REFORMA INSTITUCIONAL, CONVERSIÓN ECONÓMICA Y REMUNERACIÓN AL TRABAJO EN MÉXICO
Jorge Isauro Rionda Ramírez

 

LA TRANSICIÓN Y SU EFECTO

En este apartado es vital comprender el contexto en que se inscribe el cambio de los patrones migratorios y la distribución espacial de la población, en el sentido que deja en claro cómo la transición de los regímenes de reproducción capitalista entre el esquema de producción rígida y el flexible son el marco donde se deben comprender en su lógica los regímenes de regulación y el reordenamiento institucional, que es cauce de la re estructuración económica donde se comprenden los cambios de los patrones que son el interés de este estudio.

A raíz de las crisis agrícolas que se dan durante el siglo XIX y las guerras de dicha centuria, mucha población de pequeñas y medianas ciudades cambia de giro en su actividad económica y se relocaliza en ciudades grandes, en parte por el cobijo y la seguridad que presentaban como ventaja estas comunidades, así como de la oportunidad de desarrollarse dentro del sector secundario y terciario ante el incremento de la actividad industrial, el cual es muy significativo a partir del periodo del porfirismo. Se observa un incremento en esta disminución a partir de dicho año hasta 1930 por varias razones: el ascenso industrial del porfirismo, la revolución mexicana y la ventaja que se presenta dentro de un esquema prácticamente autárquico la concentración industrial en las principales poblaciones del país que son de antemano los mercados de destino de las empresas nacionales.

El desenvolvimiento demográfico del occidente del país se inicia prácticamente durante el periodo colonial. Las estructuras económicas que los ibéricos implantan en la colonia condicionan el ulterior desarrollo de nuevos esquemas de producción durante el periodo de Independencia, Reforma, Revolución Agraria y periodos de entre guerra y pos guerra, y con ello establecen las directrices tradicionales de la emigración y distribución espacial de la población hasta el primer lustro de los años 80.

La dinámica de desarrollo de aquel entonces, inclusive ahora, en mucho obedece a intereses más de la estructura económica internacional, que a los de la nación, debido a que la economía mexicana, y en lo especial, las economías regionales no consolidan un proyecto nacional de desarrollo, sino que se plasman desde su inicio en obediencia a intereses transnacionales y de colonización, durante diferentes fases del desarrollo económico del país (Guillén, 1983).

La estructura económica interna desde su inicio madura de manera desarticulada; con procesos de expoliación centralizadores, concentradores y extenuadores de las potencialidades naturales del territorio nacional, como de los hombres oriundos de las regiones de la nación mexicana.

Esta lógica reproductiva, se da desde los esquemas coloniales, y toma especial énfasis durante el periodo actual de desarrollo con apertura y tras nacionalización de la estructura económica nacional.

En este esquema conceptual se tiene una concentración de la población desde tiempos coloniales en ciudades mercado, con una emigración rural-urbano y rural-urbano-metropolitano, de donde se genera una abierta desigualdad.

Si el esquema colonial tuvo a concentrar a las ciudades con base en la ruta de la plata y el comercio intrazonal, especialmente en la parte central del país, durante el periodo de pos-guerra la implementación del modelo de sustitución de importaciones (Gurrieri, 1982) la lógica reproductiva concentra en las 5 grandes áreas urbanas de mayor primacía del país.8 Acentuando lo que desde la colonia se viene dando: la población reside en ciudades - mercado donde no solo se concentra el capital operacional y el aparato productivo, sino se centralizan las decisiones de gobierno.

En el siglo XIX, centuria que representa el periodo independiente de la nación mexicana, no se puede consolidar un modelo de desarrollo para la nación, más allá de la Reforma que es parte sustancial de la política juarista, queda inconclusa por la muerte del Presidente Benito Juárez, y pasa al olvido por las ulteriores administraciones, especialmente por la de Don Porfirio Díaz.

De 1810 a 1920 el país vive guerras intestinas e intervenciones extranjeras, de estas últimas destaca la guerra con el vecino del norte que despoja a la nación de más de la mitad del territorio nacional. La administración de Lucas Alamán destaca por su inspiración liberal e ingenuidad para tratar de implementar en el país un esquema económico liberal similar al de los Estados Unidos de Norte América.

