REFORMA INSTITUCIONAL, CONVERSIÓN ECONÓMICA Y REMUNERACIÓN AL TRABAJO EN MÉXICO
Jorge Isauro Rionda Ramírez

 

NUEVOS PATRONES MIGRATORIOS Y DE LA DISTRIBUCIÓN ESPACIAL DE LA POBLACIÓN

El cambio al esquema de desarrollo con apertura modifica los patrones migratorios y la distribución espacial de la población, de tal forma que las ciudades fronterizas del norte de la República y los puertos que guardan fuerte conexión con los mercados de América del Norte son nuevos centros de atracción poblacional. Tijuana, Cd. Juárez, Nuevo Laredo y otras ciudades de la frontera norte presentan tasas de crecimiento superiores a la media nacional. Así también puertos como Puerto Vallarta, Veracruz, Tampico, Topolobampo y Acapulco muestran una tendencia similar.

Aparte de las áreas que tradicionalmente son consideradas centros gravitacionales del desarrollo tales como las áreas metropolitanas de la ciudad de México, Guadalajara, Puebla y Monterrey, en esta nueva geografía de los negocios se suman puertos y fronteras como nuevos polos de desarrollo, y en este nexo están las llamadas ciudades medias las cuales están absorbiendo significativos contingentes de población de las localidades de menos de 499 habitantes.

En el interior del territorio, las ciudades medias atraen población, especialmente de localidades pequeñas de menos de 100 habitantes, las que tienden a disminuir numérica y proporcionalmente.

El país, desde 1984 emprende un cambio institucional sustantivo para reconvertir en grado la autarquía) a uno nuevo de integración internacional (sustitución de exportaciones). Esto es patente en la desregulación económica que emprende el Estado Mexicano como nuevo estilo de conducción económica, el reordenamiento del marco institucional, especialmente en materia de competencia y regulación económica, la desincorporación de paraestatales vía privatización, descentralización o desconcentración, como de la implementación del federalismo que confiere al municipio un juego más preponderante en la administración pública.

Ante este nuevo esquema con apertura y dentro de un marco institucional menos intervencionista, la reorientación de la planta productiva de la empresa nacional a mercados internacionales implica una nueva geografía de oportunidades comerciales, así como una nueva distribución espacial de los negocios. La vinculación que tengan las empresas y sectores industriales con los mercados tanto internos como internacionales dan pauta a una profunda re estructuración económica que presenta patrones de conducta diferenciados a los tradicionales. Por decir, las empresas que tiene un mayor vínculo con los mercados foráneos se relocalizan en ciudades frontera y puerto que son lugares que les representan una ventaja en materia de la cercanía a sus mercados de destino. Otras tantas con mayor integración a los mercados nacionales procuraran estar cerca de los principales centros de población del país.

Es a través de lo anterior que se observan reacomodos de la población dentro de la geografía nacional e incluso fuera de ella. La migración se explica tanto por los componentes de expulsión de las áreas de origen como por los factores de atracción en los lugares de destino, que les impulsa a buscar nuevas oportunidades laborales y una mejor calidad de vida. Las asimetrías sociales y económica existentes entre las naciones, e incluso aún las existentes en la geografía nacional, la nueva lógica de reproducción capitalista en su proceso de acumulación, como los cambios institucionales aplican una nueva ley de población que en materia de migración trae consigo cambios en la distribución espacial de la misma y en los patrones del desarrollo urbano y periurbano, así como rural.

El ascenso industrial - urbano bajo la óptica de la oportunidad económica que un esquema con apertura representa, así como el paulatino depauperio del nivel de vida en el campo mexicano, la modernización y rotación de cultivos de tradicionales a comerciales, los cambios en la tenencia de la tierra causados por una nueva reglamentación relativa a la propiedad, tenencia y uso de suelo agrícola, entre otros elementos, son causa de que se agraven las asimetrías existentes en las regiones del país. Por decir, la región del norte manifiesta una gradual y creciente integración a la economía norteamericana, las ciudades como Tijuana, Cd. Juárez, Nuevo Laredo presentan tasas de crecimiento demográfico superiores a la media nacional e incluso de las más altas. Las empresas que mantienen un mayor vínculo con los mercados locales se siguen situando en los principales polos de población tales como el área metropolitana de la ciudad de México y el área metropolitana de la ciudad de Guadalajara. En el Bajío ya es una realidad la metropolización de las ciudades que integran el cinturón industrial que va desde San Juan del Río y Querétaro hasta León y los llamados pueblos del Rincón (San Francisco y Purísima). Área que gravita entre dos subsistemas de ciudades, el de la ciudad de México y el de Guadalajara.

