El Estado como objeto económico
Jorge Isauro Rionda Ramírez

 

 

RÉGIMEN DE REGULACIÓN LIBERAL

Antes de entrar de lleno al tema del presente apartado previamente se debe definir el carácter y las características de los regímenes de regulación identificados en el siglo XX. Al hablar de los regímenes de regulación es importante señalar que estos son cuatro:

ESQUEMA 4

Régimen de                     Grado de

Regulación                      Intervención

 

1. Liberalismo                  Nulo

2. Neoliberalismo             Mínimo

3. Keynesianismo            Álgido

4. Marxismo                     Totalitario

Donde se puede ver que el carácter de la regulación es distinto por su grado de intervención en la economía. El liberalismo propone una nula intervención (democracia ideal), el neoliberalismo la mínima posible (democracia acotada), el keynesianismo una álgida (democracia restringida) y el marxismo una total (Dictadura). En el siguiente cuadro pueden verse las características de los regímenes de regulación citados:

ESQUEMA 5

CARACTERÍSTICAS DE LOS REGÍMENES DE REGULACIÓN EN EL SIGLO XX

LIBERALISMO

NEOLIBERALISMO

KEYNESIANISMO

MARXISMO

Ser un juez

Ser un juez

Ser un juez

ESTADO totalitario

Ser policía

Ser policía

Ser policía

Autarquía

Resguardo de la Nación

Resguardo de la Nación

Resguardo de la Nación

 

Librecambismo

Competencia económica

Competencia económica

 

 

Eficiencia económico

Eficiencia económico

 

 

Externalidades de la producción

Externalidades de la producción

 

 

Multilateralismo

ESTADO interventor

 

 

 

ESTADO inversor

 

 

 

ESTADO benefactor

 

 

 

ESTADO social

 

 

 

ESTADO conductor

Bilateralismo

 

El liberalismo económico es el primer régimen de regulación que se tiene como herencia del siglo XVIII hasta inicios del siglo XX.  En este régimen el tema de Dios es central. La creencia de la existencia de Dios hace ver la realidad como un orden natural de inspiración divina, perfecta, ordenada y justa. Los liberales tienen un fuerte sesgo ideológico iconoclasta, y en este sentido el concepto del trabajo se estima en un sentido religioso. El trabajo es la forma de espiar los pecados y mientras todos trabajen y plenamente trabajen se mantiene el orden de Dios: el equilibrio.

Por otra parte, la creencia en Dios lleva a concebir al Hombre como un ser racional, conciente, con conocimiento, y libre de elegir. Por lo que el Hombre siendo libre, elige su propio destino. Cada quien tiene lo que se merece y la libertad es la condición sine qua non para que prevalezca la justicia. De ello deviene que se conciba la libertad como básica para que exista el orden y la justicia, el liberalismo económico extrema esta ética al cliché de dejar hacer, dejar pasar (laissez faire, laissez passer). En un sentido más preciso es no intervención del Estado en los mercados y libre comercio.

El capitalismo como un orden natural de inspiración divina se ve como un sistema perfecto. La mano invisible que cita Adam Smith en su texto La riqueza de las naciones, Dios tras las cosas, es referencia para decir que el sistema se regula por sí mismo, y que mientras todos trabajen en pleno el crecimiento es automático.

Por ello para los clásicos o liberales el crecimiento es autónomo, efecto inminente del trabajo. Una expresión de este automatismo y equilibrio sostenido por el pleno empleo se expresa en el sentido económico en la ley de mercados de Say que dice: la oferta crea su propia demanda. Así que más que una igualdad entre oferta y demanda se tiene una identidad que no se rompe mientras haya pleno empleo.

Para los liberales el desempleo es voluntario, si no trabaja es que no lo desea, y la crisis es efecto de una situación de subempleo. Para que se sostenga el equilibrio y el orden de Dios todos deben trabajar plenamente, desde luego esta visión es abiertamente una apreciación de corte iconoclasta, que da fundamento al cartalismo o antimetalismo inglés.

Los liberales son abiertamente apologistas del capitalismo, no lo cuestionan, lo ven perfecto, solo desean saber cómo Dios ordenó las cosas. Y el Estado no debe intervenir en la obra de Dios por que lo que haga el Hombre no es mejor de lo hecho por Dios, por lo que no entorpecer la obra de Dios: dejar hacer, dejar pasas.

En forma muy resumida entonces se define a grandes rasgos la ética liberal, donde el papel económico del Estado se resume en el resguardo de la nación (ejército), ser juez (emitir leyes) y ser policía (vigilar se respete el orden institucional). En este sentido el orden institucional esta muy arraigado al evangelio en la versión luterana.

 

 


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