El proyecto del Presidente Plutarco Elías Calles, da a México un régimen que acuña la Reforma Agraria (paralizada desde la muerte de Juárez), la que esta en posibilidad de aglutinar las fuerzas civiles que la Revolución Mexicana desata, conjugándolas en un único proyecto político que encabeza el Partido que es origen del Partido Revolucionario Institucional, que causa el fin del caudillismo político. Con esto a partir de la década de 1930 la Nación adquiere la posibilidad de echar a andar un programa económico y político de desarrollo.

A partir de 1940, al término de la administración del Gral. Lázaro Cárdenas (1934 - 1940), se puede afirmar se consolidan las bases para que la nación emprenda un crecimiento sostenido que dura 40 años (desarrollo estabilizador), y se conforma como un estado moderno el capitalismo mexicano.

El milagro mexicano (1940 – 1975), se debe en gran parte al crecimiento sostenido de las exportaciones nacionales a raíz tanto de la segunda contienda mundial como al periodo de reconstrucción de las economías europeas, donde Estados Unidos de Norteamérica tiene especial importancia a raíz del llamado Plan Marshall (1946).

La nación mexicana supera la fase revolucionaria y de caudillismo político. Guerras intestinas y “volubilidad” política quedan en el pasado. La democracia se funda en las expectativas políticas y económicas que una dictadura partidista puede sostener.

La oferta agregada del país muestra una alta elasticidad gracias a que, por una parte México presenta altos contingentes de fuerza de trabajo disponible, debido especialmente a que durante los años 40 se da la transición demográfica del país, con la radical caída en la tasa de mortalidad (especialmente infantil), y el sostenido alto nivel de fecundidad que para entonces prevalece (cerca de 7 hijos vivos por madre). Por otra, el país garantiza estabilidad política interna con base en una dictadura de partido; y finalmente, el esquema productivo proteccionista fundado en el modelo de sustitución de importaciones9.

El preámbulo de la Segunda Contienda Mundial, como la guerra van a causar un incremento sostenido de las exportaciones agrícolas y de insumos básicos a los Estados Unidos de Norte América. El periodo de la reconstrucción de las economías contendientes también explica que se sostenga un balance superavitario en el comercio exterior de México.

Durante el periodo de la posguerra, el fundamento fisiocrático10 del desarrollo del sector primario de la economía y la creciente participación de los sectores de la transformación y servicios en las economías urbanas, así como el rol del comercio exterior y el proteccionismo multilateralista similar a la fase mercantilista del desarrollo económico, para muchas administraciones es la inicial inspiración para el fomento del desarrollo inducido (Mun, 1954; 57 – 68).

La reforma agraria y la explosión demográfica, propicia la migración del campo a las ciudades, como la migración a los Estados Unidos de Norte América.

El ejido como unidad productiva no pudo competir con la pequeña propiedad - más extensa-. Esta última con un apalancamiento financiero que le permite la innovación técnica y tecnológica en los cultivos. Al ser su escala productiva menor, su margen de ganancia tiende paulatinamente a estrecharse. Así su vocación productiva se recluye al autoconsumo y a las economías domésticas de cultivos tradicionales. También influyen los llamados precios de garantía11 al consumidor que imprimen una rigidez al alza de los precios de los productos agrícolas.

Por lo anterior, en un esquema reproductivo proteccionista (sustitución de importaciones), el efecto demográfico consiste en la lógica de la concentración y centralización de la dinámica capitalista, que geográficamente se expresa en el desarrollo acelerado y desbordado de ciudades-mercado que son el centro gravitacional del desarrollo. En el centro la ciudad de México y Puebla. En el Occidente la ciudad de Guadalajara. En el norte Monterrey. El sur queda marginado del desarrollo centro-occidente-norte, al menos hasta inicios de 1970 (Margain, 1997).

El depauperio del campo es el sustento del desarrollo urbano - industrial, y la transición demográfica y el reparto agrario –como rasgo estructural del cambio-, es de vital relevancia para comprender el problema12.

En México durante el periodo del llamado desarrollo estabilizador (1950 - 1970) y la parte consecuente del periodo comprendido como desarrollo compartido (1970 – 1976), se crea una grave dependencia comercial hacia el vecino del norte. Para entonces el 80% de lo que se exportaba en nuestro país tiene como destino los Estados Unidos de Norte América, y 75% de lo que se importaba proviene del mismo lugar. A raíz de la recesión del dólar iniciada en 1973, el peso experimenta una constante devaluación de su paridad ante esta divisa. A partir de la crisis energética de 1973 y la consecuente devaluación del peso de una paridad de 12.50 por dólar a 24.25 (casi de un 100%) en 1676, abre para el país -en especial a partir de este último año- un periodo de inestabilidad económica y crisis inflacionaria, con bajo crecimiento y continuo y creciente endeudamiento.

