del azúcar se encontraba una fuente oculta de eficiencia  que menoscababa el sostenimiento de la agroindustria azucarera.

"... la primera etapa de nuestro desarrollo industrial no ha sido el crear  industrias de exportación, sino industrias sustitutivas de importación, industrias básicas. Las dos únicas grandes industrias exportadoras que nosotros estamos desarrollando tienen un amplio mercado en los países socialistas: es la industria del niquel y es la industria de la fermentación de los azúcares, ya sea el alcohol, levadura, butanol, una serie de productos de ese tipo, todos tienen un gran mercado, y sobre todo el mundial".[6]

"La tarea central de los planes de desarrollo y fomento de la economía nacional a partir del próximo quinquenio 1976-1980, será la industrialización del país. La  tarea principal de la industrialización consiste en crear la base interna necesaria para el desarrollo sistemático de las fuerzas productivas, abastecer de equipos y materiales a la propia industria, a la agricultura y a la ganadería; elevar los recursos exportables; sustituir importaciones; y producir variados artículos de amplio consumo de la población"[7]

Es así, que a mediados de los años 70 fue definida claramente la industrialización del país, sin embargo, para finales de los 80 este objetivo aún no se había logrado en su totalidad, a pesar de haber alcanzado logros importantes en el crecimiento y diversificación de la industria dentro de la producción nacional.

"Para una economía abierta como la cubana, una transformación de su estructura económica enfocada hacia el desarrollo es un proceso que se produce en un marco de restricciones inobviables, particularmente la estructura heredada y la existencia del bloqueo económico de los Estados Unidos. Sin embargo, aún con ellas, el desarrollo es posible".[8]

Coincidimos con el autor que la estrategia mas adecuada para Cuba en este contexto es  emprender un proceso de reindustrialización con sustitución de exportaciones, que permita hacer avanzar al país en trayectorias ascendentes de aprendizaje tecnológico.

"Alcanzar mayor eficiencia y un significativo incremento de las exportaciones han sido metas tradicionales, pero no alcanzadas de la política económica del país. En las nuevas condiciones, la contribución de esos factores para sostener el crecimiento es sustancialmente más importante y necesaria que en el pasado".[9]

El modelo de crecimiento extensivo válido hasta finales de los años 80 que caracterizó a la economía cubana no se hace viable a partir de los 90, por lo que, en ese entorno se confirma el criterio de algunos autores de que el paso a una economía más eficiente, de crecimiento intensivo, es una necesidad  de la economía cubana que no puede quedar para más adelante.

 

La industria azucarera cubana y su diversificación

La industria azucarera comenzó a desarrollarse en Cuba en la última década del siglo XVI. En un principio se fabricó miel o melado y quizás algún azúcar pero sin fomentarse ningún ingenio por lo escaso de la población y la falta de capitales, de protección oficial y de esclavos.

Los primeros ingenios cubanos se levantaron en el año 1595. Eran pequeños trapiches movidos a mano o por bueyes y elaboraban una pequeña cantidad de azúcar. Un siglo y medio después los ingenios seguían siendo del mismo tipo.

Desde el siglo XVIII el azúcar pasó a ser el primer producto básico mundial, es decir, la mercancía que ocupaba el primer lugar en importancia sobre la base del valor total de las transacciones del comercio internacional. La violenta expansión productiva en los primeros años del siglo XIX y la vinculación de Cuba a los mercados capitalistas ocasionó en la economía algunos cambios fundamentales. En primer término varió la composición de su estructura productiva que hacia mediados del siglo XIX era predominantemente agrícola, pero dentro de este marco había cierto equilibrio entre los diversos sectores y a finales de este siglo la situación se había alterado y el azúcar se convirtió en el factor decisivo de nuestra economía; y en segundo lugar Cuba perdió por completo sus posibilidades de desarrollo independiente y equilibrado al predominar como modo de producción el capitalismo. Este hecho decisivo selló el destino de Cuba como país agrícola, atrasado y monoexportador.

