MIGRACIÓN Y DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN














 

MIGRACIÓN Y DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN
Jorge Isauro Rionda Ramírez

 

INTRODUCCIÓN

 

La globalización es un proceso que necesariamente implica la revisión de los efectos sociales y económicos en las naciones imbricadas en este proceso. En el caso e México, por su transición económica, los patrones en la distribución territorial son tema y objeto de estudio como parte de la nueva agenda de investigación. Los nuevos patrones observados en las variables que se ven afectadas por este proceso implican estudios de mayor profundidad.

 

Uno de los hallazgos más importantes durante la década pasada respecto a la distribución territorial de la población es la admisión de que el esquema económico y las bases estructurales del desarrollo explican los patrones en la distribución territorial de la población.

 

Por otra parte, se admite que el esquema de sustitución de importaciones generó una alta concentración de la población en las zonas metropolitanas donde destacan la ZMCM, ZMCG, ZMCM y la ZMCP. A su vez, se admite que el cambio de esquema a uno de apertura y de sustitución de exportaciones cambia los patrones en la distribución territorial de la población causando disminuya el crecimiento de las zonas metropolitanas, aumente el de las ciudades medias, especialmente de las ciudades de la frontera norte y cabeceras municipales, así como ciudades puerto.

 

La reestructuración económica comprende los años 80 básicamente y sus efectos son latentes en la década de los 90, especialmente a partir de la celebración del TLCAN.

 

Raúl Benítez Zenteno indica los principales rasgos que la reestructuración económica causa en la distribución espacial. Lo principal es no negar que existe una herencia histórica en la geografía de la distribución de la población en el territorio nacional. Los asentamientos actuales son resultado de procesos históricos que les configuran.

 

Este autor enuncia los nuevos patrones en la configuración de la residencia en México, resalta la caída sustantiva en el crecimiento especialmente de la zona metropolitana de la ciudad de México, así como de  otras zonas metropolitanas que tradicionalmente crecían con mayor ritmo.

 

La migración cambia también de patrones y los flujos muestran nuevas redes de movilización, nuevas razones y nuevas características sociales. El agotamiento del régimen de sustitución de importaciones así como otros elementos estructurales como son la apertura económica son causa explicativa de este cambio. Interesante en esto es que la migración ahora no es tanto rural urbano, sino urbano urbano, ya no de tipo campesinista sino de trabajadores industriales urbanos, mayor participación de las mujeres en el fenómeno migratorio, la migración deja de ser temporal para pasar a ser significativamente definitiva, los cortes de población relevan edades jóvenes y de estado civil dominantemente integrada por solteros.

 

El fracaso del esquema de integración económica con base a los lineamientos neoliberales es causal básico para explicar cómo, el fenómeno migratorio recientemente adquiere mayor dimensión social, especialmente aquella de trabajadores mexicanos que se van a la Unión Americana.

 

En la primera década del tercer milenio en México se marca una aceleración de la transición demográfica que desde 1976 se viene dando en el país. La reciente y drástica caída en la fecundidad, conjuntamente con el incremento de la emigración internacional explican que la tasa de crecimiento demográfico sea de 0.9% anual y cuya tendencia descendente es alta. Se estimada en el 2000 que el crecimiento 0 lo alcanzaría la nación en el 2025. Ahora se admite que bien se puede alcanzar ese valor en antes del 2020.

 

En el nuevo régimen de producción flexible la desconcentración del capital industrial hacia el capitalismo periférico no logra contrarrestar la enorme migración que las naciones en vías de desarrollo observan. Incluso, la inclusión de las factorías maquiladoras en las geografías del subdesarrollo es causal en gran medida del rompimiento de cadenas industriales y cierre de empresas que no resisten el embate de la competencia internacional. La integración económica resulta un fenómeno más desempleador que empleador en todo hemisferio.

 

Las fórmulas de producción modernas llevan al establecimiento de estrategias de producción a gran escala para minimizar tanto la absorción de los costos fijos, como de transporte, almacenamiento y seguros de traslados. Para el caso de la producción agropecuaria la implicación es la formulación de grandes latifundios que, modernizados, esto es bajo la lógica de la maquinización, tienden a expulsar a una enorme cantidad de trabajadores a las áreas urbanas.

 

La terciarización de las ciudades medias y su aceleramiento en cuanto crecimiento se explica especialmente por la migración de campesinos, especialmente antiguos ejidatarios, a los centros urbanos, dedicados en su gran mayoría a actividades propias del comercio informal y ambulante.

