La dinámica de la inflación en Venezuela

Moisés Mata Aponte

 

 

CUAN INFLACIONARIOS SON LOS AJUSTES
SALARIALES *





* Una versión resumida fue publicada por el diario ECONOMIA HOY, Caracas, jueves 13 de junio
de 1996, p.16.

No puede ser más harto curiosa la afirmación, puesta en boga por uno que otro economista, según la cual todo ajuste salarial - se entiende, hacia el alza- es de suyo inflacionario. Nada más falso de toda falsedad. Veamos por qué.

EL COMPONENTE NOMINAL DE LOS SALARIOS

El pago en dinero que los trabajadores perciben por la venta de sus servicios productivos, contiene, expresa, refleja o traduce, la única partida presupuestaria que los trabajadores tienen efectivamente a su disposición para financiar la adquisición de bienes y servicios en el mercado final de consumo. En este sentido, bien puede afirmarse sin mayor complicación en la argumentación, que el gasto de consumo final, tanto el que de suyo le compete hacer al gobierno general por concepto de sus funciones (salud, educación, defensa, etc.) así como el privado (gasto de consumo final de los hogares más gastos de consumo final de las instituciones privadas sin fines de lucro que sirven a los hogares) absorben en su totalidad la remuneración a empleados y obreros provenientes tanto del sector público como del privado. A tal punto que bien puede entonces afirmarse, sin temor a equívocos, que el gasto de consumo final es una y la misma cosa que la remuneración a empleados y obreros. Dos cuestiones fundamentalmente importantes es a su vez dable añadir en torno a este punto.
De una parte, si la remuneración a empleados y obreros resulta ser mayor que el gasto de consumo final, ello va a tener como implicación una indiscutible presión salarial sobre los precios al consumidor, lo cual, equivale decir, que tal exceso de demanda salarial es absorbida íntegramente por los precios. De otra parte, de resultar ser menor la remuneración a empleados y obreros que el gasto de consumo final, ello va a tener análogamente como implicación el que no exista ningún tipo de presión salarial sobre los precios al consumidor, lo que, dicho de este otro modo, al no haber exceso de demanda salarial, no habría en modo alguno inflación monetaria vía salarios.
Pues, bien, así como dentro de la exigencia monetarista de las cosas es dable analíticamente entender que todo exceso de liquidez por cuenta de los trabajadores deviene irremediablemente en un crecimiento sostenido de los precios a nivel de consumo, no menos válida es esta otra exigencia analítica, dentro de la cual se entiende que al no haber exceso de liquidez alguna en manos de los trabajadores, ello deviene favorablemente en la determinación de todo un proceso no inflacionario del índice de precios al consumidor.

NUESTRA EXPERIENCIA HISTORICA

La relación que para el caso concreto de la economía venezolana nos permite vincular el gasto de consumo final (GCF) con la remuneración a empleados y obreros (REO) contextualizada esta relación entre los años de 1957 y 1995, treinta y ocho años que no solamente es estadísticamente útil tomarlos como una muestra representativa, bien puede ser presentada a través del diagrama de dispersión contenido en la figura 1. Para todos los efectos pertinentes, sea de nuestra parte menester señalar que tal relación nos sugiere que el comportamiento estadístico existente entre las variables en cuestión es efectivamente de tipo lineal (1), esto es, expresado de un modo más sencillo, el tiempo que tarda en hacerse efectiva la adquisición de bienes y servicios para el consumo no tiene más demora que el equivalente al tiempo que tardan en hacerse efectivo los pagos salariales.

FIG. 1 RELACION GASTO DE CONSUMO FINAL
Y REMUNERACION EMPLEADOS Y OBREROS

Más, todavía, y su significación socioeconómica no puede ser mayor, el monto de los niveles salariales que los venezolanos perciben por concepto de la venta de su fuerza de trabajo se destina en su totalidad al gasto de consumo final.
Ahora bien, la presión salarial sobre los precios al consumidor (PSP) que por lo ahora sabido se obtiene de deducirle a la remuneración a empleados y obreros lo concerniente al gasto de consumo final, nos dibuja un comportamiento que, como bien puede verse en la figura 2, da cuenta del significativismo hecho económico de que no solamente la presión salarial sobre los precios al consumidor ha venido decreciendo a lo largo de los años transcurridos al día de hoy, sino que, al arrojar su cómputo resultados efectivamente negativos, y por cuanto ello es así como resultado final, nos hace caer en perfecta cuenta, en un todo de acuerdo con la veracidad de los cálculos, de que la remuneración a empleados y obreros nunca ha ejercido históricamente presión monetaria alguna sobre los precios al consumidor. Y en efecto, cuando comparamos estos resultados con los correspondientes al índice de precios al consumidor (véase la figura 3) el resultado empírico no puede ser más contundente: la presión salarial sobre los precios al consumidor es absolutamente opuesta al comportamiento estadístico delineado por el índice de precios al consumidor (IPC). Con un elemento característico adicional, si las contemplamos detenidamente, cual es: que en torno al año 1988, año a partir del cual se empina la cuesta del proceso inflacionario en nuestro país (2) la presión salarial sobre los precios al consumidor da cuenta precisamente de su punto de fractura hacia la baja. ¿Qué causa entonces el proceso inflacionario que nos es característico?