El recrudecimiento de la crisis y el sofocamiento de la economía por una enorme deuda externa –tanto pública como privada-, hacen que -bajo la asesoría del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial- la nación vire su lógica reproductiva de un esquema sustentado en la sustitución de importaciones al modelo de desarrollo con apertura, esto a partir de 1984, durante la austera administración del presidente Miguel De La Madrid Hurtado (1982 –1988).

Regresando a la Segunda Contienda Mundial, esta implica la casi anulación de las transacciones comerciales entre las naciones aliadas, más que por la guerra en sí, porque estas economías van a financiar su sostenimiento bélico con emisión de dinero, lo que genera fuertes presiones inflacionarias, que implica que se cree un alto riesgo cambiario en el manejo de las divisas de las naciones aliadas puesto que la expectativa de una devaluación continua desalienta a los particulares gestionar sus transacciones con las monedas regionales. En 1944 en Bretton Woods se reúnen los presidentes de las naciones aliados y pactan restablecer el sistema internacional de cambios fortaleciendo a la divisa en su momento presente una menor devaluación: el dólar. Se acuerda que las naciones europeas aliadas entreguen sus reservas en oro al tesoro de los Estados Unidos de Norte América a cambio de 25 dólares por onza. Con lo anterior los Estados Unidos se implantan como la nación líder en materia financiera y el dólar adquiere la liquidez internacional que en mucho explica la ascensión económica de posguerra de dicha nación. Esto es importante porque todas las naciones que comercian con la Unión Americana, para lograr un superávit comercial automáticamente devalúan sus monedas nacionales para establecer un margen de subvaluación favorable para tal fin. Así, el poder adquisitivo del dólar se incrementa y con ello su demanda de importaciones de la región de América Latina, lo que en mucho es causa del llamado Milagro Latinoamericano.

La inclusión de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial establece un antecedente muy importante en materia de migración de mexicanos a la Unión Americana: el llamado Plan Bracero (1942 – 1964). El reclutamiento de hombres jóvenes y de los sectores de la población de menor capital humano para el ejército norteamericano causa un paulatino abandono de fuerza laboral en el campo estadounidense. Se celebra con México el Plan Bracero que dota a esta nación de suficientes brazos de trabajo que su plan a la población reclutada. Aún al término de la Segunda Guerra Mundial dicho plan se sostiene dado que por una parte la alta mortandad de jóvenes durante la contienda, los lisiados, la ventaja de la mano de obra latina discriminada en salario, su alta rotación, entre otros factores más propicia que el sector agrícola norteamericano logre una acumulación sustantiva que es detonador del desarrollo de otros sectores industriales, con su consecuente aumento de demanda laboral. Esto sucede en especial en el oeste norteamericano, propiamente en California. La plusvalía que causa la fuerza de trabajo latina y su baja remuneración favorece el desarrollo industrial californiano el que es de la Unión hoy día el estado mas capitalizado.

No obstante, el inicio del agotamiento del fordismo y el surgimiento de la toyotización es causa de la suspensión del Programa Bracero en 1964. En sustitución de este se implementa en 1965 como un acuerdo binacional el Programa de la Industria Maquiladora de Exportación (PIME). Se establece entre varias regulaciones la creación una zona franca del lado de la frontera mexicana que penetra el territorio nacional de forma longitudinal 25 kms. Donde los productos intermedios de carácter industrial circulan libremente tanto de entrada como de salida. ¿A qué obedece esto? Pues a un cambio en el tipo de relaciones industriales que vienen a caracteriza el surgimiento de un nuevo régimen de regulación que en los 80 adquiere prominencia y se le conoce como pos fordismo.

La llamada niponización de la producción vino a tomar interés para occidente en 1960 cuando la empresa japonesa Toyota vence a la empresa norteamericana Ford en materia de eficiencia de la producción de automóviles al demostrar que los japoneses pueden producir un carro en menor tiempo, costo y mejor calidad. A partir de este momento sustituyen paulatinamente al fordismo los ordenamientos administrativos nipones tales como son los llamados “círculos de calidad”.

