Influencia del neoliberalismo en la dialéctica del campesinado

Irma Lorena Acosta Reveles

 

CAPÍTULO PRIMERO

MARCO DE REFERENCIA CONCEPTUAL.

EL CAMPESINADO EN EL SUBDESARROLLO CAPITALISTA

MOVIMIENTO DE LA FORMA SOCIAL CAMPESINA

Su dinámica interna

Considerando lo anterior aplicable a la producción campesina que en sus motivaciones intrínsecas es ajena al capital, pero cuya existencia no puede ser concebida separada del mismo, intentamos enseguida apreciar los móviles que dan aliento a la producción y reproducción campesina, y la dinámica en que se ve inmersa en virtud de su articulación estructural con el complejo social del que forma parte.

Siendo el resultado de las contradicciones del capital en el subdesarrollo, la economía campesina no se contagia de la ley absoluta que rige este modo de producir; su desenvolvimiento particular le viene dado por la consecución de sus propios objetivos, aun cuando no se realicen por la influencia del medio en que está obligada a operar.

Estas entidades se orientan en lo inmediato a procurarse, a través de la explotación directa de la tierra, los satisfactores necesarios para su sustento; en lo mediato aspiran a reproducir su proceso productivo, a regenerar ese proceso de trabajo que se da bajo vínculos de producción específicos y que se sostiene en determinadas condiciones materiales, generalmente precarias. Aspiran a través de la producción, a lograr su reproducción como pequeños productores.

Por lo magro de sus resultados, apreciables en la cantidad y calidad de sus productos, y porque el cumplimiento de sus objetivos está en relación directa con los resultados en la producción, forman parte del sector campesino sólo en la medida en que estos objetivos se cumplen (íntegramente o con limitaciones); y son parte de la economía subcampesina aquellos que no lo consiguen. 1 Dos momentos de un mismo proceso que traza una clara tendencia hacia su descomposición.

Aquello que le da su sentido a esta forma de organización del trabajo la conduce, a la postre, a desgastar las condiciones objetivas en que opera, y a perturbar la naturaleza de los vínculos que le son propios. Su reproducción se suspende al llegar a las fronteras de su propio movimiento y aquellas que derivan de la influencia de su entorno.

Al margen de la forma social dominante el cumplimiento de sus expectativas estará condicionado por la cantidad de recursos productivos con los que cuenta, y que son escasos (tierra, insumos, fuerza de trabajo, instrumentos...), los que constituyen, en suma, las condiciones objetivas en que descansa el proceso de producción. Este acervo representa en su aspecto tangible las fuerzas productivas, y es la base material de la organización del trabajo campesino.

El trabajador directo es propietario libre de los medios de trabajo; resulta irrelevante si éstos, y en particular la tierra, le pertenecen a título privado o colectivo, o que estén sujetos jurídicamente a modalidades, siempre que sea poseedor en calidad de dueño y tenga la facultad de usar y disfrutar de sus bienes frente a la obligación legal del resto de la sociedad de respetar este derecho.

Es el trabajador quien controla el proceso productivo, y en su carácter de propietario el producto global de su trabajo le pertenece; si no está de por medio una contraprestación salarial que oculte la apropiación de trabajo ajeno, no está presente la relación de capital. Su desembolso inicial no puede considerarse propiamente una inversión.

De buscarse el género próximo y la diferencia específica, encontraremos un referente más cercano en los vínculos de colaboración mutua que se tienden entre los miembros de un núcleo familiar, que se organizan en base a una división elemental del trabajo. Participan con su energía en la explotación de su patrimonio y obtienen con el consumo su retribución; esta retribución incluye un ingreso que se orienta a cubrir con restricciones algunas de sus necesidades básicas, como son vestido, salud, un lugar donde vivir, etc.

Su sentido está en lograr su reproducción simple -no en la acumulación-; además, en general, parte de sus productos no son mercancía, -portadores de trabajo en abstracto-, son valores de uso que se destinan al consumo del productor y su familia, y al consumo productivo. 2 El remanente, que tiende a decrecer en la misma proporción que aumenta el consumo familiar y se desgastan los recursos materiales y naturales, se orienta al intercambio; en este caso sí interesa el producto como portador del valor que genera el trabajo campesino, y como producto social estimable respecto al equivalente general.

Los rasgos que asume la organización interna del proceso productivo resultan de la intuición antes que de la planificación, en cada nuevo ciclo la disponibilidad de recursos humanos y materiales es el criterio determinante. La naturaleza juega también un papel importante, pues el nivel de las fuerzas de producción en que se desenvuelve el proceso le concede un amplio margen de influencia.

Si se tiene como parámetro el desarrollo global de las fuerzas productivas, las explotaciones campesinas se caracterizan por estar rezagadas, escasamente incorporan innovaciones y tecnología al ritmo que su excedente lo perite.

El modo técnico con que operan, lo dicta en todo caso la forma social dominante, pero allegarse insumos y maquinaria del mercado capitalista, no implica adoptar internamente esta forma de organización del trabajo. Los vínculos de naturaleza campesina no encuentran correspondencia con el desarrollo de las fuerzas productivas al interior de su propio proceso, ni con respecto a su entorno. 3

En las relaciones de parentesco que activan la energía y los recursos campesinos, resulta ocioso que el modo técnico posibilite una explotación amplificada del trabajo, lo que mueve al pequeño productor a producir más y mejor no es el plusvalor, sino la exigencia de generar cada vez un mayor excedente para reanudar el ciclo productivo y mantener su nivel de consumo.

Bajo la compulsión de hacer frente a sus necesidades de reproducción, su base material tiende a desgastarse y su estructura interna se torna cada vez más vulnerable.


1. Ib. p. 46.
2. Chayanov se ocupó desde l925 de la "dualidad" del comportamiento campesino en cuanto unidad económica familiar de producción y consumo, pero atribuye un carácter mercantil a la fuerza de trabajo en él incorporada y a la totalidad de producto. Hoy una gran cantidad de autores sigue analizando esta entidad a partir de su carácter dual. Chayanov, Alexander. 1975. La organización de la unidad económica campesina. Ed. Cultura Popular, México.
3. Se refiere a la relación del trabajador con los medios en el proceso laboral. Está determinado por el desarrollo tecnológico y varía con éste.


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