En este contexto de reordenamiento territorial como efecto del nuevo esquema del desarrollo industrial - urbano, la apertura comercial, la desregulación económica y un nuevo clima institucional más positivo, los fenómenos demográficos presentan conductas distintas a las que tradicionalmente vienen comportando. En específico, y para el caso del presente estudio, la migración y la distribución espacial de la población.

Es Bourne (1993) quien concibe el fenómeno migratorio y el cambio de patrones en la distribución espacial de la población dentro de un contexto institucional de tipo pos fordista, donde la producción flexible es un componte causal del fenómeno observado. Concibe el problema desde una perspectiva mundial y ve su efecto en la desigualdad entre las naciones bajo la visión panorámica centro - periferia. Observa el surgimiento de una economía capitalista mundial con un mayor grado de integración regional y nacional debido al mejoramiento en las vías de comunicaciones, especialmente electrónicas, lo que es parte de un nuevo orden internacional basado en la estructura económica mundial.

Este autor sostiene que a partir del esquema de la producción flexible pos fordista los gobiernos nacionales perecen perder la capacidad de poder inventar un propio esquema de desarrollo y de cambio social en sus países. Cada vez el esquema nacional se uniforma a las directrices del desarrollo global capitalista en un fenómeno que hoy se conoce como globalización de los mercados nacionales.

Por otra parte, afirma que existen factores de inclusión/exclusión entre el desarrollo nacional urbano a nivel regional ante el rezago de zonas que no emergen bajo la influencia de este esquema y sostienen regímenes de producción tradicionales. Con esto nace la contradicción entre el desarrollo de los centro urbanos articulados a la oportunidad económica internacional de los mercados mundiales, y las que no mantienen este tipo de nexo y sostienen una alta articulación con los propios mercados locales tradicionales.

El proceso pos fordista de industrialización se caracteriza como un proceso de desarticulación vertical de los procesos productivos, la relocalización de los negocios en nuevas geografías que adicionen ventajas competitivas ante el comercio internacional, el violento cambio de la tecnología, el nuevo entretejido de las redes reales y virtuales de las relaciones industriales con nuevas combinaciones de capital y trabajo y fórmulas de contratación más versátiles (nuevo sindicalismo democrático, contratación vía honorarios y flexibilidad laboral), principalmente.

En la implementación de este tipo específico de régimen de regulación pos fordista se tienen procesos paralelos y colaterales de desindustrialización, reindustrialización y terciarización de las economías nacionales, regionales y locales. A la par existe una desconcentración/concentración y descentralización/centralización de los procesos productivos y surgimiento de nuevos espacios de oportunidad económica. A esto viene un nuevo orden económico mundial y una nueva geografía de la producción.

La lógica inherente del fenómeno tratado se basa en que la estructura económica en relación a los modos de producción que le integran son pauta importante para la localización geográfica de las oportunidades económicas y la localización de los negocios. Así también, la misma re estructuración económica se emprende en un marco institucional que implica una regulación económica tal que abre nuevas posibilidades a la participación de inversión extranjera directa, así como de la propia inversión nacional a rubros sectoriales que son vetados por su carácter estratégico o por ser enconos de interés público. Este cambio institucional viene a tocar especialmente la legislación en materia de competencia económica, promoción de la inversión nacional y regulación de la inversión extranjera; así también, en materia de comercio exterior, menores restricciones que implican un desarme arancelario y de contingentes, como la celebración de nuevos tratados comerciales, especialmente con América del Norte.

En el marco de este cambio institucional, la política económica e industrial de país bajo un régimen de promoción de las exportaciones no petroleras, orienta su acción a crear la infraestructura y logística necesaria para dar amparo a la empresa en la búsqueda de su incrustación en el aparato productivo nacional con una orientación a mercados internacionales. Con esto, la migración y la distribución espacial de la población obedecen a nuevos elementos de demanda/atracción y oferta/expulsión que se explican en el contexto del ascenso urbano - industrial del país y al abandono rural, lo que viene a redefinir sus patrones de conducta.