Toyota, un obrero japonés que trabaja con Henry Ford en los Estados Unidos crea su propia empresa de producción de automóviles en Japón. De inicio implementa las recetas recomendadas por la administración científica norteamericana pero con tiempo realiza sus propias adecuaciones al proceso. Demuestra que el fordismo, por exitoso que sea no es del todo eficiente. El problema administrativo esta en que al quedar el proceso concadenado en una banda de ensamblaje el departamento que inicia el proceso condiciona al resto de la cadena a su ritmo de trabajo, lo que implica que no necesariamente el resto de los departamentos estén trabajando en pleno. Así Toyota separa de la banda de ensamblaje los procesos dimensionando cada esfera de la producción a la dimensión que garantice se aproveche de forma alícuota la eficiencia de cada etapa de producción (círculos de calidad), y no solo eso. Los japoneses ven la ventaja que adquiere relocalizar sus industrias en regiones periféricas a Japón (la cuenca del pacífico), así adquieren las ventajas competitivas que cada región le confiere a cierta fase de las producción lo que en suma viene a traducirse en un producto de mayor calidad y mejor precio. La ventaja competitiva encuentra su expresión en el legajo de la teoría económica en el teorema Hekscher - Ohlin - Samuelson, nombre de dos autores suecos y un estadounidense quienes sostienen que dada las distintas densidades en que existen geográficamente los factores productivos, así como el uso intensivo de cada factor para cierto tipo de desarrollo industrial, se presenta una abierta ventaja competitiva con la relocalización geográfica de las industrias que usan intensivamente un factor productivo a las áreas donde dicho factor existe en alta densidad para que presenten un costo mas competitivo, así como desarrollen economías de escala cuyos costos promedios tienden a disminuir según aumente el volumen de producción. Esta es la experiencia japonesa y la base de su éxito.

Con el Programa para la Industria Maquiladora de Exportación (1965 – 2001) Norteamérica busca relocalizar en México ciertas esferas industriales que usan intensivamente la fuerza de trabajo como insumo principal. El programa de la industria maquiladora es parte de los inicios, por aquel entonces aún modestos, del pos fordismo ante la inminente caída del fordismo como fórmula básica del desarrollo de las relaciones industriales propias del ascenso del Estado Social (o benefactor) del periodo de entre guerra y pos guerra, hasta 1973 donde viene su ruptura.

Como ya se dijo después de la Segunda Guerra Mundial (1939 – 1945) comienza la fase de reconstrucción económica de las economías salientes de la contienda. El llamado Plan Marshall aplicado en la reconstrucción europea fue beneficioso también para América Latina. Gracias a este la región obtuvo un sostenido y sustancioso incremento de sus exportaciones hacia América del norte.

En lo anterior existen causas tanto internas como internacionales para explicar el ascenso de México en materia de crecimiento económico.

La consolidación del esquema productivo fundamentado en un reparto del territorio agrícola en minifundios (ejido), así como la expansión de la agricultura hacia territorios del norte del país, conjuntamente a la revolución verde de los años de posguerra, la paz social lograda desde la administración callista, el rápido crecimiento de la población, se conjugan para explicar el ascenso económico nacional que es característica prominente del llamado milagro mexicano. Periodo que abarca de 1930 a 1976, donde paulatinamente se abandona el sesgo primario de la economía para ir madurando los sectores secundarios y terciarios al parejo de una inminente ascensión urbana.

La balanza de cuenta corriente mexicana se sostiene positivamente y es así como la obtención de importantes divisas incrementan las reservas internacionales que avalaron por un largo periodo una paridad de 12.50 pesos por dólar, a la par de la expansión continua del crédito nacional, que fortalece en mucho el desarrollo agrícola e industrial manufacturero del país.

La abundancia de divisas que el superávit comercial ampara durante el periodo sostiene un abundante crédito barato, las tasas de interés son significativamente bajas, las más bajas de la centuria aún en la actualidad y la tasa de inflación difícilmente supera el primer decimal.

La paz social, el sostenido crecimiento de la población en especial la considerada económicamente activa, la expansión agrícola, la re estructuración del reparto económico como las revoluciones tecnológicas en la implementación de nuevos cultivos y semillas mejoradas, conjuntamente con un entorno internacional que favorece el crecimiento sostenido de las exportaciones de bienes básicos y primarios, permite a la nación un éxito económico que para mediados de la centuria lo representan tasas promedio de crecimiento económico de 8% anual.