FIG. 2 PRESION SALARIAL SOBRE LOS PRECIOS CONSUMIDOR

FIG. 3 INDICE DE PRECIOS AL CONSUMIDOR

En reiteradas ocasiones hemos dado respuesta a este asunto. Sea oportuno sin embargo ocuparnos de ello una vez más. El margen bruto de ganancias, que contablemente se obtiene de restarle al total de los ingresos corrientes de las unidades empresariales los costos atribuibles a la nomina de empleados y obreros, tiene de suyo implicaciones inflacionarias. Esta afirmación de parte nuestra, validada empíricamente en esta ocasión de una manera distinta, se encuentra dibujada en la figura 4. En efecto, nótese como el comportamiento estadístico trazado por el índice de precios al comsumidor es palmo a palmo idéntico al comportamiento estadístico denotado por la presión monetaria de las ganancias empresariales sobre los precios al consumidor (PGP), las cuales se obtuvieron así: corriente monetaria de bienes y servicios de consumo menos remuneración a empleados y obreros. Pues, bien, tal presión de las ganancias empresariales sobre los precios al consumidor, es lo que efectivamente traduce el exceso de liquidez al que de ordinario uno que otro economista nuestro, postura política de por medio, gusta de no mirar como la expresión monetaria más genuina, y que en cuanto tal es única, a la que habría que achacarle el origen monetario de la inflación.

FIG. 4 PRESION GANANCIAS EMPRESARIALES SOBRE PRECIOS AL CONSUMIDOR E INDICE DE PRECIOS AL CONSUMIDOR

NOTAS

(1) La elasticidad del gasto de consumo final, la cual nos mide las variaciones porcentuales ocurridas en GCF a causa de las variaciones porcentuales ocurridas en REO, da cuenta del siguiente valor numérico: 1.054962255, siendo su lectura económica como sigue: por cada variación en un 1.00 por ciento en la remuneración a empleados y obreros, el gasto de consumo final variará en un 1.05 por ciento. Este valor numérico de la elasticidad en cuestión, se obtuvo bajo la siguiente consideración matemática:
EGCF = elasticidad gasto de consumo final.
?GCF = derivada parcial del gasto de consumo final.
?REO = derivada parcial de la remuneración a empleados y obreros.

X REO = media aritmética de la remuneración a empleados y obreros

X GCF = media aritmética del gasto de consumo final.
El cociente ?GCF/?REO, se obtuvo al ajustar la información estadística de las variables respectivas a través del método de los mínimos cuadrados ordinarios. Mientras que el cociente X REO/X GCF, se obtuvo de la aplicación de estadísticas descriptivas. Los valores numéricos encontrados, son los siguientes: 2.4063187 para el primer caso y 0.4384133553 para el segundo caso, respectivamente. La información estadística pertinente fue tomada de las siguientes fuentes:
GCF y REO: Series Estadísticas de Venezuela de los Ultimos Cincuenta Años, BCV, tomo iv, 1990. Anuario de Cuentas Nacionales, BCV, varios años.
IPC: Series Estadísticas de Venezuela de los Ultimos Cincuenta años, BCV, tomo v, 1990. Anuario de Cuentas Nacionales, BCV, varios años.
PSP y PGP: Estimaciones propias.
(2) especificado en números índices, 1984=100, el IPC toma los siguientes valores numéricos: 1957=22.0, 1988=206.1, y 1995=1624.5, respectivamente; esto es, hasta el año 1988, el índice de precios al consumidor crece a una tasa interanual promedio de un 7.24%, para pasar a crecer luego, a partir de entonces, a una tasa interanual promedio de un 29.4%. A lo largo de toda la serie histórica bajo nuestra consideración, el índice de precios al consumidor crece a una tasa interanual promedio de un 11.6%. Nótese como en el transcurso de estos últimos apenas 7 años, el crecimiento sostenido de los precios al consumidor se desvía de su tendencia histórica de crecimiento interanual promedio a una tasa del 17.8%. Nótese así mismo que es con mucho más acentuada la desviación, más específicamente en el orden de un 22.1%, si se le compara con la tendencia histórica denota en el período 1957-1988.


Google
 
Web eumed.net

 

Volver al índice de La dinámica de la inflación en Venezuela

Volver a "Libros Gratis de Economía"

Volver a la "Enciclopedia y Biblioteca de Economía EMVI"