En la etapa de la neocolonia la industria azucarera  cubana pasa a ser controlada por los grandes intereses azucareros norteamericanos, acentuándose de  esta manera la deformación estructural de nuestra economía, cada vez más dependiente de los EEUU. En este contexto atravesó dos etapas fundamentales: una primera que abarca desde 1902 a 1933 donde ocurre un incremento deformado y sin desarrollo económico y la segunda etapa de 1934 a 1958 que puede catalogarse como de crisis, con una clara tendencia al estancamiento económico.

Al inicio de los años 60 el gobierno norteamericano suspendió de inmediato la compra de azúcar a Cuba, la cual se realizaba por cuotas y  a precios preferenciales.

Desde los primeros años de la revolución el país asumió la tarea de la industrialización como el puntal necesario para dar un giro a la deformación estructural de la economía, por tanto, ya en los años 60 se inicia  en la obra del Comandante Ernesto Che Guevara todo un proceso de creación de nuevas industrias  que serían a la postre el sostén de la economía cubana. En ese orden y en correspondencia con la industria azucarera planteó:

"Otra línea de enorme importancia es la sucroquímica. Esta rama tiene mucha importancia por la gran base material que ofrece  con nuestra capacidad productiva de 7,5 millones de toneladas, (...). Actualmente se está trabajando en líneas definidas con éxitos prometedores."[10]

"Este aprovechamiento industrial de la caña de azúcar (...) podrá abaratar sustancialmente el producto de  consumo y darnos la oportunidad de poder competir en la guerra de precios, que mantienen  contra nosotros los distribuidores capitalistas. Desde ahora mismo, la lucha por bajar los costos de producción del azúcar es de primera importancia como tarea industrial."[11]

"El primer diseño integral de estrategia de desarrollo de la economía cubana fue elaborado para el cuatrienio 1962-1965. La industrialización acelerada, basada en la industria pesada,  constituyó el eje central de su enfoque, al que se agrega la diversificación agropecuaria. La  independencia económica, la autosuficiencia alimentaria y la solución al desempleo creciente figuraron entre sus principales objetivos.

El proyecto de la industrialización tendió en su dinámica a la subvaloración del complejo agroindustrial exportador  azucarero su significación en la articulación histórica de Cuba en la división internacional del trabajo. La zafra de 1963 llegó a un nivel que puso en peligro la sustentación de la base industrial azucarera y del país. Hacia finales de 1963, más concretamente en 1964, se decidió la rectificación de aquella estrategia luego del acuerdo azucarero con la URSS".[12]

Es  a partir de aquí que el azúcar recuperó su papel   como principal sostén de la economía cubana, lo cual fue viable hasta finales de los años 80 en que se derrumban las economías socialistas de Europa y la URSS.

"El acuerdo cubano-soviético creó condiciones ventajosas para Cuba: un mercado creciente y asegurado para el azúcar cubano, precios preferenciales planificados y estables para la venta del azúcar nacional así como un acceso creciente y programado a tecnologías, bienes y servicios financieros que impulsarían, con ayuda del azúcar, el desarrollo integral de la economía del país."[13]

El deterioro acusado por la industria azucarera en los inicios de la década de los 90, se comenzó a detener, a partir del esfuerzo del país por recuperarla hacia los finales de la misma, incorporando ya en el año 2002, "... lo que puede considerarse el cambio estructural de mayor importancia: el cierre de la mitad de los centrales azucareros del país debido a que la permanente contracción de los precios del azúcar en el mercado mundial hace irrentable su producción. Se han dejado en funcionamiento solo aquellos con mejores índices económicos y condiciones para elevar su eficiencia".[14]

El impacto del decrecimiento de la producción azucarera a partir de una caída de 7 millones de toneladas de azúcar en la zafra de 1991-1992 a sólo 4,2 millones de toneladas en la zafra 1992-1993[15], fue sin dudas, (...) muy fuerte por el peso de este sector, tanto en el producto nacional como en el ingreso de divisas.[16]

En la Resolución Económica del V Congreso del PCC se señala: "La agroindustria azucarera deberá recuperar su papel estratégico en la economía, constituyéndose en fuente de   ingresos netos   crecientes y   reanimadora  del desarrollo de  otras ramas  y esferas de la economía"[17]. En otras palabras, para allanar el camino a la salida de la crisis económica es indispensable una recuperación definitiva del sector azucarero, por lo que se trata de demostrar que la diversificación es la única alternativa posible en este sentido.