Con el estallido en 1939 de la Segunda Guerra Mundial, el mercado internacional se bifurca entre las naciones que vienen a ser proveedoras de los países aliados (el caso latinoamericano que sobretodo proveía de insumos industriales y básicos a los Estados Unidos de Norte América) o las del eje (por decir las naciones árabes). Mientras la cruenta guerra viene en detrimento del patrimonio industrial de las naciones en contienda, las economías periféricas se benefician con la creciente demanda de sus exportaciones para pertrechar la guerra.

En 1944 en Bretton Woods, las naciones aliadas reconstituyen el sistema de pagos internacionales con el abandono del patrón de cambios oro por el de dólar-oro. El dólar adquiere la mayor liquidez que nunca antes había tenido en toda la historia de la nación norteamericana y la demanda de dicha divisa hace que las autoridades monetarias de dicha nación abusen en la creación de nuevo circulante, más allá del que amparan las reservas en oro en su poder.

También debe enmarcarse en el estudio el ámbito institucional que presenta el contexto del desenvolvimiento del fenómeno de estudios. El Programa Bracero (1942 – 1964), así como los programas de industrialización de la frontera norte y de la Industria Maquiladora de Exportación (PIME, 1965 – 2001), son antecedentes importantes para concebir la lógica estructural-funcionalista del comportamiento de las variables de estudios.

El esquema implementado de sustitución de importaciones desde la pos-guerra en México genera el desarrollo de ciudades-mercado. Este es uno de los causales principales de que los flujos migratorios favorecieran a acrecentar la dimensión de las áreas urbanas de mayor población y que la distribución espacial de la población se concentrara en ciudades tales como la de México, Guadalajara, Puebla y Monterrey.

Esto es en parte lo que ocurrió en México de 1946 a 1984. El comercio internacional es favorable para la nación puesto que la Segunda Guerra Mundial así como el periodo de reconstrucción de las economías europeas y la japonesa da sustento a una creciente demanda de productos nacionales, principalmente demandados por los Estados Unidos de Norte América. Estos sectores crecen a mayor ritmo que los sectores autárquicos, lo que trajo como consecuencia la desarticulación del aparato productivo nacional y su desarrollo asimétrico.

Su expresión regional es importante en el territorio mexicano puesto que cada región presenta una tipicidad distinta, pero que se conjuga en el rol de una economía de mercado incipiente y dependiente de los mercados internacionales. Es así como en el occidente de México se presenta una mayor sensibilidad del problema migratorio. Su grado de articulación con la economía nacional y su nexo con los mercados foráneos le dan una característica sui géneris del resto de la nación dado que esta región presenta el más alto índice de migración poblacional y así como, ante la cada vez más prominente apertura económica, muestra un cambio substancial en la distribución espacial de la población donde la migración rural-urbano y urbano-urbano se explica ante la lógica de la propia re estructuración económica.

El término de la Guerra Fría implica un nuevo orden económico internacional, con una nueva especialización internacional del trabajo. Con esto se explica la relocalización espacial de los negocios en las áreas de reciente industrialización, propias de economías emergentes.

La mundialización supone la liberalización comercial y la desregulación económica como base para la libre movilidad de los factores productivos (capital y trabajo). Se gestan nuevas regiones de cooperación económica (comercial y financiera) y la regionalización en sí misma es parte del modelo de producción compartida, esquema implementado por los nipones desde los años 50 en la cuenca del pacífico y que dio como resultado la ASEAN, que comprende países de reciente industrialización conocidos como los tigres de oriente.

El desarrollo urbano mexicano se caracteriza por la ruralización de sus grandes ciudades y el desarrollo de amplias áreas suburbanas al margen de un desarrollo industrial desarticulado y desordenado, que responde más a la demanda de los mercados internacionales que a las del mercado mexicano.

El contexto de la actual apertura económica que vive México es parte de la re estructuración económica que emprende para integrarse al proceso de globalización que se consolida desde la década de los 80. En este marco se manifiesta un reordenamiento internacional de la especialización internacional del trabajo, donde existe un doble y diametral flujo migratorio de los principales factores productivos que son el capital y el trabajo. La migración del capital de las naciones ricas a las subdesarrolladas adquiere la forma de inversión extranjera directa (IED), y el elemento migratorio de la población propiciado por el componente económico y que, como diría Carlos Marx es "determinante en última instancia”, sigue la senda contraria a la del capital puesto que va de las áreas periféricas a las naciones industrializadas Así la distribución espacial de la población en los ámbitos internacional, nacional y regional es una de sus resultantes (Salas, 1984).