 

El ascenso industrial urbano del país observa dos fases: la modernista propia del periodo de secundarización económica que comprende de 1940 a 1976, y la postmodernista que va de lo años 80 en adelante y que toca a la terciarización de las actividades. En la primera la migración es de tipo campesinista y concentra grandes masas de población en las zonas metropolitanas del interior del país. La segunda es de tipo urbano y viene a desconcentrar la población de las zonas metropolitanas a ahora las ciudades medias, especialmente de las regiones donde se logra con mayores oportunidades incluirse en el desarrollo globalizador.

 

El desarrollo urbano viene a desconcentrarse. A la par, existen regiones donde el desarrollo urbano adquiere matizaciones de suburbanización y marginación rural.

 

Indica Benítez que:

 

“En el escenario mundial actúan dos factores: la revolución de las transacciones, que entraña corrientes más eficaces de información y capital y la nueva división del trabajo vinculada con la libertad de movimiento del capital, manera de aprovechar al máximo la acumulación. A su vez, las diferencias entre zonas rurales y urbanas se hacen  menos pronunciadas, sin que disminuya la desigualdad , dada la intensificación  de deseconomías urbanas que han beneficiado el capital privado; los pobres tienen que soportar las deseconomías asociadas al hacinamiento, riesgos sanitarios y carencia de infraestructura.”

 

No se trata de combatir la migración, sino de procurar una distribución poblacional acorde el desarrollo sustentable en un reacomodo poblacional que responda a la organización del territorio, de tal manera que sus habitantes sean beneficiados directos y reales del crecimiento.

 

El papel del Estado cambia radicalmente ante la transición de lo moderno a los postmoderno. Los reacomodos poblacionales antes inducidos por la demanda interna con base a la inversión pública, ahora obedecen a los lineamientos del crecimiento autónomo regidos por el mercado. La geografía de las oportunidades define la geografía de la localización industrial, de los mercados laborales y de la distribución territorial de la población.

 

Según la capacidad de aportación de oportunidades a los procesos de producción flexible que logren las regiones, es entonces que se tiene un dinamismo económico de cada una de éstas.

 

Un nuevo patrón interesante en la migración es que cada día esta se explica por las razones de una estrategia de supervivencia familiar, que por razones de anhelos personales. Esto quiere decir que no es la aventura sino la necesidad la que mueve a las personas a cambiar de residencia y bajo condicionantes muy estrictas y comprometidas.

 

En claro que la redistribución territorial de la población responde a la relocalización industrial propia del régimen de producción flexible llevado a un nivel mundial. La inclusión de nuevas regiones al esquema de producción compartida aumenta la interacción de pobladores de distintas partes del mundo, por ello poco más del 2% de la población mundial sale de su país temporal o definitivamente cada año es una escala planetaria.

 

El fenómeno migratorio tiene intimidad con la distribución territorial de la población pues los reacomodos en las residencias de los habitantes del planeta responde a cambios de estado – nación, movilidad y conflictos bélicos entre los países. La integración económica aporta su grano de arena al fenómeno.

 

Dentro de la migración, la indocumentada es aquella que cobra más importancia. Mientras que el capital a nivel internacional se reacomoda en las localidades donde adquiere ventaja competitivas comparativas a otras regiones del mundo, la mano de obra que desaloja el desmantelamiento de los procesos de producción basado en el régimen de producción rígido, el cual es más violento que le implementación del nuevo régimen de producción flexible, se moviliza traspasando toda frontera en la búsqueda de mejores y nuevas oportunidades, se orienta a dónde los mercados laborales generan empleo y con base al interés de captar ingresos, para este caso, familiares, de ahí también el colateral incremento de las remesas familiares.

 

Mucha de la migración reciente a nivel internacional se explica, más que por reacomodos de la población, por reacomodos de los Estados. Ante la caída de las economías del Este, entre otras razones, las fronteras han tenido un carácter provisional, es común cambien según los conflictos entre las naciones. Es por ello que el fenómeno migratorio debe verse tanto por la movilidad espacial de la población, como por el redimensionamiento de los espacios nacionales y estatales.

 

La integración económica entre las naciones es otra razón de la movilidad poblacional. En Europa se observa como tras los acuerdos de cooperación económica, los estados nacionales admiten convenios laborales y de movilidad internacional de sus residentes. En el caso de América del Norte, especialmente entre Estados Unidos y Canadá con respecto a México, el TLC celebrado entre las 3 naciones en 1994 deja este apartado aparte de la negociación condenando a la inminente emigración, sobre todo de sur a norte, a ser de tipo indocumentado.

 

El efecto es diferenciado entre norte y sur. Los trabajadores que ingresan a la Unión Americana en calidad de indocumentados, finalmente son reclutados pero con abiertas desventajas laborales en su contratación, por ser este tipo de trabajo de carácter indocumentado.