El azúcar como producto de comercialización internacional tiene vida limitada; es por ello que el actual proceso que se ejecuta de reestructuración de este sector implica alcanzar por vía intensiva los niveles de eficiencia requeridos con los 70 centrales que han quedado en activo, de manera que se reduzcan los costos al  50%, lo que en conjunto con la diversificación agrícola e industrial generaría el valor agregado necesario en sus producciones  para la captación de recursos financieros requeridos para el desarrollo del sector y de la economía en general.

El azúcar es solo uno de los numerosos productos que pueden obtenerse a partir de la caña de azúcar, pues esta es una materia prima de incalculable valor para el desarrollo industrial del país.

Para la agroindustria azucarera el reto más importante en este siglo será hacer de la caña de azúcar una fuente para solucionar tres problemas esenciales de la humanidad: la alimentación, la energía y el medio ambiente.

"La enorme diversidad de sus derivados abre posibilidades infinitas que si se desarrollan de forma coherente y planificada pueden llegar a estimular en gran medida el progreso de la industria y el comercio intrarregional. El azúcar posee dos subproductos principales: el bagazo y las mieles."19

La necesidad de transformar la industria azucarera constituye un problema mundial. Existen condiciones que indican las ventajas que representaría el desarrollo de las producciones derivadas para los países productores de azúcar.

Se concibe entonces la explotación de la caña a partir de un claro y definido concepto: lograr su procesamiento óptimo para obtener, además de azúcar de distintas variedades, mayor cantidad de bagazo para su uso energético, alimento animal, mieles, y otros en dependencia de la demanda del mercado.

Estas alternativas no representan cambios dramáticos en los esquemas y equipamientos tecnológicos y sí constituyen alternativas en los flujos de producción y en la vinculación de éstos con los derivados.

La importancia del desarrollo de los derivados de la caña de azúcar radica entre otros a la urgente necesidad que tienen los productores de diversificar su economía, no solamente porque disminuirían su dependencia del comercio exterior y sus deformaciones estructurales, sino también porque contrarrestarán los actuales precios del azúcar.

Los países productores de azúcar enfrentan el reto de diversificar su producción como respuesta a las dificultades del mercado internacional y la tendencia a la baja de los precios.

Tal y como se destaca desde los años setenta en el Programa del Partido Comunista de Cuba, "los productos derivados (...) hacen de la industria de los derivados el objetivo de desarrollo más importante del complejo agroindustrial en los próximos años". 20

La producción de los derivados concebida de manera tradicional como algo anexo a la industria azucarera,  cambia y pasar a formar parte integral de esta última desde el punto de vista tecnológico y energético, aprovechando ventajas del proceso relacionadas con la utilización de los subproductos industriales, productos intermedios u otras combinaciones que resulten factibles técnica y económicamente.

"En el desarrollo preferente de las ramas industriales se deben considerar como direcciones principales la industria azucarera,... En la industria azucarera se debe garantizar el crecimiento continuado de nuestro principal  fondo exportable y propiciar la diversificación  y ampliación  de los derivados de la caña."21

Esto determina que los productores de caña deben buscar la diversificación para ampliar el horizonte de nuestras producciones y de nuevos mercados de exportación.

La diversificación de la industria de  la caña de azúcar debido a la importancia que van cobrando sus derivados, hace suponer  que el valor económico de la agroindustria azucarera estará determinado fundamentalmente por el de  productos intermedios con sus respectivos derivados.