Según Aguilar y Graizbord (1995):

“... el concepto de “re estructuración” describe el efecto de los cambios tecnológicos en la organización de las empresas y en su localización, concepto que toman de Bradbury (1985, pp. 38 – 63, según citan)

Este es un proceso que tiene que ver con la elasticidad que presenta la curva de la oferta de trabajo en los mercados locales, regionales, nacionales e internacionales, y las disrupciones que causa en las tasas de remuneración al ser comparadas, lo que viene a ser un fenómeno no sólo en materia de sociología del trabajo sino de la demografía en general.

La re estructuración económica es un hecho que se viene a dar desde la década de los 80, propiamente a partir 1984. Este es un fenómeno que tiene íntima conexión con la globalización de mercados a nivel internacional. Aguilar y Graizbord (1995) demuestran que la re estructuración económica y ajustes en la geografía de la producción en dicho periodo causan una nueva distribución espacial de la población y flujos migratorios.

La re estructuración económica modifica la localización geográfica de los negocios lo que viene a afectar directamente los patrones de migración y la distribución espacial de la población. Esto lo constatan Arroyo (1993 y 1998), Arroyo y González (1996), Arroyo y Olmos (1998), Arroyo y Velásquez (1980 y 1999), Arroyo, Velásquez y Winnie (1986), Arroyo y Papail (1997) y Durand (1996) en el occidente de México.

Estos autores conciben que los procesos globalizadores se traducen en procesos de “re estructuración territorial” en las economías nacionales que es causa inminente del reordenamiento de la producción en una escala internacional, nacional, regional y local.

“... al consolidarse la economía capitalista global se redefine no solo la división del trabajo entre las naciones ... sino también entre regiones y ciudades...”

“Tal proceso se dio en un entorno de globalización pero también de crisis estructural. Como resultado, los sectores económicos de base urbana han modificado su peso específico regional y nacional al reubicarse en las regiones periféricas, en detrimento de la concentración en la zona centro del país, como fue tradicional hasta los años setenta...”

Es importante concebir que la re estructuración económica no se puede dar de una forma formal y conducida si no es a través de realizar previamente una reformulación institucional, con base a la experiencia observada por Angélica Reyna Bernal (1991) y Aguilar y Graizbord (1995), las principales leyes y programas del ejecutivo nacional que en México son modificadas para favorecer la inclusión del esquema económico nacional en la producción flexible implementada en un nivel internacional son:

* Programa para la industria maquiladora de exportación (1965 – 2001) que es de hecho el antecedente institucional más importante en México para concebir el para entonces emergente plan de contingencia ante la inminente obsolescencia del fordismo norteamericano.

* Ley de comercio exterior (1986)

* Ley para promover la Inversión nacional y regular la inversión extranjera

* Programa nacional de fomento industrial y comercio exterior (1984 – 1988)

* Programa de fomento integral a las exportaciones (1985)

* Programa nacional de modernización industrial y del comercio exterior (pronamice, 1990 – 1994)

* Programa nacional de fomento industrial y del comercio exterior (pronafice, 1990 - 1994)

Todas las anteriores modificaciones obedecen al abandono del esquema de sustitución de importaciones y la implementación de esquema de sustitución de exportaciones, propio del periodo pos fordista en México, ante la emergencia de un nuevo orden económico internacional.

En este contexto, México observa distintas expresiones de su dinamismo económico a nivel local y regional, lo que es efecto del grado de articulación del aparato productivo del área a mercados tradicionales o propios del esquema que se abandona, y a los nuevos mercados, especialmente foráneos del nuevo modelo.

Ante el cambio de esquema la regionalización del país también se ve modificada. Por ello, aunque el trabajo delinea occidente de México a Jalisco, Nayarit, Colima, Michoacán, Guanajuato, Aguascalientes y Zacatecas, el los siguientes cuadros se sigue conservando la regionalización propia de un es quema cuyo sistema de ciudades establece otra lógica, retomando uno u otra regionalización según seal el indicador a desarrollar o lo que se pretende demostrar. De antemano el autor se disculpa por esta observancia pero es la propia si se desea que los indicadores desarrollados estén normalizados con la lógica del esquema que se observa.

Por otra parte, los cuadros siguientes son los descriptivos que permiten ir evidenciando lo sustentado como supuesto de este trabajo, con estos se aborda la base empírica que describe y soporta la hipótesis de trabajo de esta investigación.


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