Se puede afirmar que parten del esquema económico de globalización procura, entre otras cosas, refrenar los flujos migratorios de los países menos desarrollados a los industrializados re localizando los negocios en las geografías del subdesarrollo. (Ghosh, 1994). No es coincidencia que el llamado Programa Bracero que celebraba Estados Unidos con México para la contratación de migraciones de reemplazo temporal terminara en 1964, un año antes de que ambas naciones celebraran un nuevo convenio que se materializa en el Programa para la Industria Maquiladora de Exportación, el cual procura por parte del país brindar alicientes económico-administrativos a las empresas estadounidenses para que estas se estimulen a reubicarse o crear nuevas plantas productivas en la frontera con México dentro de una zona franca de 25 kms. del lado mexicano. Paralelo a ello la presencia de inversión extranjera directa se suma al aparato productivo nacional para procurar el crecimiento de las economías receptoras (Sauvant; 1993).

El llamado milagro latinoamericano viene a su fin y la obsolescencia del estado benefactor que se implementa en distintas expresiones en la región es una realidad. Las transferencias gubernamentales vía prestación social al salario ya no pueden ser el sustento del crecimiento económico al verse bloqueada la captación de divisas ante la continua sobre valuación del dólar respecto a las divisas europeas y japonesa. Las economías latinoamericanas durante el último lustro de los 70 y el primero de los 80 tratan de afrontar la devaluación de sus respectivas monedas locales para restablecer el balance corriente deficitario en que se incurre ante la devaluación de la divisa de su principal y mayoritario socio comercial: los Estado Unidos. La base del éxito y ascenso económico de pos guerra de estas economías es a su vez la posterior causa de engendra un nuevo problema: la grave dependencia comercial hacia los Estados Unidos que desde tiempos independentistas (siglo ante pasado) la región causa. En el momento que caen las exportaciones estadounidenses a nivel mundial y sus políticas cambiarias de ajuste comercial son la razón de la actual crisis y creciente endeudamiento de las economías de la región.

Pero la crisis de 1973 no es regional, es de hecho parte del ciclo juglar de la economía mundial capitalista que ya en 1929-34 presentó su primer sima del siglo XX, y la segunda en los 70.

En los años 80 por iniciativa de Margaret Tatcher y Ronald Reagan se propone la implementación del neoliberalismo, forma en que occidente nombra a la toyotización surgida desde los fines de los 50 en la Cuenca del Pacífico oriental liderado por Japón. Es este proceso pos fordista y neo estructuralista la idea que patentan en los trabajos de Hecksher, Ohlin y Paul Samuelson, a lo que los japoneses bautizan como círculos de calidad para diferenciar y potencializar las fases del proceso productivo que demuestra la ineficiencia del fordismo, así se gesta el modelo de desarrollo compartido que es la base de la subsecuente globalización ulterior al término de la Guerra Fría en 1989.

La iniciativa de las América de Goerge Busch con base al Plan Brady formula la estrategia de re estructurar las economías del continente Americano y poder implementar el neoliberalismo en la región que en su expresión más simple radica en una desregulación hacia dentro de cada economía nacional y libre comercio e integración entre las economías del continente, en este sentido lleva la vanguardia el TLCAN.

Estados Unidos de Norteamérica en 1989 negocia la parte estadounidense de las deudas latinoamericanas que representa casi un 80% del total de ellas a cambio de que dichas economías implementen medidas des regulatorias y desarme arancelario y contingentario en materia de comercio internacional. Pero el liberalismo no solo tiene un carácter económico sino político y social. El keynesianismo viene en desuso como base de las políticas económicas en la región y son suplidas por principios monetaristas inspirados en trabajos de Milton Friedman negando la posibilidad de la trampa de la liquidez a quien este autor atribuye ser un riesgo teórico y no real.

El anterior orden del esquema de desarrollo basado en la sustitución de las importaciones ahora se vierte en la sustitución sistemática de las exportaciones, que para el caso de México promueve especialmente exportaciones no petroleras, con la finalidad de explorar nuevos nichos de mercado para romper tanto con la dependencia comercial hacia un solo país: los Estados Unidos, y respecto a un solo producto: el petróleo. Para fines de los años 80 el endeudamiento al que da origen la crisis del 73, adquiere dimensiones gigantescas. El problema de la dependencia comercial causa una creciente dependencia financiera.


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