Ya en 1989 el valor de la producción de toda la rama industrial azucarera fue, “... de unos 1600 millones de pesos y la industria de los derivados de unos 400 millones, es decir, esta última aportaba un peso por cada cuatro la primera industria cubana.”22

Es importante el aprovechamiento de los subproductos y la producción de derivados de la agroindustria azucarera porque:

·         El desarrollo de la producción de derivados permite diversificar la economía de los países productores de azúcar, y así liberarse de la dependencia  de las fluctuaciones de precios de un solo producto.

·         La escasez creciente de muchas materias primas no renovables anualmente, como la madera, le ofrece ventajas al bagazo en la producción de pulpa y tableros.

·         Muchos derivados sustituyen importaciones y constituyen fondos exportables. La tendencia alcista de los precios de los derivados hace rentable a gran número de estas producciones.

·         La escasez de piensos en muchos países hace que las mieles, el bagacillo, la paja y el cogollo sean cada día  más importantes para la alimentación de la masa ganadera.

·         La utilización directa de la caña como materia prima puede contribuir a solucionar problemas alimentarios y energéticos.

·         El desarrollo de la industria química y la alcoquímica ofrece nuevas posibilidades a diversos derivados destinados como materia prima para estas industrias.

·         La existencia de productos que por su alta eficiencia económica o por lo específico de su uso, no están en peligro de ser sustituidos por la petroquímica.

Se trabaja, por continuar aumentando los volúmenes de producción de derivados, mejorar sus indicadores de eficiencia, encontrar soluciones alternativas para los insumos de importancia e incorporar  nuevos productos derivados en el  consumo nacional y  la exportación.

El nivel alcanzado por la industria azucarera nacional y la necesidad y conveniencia económica de su diversificación, obligan a una revalorización de los distintos subproductos y productos intermedios  de los derivados para sustituir importaciones y crear fondos exportables con una buena competitividad cuando el azúcar en el mercado mundial tiende a perder cada vez más su valor de cambio.

El azúcar representa alrededor del 10% de la caña procesada,  el resto son subproductos de la cosecha y de la industria. Estos últimos  constituyen cantidades de gran magnitud, con posibilidades de convertirse en más de 50 derivados de “primera generación” (bajo explotación comercial en todo el mundo) los que a su vez generan a más de 100 de “segunda generación” con una amplia utilización en la economía de la mayoría de los países productores de caña de azúcar.

Los derivados de la agroindustria azucarera promueven el desarrollo de diversas materias primas y nuevos rubros de importancia trascendental para la ganadería y la industria alimentaria, ligera, farmacéutica, microbiológica y otras. De ahí se deriva que la industria de derivados se transforme en el objetivo de desarrollo más importante del complejo agroindustrial nacional en los próximos años.

"Múltiples son los derivados de la industria azucarera y a partir de éstos es posible producir una amplia gama de productos, incluidos los plásticos, mediante el desarrollo de la sucroquímica."[18]

La industria azucarera cubana en la proyección de desarrollo de sus derivados determina su propio carácter prioritario  en cualquier política de industrialización del país.

"Prestar atención priorizada al desarrollo del programa de derivados de la caña de azúcar, especialmente en los productos de mayor valor agregado o con una fuerte influencia en otros sectores y propósitos, así como al aprovechamiento de los residuos de esta industria, todo ello con el fin de elevar la participación de estas producciones en la economía  nacional y especialmente en el desarrollo de las exportaciones".[19]

 

El proceso de reproducción económica y la ejecución de  las inversiones

 

"Como ya sabemos, el proceso de desarrollo económico descansa en la reproducción ampliada, en el aumento de la productividad".[20] Aquí  se enmarcan lo que se conoce como proyectos de desarrollo económico, los que constituyen un eslabón decisivo en el objetivo de transformar la estructura económica y social de cualquier país. Al respecto existen múltiples antecedentes sobre la concepción de estos proyectos que pudieran servir de referencia obligada a quien estime profundizar en este campo de estudio.[21]

Se desprende de esta afirmación que existe una estrecha relación entre desarrollo económico, teoría de las inversiones y proyectos de inversión; por demás  el papel de las inversiones en el desarrollo económico de cualquier país.