 

Contrario, en México, el desmantelamiento y agotamiento del esquema endogenista ante la adhesión de la nación al proceso de globalización postmoderna, genera amplio desempleo friccional e involuntario. Ahora la migración no solo se compone de campesinos, sino adquiere un carácter más interurbano. La lumpen proletarización que acompaña a los procesos de producción flexible también conlleva la versatilización de la mano de obra como su libre y ágil movilidad, no solo dentro de las organizaciones, sino en el territorio.

 

La desintegración y desmantelamiento del Estado mexicano ante el proceso de descentralización y nuevo federalismo, encausa la generación de nuevas minorías. Estos segmentos de mercado laboral finalmente son sujetos a la explotación más irracional e ilegal que pueda haber, niños, ancianos, mujeres, homosexuales, grupos étnicos y otras minorías son las que encarnan la marginación y los mercados laborales de actividades más precarias, riesgosas, menos previstas socialmente por el Estado y con menores remuneraciones y prestaciones laborales. Sobre todo en subempleo y abierta lumpa proletarización.

 

Los efectos de la migración en las sociedades receptoras son de cuatro tipos:

 

  1. Asimilación, donde el migrante debe asimilarse a la sociedad a la que se integra. Es unilateral.
  2. Integración, donde el proceso es recíproco donde la sociedad receptora como la población migrante vienen a adaptarse y a asimilarse una a otra.
  3. Exclusión donde la admisión de la población inmigrante se admite a ciertos sectores sociales, pero se les deja al margen de acceder a ciertos servicios o estratos sociales.
  4. Multiculturalismo donde se admite convivan diferentes etnias en un mismo espacio y bajo leyes que les tratan como iguales.

 

La expansión urbana que desde los años 30 se vienen manifestando ha hecho que la nación cambie radicalmente de ser dominantemente rural a inicios de la XX centuria, a ser dominantemente urbana a fines de la misma. La población urbana se multiplicó por 8 tan solo de 1930 a 1990, lo que da una idea de cuán importante es este fenómeno.

 

Las transformaciones económicas que explican este fenómeno A. García y L. Tello lo revisan para el caso de la ciudad de Mérida, ciudad cuyos rasgos le dan su propia singularidad, más no obstante también presenta componentes generales para el caso de otras ciudades medias a nivel nacional.

 

La postmodernización ha significado para el caso de Mérida una desindustrialización manufacturera, y los ramas de actividad económica que se ven prosperar son la industria de la construcción y la inmobiliaria, que son parte de la terciarización económica donde el comercio, los servicios turísticos, financieros y aseguradoras, como los servicios públicos encabezan este fenómeno. El comercio informal prospera precisamente como parte del desempleo proveniente del sector secundario, especialmente textil a razón del término de la explotación del henequén como de textiles de fibras duras, donde el cierre de cordemex es el punto que marca el fin del subsidio federal a esta actividad (1992). que mantenía residente a la población del campo. La ciudad asimila mucha migración de tipo rural urbana y observa una metropolización regional, por lo que su crecimiento demográfico receptivo de población migrante. Es una ciudad que crece horizontalmente a razón de la baja capitalización de la industria de la construcción, inversión pública y extranjera, así como el aumento de proyectos de inmobiliaria habitacional.

 

Citan García y Tello que:

 

“El proceso de expansión urbana asume, en Mérida, características extremas que hacen más evidente, para el análisis, la contradictoria relación que guarda el crecimiento urbano… con la distorsión de la economía urbana y el retroceso de la economía rural en el contexto de crisis económica de las últimas dos décadas.”

 

Caso contrario al observado en las ciudades de la frontera norte, en Mérida la terciarización es efecto del desmantelamiento del sector secundario industrial, como parte del agotamiento del esquema endogenista de desarrollo y el ascenso de los procesos de articulación industrial a procesos flexibles. La ciudad crece rápidamente de manera horizontal de tal forma que un kilómetro cuadrado en la ciudad de Guadalajara concentra 4 veces más población que la misma área en la ciudad de Mérida.

 

Este caso indica que el desarrollo urbano en México no es un proceso uniforme sino diferenciado, y que cada región del país guarda rasgos comunes con la generalidad nacional, pero también presentan sus propias singularidades locales.

 

La postmodernidad no se expresa igual en todas las regiones del país sino que adquiere matizaciones locales que le van a diferenciar del resto. Por lo mismo, es sugerible existan una visión no centralista del desarrollo urbano, sino que se procure la territorialización de los programas federales tanto de tipo social, como de descentralización y federalismo.


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