En fin, los problemas relacionados con las inversiones son muy amplios y complejos, por lo que en la teoría del desarrollo económico estos precisan de ser estudiados en tres sentidos:[22]

v      El volumen de las inversiones que implica definir cuánto hay que invertir, es decir, cuánto hay que acumular considerando que existen barreras objetivas para el desarrollo económico.

v      La estructura de las inversiones  a los efectos de darle respuesta al problema de dónde invertir, en cuales esferas, sectores y  ramas del país que garanticen el óptimo ritmo de desarrollo, y que permita las adecuadas proporciones entre  sectroes y ramas de la economía.

v      La evaluación de inversiones, para dar respuesta a otra interrogante, cómo invertir;  es decir, cómo seleccionar las mejores alternativas que permitan un uso más adecuado de los recursos siempre en condiciones de restricciones y escasez.

No se puede aislar de este análisis la relación existente entre acumulación y consumo, ya que esta lleva implícita determinada estructura de las inversiones, pues para asegurar una tasa dada de acumulación, se requiere el crecimiento de ramas productoras de medios de producción, y por otra parte para hacerlo en el consumo se precisa del crecimiento de ramas productora de medios de consumo.

La solución  a la contradicción acumulación-consumo dependerá de la etapa en que se encuentre el país en cuestión en la construcción del modelo socialista. De lo que se trata es de alcanzar en cada momento el equilibrio o balance adecuado entre ambos.

"Entonces la proporción acumulación-consumo es clave en el modelo económico por lo que debe ser cuidadosamente establecida y revisada de manera continua. En las economías de mercado tales proporciones son determinadas ex post por la actuación espontánea, a escala global, de las leyes económicas que rigen el intercambio mercantil y la ley de la ganancia media. Con la desaparición de las formas capitalistas de producción y distribución se crean las condiciones para que este proceso, relativamente anárquico, sea transformado en una actividad dirigida conscientemente por la actuación de los hombres y sus instituciones de planificación."[23]

Según Ferrer Sánchez[24] existen dos problemas básicos que están muy relacionados y que debe resolver la acumulación:

1.           La creación de la Base Técnico Material del Socialismo.

2.           Desarrollo y perfeccionamiento de los medios de producción a partir de dicha base.

La creación de la Base Técnico Material del Socialismo se alcanza según el nivel de desarrollo del país, por medio de la industrialización o la reconstrucción del aparato productivo expropiado a la burguesía.

Por tanto, cuando se establece una tasa de acumulación significa que se está estableciendo de forma general cual será la estructura de las inversiones  en cuanto a que  le corresponde al sector I y cuanto al sector II de la economía.

Marx aportó un análisis del equilibrio económico en sus bien conocidos esquemas de la reproducción  dividiendo la producción social en dos grandes  grupos: departamento I, que comprendía la producción de medios de producción, y el departamento II, que abarcaba la producción de medios de consumo.

En la construcción del socialismo la acumulación como  expresión de la creación de la Base Técnico Material del Socialismo se realiza a través de las inversiones, por lo que no se puede perder de vista que existe una estrecha relación entre acumulación e inversiones, pero eso no implica que se confundan ambos conceptos.

"Porque la inversión, compañeros, es una parte del consumo del pueblo que no va directamente al pueblo, sino que  se transforma en una maquinaria, en un edificio, en algo que va después a crear nuevas riquezas, pero después en el futuro, hoy no."[25]

Entre tanto, la creación de la Base Técnico Material del Socialismo presupone el uso eficiente de los recursos financieros destinados a las inversiones. Sin embargo, en la práctica económica cubana lo relacionado con el proceso inversionista ha estado plagado de múltiples desviaciones y deficiencias que han redundado negativamente en las tareas de la construcción del socialismo.

"Uno de los problemas más serios que hemos confrontado ha sido la falta de integralidad en la planificación de nuestro desarrollo económico, particularmente en la concepción y ejecución del proceso inversionista.

No nos ha faltado financiamiento externo para acometer diversas iniciativas, pero estas no siempre han estado acompañadas de la racionalidad y la disciplina necesaria para aprovechar rápidamente los recursos invertidos." [26]

En esencia, que nos ha faltado en todos estos años, la debida integralidad del proceso inversionista, el que ejecutado consecuentemente de acuerdo a lo estipulado en las legislaciones sobre este particular, entiéndase, "El Reglamento del Proceso Inversionista"[27] hubiese dado un estado de cosas diferente a lo que fue alcanzado.

Varios de los autores consultados coinciden en que la eficiencia de las inversiones supone al menos que se satisfagan las siguientes cuestiones básicas:[28]

1.         La realización de la inversión en el período de tiempo establecido.

2.         Cumplimiento de los plazos de puesta en marcha y asimilación gradual de las capacidades.

3.         Recuperación de las inversiones y reducción de los plazos de resarcimiento de los recursos invertidos.

4.         Enfoque integral del proceso inversionista.

Ya en 1964 se alertaba que la no adecuada organización del proceso inversionista era un aspecto que podía llegar a entorpecer seriamente todo el proceso de desarrollo económico, y se planteó que "El país había adquirido plantas industriales, equipos por instalar y todos esos  equipos y plantas estaban en cajas algunos, otros eran inversiones paralizadas, semiparalizadas, a un ritmo lento de construcción...".[29]

En este sentido, pudiera mencionarse ejemplos del incumplimiento de estas cuestiones en el proceso inversionista cubano durante muchos años, muy a pesar del llamamiento reiterado de la dirección de la revolución de hacer del mismo un motor impulsor del desarrollo económico del país. Es así, que actualmente tenemos en nuestro país un número importante de inversiones conocidas internacionalmente cono elefantes blancos por su incapacidad de recuperarse a través del tiempo.

"La eficiencia del proceso inversionista (...), constituye una premisa económica fundamental para la construcción del socialismo y representa el uso de los recursos acumulados por el pueblo trabajador para realizar la reproducción ampliada de la economía".[30]

 

Fundamentos teóricos sobre las inversiones

 

Según el diccionario económico de Estrada Santander se entenderá por inversiones, "... el total de gastos dirigidos a la reproducción de los fondos básicos, son los recursos monetarios invertidos para incrementar los fondos básicos"[31]

“La inversión, en la terminología corriente, designa a la vez un acto y el resultado del mismo: la decisión de invertir y el bien invertido, (...), aquí tiene lugar el cambio de una satisfacción inmediata y cierta a la que se renuncia, contra una esperanza que se adquiere y de la cual el bien invertido es el soporte".[32]

Esta clasificación dada por Massé parece ser muy general por lo que es preciso enunciar otras más concretas y que pueden dar una visión mejor acabada sobre este particular.

“Podemos considerar la inversión como una decisión a largo plazo. Ella es el factor que promueve el desarrollo económico; preocupación tanto para los economistas como para los empresarios"[33]

" Inversión significa formación o incremento neto de capital"[34]

Se considera la inversión desde los siguientes enfoques; como un proceso cuantitativo: cuánto hay que invertir; después  como un proceso cualitativo: en qué hay que invertir; más adelante, como un proceso temporal: cuándo hay que invertir, y finalmente, como un proceso político: quién ha de invertir.

En fin toda inversión reside en adquirir determinados bienes, sacrificando  capitales financieros con la expectativa futura de obtener ingresos. Desde la visión empresarial se expone que la empresa debe invertir siempre y cuando la inversión pueda generar un producto marginal superior al costo marginal de la inversión. Por tanto, este equilibrio define el óptimo de la inversión.

Este criterio de la teoría marginalista se imbrica necesariamente con la teoría del valor de Marx, cuando él demuestra la veracidad del gasto de tiempo socialmente necesario para obtener un producto como criterio de decisión en cuanto a viabilidad eonómica, siendo la magnitud restante el plusproducto, lo que a estos efectos no es mas que el producto marginal.

Godelier[35] planteó que lejos de temer la confrontación con el marginalismo, la teoría marxista de la economía puede enriquecerse con ella y proporcionar a conceptos sin fundamento teórico, el fundamento que les hace falta y que muchos marginalistas desearían tener.

"Las formas de conducción de la economía, como aspecto tecnológico de la cuestión, deben tomarse de donde estén más desarrolladas y puedan ser adaptadas a la nueva sociedad. (...) sin temor al contagio de la ideología burguesa. En la rama económica (en todo lo referente a normas técnicas de dirección y control de la producción) sucede lo mismo".[36]

 

CONSIDERACIONES FINALES

El desarrollo económico de cualquier país tiene necesariamente que atravesar distintas etapas de crecimiento en su infraestructura de producción, a partir de cambios estructurales en la misma, de manera que sea la industrialización quien trace las pautas necesarias para lograr lo primero. Es así que el Che asumió la tarea de industrialización de la economía cubana como la palanca impulsora del desarrollo.

En el caso de nuestro país tradicionalmente con una economía atrasada, monoproductora y monoexportadora se da lugar con el triunfo de la revolución a una política de industrialización que tenía dentro de sus puntales el desarrollo de la industria de los derivados de la caña de azúcar, en particular por el valor agregado que esta aportaría al ingreso nacional consecuentemente con el crecimiento de las exportaciones, en correspondencia con el deterioro acusado en las ventas de azúcar al mercado norteamericano.

La industria azucarera vuelve a retomar su papel de guía de la economía cubana a partir de los acuerdos con la URSS, lo cual se basó en todos esos años y hasta finales de los años 80' en el crecimiento extensivo, lo que sin dudas comenzó a chocar con las limitaciones que se introdujeron a partir del año 1990 por la pérdida de los mercados azucareros socialistas.

El resurgimiento en la actualidad con mayor fuerza y proyecciones de carácter estratégico para el levantamiento y desarrollo de la casi extinguida industria de los derivados de la caña de azúcar tiene un sentido de vitalidad para la sustentabilidad de la industria azucarera como resorte económico y político de nuestro país.

La reproducción económica en el marco del desarrollo económico cubano, específicamente en el desarrollo de la industria de los derivados de la caña de azúcar tiene que verse como el proceso de realización de un fuerte y certero proceso inversionista que de a la postre los resultados que se precisan para que esta industria despegue como el resorte necesario para reafirmar el sector azucarero como puntal de la economía nacional.

La evaluación de las inversiones en Cuba han atravesado por distintas etapas y enfoques que han permeado por diversas razones el uso de las mejores técnicas y criterios que en su conjugación pudieran haber resultado en la selección de las variantes mas atractivas desde el punto de vista económico, político y social  para el país.

La teoría económica convencional ha aportado en el campo de la evaluación de las inversiones los elementos necesarios para con una utilización adaptada a las condiciones de la economía socialista brinden los mejores elementos de juicio en la toma de decisiones óptimas de financiación e inversiones.

En la construcción de la economía socialista se deben tomar las mejores  experiencias y técnicas que coadyuven a la evaluación de las inversiones en el ámbito económico, político y social del país.

El despegue en el desarrollo inversionista de la actual industria de los derivados de la caña de azúcar no debe conducir de ninguna forma a no considerar un tratamiento teórico de las propuestas de inversiones lo suficientemente argumentada que evite errar en cualquiera de los ámbitos anteriormente mencionados.

 

BIBLIOGRAFIA

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